Partida Rol por web

Peter, y digo yo. ¿Habéis considerado la posibilidad de infiltrar a alguien dentro de sus filas? 

- Como ha dicho Jefferson, infiltrarse entre los inferni no es algo que pueda hacerse fácilmente. - Comentó el ex agente. - Son un "club" - dijo entrecomillando con los dedos - muy exclusivo. Estudian a sus posibles nuevos miembros al milímetro y puedo asegurar que después de toda la mierda que sacaron en la prensa con el caso del "asesino de elfos", no les será difícil descubrir quienes sois. Desde luego, teniendo en cuenta que sois policías o ex policías... - Ladeó la cabeza de lado a lado. - No se yo si os aceptarían. Es más... podría ser realmente peligroso para vosotros.

¿Debemos conocer algo específico de los inferni como organización? ¿Actúan como una red, tienen una jerarquía obvia...?

- Así es. - Comentó Peter. - Hay castas dentro de los inferni, por llamarlo de alguna forma. De los dos inferni que veis en la fotografía, sabemos que Wentra ostenta un rango bajo y Elagor debería estar algunos escalones por encima, pero que esto no os engañe. Un inferni del último escalón tiene más poder que el cabecilla de una mafia regional... Tienen un consejo, un líder y en cada ciudad importante tienes sus sedes. - Chaqueó la lengua. - ¿Quién es su líder supremo, quienes pertenecen al consejo, dónde están sus sedes? - Negó con la cabeza. - Si algo sabe un inferni, es guardar un secreto.

El puerto es un buen sitio para recabar datos, puedo infiltrarme como peón o mozo de carga, conozco a muchos orcos que trabajan en sitios así, necesitan gente fuerte que descargue los buques. 

- Esa si es buena idea. - Señaló a Everton con el dedo. - Nadie sospechará de un operario del puerto. - Se mesó la barba. - Aunque tendrás que ser muy habilidoso para llegar a sacar alguna información Fácil no será desde luego.

Seria Buena idea que lleváramos diferentes líneas de investigación independientes, yo trabajo bien solo, pero si descubro algo os daré el soplo.

- Desde luego que tendréis que barajar distintas líneas de investigación. El tiempo apremia. - Dijo con cierta preocupación. - Aunque trabajar sólo es peligroso. ¿Qué os parece hacerlo por parejas? Los polis siempre trabajamos por binomios, ¿no?

-Como dice Everton, lo mejor es infiltrarse de forma sutil en puestos de trabajadores en el puerto. Porque no creo que nadie vaya a sugerir acercarnos a Elagor y Wentra y ganarnos su confianza, ¿verdad? 

- Verdad. - Asintió. - Elagor y Wentra no son de los que se fían de buenas a primeras de nadie. - Se encogió de hombros. - Aunque no es totalmente descartable. Puede que alguno de vosotros les caiga simpático, aunque lo dudo...

 Creo que en un caso como este, también podemos recurrir a algo de tecnología. Podría comprar un drone con cámara para sobrevolar la zona e intentar captar qué tipo de actividad están llevando en el puerto, o incluso colocar micros en zonas donde puedan acudir los inferni.

- Toda ayuda tecnológica es factible. - Le comentó. - Tú eres el experto en ese tipo de cosas, ¿no Frank?

Zoddert frunció el ceño al escuchar que les "invitaban" a trabajar en binomios, eso no le gustaba, siempre se había infiltrado solo, únicamente pasando sus descubrimientos a algún superior "de despacho", pero ahora tenía que intentar meterse en la boca del lobo haciendo de niñera. Bueno, creo que queda claro que mi binomio, será Jefferson, no os ofendais señoras, pero no creo que pase desapercibida una elfa cargando bultos en un muelle asqueroso. Dijo con una sonrisa en la cara al hacerse gracia a sí mismo. Aunque seguro que sería digno de ver ja ja ja!.

Bueno Frank, tienes experiencia en trabajos encubiertos? Yo puedo gestionar con mis contactos un carnet falso, aunque necesitaré pasta. La mirada a Peter dejó claro quién tendría que sacarse un maletín cargado de dólares para financiar la misión. Mientras yo haré mi magia y sacaré información a los demás trabajadores y encargados, tú puedes dedicarte a "plantar" micros y cámaras, lo del dron déjalo de momento, igual llama la atención un orco con un helicóptero en miniatura en un puerto donde en teoría está prohibido sobrevolarlo por seguridad.

Everton no trataba de hacerse el listo o de ser un mandón, pero en un trabajo encubierto sus vidas corrían peligro real y ya había recibido un tiro en el caso anterior y no quería acabar está vez en el fondo de East River con unos zapatos de hormigón.

Vale, eran desconfiados y suspicaces, o suspicaces y desconfiados, lo mismo daba, pero el caso es que siempre había una posibilidad y claro, pasaba por algo tan sencillo como reunir condiciones.

-Mirad. Podéis ser todo lo machos que queráis, pero aquí la única posibilidad que veo yo es... uno, que sea un elfo, dos, que sea un elfo hundido en la mierda, y tres, que sea un elfo hundido en la mierda y capaz de todo. ¿Hay aquí alguien que reúna esas características? -pregunté, mirando sobre todo a Everton, y después a Lyara.

