Partida Rol por web

"Amanece" un nuevo día en Mina Argenta. Las noticias que trajo tu padre anoche te resultaron bastante excitantes y no has podido dormir del todo bien. No obstante estás descansado y recuperado de las heridas que sufriste el día anterior luchando contra el troll. Volk, a los pies de tu cama, te mira con cara de alegría y se sube a la cama para despertarte a lametones. Parece que él también está curado de sus heridas.

En el salón de tu casa está tu padre dispuesto para la aventura. Una mochila cargada con víveres, un saco de dormir y bastante munición para su ballesta.
-Buenos días, hijo - dice con poco entusiasmo - será mejor que no tardes en prepararte. En media hora debemos estar preparados en El Pozo con el resto de los exploradores - dice refiriéndose a la entrada a las túneles que hay en la parte trasera de la caverna, túneles que conducen en su mayoría a las excavaciones alrededor de Mina Argenta.

La emoción no me ha dejado dormir como debería y eso a pesar de que ayer mi madre me despertó quitándome horas de sueño. A pesar de todo me encuentro bien, descansado, en plena forma.

Una sonrisa se forma en mi boca al ver a Volk con toda su energía. Jugueteo con él en la cama, intentando evitar que me marque con sus babas y entre empujones y agarrones le digo. - ¡Muy bien amigo! Parece que estás completamente recuperado. Ja ja ja ja. Las risas llevan a un fuerte empujón con el que lo hecho de la cama. - No vuelvas a chuparme o lo que te hizo el troll te parecerán cosquillas. Espeto al lobo de repente, aunque sé que no serviría de nada y en cierto modo según pasaba el tiempo junto a Volk, me he ido acostumbrando y cada vez me cuesta más quitármelo de encima cuando se muestra así de cariñoso.

Salgo al salón desperezándome con Volk pegado a mi pierna. - ¡Buenos días! Consigo decir entre bostezos. Busco a mi madre con la mirada y cuando la encuentro le digo. - ¡Madre! Dale a Volk algo que lamer, que por poco casi me come en la cama. Miro al lobo con una sonrisa pícara y le doy una palmada en el lomo para que sepa que puede ir junto a mi madre.

Escucho a mi padre y suspiro por sus palabras. Siempre vamos con prisa... Pienso mientras me siento a tomar un vaso de leche y algo para llenar el estómago. - ¡Exploradores! ¡JA! Contesto a mi padre. - Somos cazadores padre, nos manejamos bien al aire libre, pero ya viste ayer quien fue el único se atrevió a pasar a la gruta del troll... El único valiente fui yo y ahora todos pretenden jugar a buscar en túneles... espero que por lo menos lo de ayer me sirviera de entrenamiento...

Volk se acerca a tu madre y empieza a resobarse en sus piernas mientras la mira con carita de pena, medio aullando, para que le ponga algo de comida. 
- Oooh, nunca podría resistirme a esa mirada tan enternecedora. Toma esto - le da un enorme hueso con algo de carne para que lo repele. 

- Kahvi, tu mismo lo has dicho. - te responde tu padre - Somos cazadores y nos manejamos bien al aire libre. Las profundidades son otra historia, no estamos tan acostumbrados a vagar por esos oscuros y angostos túneles como lo hacemos por la tundra. Allí arriba ves el peligro venir, lees las huellas en la tierra blanda y tienes espacio suficiente para maniobrar. Todo lo contrario sucede aquí abajo...

- Vamos Khota, deja de asustar al chiquillo - le contesta tu madre - Los dos sois hombres de recursos. Aunque preferiría teneros a salvo en casa, se que sabréis desenvolveros. Además estoy segura de que el viejo Ebrik solo contará con los mejores enanos para esta tarea... y vosotros ya estáis en ese grupo.

Está claro que lo que dice mi padre es verdad, pero eso ya lo sé yo y es lo que le acabo de insinuar. Nuestros compañeros son una panda de miedicas a la hora de explorar bajo techo, ya lo demostraron con el troll, ninguno se atrevió a entrar. No tienen nada que ver conmigo, yo soy valiente, audaz y no me asusta nada de lo que me pueda encontrar en los túneles, de hecho estoy contento por cambiar de aires y vivir aventuras nuevas para demostrar que soy el mejor.

