Partida Rol por web

Aquella noche no fue la más agradable de todas. Las imágenes que habías visto te habían impactado bastante y habían perturbado tu sueño. Te levantas algo cansado al día siguiente, aunque no recuerdas haber tenido pesadillas ni nada por el estilo. Estás algo embotado... desearías no tener que ir a tu entrenamiento... entonces recuerdas que es Domingo, y por tanto no hay entrenamientos obligatorios.

Eso te daba tiempo para hacer un par de cosas interesantes durante el día.

Otro día más, pero uno para descansar. Al no tener que asistir a ningún entrenamiento, podía hacer lo que más le apeteciera. Por desgracia, no le apetecía hacer nada después de la asignación del sábado. No había sido una misión fácil ni exitosa, de modo que no podía estar muy animado. Salió del barracón con las manos en los bolsillos y expresión seria. Al menos no tenía heridas importantes pese a haber estado en dos combates casi seguidos. Lo peor se lo habían llevado otros...

Recordó que habían traído a alguien a la enfermería, de modo que se dirigió hacia allí para visitar a los heridos. Era un detalle que había que tener en cuenta. Caminaba con ese paso lento que siempre tenía cuando estaba desanimado. Antes de entrar en la enfermería, suspiró y dibujó una tímida sonrisa en su rostro.

Al abrir la puerta de la enfermería ves el interior de la sala, no había cambiado mucho y te seguía transmitiendo esa sensación de ser un sitio en el que no te gustaba estar. La doctora no estaba a la vista, pero el enfermero sí y te dirige una mirada algo confusa antes de señalarte con el dedo el escritorio de la médico. Probablemente se refería a...

-¿Sí?-La cabeza de la doctora sale de debajo del escritorio-¿Pero cómo, tú otra vez? ¿Qué pasa, es que no sabes salir de la nave sin desgraciarte algo...?-Se acerca y te echa un vistazo más de cerca-Un momento... ¡Pero si no tienes nada! ¿Has venido por algo en particular, te duele la barriga o algo así?.

Algo abrumado por su actitud, algo extraña para una mujer de su edad, sonríes como reflejo y es cuando te haces consciente de que una cara conocida te mira desde una de las camas. Mike, con una mascarilla de oxígeno te otea desde la distancia, con una sonrisa divertida en las comisuras de la boca. 

- En realidad, doctora, esta vez vengo de visita.- respondió sin saber exactamente qué tono usar. Miró a Mike y sonrió.- El paciente trasladado, ¿sabe?- señaló hacia él y volvió a mirar a la doctora, esperando su permiso.

No se esperaba ver a Mike con una mascarilla de oxigeno; no se había llevado la mejor parte de los tiroteos, pero tampoco había pensado que necesitara tanta atención médica. Pensándolo más detenidamente, era evidente que no era fácil recuperarse de un escopetazo a poca distancia, así que no debería ser una sorpresa verle así. Sin embargo, no dejaba de ser incómodo.

La doctora le quita importancia a tus palabras y vuelve a meterse debajo del escritorio.

Al acercarte a Mike ves que te está dirigiendo una sonrisa de oreja a oreja y nada más ponerte a su lado te suelta:

-Me pregunto cómo de malo he tenido que ser en otra vida para no poder despegarme de ti-Se ríe y se incorpora un poco, apartándose la mascarilla de oxígeno-No podía dejar que te llevaras el monopolio de las cicatrices, ¿sabes?-Te da un golpecito en el hombro con su puño-Aunque la mía es mucho más sexy, te lo aseguro-

Alexander se rió y negó con la cabeza.

- Soy como una maldición: si te portas bien conmigo, te perseguiré a todas horas.- bromeó.- Si quieres, te transfiero mi cicatriz, aunque no creo que eso sea posible. Por mí, te las puedes quedar todas.- sonrió, pero en seguida su rostro reflejó algo más de seriedad, la misma que había cargado desde el final del asalto contra los krogan.- ¿Estás bien? ¿Quieres hablar sobre lo que ha pasado?- preguntó, tanteando el terreno con cautela.

