Partida Rol por web

Nadie responde, permanesco unos minutos más hasta que desisto y regreso a la casa rodante esperando encontrar a Alana para preguntarle si sabe al respecto del paradero de Stan y saber que ella está bien.

-Ey Alana, estás por aquí?- la llamo al entrar a la casa rodante.

-Veo que te ha gustado la música... al menos silenciaron tus berridos...- Dwight se recarga a un lado de la enorme puerta metalica de la celda donde se encuentra Roland, enciende un cigarrillo  y luego exhala una enorme bocanada de humo.

-El estupido viejo no pudo contigo... por eso perdió la oportunidad de hacerse rico con todos los puntos que le hacias ganar...- Guarda silencio un momento cómo quién habla consigo mismo. -Y tú perdiste la única manera de salir vivo y bien librado de esta prisión...- Dwight se incorpora y se dirige a la puerta. -¿Cuanto tiempo llevas ahí metido?... -¿Dos días?... ¿Una semana?... ¿Un mes?...- una sonrisa se dibuja en su rostro pero Roland no la puede ver. -Negan nunca pierde... te ha quitado todo y te dejará morir aquí por no seguir las reglas desde un inicio...- Dwight termina su cigarrillo y lo arroja al suelo para apagar los restos con la suela de su bota.

Antes de que se retire e inicie nuevamente la música Dwight se detiene y casi imperceptible le dirige unas última palabras.

-Tus amigos han escapado... Negan se lo cobrará muy caro...- La música vuelve a sonar una y otra vez de manera interminable.

Brianna deja la ropa seca que estaba recolectando en un cesto y se dirige hacia donde ha llegado la camioneta.

-¡Dios!... ¡¿en verdad son ustedes!?... ¡¿y Roland?!... ¡¿y Alexandra!?...- Pregunta desconcertada ayudandolos en lo que puede y conduciendólos a una casa rodante, mientras que con la mirada busca a Milky para que traigan algo de comer.

-Los tiene que revisar el médico antes que nada...- Le indica a Jafreese con la mirada al útlimo carro de la caravana, justo donde se encuentra el consultorio de la comunidad.

Al ver que son sus compañeros que regresan Stan se acerca lentamente para ayudar. Estaba por saludar a Jafreese cuando nota a un manco conocido.

-Mierda, es Thomas, gracias al cielo- casi corre a él, pero debía fingir que no lo conocía o Gregorio sospecharía.

-Oigan ¿Quien es el nuevo?- pregunta guiñando efusivamente un ojo hacia los tripulantes de la camioneta, asegurándose de que el viejo no lo notara.

Aprovecha para ver mejor a su amigo al descargar algo de equipo -Oiga, señor, ¿Necesita ayuda con algo?- vuelvo a guiñar el ojo.

Una voz no tan extraña, pero igual de irrelevante suena. -Jaja... les molesta que alguien hable, pero permiten que un demente les destruya las vidas... (en verdad no se cuanto tiempo ha pasado) -Mi vos es débil, pero él la puede escuchar. -Por lo que sé a ti te lo quitará todo y te dejará vivir, ¿cómo se llama... Sherry...? Jajaja... ve y continúa con sus reglas... cobarde.

Un comentario me da algo de descanso. -No creo que escapasen realmente, pero igual no puedo saberlo. No se cuanto tiempo tarde el hambre para matarme.

Escucho las palabras de Rebecca que tienen bastante sentido. Gregory es un tío que no quiere problemas y si se entera de esto no los aceptaría. Le pregunta su opinión a Matt quien también quiere dejar el camión aunque con un argumento bastante extraño y contradictorio.

Creo que tenéis bastante razón en lo de no llevarnos el camión, pero van a saber de sobras quien les ha pegado, os recuerdo que se ha escapado uno que nos ha visto las caras a todos, y por supuesto a Jeanine y Thomas – comento al capitán, pero parece que tiene su decisión tomada, continuo debemos estar preparados para su respuesta.

Asiento a las palabras del capitán y voy a sacar algo del combustible del vehículo. Una vez he cargado el combustible me acerco a devolver la llave del camión, la meto en el contacto e intento partirla para que se quede dentro de la clavija y al menos tengan dificultades. Total, nos conocen de vista y tarde o temprano atarán cabos.