- Ja ja ja ja. Me río sonoramente. - Tranquila madre, debo ser el único al que no le asustan los túneles. Giro la cabeza hacia mi padre y apuro mi vaso de leche, lo dejo en la mesa con un golpe y me seco los labios con la manga. Miro a mi padre directamente a los ojos, casi desafiante, con mucha confianza. - ¡Estoy deseando empezar padre! Le digo con una descarada sonrisa, demostrándole ganas, entusiasmo y que no me da miedo esta nueva aventura.

Me levanto de la mesa y me dirijo a asearme, cambiarme de ropa y preparar armas y munición para lo que nos espera. Me doy prisa para no hacer esperar mucho a padre y cuando estoy listo vuelvo al salón. - ¡Ya estoy preparado padre! Camino hacia la entrada y cuando paso a la altura de Volk le doy un toque con el pie. - ¡Vamos so vago!

Volk te gruñe cuando le das el toque con el pie y lo llamas vago. Acto seguido se levanta rápido y echa a correr delante de ti, esperando en la puerta de casa a que salgáis tu y tu padre.
Cuando por fin estáis preparados os ponéis en marcha hacia el punto de reunión. El Pozo, conocido por ser la única conexión de Mina Argenta con Las Profundidades, la extensa y enorme red de cuevas y túneles subterráneos que antiguamente conectaba todo el reino enano con sus distintas Minas y Salones. Ocho guardias fuertemente armados y una gigantesca puerta acorazada de cuatro metros de altura, dos de anchura y dos de profundidad, echa de hierro frío puro os dan la bienvenida.

Al llegar allí, lo primero que te llama la atención es que, a diferencia del día anterior donde había muchos enanos dispuestos para emprender la partida de caza, hoy no llegas a contar a más de una veintena de enanos, sin contar a los guardias de la puerta. Entre ellos tampoco están los habituales compañeros de caza de tu padre que os acompañaron ayer. Un total de cinco Exploradores, tres hijos de la casa Puñopétreo y el mismo Ebrik, son los enanos más destacados que puedes hallar en la zona. Todos parecen algo nerviosos y murmuran entre si.

Según nos vamos acercando al lugar de reunión la emoción va creciendo en mi interior, pero cuando por fin llegamos todo lo que veo hace que aún sea más emocionante si cabe. La puerta, los guardias, la presencia de Ebrik, todo es impresionante.

No tardo mucho en caer en la cuenta de un detalle importante, ¡los compañeros de padre no están! Ja ja ja. Esos dos inútiles no están invitados a la fiesta. Me río en mi cabeza. Estaba claro, después de lo que demostraron ayer no eran los más indicados para esto. Ja ja ja. Cuando acabe nuestra misión podré usar esto para devolverles su burlas a padre y volver a demostrarles que soy el mejor.

El ambiente general me sorprende, la gente no parece muy animada por participar en lo que puede ser el descubrimiento de algo. Ni un valiente,más vale que se quedaran en casa... todos son cachorros asustadizos. Realmente es curioso, porque seguramente el más joven de todos sea yo. Me enciendo un puro para regodearme por mi superioridad y amenizar la espera hasta que Ebrik se disponga a dar su habitual discurso y comience la aventura.

Mientras los últimos rezagados van llegando, Ebrik termina de impartir instrucciones a los Exploradores y acto seguido hace un llamamiento a todos los presentes que se juntan en torno al líder enano.

- Buenos días camaradas! Hoy no me andaré con muchos rodeos por que estamos ante un descubrimiento único. Todos sabéis ya que el terremoto de ayer abrió varios túneles que habían permanecido cerrados desde los tiempos de nuestros padres. Ahora se nos ha presentado la oportunidad de volver a las profundidades y ¡descubrir lo que en ellas se oculta! - el viejo Ebrik trata de ocultar su emoción pero en cada palabra que dice se le nota que está más y más ansioso por emprender la marcha - Nos dividiremos en varios grupos. Cada grupo estará formado por un Explorador y tres hombres más. Los Exploradores serán los encargados de dirigir al grupo a través de las galerías, pero os tendréis que poner de acuerdo entre vosotros para decidir el curso de acción que tomaréis. Vuestra misión más urgente e importante es la de encontrar el antiguo asentamiento de Khaz' Shirol. Han pasado casi cuatrocientos años pero si esa mina de diamante sigue intacta, ¡tenemos que hacernos con su control!

Ebrik hace un pequeño parón en su discurso y comienza a hacer los distintos grupos. A ti y a tu padre os toca con Thorgrim Puñopétreo, el hijo mayor de la casa Puñopétreo y con el Explorador Brann Hierro Frío, el hermano menor de Ebrik. 

