Partida Rol por web

- hagamos una cosa - dijo Henutsen - que Imdlara vaya por donde ha dicho mientras que Dranger, Kasr y yo avanzamos por el pasillo. Leila y Owen pueden permanecer mas atras, asi nadie quedara descubierto.

El leon permanecia atento, sin separarse de Henutsen.

 El silencioso enano asiente ante la propuesta de Imdlara y se mantiene atento por si se requiere entrar en acción por cualquier motivo.

 - Estarré atento, mujerr. Ve a darr un vistazo.- Dice lacónico mientras la joven se desliza sigilosamente.

Desde la nueva posición en la que me encuentro, justo donde el estrecho cañón donde estamos se abre al valle, observo con detenimiento, totalmente agachada con el fin de evitar ser detectada por algún posible enemigo, el interior de dicho valle.

El suelo que se encuentra ante mí es de piedra lisa, y, en un principio, no parece haber nada más en el lugar, a excepción de las extrañas marcas que recorren dicho suelo, y de los enormes hoodoos que pueblan el valle.

- No sé por qué, pero tanto silencio me pone realmente nerviosa. Se supone que es la entrada a un antiguo templo consagrado a un deidad maligna, pero no hay señales de que dicha entrada esté protegida de ninguna manera. Sólo hay unas extrañas marcas en el suelo, y un sin fin de monolitos. Esto es realmente sospesochoso. Antes de seguir avanzando, voy a examinar nuevamente, con mayor detenimiento, el valle, con el fin de descubrir si se me ha escapado algo. -

La joven elfa observa todo el valle con sus oscuros ojos azules, pero aparentemente no hay nadie en los alrededores.

Viendo que Imdlara hacia señas de camino despejado, y que ninguno de los demas parecia aventurarse, Henutsen, espada desenvainada, comenzo a andar hacia los Hoodoos, con los ojos bien abiertos, y echando un vistazo de vez en cuando hacia atras para ver si alguno de sus compañeros le seguian. Afortunadamnete, la fuerte respiracion de Kasr, al lado suyo, le daba bastante seguridad.

Se detuvo unos metros antes de las marcas negras en el suelo para ver si desde ahi podia distinguir algo mas.

 Al intuir qu el calvorota se le adelantaba, el enano, no queriendo que su valor quede entredicho avanza a la par, hacha en mano, ananzando a la izquierda Henutsen. manteniendo la vista atenta. Fijándose en las manchas carbonizadas en el suelo...

Observo como Henutsen, acompañado de su fiel león Kasr, y como Dranger avanzan hasta el lugar en el que se encuentran las extrañas marcas existentes en el suelo, quedando al descubierto en el centro del valle.

- ¿Pero se puede saber qué están haciendo?. ¿Es qué acaso se han vuelto completamente locos?. Del enano me esperaba que pudiera hacer algo así, pero del humano... Por todos los Planos del universo, en ese lugar son un blanco perfecto para cualquier arquero. -

Después, tras desenvainar mi espada corta, avanzo sigilosamente, y completamente pegada a las paredes del valle, hasta la primera rampa, con el fin de poder empezar a escalarla.

- Henutsen, Dranger, siento dejaros desprotegidos durante unos minutos, pero creo que desde una posición más elevada podré observar con mayor detenimiento todo lo que ocurre en el valle, y podré cubrir mejor el avance del grupo. -

Mientras varios miembros del grupo se adelantan por el valle en direccion a las grandes puertas de bronce, Imdlara se acerca silenciosa como una sombra a una parte de las paredes del acantilado que muestran numerosos asideros para facilitar un ascenso.

Sin embargo, antes de que la joven comience a trepar...

Ocultos gracias a la cobertura que ofrecen las grandes piedras....unas llamaradas surgen iluminando el valle desde lo alto.
Los pequeños incendios andantes, comienzan a flotar a gran velocidad hacia ustedes...dejando marcas quemadas en el suelo de piedra, a su paso.

Observo, totalmente agazapada cerca de uno de los Hoodoos, como dos figuras hechas de fuego surgen de entre las estatuas con cuerpo de humano y cabeza de toro.

