Partida Rol por web

Corrían tiempos extraños, llevabas ya más de 10 años en el orfanato viviendo una vida tranquila, pero desde hacía unos pocos meses empezó una avalancha de refugiados a llegar desde todos los rincones de Asia... Vosotros al principio pensasteis que solo eran rumores... pero después en el pueblo en el que comprabais la comida y los enseres básicos para el orfanato comenzó a haber escasez de los mismos... gente extraña que no habíais visto nunca en el pueblo empezaba a inundarlo... la gente estaba molesta... pero al parecer no os había tocado la peor parte...

Una vez en el orfanato escuchasteis por radio que Sidney estaba en el límite... y los pocos extranjeros que comentaban sus razones hablaban de una plaga que asoló el continente... monstruos mitológicos cobrando vida... y personas que con un solo chasquear de dedos podía hacer desaparecer ciudades...

- ¿Qué será de los niños si todo esto continúa así?... - se preguntaba María al ver que las provisiones de vuestra despensa se veían poco a poco mermadas culpa de dicha escasez...

El mundo está cambiando... Lo noto... No solo en la extraña situación que está viviendo la población en este momento, sino también lo noto en el aire... Algo en el desierto me dice que las cosas van a empezar a cambiar... ¿Monstruos mitológicos cobrando vida? Estoy acostumbrado a vivir en Australia, donde los animales son bastante más grandes que en otras partes y, sin embargo, seguimos aquí. Puede que los rumores solo se traten de especies más grandes... O puede que no...

- No se preocupe María. - La digo mientras observo con ella las provisiones. - Hay que tener fe... Todo se arreglará... - Hay que confiar en la naturaleza, en que nos dará aquello que necesitamos. - Tal vez sería mejor empezar a racionalizar un poco más la comida por el momento... Aunque, si le parece bien, me puedo acercar al mercado para reponer y comprar provisiones.

Somos el único orfanato que hay en muchos kilómetros de desierto, de manera que la gente del pueblo, en general, nos suele tratar bien, aunque como todo, siempre hay almas que no saben qué es la compasión o la ayuda al prójimo...

- No, de momento tenemos suficiente... no debemos acaparar lo que otros puedan necesitar... - dijo viendo como se agolpaba la gente a la hora de conseguir comida y agua...

Según volvíais al orfanato, justo en medio del desierto os encontráis a un hombre herido en medio de la nada... - ¡Noah deprisa! Ve a ver que le ha sucedido a ese pobre hombre! - dijo alarmada al ver a esa persona...

Una vez te acercas puedes ver que parece un sacerdote... bastante malherido... como si hubiese recibido... ¿puñetazos? por todo el cuerpo...

Entiendo perfectamente que no tenemos que acaparar, de manera que cuando María me lo dice, asiento respetuosamente...

Sin embargo esta sonrisa desaparece al ver a aquel hombre malherido.

- Señor... - Digo mientras corro en su ayuda. - Señor... - Me arrodillo ante él... ¿Eso que tiene son puñetazos? - ¿Se... se encuentra bien? ¿Qué le ha pasado? - A veces la curiosidad debe quedarse en segundo plano, de manera que casi cuando las palabras salen de mi boca, me arrepiento de haberlas formulado. -  ¿Quiere algo? ¿Agua? ¿En qué puedo ayudarle?

Al sacerdote apenas se le entendían las palabras... aparte de herido sufría una severa deshidratación por haber vagabundeado por el desierto...

- Noah, tráelo al coche, lo atenderemos como es debido en el orfanato... - dijo tu mentora desde el coche al ver la situación como se tornaba... además, dentro de poco caería la noche y las bajas temperaturas que alcanza el desierto en esos momentos podrían dejaros tirados en medio de la carretera a medio camino...

Una vez llegáis al orfanato lo tendéis sobre una cama, el hombre por su aspecto se diría que tiene unos 50 y pico años, y mientras María trata de vendar y curar sus heridas te das cuenta de que tiene algo agarrado con fuerza en su mano izquierda... de hecho se ven hilos de sangre seca, como si lo hubiese apretado tanto que le hubiese herido la palma de la mano.

Haciendo caso a María, le meto en el coche sin rechistar.

[...]

Una vez en la cama, intento darle agua mientras María le venda las heridas, cuando lo veo: pequeños hilos de sangre que nacen en sus manos...

- ¿Qué... - Digo viendo que tiene algo sujeto. - Aquí tiene otra herida. - Miro a María y cojo su mano para intentar que la abra para que deje de hacerse daño. - Señor... Si no abre la mano, no podremos ayudarle a recuperarse...

Aunque intento abrir su mano, tampoco quiero forzarle...

El sacerdote en medio de los primeros auxilios que le prestáis se desmaya y deja de hacer fuerza en la mano, soltando lo que parece un rosario con un adorno que parece una vidriera representando unas trompetas...

- Pobre... ¿qué puede haberle sucedido para acabar así? - se preguntaba María mientras seguía atendiendo sus heridas... Mientras en la puerta teníais una legión de niños curiosos tratando de ver que sucedía.