- Recordad esto muy bien - Arranca a decir Ebrik una vez que ha terminado de hacer los diferentes grupos - Los valientes que den con Khaz' Shirol ¡tendrán suministro de cerveza ilimitado de por vida! - Ante la mención de tan suculenta recompensa, todos los enanos empiezan a vitorear a Ebrik y a corear su nombre - Y ahora poneos en marcha, rápido, rápido, rápido! - dando enérgicas palmadas los guardias comienzan a abrir la gigantesca puerta de hierro frío mientras los distintos grupos empiezan a salir de Mina Argenta, rumbo a lo desconocido.

El discurso de Ebrik siempre es algo que me sobraba, pero no sé muy bien porque al final siempre acabo escuchándolo con atención y hoy con la importancia del asunto más todavía. Para mi sorpresa además de lo habitual en su discurso hay un par de cosas que me llaman la atención.

¡Diamantes! ¿En serio? No me lo puedo creer al escucharlo, eso habriría grandes oportunidades a nuestro pueblo. Tenemos que hacernos con esas minas al coste que sea, nuestro pueblo progresaría a marchas forzadas y si nos lo planteáramos, con el tiempo podríamos hasta vengarnos del reino enano y proclamarnos líderes de la raza. La oportunidad que se nos abre es increíble y no podemos desaprovecharla, ahora entiendo mejor porque estamos aquí quienes estamos.

El reparto de grupos me trae sin cuidado, estamos los mejores y me toque con quien me toque seguro que van a ser los mejores. Al conocer quienes son mis compañeros mis sospechas se confirman. Son muy buenos y además de buena familia. Pero es algo que me trae sin cuidado, para mi es un reto y no me amedrenta, voy a demostrar que soy el mejor.

¿Cerveza de por vida? Esto si que es una gran sorpresa. La emoción que siento crece más si cabe al escuchar la recompensa de encontrar las minas. Me giro emocionado hacia mi padre y mis nuevos compañeros y me dirijo a ellos con aires de superioridad y grandeza, sin importarme en absoluto su cuna ni quien son. - Más os vale dar la talla, porque yo no vuelvo a casa sin cerveza de por vida. ¿Habéis oído? Sin esperar respuesta ni reacciones comienzo a caminar hacia la puerta, poco me importa lo que tuvieran que decirme, creo que ya lo he dejado todo claro con mis palabras. - ¡Vamos Volk! Espeto al lobo para que me siga, mientras me imagino que mi padre y compañeros vendrán también...

Thorgrim te dedica una mirada fulminante mientras que Brann y Kohta rompen a reir ante el mosqueo del vástago Puñopétreo. 

Cruzáis la enorme puerta de hierro frío y os adentráis en la oscuridad de las profundidades. Al principio vais acompañados por la mayoría de los otros grupos. Entre las luces que arrojan las antorchas portadas por los Exploradores, los pasos de cerca de veinte enanos caminando a la par y los comentarios sobre la suculenta recompensa de cerveza gratis, hacen que la galería parezca más una taberna que un lugar oscuro y peligroso. 

Avanzáis todos juntos hasta el lugar que antes estaba cerrado. Pero la cosa cambia paulatinamente conforme van apareciendo las distintas desviaciones y los grupos se van separando. Finalmente solo queda vuestro grupo y el de Ebrik. El líder del clan avanza junto a su hermano Brann y al llegar a la siguiente boca de túnel, ambos se paran para despedirse.

- Os deseo suerte en esta empresa, valientes hermanos! - comenta Ebrik antes de tomar la bifurcación con su grupo y desaparecer en la oscuridad.

- Ahora todo depende de nosotros - dice Brann para romper un poco el hielo - Khavi, tu y tu lobo vendréis conmigo y seremos la avanzadilla, mientras Kohta y Thorgrim cierran la marcha. ¡Vamos a por esos diamantes!

Apuro mi puro hasta el umbral de la puerta donde lo tiro al suelo y lo apago con el pie. El comienzo de la marcha me resulta de los más agradable, parece que la recompensa había cambiado los ánimos de la gente por entrar ahí y ya no parece tan asustada. Por un lado me alegro, ya que de buen humor se trabaja mejor y mayores posibilidades tenemos de encontrar esos diamantes que tan bien le vendrían a nuestro pueblo, pero por otro lado, para mí en particular, casi era mejor que siguieran asustados con los túneles, así tendría más posibilidades de que fuera mi grupo el que diera con las minas...

