Partida Rol por web

Everton se acercó al atracador herido y se agachó para que le escuchase.

Dime porqué habéis tratado de atracar este lugar, por orden de quién y quizás y sólo quizás, te presté atención médica y avise a un médico... Sino me fumaré un piti mientras te desangras y luego avisaré a los cerdos para que recojan tus restos. la amenaza del orco sonó sincera, es más, se estaba sacando una cajetilla de tabaco orco del bolsillo.

Con el pie le dio una pequeña patada a la pistola del chorizo para alejarla de la zona de peligro y sacó una bala de la recamara mientras le hizo un gesto a Frank para que se largara.

Frank había alcanzado con su disparo al ladrón, acertándole en el estómago. El orco sabía que si había perforado algún órgano, probablemente a aquel hombre no le quedase mucho de vida. Una herida en esa posición tendía a ser mortal. Había pensado en aproximarse hasta el moribundo, presionar la herida y llamar a emergencias, sin plantearse que aquello pudiera perjudicarle o exponerle ante sus nuevos jefes como ex-policía.

Por fortuna, Zoddert había reaccionado con rapidez, aproximándose al atracador caído y tratando de sacarle información acerca de los motivos por los que habían querido robar en los almacenes. Al ver que su compañero sacaba una bala de la recámara de su arma, supo que era el momento de marcharse.

-Te debo una -le dijo al orco-. Manténme informado -le indicó a su compañero, antes de dirigirse hacia el coche y alejarse de allí mientras aún podía.

- Yo... - El encapuchado miró a ambos lados buscando a sus compañeros. - Fue un tipo... - Dijo con un hilo de voz, sin duda estaba dolorido y porque no admitirlo, también muy asustado. - Nos dijo que estaban trabajando aquí dos orcos y que... - Tragó saliva dolorido. - Teníamos que daros un susto. Únicamente eso... - Confesó.

Frank todavía pudo escuchar aquello, pues lo dijo justo después de las palabras de Zoddert que acababa de soltar.

El orco pasó sus manos por el cuerpo del encapuchado tras esconder su pistola en la raja del culo, lejos del alcance del agresor, una vez asegurado que no portaba nada más le taponó la herida con sus manos para empezar a prestarle atención médica como había prometido.

Quien era ese tipo, como os contactó, descripción física. Dame datos y aún podrás contarlo humano. Tus dos compañeros sabían a que venían?

Frank se disponía a marcharse cuando escuchó con claridad que aquellos encapuchados habían atacado el almacén siguiendo las órdenes de alguien que pretendía darles un susto. El problema es que no había muchas personas que podían saber que estaban trabajando en aquel almacén.

-¿De qué raza era el tipo? -le preguntó, con frialdad-. ¿Humano, elfo, orco?

Zoddert fulminó con la mirada a su compañero, habían llamado a Toro Sentado y si veía al cleener con un arma apuntando al ladrón sin duda su tapadera se iría al traste. Gracias por ayudarme colega, este lo tengo yo controlado, puedes volver a tus business.

- Era un hombre... - Se quedó pensativo. - Bueno, quizás un elfo o semielfo. - Dijo con un hilo de voz. - Llevaba el pelo largo, castaño. Mandíbula ancha y ojos púrpura.

Cerró los ojos dolorido. Se estaba poniendo blanco por momentos. Sus heridas eran graves y la pérdida de sangre abundante aunque podía controlarse si se traba a tiempo. Zoddert había visto muchas heridas como aquella. Bueno, quizás no muchas, pero si las suficientes como para saber que no era mortal si se conseguía ayuda médica a tiempo.

- Los tres hablamos con ese elfo. - Dijo otro de los encapuchados. - Era un elfo. Estoy casi seguro. - Afirmó. - Apareció ayer por la tarde en un bareto de la calle treinta, el Moma. - Resopló. - Nos pagó tres de los grandes por venir a daros un susto... - Afirmó. - Eso fue lo que dijo. Le entendimos a la primera. No sé como nos localizó, pero lo hizo. - Bajó la cabeza. - Nos dedicamos a eso. Somos discretos y efectivos, aunque... - Negó con la cabeza fastidiado. - Hoy no...

La descripción que habían dado los ladrones encajaba a la perfección con Calanthir Celegron, el inferni de quien Johnson les había enseñado una imagen y que al parecer era la mano derecha de Nimwë. Frank dirigió una mirada de preocupación hacia Zoddert. Si los inferni habían enviado a unos delincuentes para darles un susto, definitivamente ya debían saber que ambos eran ex-policías y que habían acudido al almacén para infiltrarse.

-No creo que estos tres vayan a decirnos mucho más, Zoddert... -le indicó a su compañero, considerando que tal vez ya tenían toda la información que necesitaban.

Zoddert sacó su móvil y les enseñó una foto del infierno extraída de los archivos que Johnson les había suministrado.

- Pue... - Frunció el ceño. - Puede que... - Miró a sus compañeros. Parecía confundido. - Creo que... - Tragó saliva. - No estoy seguro.