-¿Te refieres a esto?-Se señala el pecho vendado-Vaya... bueno, parece que el impacto perforó uno de mis pulmones... suena aparatoso, pero en realidad es poca cosa, en una semana estaré caminando-Te guiña un ojo-Y si lo que hace falta para despegarse de ti es portarse mal contigo... se me ocurren un par de ideas para ser malo, malo, malo...-Su sonrisa ahora es tan pícara que no puede ocultar nada bueno.-Siento que nuestra cita vaya a tener que esperar hasta entonces. Soy un caballero, no me gusta hacerme esperar.

- Tranquilo, no me importa dejar tiempo a la gente para que se recupere.- respondió con una sonrisa sincera.- No me gustaría que te pasara algo por exceso de ejercicio...- se calló de repente y rió discretamente.- Por favor, no me malinterpretes, que te conozco.- se frotó la nuca y volvió a reír tímidamente.- ¿Cómo es que te han trasladado a esta enfermería?- le preguntó al venirle el tema a la cabeza.- ¿Le cogiste cariño desde que probaste la deliciosa comida que sirven en la nave?

-¿Bromeas? ¡Es la mejor enfermería en la que he estado en mis años de servicio!-Asiente-Una médico rara... un enfermero mono, y gente que viene a visitarme todos los días-Se incorpora un poco, rectificando la postura-No me malinterpretes, no es que me guste recibir tiros en el pecho... pero al menos tengo excusa para vaguear un rato...-Parece algo intrigado por tu pregunta-¿Te gustaría que no estuviera? Quiero decir... ya habían rellenado los papeles para hacerme miembro temporal de la tripulación en calidad de ayudante de T-SEC en la Alianza. Así que, al parecer, según los burócratas, es vuestra responsabilidad mantenerme vivito y sano-Finge una mueca de dolor exagerada.-En pos de mantener este contrato... creo que necesitaré un beso...

Se te queda mirando con las cejas en alto.

Alexander se inclinó un poco y acercó su rostro al de Mike hasta que les separaron unos pocos centímetros. Le miró a los ojos y sonrió, dejando que pasaran unos pocos segundos en los que ni él mismo supo qué iba a hacer.

- No te aproveches de nuestra hospitalidad.- le susurró. Volvió a su postura inicial y rió con aire socarrón.- No me molesta tu presencia, nada más lejos de la realidad.- miró a un lado y a otro, buscando algo de intimidad.- Pero necesitarás algo más que eso para conseguir ese beso. Además, tienes que hacerte el duro, no pedir uno cada vez que te apetezca.- volvió a reír y se cruzó de brazos.- No creas que verte herido me ablanda el corazón.- se quedó mirándolo, consciente de que acababa de mentir descaradamente. Como sabía que se le daba muy mal, sonrió tímidamente.- Bueno, quizá un poco.- confesó.

-¡JA! Así que ESO es lo que le gusta al capitán del equipo ¿eh?-Te dedica una sonrisa cuya intención no logras discernir-Bueno, tendré que pedirle a Mort que me enseñe a como ser un tipo duro. Aunque puedo prometerte que yo nunca te iba a hacer algo como eso...-Te señala a la cara, así que asumes que se refiere a la cicatriz-Si tengo que hacerte daño cada vez que quiera un beso me parece que acabarías demasiadas veces en la enfermería.

Se cruza de brazos, para ser un hombre que ha estado involucrado en un tiroteo que por poco se lo lleva por delante y haber presenciado la muerte de varios de sus compañeros, parece bastante animado.

-Tienes un corazón de piedra, pequeño-Niega con la cabeza, y usa un tono irónico, mientras te toca con el dedo índice el lado del pecho donde está tu corazón-Supongo que no te puedo pedir que te quedes un rato por aquí ¿No? Debes tener una agenda muy apretada en una nave como esta.

Sonrió y miró a Mike con fingida desconfianza.

- Hoy es domingo, así que tengo el día libre. ¿Por qué? ¿Quieres que te lea un cuento?- justo en ese momento recordó el libro que había dejado a medias.- También podría traerte deliciosa comida, como hiciste tú.- le miró y se rió.- Ahora me doy cuenta de que hemos intercambiado los papeles, aunque yo no tengo ningún traje a mano. Qué pena, ¿eh?- le guiñó un ojo y sonrió con picardía.

