Partida Rol por web

Eilish mira a Noah y sonríe tristemente: - Tenemos que intentarlo... Pero no suelen escuchar. 

Luego baja la cabeza a la vez que la armadura de la Zarza cubre su cuerpo, a la vez que sonríe y añade:- Sea como fuere, y pase lo que pase, tengan cuidado. Lo haremos bien, ya verán.

Una vez dicho eso se adelanta concentrándose y busca con la vista a los posibles enemigos.

Invoco tambien mi ropaje sagrado, que se manifesta desde el colgante y cubre mi cuerpo. Intento otear el horizonte esperando ver algo, pero manteniendome en posición. Si llegaran a entrar, podriamos causar estragos en los edificios y vulnerar el vaticano. No podiamos arriesgarnos a algo asi, en especial teniendo en cuenta que acabamos de declarar la guerra a los dioses corruptos.

Escucho la conversación de mis compañeros. Al parecer tendremos varios oponentes. Pienso en hacerle notar a Noah, lo que esos seres han hecho del planeta, y de la vida de todos nosotros. La idea de tener un acuerdo, bajo esas perspectivas, me parecia una locura, pero calle mis ideas para mi. Seria lindo poder creer que la violencia no era la unica solución.

¿Ehhh..? Está bien pero nada de locuras. – tomo mi posición delante de Mateo y comienzo a acumular mi cosmos delante de mí a modo de barrera protectora. No sé si funcionara pero es mejor que nada. Eilish y Cain intentaran dialogar pero luego del ataque preventivo de Mateo dudo que tenga éxito.

El proyectil lanzado por Mateo silba con velocidad hasta alcanzar su objetivo... provocando una gran explosión... para acto seguido escuchar un chillido sobrenatural... que hace que los cimientos de las ciudad eterna tiemblen...

Entre la bruma y el humo de la explosión sois testigos de un hallazgo atroz... veis como lo que parece el cuello de la criatura se agita violentamente... hasta separarse y dar lugar a dos cabezas... todo ello sin cejar en su avance... y apareciendo por fin de entre el humo... la criatura que os hacía frente no era otra sino la ancestral Hidra...

Sobre cada una de las cabezas se encontraban diferentes individuos... seguramente Olímpicos que observaban la destrucción que la Hidra dejaba a su paso...

- Valiente... pero insensato... pensaba que los Guerreros Sagrados huirían para luchar otro día... - dice uno de los individuos...

- Ya te dije que no sería el caso... ya han acabado con Poseidón... ahora que no nos temen son más peligrosos que nunca... por eso debemos acabar con ellos cueste lo que cueste... - responde otra de las figuras...

Mientras el resto del grupo en la puerta solo escucháis el temblor provocado tanto por la explosión como por el chillido... Para al poco tiempo después escuchar a varios soldados del Vaticano exclamar que se trata de la mitológica Hidra...

Cuando veo el proyectil, casi estoy tentado de detenerlo... Eso no iba a dar pie a unas negociaciones eficaces... Pero, al ver la Hidra... ¡Se han traído una Hidra! Además, ellos son más que nosotros, ahora que Mateo y Dante están en la distancia... Espero que nos cubran...

- Puedo intentar detener a la Hidra... - Comento en un susurro a mis compañeros. - No estoy seguro de si funcionará, pero al menos podemos intentarlo... Eso nos podría dar tiempo o, de hablar con ellos, o de tener más equilibrio en el combate. 

Comienzo a concentrar la energía a mi alrededor... 

- No te dejaré pasar... - Digo mientras la arena a mis pies comienza a levitar... - Señor, prestame tu fuerza... - Extiendo los brazos. - ¡Ataúd del Desierto! - Digo juntando rapidamente las manos y entrelazando los dedos.

En ese momento, las rocas, arenas y la tierra que hay bajo la Hidra, se eleva en el aire para, en el siguiente instante, aprisionar a la bestia. Es enorme y descomunal, pero a nuestro alrededor hay rocas y tierra suficiente para poder con ella. O eso espero...

Todo esto es una locura y nada tiene sentido. ¿Como es que no pueden verlo? me lamento en silencio al presenciar el comienzo de una lucha épica en el corazón de la ciudad. - ¡Hey ustedes! Avisen a las autoridades para que evacuen la ciudad lo mas pronto posible! ¡rápido! - le grito al grupo más cercano de guardias. en esta situación no podemos luchar sin causar bajas entre la población.

- ¡Ataquen la Hidra con fuego!¡Es la única forma! - aviso a mis compañeros para que no gasten sus fuerzas en atacar a una criatura que tiene la habilidad de regenerar sus heridas. Sobre los Olímpicos ya veremos como enfrentarlos. - ¡Vamos Mateo! Aquí no podremos hacer nada. - me dispongo a bajar de la torre para ir en ayuda de los demás.

Los Olímpicos debes estar desesperados para tener que atacarnos directamente...

¿Fuego? Claramente en esas condiciones no hare mucho. Intento recordar la fabula en la que se enfrentaba alguien a esta mitica criatura. Hercules, creo que fue el heroe que llevo acabo la hazaña.