De camino aprovecho para hablar con los recién rescatados, la camioneta no es muy espaciosa así que vamos un poco apretados. Jeanine va delante con Rebecca y Matt y Thomas y yo.

Os quiero poner un poco en situación, estamos ahora alojados en un asentamiento llamado Hilltop (o cima, cada uno lo llama de una manera xD). El director del asentamiento se llama Gregory, y por lo que hemos averiguado no quiere saber nada de combatir a los Salvadores, les tiene pavor. Así que hemos omitido nuestro encuentro con ellos ni sabe nada de vosotros. Al llegar, os haremos pasar por desconocidos., miro con resignación a Jeanine, tiene que ser así, yo creo que en poco tiempo podremos juntarnos más. Seguramente os harán una entrevista personal, tenéis, me corrijo, tenemos, que pensar en algo… No podéis decir que os atacaron los Salvadores… así que mejor que os atacó una horda, en cuanto a tu condición Thomas, miro su miembro ausente y pongo mi mano en su hombro, tendremos que pensar también en algo aunque puede ser lo que tú quieras. No tenemos ni por qué saberlo.

Al llegar al asentamiento bajamos del vehículo y Stan se acerca, primero llegar Brianna y mete la pata saludándolos. La miro sorprendido, asiento a sus palabras, y susurro hay que tener cuidado, tenemos que hacerlos pasar por desconocidos…

Venid, vamos al médico que os eche un vistazo – me dirijo a ellos con cierta distancia, antes de que los acompañe a revisión se acerca Stan quien por suerte ya parece saber lo que hay que decir, suspiro aliviado. Hablo en bajito Creo que no han traído nada Stan, vamos a que les eche un vistazo el médico. Por cierto, hay que estar alerta los Salvadores saben que nosotros los hemos rescatado, aunque no saben donde nos alojamos. Los cojo del brazo y los llevo a revisión.

Rebecca mencionó a un tal Gregory, y Matt estuvo de acuerdo en su sugerencia, en no coger el camión por las razones ya dadas por la rubia. Por lo visto los demás habían encontrado un refugio en los tiempos que los cuatro secuestrados estuvieron cautivos, en las feroces garras de los salvadores. – Como querías, pero que quede inservible, las ruedas, o el motor, lo que sea. Lo usan para cobrar los malditos tributos. – Comentó el chico con contundencia.

Fue llevado a un lado a cambiarse el desgastado atuendo junto Jeanine mientras el grandullón drenó en ese tiempo el depósito del vehículo. Lo hizo solo, sin necesidad de ayuda, unos vaqueros, unas deportivas, una camiseta, y una camisa. Todo sencillo, práctico y cómodo.  No necesitó más.

Si pudo, aprovechó algún cuchillo de los capullos caídos con el fin de rajar las ruedas. Dudó de que sirviese de mucho, sin embargo, quiso disminuir, aunque sea un poco, la capacidad de transporte de aquellos malnacidos.

En la camioneta, el inexpresivo ex  enfermero, es puesto al día por el que fue un gran reconocido boxeador. -  Hilltop, ¿eh? Los que nos delataron en primera instancia, genial. Será divertido. – Añadió con cierto tono de desagrado, aunque tampoco tuvo intención de discutir sobre ello. Mejor eso que nada, supuso.

Y qué sepáis, que cualquier cabrón de esa escoria de salvadores, si nos ve a mí o a Jeanine, sumará dos y dos en el acto, los nuevos  se convierten en el centro de atención, quieran o no. – Masculló con odio, un odio frío, casi glaciar ante sus últimas palabras. A juego con sus ojos. Tarde o temprano, ocurriría.

Hizo una breve pausa, aprovechó el camino para continuar mencionando algunos detalles, o más bien, un adelanto de los mismos.  -  El enfrentamiento con ellos será inevitable. Será cuestión de tiempo. Más si se quiere salvar a la pelirroja, ya que habrá que pasar por el líder, Negan con casi total seguridad. – Mascó aquel nombre con auténtico desprecio. En mayúsculas.

Jafreese hizo mención sobre la parte faltante del chico desaliñado con barba. –Eso será fácil, me mordieron por inútil, y tuvo que ser cortado haciéndome más inútil. Nada complicado. Después de todo es la verdad. No tengo necesidad de mentir sobre eso.– Comentó esta vez con un desdén dirigido a sí mismo.

