Partida Rol por web

Cierro los ojos. Los rostros putrefactos de los muertos vivientes desprender un hedor que apenas puedo respirar sin desmayarme. Aferro la palanca, en un vano intento de plantar cara a la muerte. Miro a mi derecha, esperando encontrar la ayuda de Marcos para el ultimo combate... Pero Marcos no esta.

Entonces noto como algo ne golpea en el hombro. Miro hacia arriba y veo a Marcos, ya encaramado en el balcón, que me tiende la vara metálica como ayuda para trepar. Y salto. Desesperadamente, trepo por la pared, usando el apoyo de Marcos como ayuda para elevaría y llegar hasta las rejas del balcón. Tengo que soltar la palanca, perder mi única arma para poder trepar con garantías, pero al menos, logro encaramarme justo candongos zombies se abalanzan sobre mi.

De momento, estamos a salvo de ellos en este balcón... ¿Pero por cuanto tiempo?

Mientras conseguíais subir, oísteis a vuestras espaldas el motor de un coche aproximándose y parándose. Pero en ese momento apenas podíais pararos pues por los pelos estabais subiendo a ese balcón, incluso notasteis alguna que otra mano agarrándoos los tobillos, pero al final, pataleando un poco os asisteis a los barrotes con fuerza y empezasteis a ascender. 

Una vez arriba, pensasteis que podríais descansar un poco y tomar un respiro. Pero al giraros os disteis cuenta que el motor que habíais oído no era sino la furgoneta de vuestras compañeras. Visteis a Isabel salir del coche decidida a pelear con esos zombis, pero de repente se quedó parada con cara de incertidumbre, al ver como subíais por ese tejado.

Ahora aquellos seres se giraron y vieron a una nueva presa, al alcance de sus pasos.

- ¡Largaos de aquí! ¡Ni se os ocurra atacarles! - grito a Isabel, mientras miro hacia abajo, a la multitud de criaturas que se han reunido a nuestro alrededor.

- Debemos buscar una salida para volver al coche con las chicas, Marcos - comento, aun con el aliento entrecortado por el esfuerzo. - ¿Probamos a forzar la puerta de la terraza o tratamos de trepar hasta el tejado?

 Al ver a salir a Isabel, Liz negó con la cabeza y se cambió al asiento del piloto; "¡No!, ¡Espera!, ¡Pueden morderte!, ¡Todavía queda un poco de gasolina!", le dijo intentando que se apartara. Se puso el cinturón de seguridad sobre el pecho y empezó a acelerar contra los zombis, alejando el vehículo de la pared para que no alcanzara a sus dos amigos.

"Aparta Isabel, aparta, que vamos a darle al coche un buen final... aaaAAAHHH", gritó mientras embestía al arco de zombis que rodeaban a Romo y a Marcos. Puede que el coche se quedara sin gasolina, pero tendría la suficiente como para impulsarse contra los zombis: esperaba coger al menos a la mitad, para hacer un pasillo a los dos chicos.

Me detengo a pocos pasos del grupo de zombies, observando como Romo y Marcos ponen a salvo sus vidas. Sonrío y siento alivio por ellos, pero aquella felicidad y tranquilidad apenas dura unos escasos segundos.

Liz tenía razón y no fue una brillante idea haber bajado del coche, ahora me había convertido en cena para aquellas desagradables criaturas y no creía que tendría mucha suerte al escapar.

Comienzo a mirar hacia los lados en busca de algún refugio, pero la única opción era treparme a un balcón y para lograrlo, debía sumergirme en el grupo de caminantes.

Camino hacia atrás a un paso rápido, no deseaba darles la espalda, así podría estar preparada para un ataque y defenderme. Me preguntaba que tan fuerte podían ser y en ese momento...

El coche que conducía anteriormente venía con tal velocidad, que me aparto tan rápido como pude. Una pequeña esperanza brota en mi interior, pero, el coche tenía poco combustible ¿Lograríamos escapar?

Me detengo y observo el coche, esperando que desenlace tendría la acción realizada por Liz, para pensar en que hacer, si subir al coche o correr en dirección contraria.