- Esto ya me parece algo más normal. Era muy extraño que el valle se encontrara tan silencioso. -

Después, con extremo cuidado, con el fin de evitar hacer algún ruido, envaino mi espada corta, y preparo mi arco, esperando tener una buena oportunidad para disparar.

Leila se estremece al ver semejante enemigo, nunca antes había visto nada remotamente parecido, y no tiene ni idea de como se puede combatir un fuego andante.

Owen no sabía si alegrarse o maldecirse al descubrir que tenía razón en lo concerniente a los elementales de fuego.

Como me mata tener razón.

Por fortuna eran de los pequeños. Por lo que seguramente tendrían bsatantes posibilidades de acabar con ellos. Si hubiesen sido sus primos mayores estaban muertos sin duda.

Supongo que no hará falta deciroslo, pero por si acaso no useis fuego contra ellos. Son inmunes.

Cuando Henutsen y su fiel compañero se adentran en el valle, acercándose a unos cuantos metros de la gran arcada tras la cual se ven las puertas de bronce, un reflejo a su derecha le llama la atención. Kasr gruñe confirmando sus miedos, y el druida gira en redondo para alcanzar a ver como uno de los elementales se lanza, colina abajo, dejando un sendero chamuscado sobre el rocoso suelo.
La criatura nativa al plano del fuego se alza cegadora, y descargando una contundente llamarada sobre la cabeza de Henutsen amenaza con carbonizar al druida de un golpe!
Sin embargo, gracias a sus sentidos y al gruñido de advertencia del pequeño leon, el druida alcanza a agacharse a tiempo para esquivar las llamas.

Por el norte, otro elemental desciende usando un tentáculo de fuego como piernas. La gran llamarada, baja rápidamente, esquivando los promontorios rocosos, y llega a alzarse en frente al león, cegándolo con sus llamas, y lanzando a su alrededor una fuerte oleada de calor.

La joven sacerdotisa suelta un pequeño chillido al ver como el fuego amenaza con consumir al druida, sin embargo se tranquiliza al ver que aparentemente no ha conseguido quemarlo. Aprovechando su privilegiado lugar en retaguardia, eleva un rezo a los dioses para que les ayuden a luchar contra enemigos tan... extraños.

Henutsen estaba demasiado cerca del elemental cómo para poder atacar facilmente con su cojuro. Y no quería arriesgarse a golpear a su compañero. Por lo que tubo que cambiar de táctica.

Invocando los poderes naturales de su magia, Owen se concentró un instante mientras murburaba unas palabras arcanas. Cuando acabó estiró su mano apuntando al elemental que estaba al lado de su compañero y una flecha plateada surgió de su mano, esquivó al druida e impactó contra el ser.

Kasr, viendo que Henutsen estaba solo contra una de los elementales de fuego, se acerco al fuego que amenazaba al de Orision y se levanto sobre las patas traseras, pero no logro impactar, sin embargo, ese movimiento permitio al druida agacharse mientras golpeaba con su cimitarra al elemental desprendiendo un arco justo delante de el mientras que daba un paso hacia atras.

Un chorro de densa lava cae derramada al suelo, seguida por una voluta de humo negro y oloroso, cuando la cimitarra de Henutsen logra hundirse en el igneo cuerpo del elemental.
El druida, retrocede entonces unos rápidos pasos, tratando de mantenerse lo mas distante que puede del caluroso ser.
Mientras tanto, Leila lanza su plegaria y todos pueden sentir como la magia divina liberada por la joven cleriga les afecta.
El león, quizás temeroso al tener que obedecer la orden de atacar al fuego, no logra más que saltar de un lado a otro gruñendo con furia.
Owen, por su parte, murmura un sortilegio, y un proyectil de fuerza arcana vuela desde sus dedos para impactar a la criatura de fuego y magma!

Observo, desde la posición en la que me encuentro, como el druida y su fiel compañero son atacados por los elementales de fuego que custodian la entrada al templo y como, en cuestión de segundos, una feroz batalla estalla a mi alrededor.

Después, tras elevar una plegaria a la Diosa Desna para que guie la flecha que voy a disparar, tenso la cuerda de mi arco corto y, tras apuntar al ser formado por fuego que se encuentra más cerca de mí, disparo.