Cuando llega el momento de separarnos, un escalofrío recorre mi espalda y las palabras de Ebrik lo acentúan, a la vez que hace que crezca la emoción de la aventura. Me despido de él también y acato las órdenes de su hermano, unas órdenes que no pueden ser más acertadas. - ¡De acuerdo! Le respondo a Brann con entusiasmo. - ¿Has oído Volk? Miro al lobo con severidad. Esto es demasiado importante para que Volk no esté concentrando. - Afina tu olfato, por favor. Le acaricio el lomo y le doy unos pequeños golpecitos de ánimo. - Y procura no despegarte de mi lado.

Me giro un momento hacia mi padre. - Suerte por ahí detrás. Realmente sólo se la deseo a mi padre, pero lo dejo en el aire, pues si mi padre va a depender en parte de Puñopétreo, será mejor que esté de relativo buen humor. - ¡A por los diamantes! Digo con alegría comenzando a andar junto a Brann.

Vuestra marcha por las grutas y senderos cavados en la roca viva de las profundidades comienza de lo más tranquilo, incluso monótono se podría decir. La ruta parece laberíntica, la piedra maciza rodeándote por todas partes da la sensación de estar pasando todo el rato por el mismo lugar. La atmósfera llega a ser opresora debido al silencio y la oscuridad más allá de la tenue luz que porta Brann para ver por dónde pisáis. El sonido ambiental es absoluto silencio salvo por las torpes pisadas de Thorgrim y Kohta que van cerrando la marcha varios metros por detrás de ti. El paso del tiempo se convierte en una mera ilusión tan solo rota por el cansancio o el hambre...

El día ha sido largo. Tras llamarle la atención a Thorgrim y a Kohta por su forma tan ruidosa de caminar avanzáis en silencio. Ahora lo único que se escucha es vuestra propia respiración y el chisporrotear de la antorcha que porta Brann.

En un momento dado cuando pasáis cerca de una intersección, algo llama tu atención. Una leve corriente de aire húmeda y fresquita así como un reflejo azulado en la superficie lisa de una piedra. Quizá un minúsculo detalle pero lo suficientemente significativo como para que le indiques a tus compañeros que sería buena idea girar en este punto de la intersección.

El túnel es bastante estrecho y tenéis que pasar uno a uno, pero al fondo del mismo observáis un fulgor azulado que ofrece cierta iluminación. Cuando terminas de cruzar el túnel este desemboca en una enorme caverna iluminada de forma tenue por cientos de setas gigantes fosforescentes. El aire que se respira aquí dentro es más fresco y está menos viciado que en los túneles por los que habéis estado deambulando todo el día. A lo lejos también se escucha el sonido del agua fluyendo en un riachuelo.

Nada más ver la sala y escuchar el agua que nos iba a proporcionar no dudo en agrandar mi descubrimiento. - Si no fuera por mí... Parece que vamos a poder rellenar los odres y... ¿qué son eso bichos? Pregunto señalando a las setas fosforescentes. - ¿Se comen?

El descubrimiento ha sido importante, por lo menos no cuesta tanto respirar y si además nos reporta agua... Esperemos que esos bichos no sean hostiles...

Brann se queda maravillado cuando accedéis a la caverna. - Vaaaaya - exclama sin contenerse ni un ápice - No es Khaz'Shirol, pero dudo que esa mina de diamantes pueda igualar la belleza de este lugar. ¡Y además hay agua! Buen trabajo Khavi - te felicita dándote una fuerte palmada en el hombro.

- Bah! Pues no se que tiene esto de maravilloso. Solo es una maldita cueva subterránea con un montón de setas luminosas. ¡No me fio de ninguna cosa que brille por si sola! - escuchas regruñir a Thorgrim

Brann y Kotha se ríen del mal humor de Puñopetreo. - Esas setas luminosas, como las llama Thorgrim, son hongos fosoforescentes - responde tu padre a la pregunta - Y no, no se comen. Son tóxicos para nuestro organismo y ¡eso que los  estómagos enanos están echos a prueba de venenos!

- Y es más. Donde hay  hongos, hay agua. Y donde hay agua hay comida - añade Brann con una sonrisa de oreja a oreja. El explorador señala una cornisa de fácil acceso - ¿Qué tal si descansamos ahí? Llevaremos casi una jornada andando y creo que nos hemos ganado un merecido descanso. 