Guardó silencio tras aquellas palabras, el resto de detalles, a su debido tiempo. Tenían que reunirse con los demás, si es que estaban vivos, claro, teniendo en cuenta las circunstancias, las tragedias no venían solas. Su mirada se quedó fija en el cristal delantero, al ser el más delgado de los tres, se puso en medio de los dos etíopes. Al rato sus ojos clavados en el horizonte atisbaron una enorme casa, y al acercarse a ella caravanas. Suspiró con hastío.

guardo silencio mientras van explicando la situación. El cambio de ropa es más un paso a seguir que una necesidad. Por mucha ropa que me ponga nueva no creo que sienta jamás la normalidad que podía sentir antes del salón rojo.

-Está claro que nos reconocerán... al manco y a la put... ... a la negra... del salón rojo?... - mi mirada se ensombrece y trato de evitar mirar a Jafreese a los ojos. Es demasiado. - ...ÉRAMOS SUS JUGUETES... nos trataron peor que animales.. - mi nariz suena, como apunto de ponerme a llorar. Pero la rabia al recordarlo era demasiada. - Sólo hace falta que algúno de sus secuaces o espías o alguien cobarde les diga que una negra y un manco rondan por allí. No hace falta ni que nos miren a la cara...

Le doy un golpe con el puño a la camioneta. *HAY QUE EXTERMINAR A ESOS CERDOS - siguen a su lider como una panda de puercos descerebrados... hacen lo que sea por conseguir.. puntos. Hombres y mujeres... todos son iguales.

Una vez allí. No aparto la vista del suelo, hago lo que me dicen para no cagarla. *Estoy bien entrenada para obedecer ahora... - pienso amargamente. Haciéndome la tonta como si no conociera a nadie.  Excepto a Brianna, parece que ella no puede disimular que nos conoce... esperemos que no se hayan dado mucha cuenta ese tal Gregorio.  -Más tarde Brianna.. luego te lo contamos todo. - le susurro antes de que me lleven a donde tenían que llevarme.

Finalmente llegaron a aquel campamento, refugio, o lo que fuese. Al bajar del vehículo, la primera en recibirlos fue Brianna que preguntó por los dos faltantes. Jafreese respondió antes que el manco lo hiciese, después de todo, tenían un papel que cumplir, el completos desconocidos.

Papel no muy difícil por parte del joven, que en el pasado se dedicó a ser enfermero, tras las evidentes y notorias ojeras su disidente mirada se quedó fija en la casa. No hubo mucha alegría ni euforia por el anhelado reencuentro. Más bien, indiferencia. Al poco llegó Stan en el papel de desconocido.

Thomas se mantuvo inexpresivo, con sus ojos azules más grisáceos de lo habitual, en él.  Una mirada distante, carente de emoción, al igual que su rostro.  – No será necesario, traigo lo puesto. – Contestó al docente de forma bastante distante, casi áspera. – Chris. Puedes tutearme. – Respondió indiferente con un nombre, claramente falso para aquellos que le conocían. Y aunque ciertamente, el joven, se encontró a mitad de camino entre los veinticinco, y la treintena, dudó que, con  aquel ritmo, llegase a ver el cambio de decenas en su edad. Tampoco es que tuviese demasiada relevancia.

Ya de cerca, el aspecto del chico, distó mucho de estar bien, físicamente hablando, más pálido, ojeroso, y también, pese a la ropa, se pudo atisbar una pérdida de peso.  En general, un aspecto más demacrado. Pero en especial, lo más destacable es que no quedó ni rastro del joven alegre, sonriente, y optimista. Más bien el de alguien lejano, disidente, e imperturbable. Si hubo algún atisbo de alegría por el reencuentro, se quedó enterrada bajo su expresión, o más bien, carente de ella. Un encuentro frío. Los trató a todos como auténticos desconocidos.

El moreno cogió a los dos recién llegados con la intención de llevarles a la última caravana, a la consulta. - Espero que me recete un bala entre ceja y ceja, o en la sien. - Masculló para sí, aunque audible de forma exclusiva, para la pareja de tez oscura que acompañaron al desgastado chico de una sola mano a la mencionada caravana.