Apenas Romo estuvo a su lado cayó de espaldas contra la pared agotado. Pero un sonido lo hizo ponerse una vez más en alerta. Un vehículo se acercaba. Su vehículo. Pudo ver como Isabel se bajaba.

-No- dijo con un susurro ahogado-. ¡Isabel corre, no te quedes ahí!

Las palabras de Romo son como rocas que caen al vacio, tardan en llegar a su mente. Piensa rápido, aunque entren a la casa sus amigas de todos modos estarían en peligro. Pero si ellas huían con la furgoneta quizás tendrían alguna esperanza… Pero sus esperanzas se desvanecieron cuando vio a la furgoneta golpear con furia a muchos zombis. No tenía sentido, solo tenían que huir, ellos podrían buscar alguna otra salida y encontrarse después.

-Adentro- grita a pesar de que Romo esta a su lado-. A lo mejor así podamos abrir la entrada y ellas podrán entrar. Después vemos….

Antes de ponerse con la ventana por encima del hombro le dice a Romo:

-Puede haber más adentro, estate preparado.

Liz condujo el coche contra aquella horda de zombies, embistió a muchos pero a causa de la poca velocidad que ya tenía el coche, algunos simplemente fueron empujados y ahora saltaban encima del parabrisas golpeando el cristal con sus manos desnudas. Al menos había atropellado a la mitad. Ahora un pitido de alarma encendía y apagaba las luces de esa furgoneta, seguramente habría saltado alguno de los sistemas de alarma del coche. Tras el golpe también salieron los airbags frontales.

Isabel se echó a un lado para no ser atropellada también ella. Algunos zombies, que habían sobrevivido a la embestida también se dirigían hacía ella.

Por otro lado, Marcos y Romo intentaban echar abajo la puerta atrancada que daba al balcón donde habían subido.

Todo esto era un caos. Estaba claro que cualquier ruido o sobresalto altera a estas criaturas y las lanza en busca de una presa. La próxima vez deberían ser más cuidadosos... si es que había próxima vez...

Con ayuda de Marcos, intentamos forzar la puerta de entrada en el balcón para bajar hasta la puerta principal y poder dar refugio a las chicas. Pero estaba costando más de lo esperado...

Genial, simplemente genial, ahora Liz también tendría problemas.

Permanezco inmóvil empuñando la herramienta y mirando fijamente a las criaturas. Sentía miedo y un poco de naúseas, quizás por el mismo pánico y por la desesperación del momento.

Comienzo a mirar hacia ambos lados, buscando una salida o un refugio o quizás debía salir de aquella calle, pero ¿Y si me encontraba otro número más numeroso?

-Joder...- digo con un hilo de voz y nuevamente comienzo a retroceder, ésta vez les doy la espalda y de vez en cuando los miro por encima del hombro.

Los chicos estaban a salvo y Liz si pemanecía dentro, quizás nada malo le ocurríria. -El resultado de jugar a la heroína...- murmuro y continuo mi camino sin saber que hacer.

Rompe el cristal y mira a través del agujero que quedo para localizar el pasador que les permita abrir y entrar en la casa. También busca algún zombi, no quería meter la mano y recibir una mordida por descuidado. Se sorprendió al pensar de forma tan fría en una situación así.

Abrió la puerta y se preparo para golpear a lo que sea que se metiera en su camino. Miro a su alrededor tratando de acostumbrarse a la penumbra del interior.

-Vamos- dijo escuetamente a su compañero. No había tiempo para planear nada mas, antes de internarse en el interior de la casa les grita a sus amigas-. Vamos a abrir la puerta de la casa, traten de llegar ahí…

Sabía que su pedido era muy difícil de cumplir pero era lo único que se le ocurría en ese momento.

Esos días habían salido de una situación crítica a otra, pero era consciente que su suerte podría acabarse en cualquier momento.

