Partida Rol por web

Observo el objeto que me tiende Mateo.

- Lo siento... Me temo que no sé usarlo... Lo siento...

Tras esto, nos separamos para entrenar.

[...]

Mientras me encuentro meditando, siento ese cosmos... Algo se acerca...

Sin perder tiempo, cojo mis cosas y busco al resto de mis compañeros para ir a investigar aquellas presencias.

El sumo pontifice nos despide y abandonamos su oficina. Esa noche, mientras intento dormir, recuerdo las peleas y con bronca, pienso lo cerca que estuve de perder. No puedo depender solo del cosmo. Mi cuerpo es mi propia arma y practicar un arte marcial, es la unica forma de "afilarlo" que tengo.

Durante las semanas de entrenamiento, me focalizo en practicar paradas, golpes, contraataques. Poco a poco, mirando diferentes estilos me voy decidiendo por aquel que mas comodo me sienta.

Se que voy mejorando poco a poco, pero unas poderosas presencias interrumpen mi rutina de ese dia. claramente siento que vienen hacia aca, asi que recojo la reliquia y me la voy enrocasndo en la muñeca a la vez que corro hacia afuera. El nuevo tambien sale, lo miro a los ojos, y asciento, confirmando que yo tambien los senti.

Tomo mi arma de regreso, y me preparo para entrenar. Puede, que pudiera parecer egoísta, pero prefiero entrenarme sólo, meditar y fortalecer mi cuerpo, aguzar mis sentidos. Hacer de mi cuerpo el arma que protege a su pueblo, a su mundo. Aunque estoy destinado a ser la lanza, mi cuerpo es débil. Debo romper con ello. Mi cuerpo es débil, por que mi espíritu es débil.

Tras las tres semanas de intenso entrenamiento físico y espiritual, mis aguzados sentidos presienten que la hora de la batalla ha llegado. Elimino mi presencia, y tomando rápidamente mis armas y munición suficiente, me deslizo lo más rápidamente, hacía el punto más alto de la santa sede.

Eilish miró a Dante y en sus labios apareció una leve sonrisa: Te ayudaré, no te preocupes. En realidad es todo más sencillo de lo que crees. Pero primero vamos a otro lugar más tranquilo. 

Cuando por fin están en un lugar más adecuado, Eilish le anota el Padre Nuestro y el Ave Maria en una hoja de papel, y luego le explica el Rosario. Cuando por fin termina, le da un pequeño consejo: Dante, el Señor entiende mejor las palabras del corazón que las de la boca, así que siempre sé sincero con Él. Desde tu interior hasta tus actos. 

Luego le mira a los ojos: Reza lo que necesites, pide por la gente, y por ti...  Por este mundo.

Al terminar de decir esto, se levanta para irse.

Eilish es muy considerada en mi petición. Me deja un escrito con todo lo que necesito saber pero su consejo es más valioso que el papel. – Gracias por tu ayuda. Ahora podre pedir por mis seres queridos y por el bienestar de todos. Creo que es mi misión junto a mi reliquia. ¿Como podré pagarte? Desde ya puedes contar con mi amistad si es que eso tiene algún valor. – luego la muchacha parece que se retirará para atender sus obligaciones. También pienso en ir a mi habitación a descansar y esperar un nuevo día. El entrenamiento comenzara pronto.

Eilish, al oir a Dante decir eso, sonrió: Eso es lo que tiene más valor de todo. Acepto el pago gustosa, Dante. 

Luego se giró para ir a atender todos los asuntos que tenía pendientes, pero bastante más contenta a pesar de todas las desgracias que últimamente surgían a su alrededor... Aun había mucho que hacer. Pero lo primero era rezar y pedir por aquellos que no estaban ya... así que Eilish, se despidió de Dante y marchó a velar por el pobre Neithan. 

Pasan las dos semanas tras vuestro entrenamiento y notáis las presencias que se avecinan sobre Roma, algunos os reunís para averiguar de quien puede tratarse mientras Mateo sube a uno de los puntos más altos de la Santa Sede.

Mateo, ves como una tormenta de aspecto sobrenatural se acerca a la ciudad a bastante velocidad.

Camine hacia la entrada, por donde suponia que la presencia deberia pasar para llegar. Yo aguantaria hasta que lleguen los demas si fuera necesario. Sujetaba con fuerza el rosario, dejando mis nudillos blancos, presto a invocarlo. Cerre los ojos, mientras expandia mis sentidos, y con el mi cosmo. Era mi forma de advertir a la presencia, que no era bienvenida.

La esencia de la puerta del Eden se manifesto, en el esplondor de mi poder. No se abriria antes intrusos.