Aprovecho momentáneamente el camino hacia las caravanas, apenas tengo fuerzas de hablar aunque me sobran para golpear y reventar un par de cabezas, desde las estupideces de Zach hace una eternidad no sentía tanto odio… apenas un susurro me dirijo a Thomas al que se veía destrozado y pidiendo la muerte, lo miro con tristeza, y a mi Jeanine yo… no puedo ni imaginar lo que os habrán hecho, miro a Jeanine, tus… tus palabras son estremecedoras, lo que has dicho, la p... la habitación roja, me detengo para tragar saliva y avanzo un paso para abrazarla pero de repente me doy cuenta y me detengo, para alguien que mire habrá visto como que me he acercado mucho y luego separado, extraño sin duda, continuo tras resoplar, hay que matar a esos hijos de puta, por vosotros, por los que aún están ahí…, guardo silencio unos instante y miro a Thomas, y por Jae.

Se abrazó a Negan cuando éste la atrajo hacia sí para besarla, cuando la besaba de aquella manera su cuerpo reaccionaba con vida propia siempre correspondiéndole y nublándole el pensamiento. Al separarse asintió a sus palabras permaneciendo aún abrazada a él, le gustaba estar en sus brazos, especialmente cuando la miraba como lo hacía en ese momento. Por unos segundos olvidó a donde irían así como el hecho de que con toda seguridad Negan iría a asesinar a algunos de su antiguo grupo.

Dejó el despacho para ir al vestidor, le dirigió una mirada a Sherry de incertidumbre. Mientras se enfundaba en unos jeans ajustados, playera y chaqueta negra su mente que había estado aletargada ante el embrujo de los besos de Negan ahora estaba a mil pensando en demasiadas cosas ¿Qué demonios le ocurría? Ella nunca se había dejado manejar así por ningún hombre...pero Negan no era cualquier hombre, nunca había conocido a alguien como él. La pelirroja no lograba entender cómo era que después de todo lo que lo había hecho solo era cuestión de que él se comportara de aquella manera para que ella simplemente dejara de pensar.

-Sí, estás completamente dañada Alexandra...-

Se calzó unas botas y sentada frente al espejo se quedó unos instantes perdida en su reflejo. ¿Qué pasaría al llegar a Hiltop? ¿Qué haría ella si Negan le pedía escoger a quien matar? Cerró los ojos sabiéndo de antemano la respuesta, había tomado ya su decisión y no daría marcha atrás. Ella no era una cobarde pero tampoco tenía madera de martir. Dió unas cepilladas a su roja cabellera y salió para encontrarse de nuevo con Negan.

La música cesa y la enorme puerta metálica se abre pesadamente, la poca luz se filtra por la hendidura de la entrada lastimando los ojos de Roland, uno de los guardias se acerca al prisionero y le entrega un sandwich.

-Arriba... Negan ya no te necesita aquí...- aún ni bien termina de comer y lo arrastra afuera escoltado por otros dos hombres, lo suben a un camión colocándole el collarín y la correa de cadena sujeta a la estructura del camión, Dwight revisa su arama y la prepara.

Roman se acerca y a lo lejos comienzan una nueva discusión, Dwight queda pensativo un momento y al parecer cede a lo que le estuviera solicitando Roman, el tipo se aleja y Roman con la mirada señala a los guardias para que lo sigan al camión, se acerca a Roland y da una palmada a la lámina del vehículo.

-Vámonos Robin... antes de que Dwight te mate...-

De nuevo afuera... -Que me mate...? sería mucho mejor que morir de hambre. -Hablo con poca energía dirigiéndome a Roman y moviéndome con cansancio. -¿Qué le pasa, problemas viviendo en el paraíso de Negan? Eso es algo imposible si todos son... depredadores. -No espero que mejoren las cosas. -Blgrrr. -Vomito lo que no tengo en el estómago antes de subir con dificultad al camión.