-Mejor... no me gustan los pingüinos. Además, es más difícil de quitar ¿no te parece?-Te guiña un ojo y emite una sonrisa relajada-Pues... comer algo no me vendría mal. Se supone que la doctora me iba a dar un tubo de pasta un poco más tarde... pero estando tú aquí la verdad es que no puedo esperar a comer para ver qué me depara el postre.-Se ríe a carcajadas, pero es interrumpido por un ataque de tos.-Ugh. Bueno. Entonces... ¿comemos?

Alexander asintió y sonrió, siguiéndole el juego a Mike, aunque ese ataque de tos le hizo preocuparse durante un instante.

- Me sorprende lo tenaz que eres.- comentó entre carcajadas.- Tu no eres de los que se rinden, ¿verdad? Venga, voy a buscarte algo de comida, a ver si te recuperas antes.- se giró e hizo el amago de irse, pero antes volvió a mirar a Mike.- No te metas en líos mientras no esté.

Fue a buscar la comida, aunque sólo buscaba una ración, pues él acababa de despertar y no tenía muchas ganas de comer.

Al llegar al comedor ves que la mayor parte de los reclutas nuevos están allí, comiendo y hablando entre ellos sobre lo que harían en su primer día libre. Ves muchas caras conocidas, pero las que más te llaman la atención son las de Rick y Migby, que están sentados junto con Elhaine y Danna, y hablan animadamente.

Aitor está hablando con Eigor, que come desganado su bandeja de pasta, mientras escucha atentamente al chico y le responde  sin muchas ganas. 

Ves a Vera hablando con Jacob y Mila, parece estar pasándoselo bien, debe ser una conversación divertida.

Al llegar al mostrador del comedor, la cocinera te saluda con energía y alegremente te pregunta qué pasta querías comer hoy. Parece que puedes elegir entre pasta de pescado con sabor a atún encebollado (Aunque sabes que eso ni se parece al atún encebollado) o pasta de carne con sabor a escalopes de ternera (Que tampoco es que sepa mucho a carne). La pasta verde vegetal es obligatoria.

Para beber se ve que puedes escoger entre agua y la isotónica especial de la alianza con tres sabores diferentes. Naranja, fresa y Natural, la última sabe a tónica y son pocos quien la piden.

Para el postre se ve que puedes escoger entre un pequeño cuenco de ensalada de frutas ultracongeladas o una pasta especial hipercálcica e hiperprotéica con sabor a yogur de plátano.

Alexander miró el menú sin mucho entusiasmo, puesto que esas pastas nunca serían demasiado apetecibles. Además, no sabía exactamente qué tenía que darle a Mike. Se quedó un rato allí en medio, dudando. Luego se encogió de hombros y diseñó un par de menús iguales. Eligió la pasta de carne, agua y el cuenco de frutas.

- ¿Podrías ponerme dos menús como éste?- le preguntó a la encargada con su sonrisa más inocente.- Voy a llevárselo a un compañero que está en la enfermería. No puede ni levantarse, el pobre.- comentó para sí mismo, poniéndose algo más serio.

-Sí, claro, ¿Puedo ver su volante de enfermería?... O al menos dime cómo se llama para que me lo verifique la doctora-Te dice mientras prepara los menús.

-No será necesario-No sabes en qué momento ha llegado a ponerse allí, pero la capitana está detrás de ti, con su típica cara de seriedad-Tengo varios motivos para sospechar que se refiere a Mike Thompson, nuestro invitado de T-SEC.-Te mira-No me equivoco, ¿No?

Al oír la voz de la capitana, Alexander se giró inmediatamente y la saludó formalmente, sorprendido por su presencia y por lo sigilosa que había sido. Asintió, aún firme.

- Sí, señora.- respondió brevemente. Negó con la cabeza.- Es decir, no se equivoca. Se trata de Mike Thompson. Quería hacerle el favor de traerle la comida allí.

Se quedó en silencio, deseando que la capitana no estuviera de mala uva y que lo que pretendía hacer no fuera en contra de ninguna de las muchas normas establecidas en la Minerva. Por un momento temió lo peor y pensó que le iba a caer la bronca por eso.