Aquel joven parecía confundido. Era como si tratara de recordar sin demasiado éxito si el rostro de aquel  hombre que Zoddert le enseñaba en el teléfono móvil, era el rostro del hombre que les contrató.

- Si... - Dijo con serias dudas otro de los asaltantes. - Bueno... - Se fijó mejor en la imagen. - Podría ser... - Dudó. - Estoy casi seguro de que... - Tomó aire. - ¿Es él, no? - Le preguntó al tercero.

Al igual que si compañero, era como si tratase de recordar sin poder hacerlo. Como si una neblina enturbiase sus recuerdos y aunque estuviera prácticamente seguro de que aquella imagen correspondía con el hombre del que estaban hablando, no pudiera asegurarlo.

- No lo sé. - Dijo el tercero. - ¡No lo sé joder! - Exclamó. - No es que hubiera poca luz. No entiendo. - Dijo nervioso a la vez que confuso. - Me suelo quedar bastante bien con las caras, pero... - Resopló.  - Tenemos que ir a un hospital. - Dijo entonces. - ¡Por favor, déjenos marchar! ¡Estamos heridos, joder!

Sin duda a esos tipos les pasaba algo, cosas de infernis seguramente, se lo preguntaría a Johnson la próxima vez que lo viese.

Compi, has llamado al 911 verdad? A estos inútiles deben arrestarlos y darles asistencia médica. Dijo mientras seguía taponando la herida del asaltante.

Frank escuchaba a los tres ladrones y no le quedaba la menor duda de que había habido algún tipo de magia implicada en lo que les sucedía. No tenía otra explicación. Habían dado una descripción bastante exacta que coincidía con la de Calanthir, pero ahora les resultaba imposible identificarlo cuando tenían la imagen delante. Debía de tratarse de algún tipo de magia inferni, no tenía otra explicación. Fuera lo que fuera, desde luego aquel elfo se había cubierto bien las espaldas para que no pudieran admitir el testimonio de aquellos tres hombres al no estar seguros de su identidad.

-No creo que podamos sacarles útil a estos tres -le dijo a Zoddert, dirigiéndole una mirada-. Yo los dejaría marcharse y que se buscaran la vida. Puede que El Apache no quiera polis rondando por aquí... -Aun así, Frank tenía ya el teléfono móvil en la mano para llamar a emergencias en caso de que Zoddert le indicase un gesto afirmativo.

- ¿Qué hacemos Zodd? - Le preguntó bastante más tranquilo Thomas, que ya había dejado de temblar y ahora que tenía un arma entre sus manos y los asaltantes no, parecía otra persona. - No creo que quiera volver por aquí. - Sonrió.

Vale, a tomar por culo maricones, me quedo vuestras armas. Sacad todo lo que tenéis en los bolsillos y los teléfonos!

La intención de Zoddert era simple, desplumar a esos indeseables, y que no tuvieran ganas de volver por ahí. Además, nunca estaba de más tener un teléfono extra.

Los tres asaltantes hicieron caso de inmediato a Zoddert sacando todo lo que portaban consigo. No llevaban cartera alguna, ni documentación encima, pero si uno de ellos llevaba un monedero con veinte dólares y algunas otras monedas. Otro portaba una navaja automática y un rollo de cinta aislante gruesa. El tercero, además de entregar su teléfono móvil como ya hicieron sus compañeros previamente, depositó su reloj, por el cual sin duda se podría obtener una buena cantidad y una linterna de muy buena calidad y con baterías recargables.

Una vez desplumados, los tres hombres heridos se marcharon todo lo rápido que sus lesiones les permitieron en dirección al vehículo con el cual habían llegado y se marcharon sin duda rumbo al hospital o en su defecto a una cirujano de confianza que pudiera hacer algo por ellos sin demasiadas preguntas. Zoddert y Frank, sin saber muy bien si habían hecho bien o mal dejándoles marchar, habían solventado una papeleta que podría haberles costado muy caro, pues una vez iniciado el tiroteo, cualquier bala perdida podría haber sido letal para ellos.

Antes de que se marcharan, pudieron apreciar la matrícula del vehículo que conducían: "CNT 7575". Quizás podrían comprobar más adelante, a través de Lyara o alguno de sus contactos del departamento de policía, la titularidad del vehículo.

- ¡Joder, vaya movida! - Exclamó Clark. - ¡Ha sido incríble, Zodd! - Le dijo a su compañero dándole una palmada en la espalda. - De no haber sido por ti, no sé lo que habría pasado. - Dijo preocupado. - ¿Y ahora qué? - Preguntó. - Toda esa sangre... - Negó con la cabeza. - Supongo que "El Apache" está a punto de llegar...

- Supones bien. - Se escuchó la voz del responsable del servicio de vigilancia del almacén. Había aparecido a su espalda de manera casi imperceptible. Su rostro, calmado y serio no denotaba ningún tipo de nerviosismo, aunque si que se intuía cierta preocupación. Es más, miraba las manchas de sangre del suelo bastante inquieto. - ¿Qué ha sucedido? - Preguntó. - ¿Alguien está herido?