Desde mi posición hago sonar las campanas, y me preparo para luchar. Apunto con un lanzacohetes (o algún otra arma pesada), a que aquella cosa entre en rango. En mi pecho, la luz del rosario empieza a cubrirme, protegiendo mi cuerpo cómo una oración o las plumas de un ángel. Yo soy la espada del juicio. Yo soy quien puede partir los cielos y la tierra, en nombre del señor. Mi cosmos envuelve el proyectil. Él enemigo se acerca.

Han sido dos semanas de duro entrenamiento y autoconocimiento... Y parece que tendré que comprobar si ha sido suficiente o no.

Voy corriendo a los límites del Santuario, donde me encuentro con Cain, el cual ya ha activado su rosario.

- Espero que podamos llegar a un acuerdo pacífico... - Digo sin demasiada convicción...  - Aunque me temo que mis esperanzas caerán en saco roto... ¿Has visto al resto?

Tras esto, dejo que mi conciencia se expanda para determinar a qué distancia están.

Eilish, que se encontraba en una pequeña capilla cuando nota las presencias que se acercan, se levanta del banco con cierto nerviosismo y regresa a su cuarto. Allí coge su espada y va hacia la entrada, donde se encuentra con sus compañeros, a los que saluda con cierta preocupación en el rostro y añade: Buenos días... ¿Lo habéis sentido también, verdad? 

Lleva con ella su rosario, que sujetaba en su mano derecha con cariño y firmemente: estaba lista para seguir adelante. Puede que esta vez se encontrase con aquel que tanto deseaba matarla... Y sería una reunión dura. Ojalá atendiese a razones...

Mateo hace sonar las campanas y todos acudimos de inmediato al punto mas alto del Vaticano. Energías beligerantes se aproximan a la ciudad mientras aguardamos el combate a llegar. - ¿Alguien los ha visto?- pregunto a mis compañeros luego de examinar el horizonte.

Nubes de tormenta lentamente cubren el cielo para dejar en penumbras algunas áreas de la ciudad milenaria. Parece que el ambiente se carga de tensión ante la llegada de las inesperadas visitas. ¿Serán mas sirvientes del Olimpo? Pronto lo sabremos.

Al sentir los cosmos acercándose os dividís a la hora de intentar averiguar de quienes se tratan...

Por un lado en lo alto, se encuentran Mateo y Dante, desde donde otean el horizonte en busca de pistas, encontrando solo el vasto silencio previo a la tormenta... haciendo más tensa la espera...

Por otro lado, Caín refuerza con su cosmos la resistencia de la puerta de la Basílica mientras Eilish y Noah le acompañan... 

Todos desde vuestras distintas posiciones podéis advertir el nerviosismo en la Santa Sede... empiezan a oírse sirenas... como las que no se habían vuelto a escuchar desde la II Guerra Mundial... campanas para advertir a la población del posible peligro...

Transcurridos unos pocos minutos Dante y Mateo pueden empezar a ver lo que parece una gran sombra que avanza hacia la Santa Sede...

Sientes 8 cosmos... 2 de ellos equivalentes al de Poseidón, y el resto de más o menos vuestro mismo nivel de poder... aparte sientes un cosmos errático, como el de una gran bestia...

Mateo y yo vemos la sombra aproximarse a las murallas del Vaticano. Sin dudarlo señalo en su dirección y grito para los demás por si todavía no lo han visto. - ¡Heeeeyy Tooodoooss! ¡Alliiiii vieneee unooo! - luego utilizo mi reliquia sagrada para llamar a mi armadura. La batalla es inminente. - ¿Preparado? - Pregunto a mi compañero de vigilancia.

En un momento abro los ojos... Son bastantes...

Escucho a mi compañero, pero está demasiado lejos...

- Detecto ocho presencias. - Digo mirando a los que tengo a mi lado. - Dos de ellos son bastante fuertes... Los otros seis son de nuestro nivel... Mientras que detecto a otro... Otro es raro... su cosmos es errático... Creo que debe ser una bestia o algo similar... 

Me concentro en mi rosario y el manto sagrado me cubre.

- No sé si podremos llegar a un acuerdo pacífico...

Me concentro profundamente. El enemigo viene con toda su corte oscura a la ofensiva. Puedo verlo. Concentro mis energáis para ver a través de las tinieblas, y apuntar cuidadosamente a su centro. Todo depende de mí, de mi golpe. Oculto mi presencia, lo mejor que puedo. Si el enemigo no espera el ataque, será más efectivo. Apunto. -Ponte enfrente de mi, Dante. Cubreme.- Disparo justo al corazón de las tinieblas.