- Noah, ve a distraer algo a los niños mientras termino de vendar las heridas a este pobre hombre... - dijo mientras recogías del suelo el rosario que había dejado caer el sacerdote... y una vez en tus manos, sentiste claramente una resonancia contigo, como si el rosario respondiese a las habilidades que habías estado practicando en el desierto...

Aunque escucho las palabras de María, mi mente está en otra cosa...

¿Qué es este rosario? ¿Por qué parece... comprenderme? 

Por un momento me quedo quieto en el suelo, sujetando en mi mano el rosario, hasta que las palabras de María entran en mi cabeza.

- Sí... sí... - Digo guardándome el rosario. No porque me lo quiera quedar, sino porque tenía que guardarlo en algún sitio y, con tanto niño suelto, creo que era la mejor opción. - Chicos... - Digo caminando hacia los niños. - Venga, hay que dejarle descansar... - Digo saliendo de la habitación y sonriendo a todos. - ¡Juguemos a algo! 

Y así pasaros tres días... tu mente seguía aún confusa por la reacción de tu ser con aquel rosario... ¿qué significaba esa señal? ¿tendría que ver con la razón por la que el sacerdote apareció malherido?... muchas de tus preguntas no encontraban respuesta... Pero por fin el sacerdote despertó...

María te comentó que se llamaba Lowan... y que desde que había despertado estaba bastante agitado... como si buscase algo que había perdido...

- Noah... ve a llevarle algo de agua al sacerdote... - dijo tu maestra... aunque la situación te ponía algo nervioso... no sabías como podría reaccionar si descubría que tu tenías el rosario ni si te dejaría explicarte dado el nerviosismo del sacerdote...

El sacerdote parece que ya está despierto... Aunque todavía no le he visto... María dice que está intranquilo, puede que sea por el rosario, de manera que cuando me lo dicen, le llevo una jarra de agua con un vaso.

- Buenos días. - Le saludo con una gran sonrisa. - María me ha dicho que ya estaba despierto... Seguramente quiera un poco de agua...

Me acerco a la cama y le sirvo un vaso de agua.

- No está muy fría... Pero bueno... - Se lo tiendo y espero que se lo beba. - Tiene mucho mejor aspecto que cuando llegó... - Me siento en una de las sillas que hay en la habitación y le mantengo la sonrisa. - Cuando llegó... Tenía en la mano un rosario... Debía ser muy importante ya que lo agarraba con mucha fuerza... - Mientras hablo, de uno de los pliegues de la ropa lo saco y se lo tiendo. - Lo guardé hasta que se despertara... - Me levanto de la silla y le acerco el rosario. - Es muy bonito... Y especial... No quería que se perdiera por eso lo guarde... Aquí tiene...

Le hablo de forma pausada, ya que puede que no se haya recuperado del todo y no quiero agobiarlo...

El sacerdote al principio te mira algo nervioso y agitado... pero al devolverle la reliquia se tranquiliza casi en el acto...

- Gracias a Dios... pensaba que me la habían arrebatado... - cuando sacas el rosario emite un tenue brillo que desaparece cuando se lo entregas... - El rosario ha reaccionado contigo... muchacho... ¿acaso posees algún tipo de habilidad fuera de lo normal? - la pregunta es tan directa que te pilla desprevenido...

- Pues... Esto... - Su pregunta es directa y sin rodeos. - Depende de lo que considere fuera de lo normal... - Contesto con una sonrisa. - Aunque sí que es cierto que tengo cierta afinidad con...

Por un momento me callo y decido mostrárselo.

Hago un pequeño gesto con la mano colocando la palma hacia arriba. Tras esto me concentró apenas un segundo y las pequeñas motas de arena que hay en la habitación se elevan y se acercan a mi palma, formando una pequeña esfera de arena sobre ella.

Le miro y sonrío.

- También tengo cierta afinidad con el aire y con el agua... Aunque... - Mi sonrisa se achica un poco. - Aún no lo tengo dominado. Lo que mejor se me da es la arena... La tierra... Y las rocas... 

Tras esto dejo que la energía vuelva a su ser y las esfera de arena se deshace.

- ¿Se refería a algo como esto? 

- Debe ser el destino el que me ha guiado hasta aquí a pesar de las penurias... este rosario es una vestimenta sagrada... para enfrentar a la verdadera amenaza de la humanidad, aquella que esta causando todo el sufrimiento del que estáis siendo testigos los últimos meses... - te cuenta el sacerdote, mientras tratas de digerir toda la información...

- De todos modos debo descansar algo más... solo me gustaría que reflexionases sobre lo siguiente... si te fuese concedido el poder para salvar al mundo... ¿lo aceptarías con toda la responsabilidad que ello implica... o seguirías tu vida como hasta ahora? - dijo el hombre antes de dejarse caer sobre la almohada para descansar, ya con una expresión tranquila al saber del paradero del rosario.

- ¿Salvar el mundo? - Pregunto repitiendo lo que ha dicho.