"Gmbf...", ¿Qué había pasado?, no lo sabía porque una cosa blanca y grande la había golpeado lastimándole el pecho y aplastándole la cabeza en el asiento. Ahora todo era blanco, pero poco a poco empezó a deshincharse... mientras el airbag se empequeñecía, poco a poco vio la situación, con algunos zombis haciendo el tonto en los cristales, intentando romperlos para comérsela como si fuera una sardina dentro de una lata.

Al menos había apartado a los zombis de sus amigos... quitándose el cinturón y pateando el airbag consiguió reducirlo hasta salir, y empezó a buscar una posible salida... ¿alguna de las puertas estaba libre?, ¿había un panel solar?. Esperaba que la distracción del coche, (cada vez más distracción, porque se había puesto a pitar), atrajera a los monstruos y los apartara de sus amigos...

Tras varios golpes, conseguisteis romper la puerta del balcón, que era de madera vieja. Y entrasteis en esa casa. A causa de las arremetidas, caísteis torpemente hacía dentro, al ceder la puerta que estabais golpeando. Por suerte aquello parecía despejado. Estabais en una habitación con una cama doble. Parecía todo bastante recogido y una tela de polvo cubría todos los muebles, por lo que supusisteis que aquella casa hacía algún tiempo que no la usaban, puesto que muchas de las viviendas de ese pueblo eran segunda residencias de gente que vivía en las grandes ciudades y que venía a veranear.

Por otro lado, Liz de desenvolvió sin mucha habilidad para deshacerse de aquel airbag. Miró hacía todos lados, había al menos un zombie en cada posible salida y la puerta lateral derecha, estaba muy arramblada a la pared con lo que no podía abrirse. Por lo que su única oportunidad estaba encima suyo, pues la ventana superior, aunque no era muy grande podía servir para salir de esa furgoneta con cierta seguridad.

Isabel, que estaba a unos metros del coche, veía como un par de zombies descarriados se acercaban hacía ella, la mayoría estaban entretenidos con la furgoneta que acababa de chocar contra ellos, y apenas habían prestado atención con la muchacha.

Ahora Liz también estaba en problemas ¿Lograríamos salir con vida de ésta situación?

Empuño con firmeza la herramienta y suspiro en varias ocasiones para tranquilizarme. No eran humanos, habían dejado de serlo y si quería continuar con vida, debía matarlos.

En varias ocasiones miraba furtivamente hacia el balcón por el que habían trepado con éxito Marcos y Romo, esperaba alguna señal de ayuda por parte de ellos, pero quizás en el interior de la vivienda, se encontraron con obstáculos.

-Tu puedes hacerlo, tu puedes hacerlo...- repetía una y otra vez dandome ánimos a mi misma.

Marcos se movió en la oscuridad de la casa casi con furia, llevaba su arma preparada para descargarla contra el primer indicio de movimiento. Solo esperaba que no fuera alguien vivo, pues golpearía primero y preguntaría después. Recorría cada habitación buscando la escalera que le permitiera bajar al primer piso, cada puerta hubiera era un nuevo desafío, pues podía estar ocupada por alguno de esos monstruos.

-Donde mierda esta para bajar- exclamó con bronca mal disimulada. Se dijo estúpido mil veces al estar arriesgando la vida a cada instante por los demás. Casi no se reconocía a sí mismo.

El tiempo parecía haberse detenido. Cada movimiento era lento y cada demora una eternidad. Era mucho peor que los demás dependieran de ti, por eso no tenía amigos.

Es una casa pequeñita, así que encontráis rápidamente las escaleras para bajar, aunque está oscuro podéis ver bien por la iluminación exterior. Bajáis corriendo pero con cuidado, aunque parece que no haya nadie ni nada ahí dentro, pues todo parece ordenado y limpio. Tras bajar unos escalones os dirigís hacía la puerta y la abrís rápidamente.

Mientras, Liz se había subido al techo de la furgoneta, los zombies que estaban intentando acceder al coche, ahora se agrupaban para intentar subirse al coche, aunque con cierta torpeza, había alguno que se había subido ya en la parte delantera.