Sin embargo, no recordaba bien la leyenda y perdi valiosos segundo, tratando de distinguir algo sobre los jinetes de las cabezas. Quizas con golpes contundentes podria lastimarla y evitar la regeneración, o quizas no.

Vreist entrenaba en uno de los sótanos del palazzo del Vaticano. Era un lugar sombrío y tranquilo donde podía desenvainar su temible filo lejos de miradas indiscretas. Había sentido una sensación extraña al enfrentarse al falso dios y deseaba comprobarlo por sí mismo.

Con un paso tranquilo, Feuer desenvainó su espada, notando un pinchazo de temor en su cuerpo al clavar su mirada en torno a la brillante hoja que lucía como la obsidiana pulida. Algo sigiloso, casi un susurro imperceptible, se colaba en sus tímpanos cada vez que dejaba pendular el arma a su alrededor.

Recordó lo que había sentido cuando la sacó de los escombros de su hogar y allí, en el silencio que regalaba la piedra gris, pudo volver a sentir ese rencor y esas lagrimas de tristeza. Era como si la espada bramase por venganza y llorase de pena, recordándole a lo que debió de sentir su propio padre cuando la forjó.

Comenzó a prolongar el vaivén del filo al tiempo que las velas que lo rodeaban danzaban al compás de los giros que el metal daba en el aire. Era como si fueran a apagarse pese a estar a metros de distancia.

Su cosmos estaba tibio, relajado, intentando subyugar las crepitantes sensaciones que le daba aquella arma. Su cuerpo, aceptaba su nuevo poder, pero evidenciaba los daños sufridos tiempo atrás en la batalla contra Poseidón. Todavía estaba adolorido pero aun podía seguir luchando, igual que su arma.

Cerró los ojos, intentando focalizar hasta el ultimo milímetro de su arma en el interior de su propia mente, pero en ese momento notó un aura poderosa aproximándose. Algo preternatural, iracundo y con la misma voracidad que el abismo más profundo del infierno.

¿Era su espada?, no claro que no, aquello venía de fuera. ¿Qué era?, ni el mismo lo sabía pero estaba peligrosamente cerca. Tan cerca que cuando el suelo cedió y el techo se precipitó sobre su cabeza pudo maldecir su descuido.

Encerrado entre escombros y con más magulladuras, un aluvión de dudas regaron su mente al tiempo que empezaba a preguntarse que había pasado y que era toda esa sensación que notaba a su alrededor. Algo que recordaba al abrazo de un serpiente.

- Cómo es posible...- dijo asombrada y a la vez horrorizada Eilish al ver a la Hidra. Con las manos temblando, miró al "bicho" con aquellos Falsos subidos encima... y procuró mantener la calma. Fuese como fuese, las palabras de Dante y de Noah hicieron que se centrase en lo que tenía que hacer: detener a cualquiera que pretendiera hacer daño a la gente. 

Enseguida miró a Noah y asintió con la cabeza: - Intentemos al menos frenar el avance, y que quede claro que no vamos a dejar que hagan daño a nadie. Quemaré todo lo que pueda a ese monstruo... pero necesito concentración y me es difícil. 

Puso su mano derecha sobre el corazón, respiró hondo y empezó a concentrarse a la vez que cantaba por lo bajo unos rezos mientras un aura cobriza y roja empezaba a notarse en su alrededor. Al mismo tiempo buscó con los ojos a esos Falsos, para saber quiénes eran aquellos a los que probablemente no podrían convencer.

De repente algo para el avance de la hidra... una gran montaña de arena empieza a rodearla y a paralizar parcialmente a la mitológica bestia, ganando para vosotros algo de tiempo para reuniros en la plaza de San Pedro, desde donde combatiríais a la bestia...

Dante y Mateo se reúnen con vosotros mientras Vreist trata de escapar de los derrumbes provocados por las furia de la bestia...

- Dejemos que actúen... si no son capaces de acabar con nuestra criatura... es que no son dignos adversarios para nosotros... - dice uno de los individuos que va sobre la Hidra con arrogancia y despotismo...

Eilish sonríe al ver que la presa sobre la Hidra parecía funcionar: No hay que desaprovechar esta ocasión. Esa arrogancia... la pagarán con creces. 

Mientras decía esto con un tono severo y ligeramente airado, algo poco habitual en ella, se concentraba hasta que de su alrededor empezaban a surgir hojas cobrizas y rojizas, como si prendidas en fuego. Todas se arremolinaban formando una grandísima ola de ellas en el aire. Sobre una de las cabezas de la hidra se concentraron y de repente estallaron, causando una enorme explosión...

La montaña de arena surge efecto en el monstruo porque paraliza sus acciones durante un corto lapso de tiempo. No es mucho tiempo pero es suficiente para que los demás podamos atacar.

Luego del ataque de las hojas flamígeras y de la sucesiva explosión no dejo pasar la oportunidad para continuar aprisionando a la hidra por algún tiempo más.