Soy un huerfano... Alguien sin hogar, sin padres, y sin embargo estoy aquí, ayudando a otros como yo, usando lo que soy capaz de aprender por mí mismo y aquello que me facilita la naturaleza y el entorno... He pasado hambre, sed, frío y calor. He llorado y reído, y aún así sigo pensando que hay algo mejor y que todos merecemos algo bueno en nuestra vida...

- Si se me concediera la oportunidad de salvar al mundo... Sin duda lo aceptaría. Todos queremos un mundo mejor, ¿por qué decir que no a esa oportunidad? - Mis comentarios se pierden un poco en la habitación mientras reflexiono sobre la vestimenta sagrada... Puede que esté delirando y necesite descansar...  - Descanse un poco más. Si necesita algo más solo pídamelo... - Le sonrío. - Me llamo Noah...

- Está bien saber que queda esperanza en este mundo ahora desolado por la malicia de los Olímpicos... - esa ultima palabra te zumbó en el oído... ¿qué querría decir con los Olímpicos? De momento solo podías hacer conjeturas al respecto, ya que el sacerdote se quedó rápidamente dormido tras decir esa última frase...

Así pasaron varios días... hasta que empezaron a llegar rumores de que en algunos pueblos de alrededor había un grupo violento de personas buscando a alguien... un sacerdote que les ha robado algo...

¿Los Olímpicos? ¿Perdón? Antes de poder preguntar qué o quiénes eran esos "Olímpicos", el hombre se queda dormido... Vaya... Bueno, es bueno no tener todas las respuestas, así la mente permanece despierta buscándolas...

[...]

Los días pasan y el sacerdote va mejorando, aunque poco a poco... Sin embargo, mis pensamientos se centran en el grupo que estaba atacando algunos pueblos cercanos... ¿Podrían estar buscando al sacerdote que tenemos? Puede que el destino haya cruzado nuestros caminos. Pero, por lo que dicen los rumores, les ha robado algo, y no me pareció ese tipo de personas... 

- ¿Padre Lowan? - Pregunto llamando a la puerta. Espero a que me deje entrar y abro la puerta. - Le he traído algo de comer y beber... Espero que tenga hambre... - Sobre la cama dejo una bandeja con un trozo de pan y agua. - Siento molestarle pero... Han llegado algunos rumores al pueblo... Se dice que hay un grupo de personas que están atacando algunos pueblos de la zona... Dicen que buscan a alguien... Un sacerdote... - Al decir esto le miro. - Dicen que les ha robado algo... - Vuelvo a detenerme y le miro. - ¿Le buscan a usted? No me parece una persona que haya robado algo...

El sacerdote lanza un suspiro de clara preocupación... - Así que ya han llegado hasta aquí... son rápidos... - Ves que vuelve a sacar el rosario y te lo ofrece... - Esto es lo que buscan... y de hecho son ellos quien quieren robarlo, ya que es una de las piezas fundamentales para detener a los Olímpicos, y sospecho que tú has sido elegido para ello... - te dijo Lowan con determinación...

- Toma, llévalo tú, a ti te será de utilidad contra aquellos que vendrán a por él y podrás defender a tus seres queridos... que yo lo conserve no hará bien a nadie ni sabría sacar su potencial... - no alcanzas a averiguar si es por el nerviosismo del sacerdote o si es así de críptico hablando, dificultándote la tarea de seguir el hilo de la conversación tras tantas revelaciones.

Tal vez sea el cansancio... o tal vez el desierto, no a todas las personas les sienta bien, pero no entiendo demasiado bien lo que quiere decir...

- ¿Y... Qué hago con esto? - Pregunto mirando el rosario. - Si esos tales... Olímpicos, lo quieren, vendrán detrás de mí para conseguirlo... Y María y los demás niños no estarán seguros si atacan el pueblo... Sé defenderme, aunque no sé si podré con todos esos... Olímpicos como dice usted... - Miro al hombre con cierta ansiedad. - ¿Qué debo hacer? 

- No soy el más docto en el tema, pero tengo entendido por la gente que me acompañaba que con que alguien compatible concentrase sus fuerzas sobre el rosario, se vería envuelto en una armadura divina que le otorgaría poderes más allá de lo imaginable... quizás podrías probar a hacerlo... - dijo el sacerdote...

Mientras tratabas de hacerlo empezabas a notar unas energías acercarse al pueblo, alguna que otra ocasión habías notado algo parecido, pero nunca de semejante intensidad, aunque de las 4-5 que sentías, solo una parecía ser algo superior a la tuya propia.

Justo cuando voy a concentrar energía en el Rosario, noto unas 4 o 5 fuentes de energía que se acercan al pueblo.

- Padre... Ya están aquí...

Rapidamente me guardo el rosario.

- No puedo permitir que destrocen el orfanato y a los niños que aquí aguardan...

Todo lo rápido que me permiten mis piernas, me dirijo hacia la fuente, esperando en que, en el momento oportuno, dicha vestimenta sagrada me ayude...