El viaje había sido largo. Cuando despertaste tenías la cabeza tapada y estabas atado de pies y manos, tumbado sobre una superficie lisa y dura y desprovisto de la cota de mallas que llevabas antes de caer inconsciente. El vaivén y el continuo traqueteo te indicaban que estabas siendo transportado en un carro. De vez en cuando te daban agua pero nada de comida. Así estuviste durante casi dos días hasta que la oscuridad se ciñó totalmente sobre ti. Hasta ese momento, a través de la capucha que te tapaba la cabeza se colaban los rayos del sol y el aire fresco de la montaña, pero de repente la oscuridad y el silencio reinaron. 

No habías vuelto a caer inconsciente, de eso nada. Todavía notabas el movimiento y el ruido del carro. El viaje prosiguió durante un día más a través del silencio y las sombras, hasta que el repicar del acero contra la roca se hizo audible y fue en aumento...

Te bajaron del carro. Te quitaron la capucha y tus ojos, acostumbrados a la oscuridad, pudieron observar la silueta de varios edificios y una enorme estatua levemente iluminada...

- Gamut manan, Khaz'Shirol, umgis - un extraño dialecto y una risa jocosa llegan hasta tus oídos, pero no es hasta que miras abajo cuando descubres el origen de dichas palabras. Un enano calvo, sucio, con una cicatriz en el ojo derecho y con cara de pocos amigos parece darte la "bienvenida". A su lado otros tres enanos de aspecto igualmente desagradable os cojen a ti y a Garret, cuando lo bajan del carro, y os conducen a través de una galería de túneles que va descendiendo, hasta una caverna con muchas celdas pequeñas. Os arrojan a una de ellas y cierran la verja. Uno de los enanos dice algo antes de irse:
- Vosotros picar en mina inferior - el enano esboza una sonrisa, mostrando sus dientes mellados y sucios, y se va, dejándote en la oscuridad de la celda, junto a Garret.

Cuando el enano se larga me levanto con desesperación pensando en lo que ha dicho -!¿Picar?¡ Joder esto es peor que el patibulo que me esperaba por matar al otro tonto y a mi padre- Pienso mientras doy vueltas por la celda desesperandome cada vez. Finalmente el cansancio por no haber comido desde hace dias hace mella y acabo volviendo a caer al suelo.

Agarrandome la cara con desesperación me giro hacia la pared por si acaso comienzo a llorar y me pongo a hablar con Garet -¿Donde coño estamos Garret?- Digo con la voz quebrada -¿Y como cojones han hecho para encerrarnos con los enanos?¿Tanto poder tienen los caballeros de la mano roja?

- Eso me gustaría saber a mi, Gerinn - responde Garret con la voz temblorosa - Lo último que recuerdo antes de despertar en ese carro, con la cabeza tapada y atado de pies y manos, es una emboscada. Un grupo de encapuchados nos sorprendieron en el bosque y... de forma repentina, Nathyra le cortó el cuello a Anthon y Moira se abalanzó sobre mi... ¿Qué ha ocurrido, Gerinn? ¿Cómo hemos acabado presos en una mina enana?

Me doy la vuelta de golpe borrando la tristeza de mis pensamientos -Dioses, estas más perdido que yo. Moira y Nathyra eran caballeros de la mano roja, Moira era la hija bastarda del anterior jefe. Todo estuvo planeado desde el principio para matar a Keldron, a su hermana y a los que participaron en la muerte de su padre- Digo sentandome correctamente y mirandolo fijamente -No me preguntes porque tardo tanto porque no tengo ni idea. El resto solo eramos un problema que estaba en medio asi que nos mandaron a las minas. Creo que nos van a hacer picar y nadie ha dicho nada de ningun periodo de tiempo, asi que a lo mejor nos tienen aqui hasta que muramos

La cara de Garret es un auténtico poema. Cada retazo de información que escucha es como una pequeña puñalada en su corazón, la pena no tarda ni dos segundos en dominar su semblante y, ya con los ojos enjuagados en lágrimas, poca o ninguna importancia parece darle a tus últimas palabras, las referentes a los trabajos forzados de por vida en la mina. 

- No es posible... no es posible... Keldorn... Marian... - Garret balbucea durante un rato, perdido en sus pensamientos y su pena, y permanece un buen rato callado, tratando de contener el llanto, hasta que rompe el silencio con un grito desgarrador - ¡No es justo! Ellos eran como mi familia... Y esas zorras traicioneras... Juro que si salgo de aquí con vida, no pararé hasta hacérselo pagar. ¡Aunque el intento me cueste la vida!