Antes de subir a la camioneta observo la cara del moreno ante mis indicaciones, ó Jafreese no tiene una pizca de sentido común ó simplemente tanta coca aspirada en sus momento de fama le habrán  fundido el cerebro... después de lo que me han contado sobre lo que ha hablado de mí y su insinuaciones para proponer a Stan como líder, no me extraña que siempre este cuestionando mis indicaciones, es en el que menos confío de todo el grupo, pero en este momento él es el más pequeño de los problemas en esta encrucijada, el boxeador recapacita y cumple la indicación es hora de marcharnos, en el camino antes de esconder las armas Jeanine y Thomas nos cuentan un poco del infierno que experimentaron a lo que intervengo...-En este momento estamos de paso en Hilltop, llegué a un acuerdo para ser aceptados en esa comunidad a cambio de trabajo, pero no nos quedaremos por mucho tiempo... el que se quiera quedar en esa colonia, no se lo impediré...- señalo al moreno... -Lo digo por tí Jafreese... estoy conformando un grupo sólido y gente de mi entera confianza... tú no lo eres para mí, sabes por qué lo digo, así que en cuanto lleguemos puedes hacer lo que mejor te plazca, hablaré con Gregory para permanecer unos días más en esa colonia y luego partiremos más al norte, pero antes hablaré con Jesus para rastrear a la gente que nos falta... no me iré sin Roland ni Alexandra, cueste lo que cueste...- el camino se sigue en un silencio incómodo, después de esconder las armas y de que se cambien los antes prisioneros continuamos brevemente el camino a Hilltop.

Después de una muy breve entrevista con Gregory a lo cuál no le parece muy bien que se integren dos personas más, le solicito una reunión para más tarde observo de reojo que ayudan a Jeanine y a Thomas llevándolos a la caravana del médico, asiento con la cabeza la hora acordada con  el líder de aquella comunidad y le pregunto por Jesus, le agradezco sus atenciones y me dirijo a reunirme con el resto del grupo para buscar más tarde a Jesus.

Justo antes de que ingresen a la caravana del médico me acerco a Thomas y al resto del grupo que se ha congregado ante la llegada de los "desconocidos".

Me detengo ante la puerta de la casa rodante y miro fijamente a los ojos del enfermero. -En el camino mencionaste esta comunidad... Hilltop... los que nos delataron en primera instancia... ¿Como es que sabías que nos encontrabamos aquí?... ¿Cómo supiste el nombre de esta colonia?... ¿Porque dijiste que sería divertido?...- sus palabras sonaron muy extrañas y en estos momento mi instinto me dice que estamos en inminente peligro, sin armas y confiados seremos presa fácil de esos Salvadores.

Veo pasar a Jesus directo a su caravana, busco a Stan con la mirada, y luego me dirijo nuevamente a Thomas. -Ve a que te revisen... más tarde conversaremos...- Me dirijo a Stan. - Stan... acompañame con Jesus...- luego le indico a Milky que se acerque. -Necesito a Mike... indicale por favor que nos encontramos en la caravana de Jesus...- el chico asiente con la barbilla y corre en busca del marine, vuelvo a dirigirme al docente. -Iremos por Roland y Alexandra...-

El capitán alcanza Jesus en la entrada a su caravana, lo saluda y le pide hablara en privado a la espera de que Stan y Mike lo hayan seguido. Una vez adentro Jesus se despoja de su abrigo y la mochila con provisiones que cargaba, se dirige a la pequeña cocina y toma una tetera  a la que le coloca agua y la pone a calentar.

-Y bien... capitán... ¿Para que me necesita?...- el hombre de los ojos claros le señala una silla de manera amable al docente y otra al capitán, al poco rato llega Mike Sanders quién toca timidamente, Jesus abre y un poco extrañado lo invita a pasar.

-Disculpa... yo lo invité sin preguntar antes, el será parte fundamental en el rescate que pretendo llevar a cabo...- el capitán se dirige a Stan. -Y tú también estás dentro de esto Stan, si así lo quieres...- Jesus con rostro intrigado pero con una curiosidad que se le nota a leguas permite que entre el marine quién agradece bajando la cabeza y tomando asiento a la primera oportunidad.

-Cómo bien sabes... Tuvimos un encuentro con los Salvadores antes de llegar aquí... se llevaron a cuatro de los nuestros, a dos de ellos los hemos recuperado, pero aún faltan dos más...- Jesus se recarga en la mesa y cruza los brazos interesado a medida que el capitán habla.