Es momento de probar mi entrenamiento y ver hasta dónde llegan mis habilidades. Sin dilaciones utilizo mi técnica gélida para congelar los derrames de agua de las cañerías rotas por la lucha y congelar las extremidades inferiores de la enorme bestia. Si funciona la hidra no podrá moverse.

(Maldición, no tengo nada para aportar). Pienso para mis adentros. En eso veo a Elish atacar y a Dante seguir con sus intentos de inmovilizar. Quizas, atacar a las mentes de las criaturas, conseguiria distraerles y reducirle su fuerza al entorpecerse mutuamente.

Dejame conocer tus pecados, antes de que te despidas de esta vida.

Mi cosmoenergia emana a mi alrededor con su tonalidad verde. Mi caotica presencia se manifiesta, en una marabunta de sentimientos que no se consigue distinguir. Entonces, recurriendo a mi mayor velocidad ejecuto mi tecnica "juicio celestial"

Parece que por el momento tengo retenida a la bestia... Pero... ¿Por cuánto tiempo?

- Quieren que nos cansemos con la Hidra... - Digo mientras mantengo las manos juntas para mantener la prisión, aunque de echo no hace falta que las mantenga así. - No sé cuanto tiempo podré tenerla así... Aprovechar...

Espero que mis compañeros sean más ofensivos que yo...

Gran parte del techo se le había caído encima, incluso abriendo alguna herida de la reciente batalla. Dolorido, Vreist trastabilló hacia el lugar que otrora era una puerta y que ahora solamente era un polvoriento agujero.

Sus heridas no eran gran cosa, apenas un roce para él. Sus años de entrenamiento lo habían preparado para esas inclemencias pero se encontraba sorprendido de lo ocurrido. En aquel momento escuchó los gritos y el sonido de una batalla, solamente para una monstruosa y reptiliana figura en la lejanía.

Avanzo con precisión y cautela, mientras cargo mis energías. ¿Debería concentrarme en el monstruo, o en sus maestros? No debo dudar. sobre mi espalda, el peso  de las armas, y de la obligación que tenemos. Avanzo a la plaza descendiendo de las alturas. Al parecer, el hijo de las arenas nos da algo de tiempo. NO hay que dudar.

Cargo con todas mis energías, y me planto junto a mis compañeros, apuntando a aquel monstruo.

Caín carga rápidamente contra una de las cabezas de la mítica hidra haciendo que entre en estado de pánico, consiguiendo así parar al menos las acciones de una de ellas.

Mientras la técnica de Dante hiere y congela momentáneamente a la bestia, pero se libera del hielo rápidamente, no sin sufrir los dañinos efectos del hielo producido por el joven italiano.

La hidra en medio de la confusión de su paralización recibe con todo su potencial el ataque de Eilish... haciendo que una de sus cabezas se desintegre en medio del mar de fuego que ha desencadenado, impidiendo la regeneración de dicha cabeza...

La presa que mantiene Noah sobre ella sigue manteniéndola paralizada, dando tiempo suficiente para la llegada de Vreist y la ejecución de la técnica que prepara Mateo... Sin embargo las cabezas restantes empiezan a atacar a todos aquellos que la han herido...

Una de las cabezas vuela hacia Caín tratando de engullirlo, pero el joven realiza una maniobra en el propio aire, esquivando con facilidad el ataque... Las otras tres cabezas que os han advertido atacan con su aliento venenoso, siendo Dante y Eilish capaces de esquivarlo sin mayor dificultad... Pero Noah, totalmente concentrado en su presa, es cogido por sorpresa y recibe de lleno el aliento... provocando ciertos daños pero lo que es peor, rompiendo su concentración y liberando a la hidra del "Ataúd de Arena"

Maldición... 

Cuando el aliento de la Hidra me golpea, al instante, doy un salto hacia atrás para salir de la nube... Aún así, veo como mi piel empieza a reaccionar al ataque...

¡No podemos retroceder!

Intento concentrarme y la arena que había alrededor de la Hidra comienza a reunirse formando un doble de arena de mí mismo... Sin embargo... Cuando intento golpear, el veneno parece que aún persiste en mi organismo y me hace desconcentrarme... 

Mis ataques de aire congelado no sirven contra un gigantesco reptil de la mitología pero al menos desviare su atención de los demás ahora que el monstruo esta libre.

Reuniendo mi cosmo energía en un único ataque trato de congelar una de las cabezas de la hidra. No será algo permanente pero podría inutilizar uno de sus ataques.

Envió el aire congelado a mí alrededor hacia la cabeza de la hidra más cercana. 

Mi truco habia funcionado, una de las cabezas habia sido engañado por tecnica, y ademas habia conseguido la atencion de otra de las cabezas. Haria foco en la cabeza que me habia atacado, quizas la anterior ya estuviera libre, eso dependeria de su fortaleza mental, pero no podria preveerlo.

Esperaba ser suficientemente rapido, como para evitar el golpe...mi cosmo ya estaba ardiendo en sintonia, y correspondio a mi tecnica.