Isabel por su lado, intentó defenderse de los zombies, pero sin demasiada suerte. Uno de ellos se abalanzó torpemente hacia ella, y aunque consiguió esquivar su arremetida, aquel ser la golpeo haciendo que cayese al suelo. Ahora si estaba en serios problemas, pues estaba a merced de que alguno de esos zombies se abalanzara sobre ella.

Intenté esquivar el ataque de aquella criatura, pero había fracasado, tal y como lo supuse.

Y allí estaba yo, en el suelo y a punto de ser deborada por ese zombie. Comienzo a arrastrarme, lastimando mi piel, pero no me importaba, prefería eso a ser cena de aquel caminante.

Miro desesperada hacia los lados, en busca de ayuda, pero, Liz estaba en problemas y los chicos, quizás también. Empuño nuevamente la herramienta, aunque algo me decía que no serviría de mucho.

Algunos zombis estaban intentando subir al coche, pero eran muy torpes. Uno se había subido al capó, y pronto conseguiría llegar hasta ella, así que no podía quedarse allí arriba. Los zombis eran un poco tontos, así que quizás podría saltar del techo al suelo sobre sus cabezas, y tendría tiempo para salir corriendo, pero tenía miedo de no saltar bien: no era ninguna atleta, y podía hacerse daño y que luego se la comieran. Mordiéndose el labio, miró alrededor; al menos había ayudado a sus amigos, los zombis se acercaban, la pared tras ella no tenía ninguna ventana y no había ningún arma a mano, así que no le quedaba otro remedio.

Cogió un poco de carrerilla, y saltó con un grito por encima de las cabezas de los zombis, intentando caer bien para poder salir corriendo...

Ajenos a la suerte de sus amigas, Romo y Marcos abrieron la puerta de la casa. El mismo sonido de la camioneta chocada les guió rápidamente hasta su objetivo. Un simple vistazo les hizo encoger el corazón. Ambas estaban en una situación terriblemente difícil y mortífera. Isabel parecía a punto de sufrir una muerte horrible, tenía un zombi sobre ella dispuesto a cebarse con su carne.

Con su arma en alto y desatando toda la furia que siempre a habido en él, Marcos arremetió contra el muerto viviente. Lo golpeo con su hombro para sacárselo de encima a Isabel. Golpearlo no le pareció buena idea por el hecho de que podía herir a la muchacha. No tenia nada de tiempo, mas zombis se acercaban.

-Andá a la casa- le dijo buscando con la mirada las acciones de Romo, pero su atención se centro en el salto de Liz para tratar de dejar atrás a los zombis...

Liz saltó con desesperación para poder zafarse de aquellos zombies, consiguió su objetivo pues con el salto salvó por encima aquellos zombies que intentaban aferrarse a ella desde la furgoneta. Por desgracia no cayó demasiado bien torciéndose el tobillo, de todas maneras la situación era crítica y a pesar del dolor que empezó a sentir, se levantó para no pasar ni un instante ahí en el suelo para que los zombies dieran buena cuenta de ella.

Por otro lado, Marcos llegó a tiempo para evitar la fatídica suerte de Isabel, aunque el golpe no fue muy duro, fue lo suficiente fuerte para apartar aquel zombie que se abalanzaba sobre la pobre chica para morderla.

Sin apenas percatarme de la enorme cantidad de zombis que empiezan a acumularse alrededor de la casa, salgo detrás de Marcos, quien valientemente se interpone entre Isabel y los muertos vivientes.

Del mismo modo, Liz salta desde el techo del coche, pasando por encima de los monstruos que se abalanzaban sobre ella, pero apoyando mal su pie y torciéndose el tobillo. Corro hasta ella, y levantándola en volandas, bromeo, guiñándola el ojo - ¡Que poco pesas, pequeña Liz! - mientras vuelvo a entrar en la casa. Dejo a Liz tumbada en una silla de la entrada, y vuelvo a salir para ver si Marcos e Isabel necesitan mi ayuda.

- ¡Vamos chicos, volved adentro mientras aun hay tiempo! - Exclamo.