-Por lo que he platicado con Gregory y lo que he visto aquí, tú eres el que mueve los hilos de esta comunidad, y tienes los contactos y conocimientos para moverte con sigilo de un bando a otro sin ser detectado... quisiera saber si a estas alturas tenemos posibilidades de recuperar a nuestros compañeros, no permaneceremos más tiempo del debido aquí... tú lo debes de saber perfectamente... si Gregory continúa al frente estos es cuestión de tiempo para que esos Salvadores vengan y arrasen con la poca libertad que tienen esclavizándolos aún más y aumentandoles el precio del tributo que tienen que pagar...- Matt mira a los ojos de Jesus quién lo escucha pensativo.

El sílbido de la tetera alerta a Jesus avisando que el agua se encuentra hirviendo, busca en una alacena una pequeña caja con bolsitas de té y luego se dirige a los invitados inesperados. -¿Alguno de ustedes quiere un poco de té?...- el capitán niega amable con la cabeza al igual que Mike Sanders, luego se dirige a Stan y retoma la plática.

-Lo que me está pidiendo capitán es un suicidio... la fortaleza de los Salvadores es un lugar inexpugnable, tiene un ejército de hombres y mujeres dispuestos a  morir en nombre de Negan sin dudarlo un segundo... aunque...- hace una breve pausa mientras sirve agua caliente en una taza. -A los prisioneros que no mueren en los primeros días los reparten en diversas bases que ellos tienen cómo carne de cañón, una vez que mueren de hambre ó cansancio los dejan que regresen convertidos en cadáveres guardianes, que transportan en camiones para colocarlos cómo trampa mortal alrededor de su Santuario, entre algunos exploradores y yo hemos medio descifrado el patrón de salidas que tienen para recolectar a esos guardianes, lo curioso del caso es que utilizan esclavos para ese fin... puede que sus compañeros se encuentren dentro de esa minoría... hay una pequeña probabilidad...- Jesus vacía dos cucharadas de azúcar y revuelve mirando a sus interlocutores y luego continúa. -Con esto estoy diciendo que si los ayudaré... con el fin de que se alejen y nos alejen del peligro... su grupo en esta comunidad es una bomba de tiempo que no tardará en explotar, así que mientras menos tiempo permanezcan aquí... bueno será lo mejor para todos en Hilltop...- Da un breve sorbo a su té disfrutando la escencia un momento.

- Si, estoy aquí dijo a Amandha mientras volvía a guardar debajo de la cama la pistola que no había entregado, le gustaba su tacto y aquí entre extraños y con esos Salvadores cerca estaba intranquila.
Al abrir la puerta de repente se fijo en una camioneta que pasaba y de ella descendían... Mis Compañeros???.
Por lo que le dijo a Amandha, mira la camioneta, vamos a ver que les ha sucedido, y de la misma sale de la casa le coge la mano a Amandha y va caminando sin correr ,aunque quería, hacia los recién llegados, a ver que contaban.

Después de la reunión con Jesus, Mike y Stan, me dirijo hacia la casa rodante, abro la puerta exasperado y me dirijo directo hasta el primer sillón que encuentro.

No pasa mucho tiempo y entra Rebecca, tal vez me ha visto ingreasar a la caravana y ha notado mi molesta tensión. Respiro profundo y trato de calmarme, ya un poco más relajado, saco la pistola oculta entre mis ropas, la reviso y la carga está completa, me aseguré de tomar un abastecedor nuevo donde ocultamos el pequeño armamento en la casona que nos señalo Jesus.

Sin voltear a verla le pregunto esperando encontrar una solución desde otra perspectiva, otra perspectiva que en verda me importe, la de la persona que amo.

-¿Crees que esté en el lugar correcto?... No puedo dirigir a un grupo que no quiere ser dirigido...- dejo la pistola en la pequeña mesita reclinable y me dejo caer en el respaldo del sillón sujetandome la frente en señal de estrés.

-No confío en nadie excepto tú, Mike y Brianna... me siento atrapado y culpable por la muerte de ese hombre... Jae... no debí haber disparado... creo que nunca debí haber tomado esa responsabilidad sobre mis hombros... esos Salvadores... vendrán y arrasarán con todo a su paso y yo... nadie podrá hacer nada, por que no hay resistencia... aún logrando traer de vuelta a Roland... no lo lograremos... aquí y con esta gente... no lo lograremos...- cierro mi puño hasta que los nudillos se ponen blancos por el esfuerzo en verdad no me siento responsable por este grupo ni me importa mucho lo que les suceda a los que están fuera de mí círculo más cercano.