Sonreí.

Las líneas de investigación eran muy interesantes, pero tarde o temprano siempre se topaban con un puto muro imposible de franquear.

-Yo propongo acercarme a ellos, merodear por la zona como una gilipollas, lo cual no me costará demasiado, emborrachándome y todas esas cosas, bajo la vigilancia lejana de Lyara. Estoy segura de que tarde o temprano localizaré a uno de esos dos y cuando lo haga, seguro que consigo que me recluten. Cuando pueda me reuniré con Lyara y le iré informando. Lo único que debo hacer es proclamar a los vientos que todos los orcos son estúpidos y que me gustaría acabar con todo el mundo, porque da asco lo que me están haciendo, lo cual no marcha muy desencaminado.

Sí, seguramente era un disparo arriesgado, pero y qué. Visto cómo había acabado, ¿había algo peor que joder todo lo que zumbaba a mi alrededor? Lyara era la prueba viviente de que lo que decía, tenía mucho sentido.

-En el peor de los casos, si a alguien le tiene que ocurrir algo, es a mí, y no será porque no lo merezca. Así que no veo nada malo en hacerlo así.

-Digamos que puedo manejarme con esos aparatitos -comentó Jefferson, con una sonrisa pícara, cuando Johnson le preguntó acerca del drone y los micros que había planteado colocar-. E incluso podría alquilar una furgoneta y colocarme a un kilómetro o dos del puerto para monitorizar todo y mantener a Everton informado de lo que vaya viendo.

Johnson había planteado que trabajasen en binomios, como hacía la policía habitualmente, lo cual era sin duda una gran idea. Aún recordaba cuando había formado pareja con Raynor en el Caso del Asesino de Elfos y no le había ido nada mal, a pesar del carácter del humano. Zoddert era mucho más tranquilo y agradable comparado con el ahora militar, por lo que no tenía ninguna duda de que formarían un buen binomio.

-Como dice Zoddert, el binomio obvio y que pasaría desapercibido sería el de dos orcos trabajando juntos o el de dos amigas elfas paseando por el puerto -dijo el orco, indicando lo evidente. Era difícil plantear un escenario en que un orco y una elfa estuvieran trabajando juntos-. No tengo experiencia en trabajar encubierto, Zoddert -se sinceró con su compañero, sabiendo que él venía de las calles y que controlaba mucho más ese tipo de misiones-. Aunque puedo intentarlo. Al fin y al cabo, vamos a ser unos obreros, no es como si fuéramos a hacernos pasar por mafiosos o algo así.

Al escuchar a Vaamar, Jefferson arrugó el ceño. La idea de la elfa no era mala, pero tremendamente arriesgada, y si salía mal podía poner en peligro tanto la misión como a sí misma.

-Demasiado arriesgado, Vaamar. Si ven a una ex-poli dando tumbos medio borracha por el puerto y soltando improperios, no verán a alguien a quien reclutar, sino a alguien que puede ser molesto, y bueno... No acabará bien -opinó el orco, que veía a la elfa demasiado lanzada con respecto a contactar con los inferni-. Aunque la idea de que te acerques a esos dos no es mala, si asumes el riesgo. Pero yo no los acecharía en el puerto, Vaamar. Eso es una sentencia de muerte. Johnson, ¿se sabe algo sobre las aficiones y gustos de ese par de pájaros? Donde van a tomar algo por las noches, si hacen footing, o si piden perdidos de Amazon... No sé, cualquier mierda que pueda servirnos para que Vaamar pudiera acercarse sin que piensen que está husmeando.

—No me importaría cubrirte, Vaamar, pero como mencionan nuestros compañeros creo que es un modo demasiado directo de afrontar esta situación. —se frotó el cuello, preocupada— No dudo de tu valentía y tus capacidades, pero tampoco de la falta de escrúpulos por parte de los inferni y sus allegados.

Terminó por tomarse una mano con la otra y negó ligeramente con la cabeza.

—¿Y tratar de averiguar dónde viven? No dudo de que dispondrán de seguridad y será una tarea también peligrosa, pero demasiada gente en un mismo lugar haciendo preguntas o realizando acercamientos extraños podría levantar sospechas. Sobretodo si acaban averiguando quienes somos. —ladeó ligeramente el rostro— Irrumpir en algún lugar sensible podría darnos algún hilo del que tirar, y si obramos con cierta discreción y con un plan apropiado, podrían no saber qué ha ocurrido.

Zoddert se llevó las manos a la cabeza al escuchar a su exjefa, Como alguien así llegó a dirigir a alguien? Parecía que había heredado la forma de pensar de Reinolds, pensando que ella sola solucionará el tema de los Inferni tras milenios trabajando desde las sombras.

-Vaamar, Calamar, no has escuchado la parte de que esa gente está a otro nivel? Que dirigen la organización más peligrosa del mundo que trata de devolver a la vida al Señor Oscuro, que controlan la magia... Y tú quieres, recién entrada en el escudo de Luz, infiltrarte y desarticularlos... No tienes ni puta idea de trabajo encubierto...

El orco hablaba sin tapujos, esa elfa ya no era su superior y no le importaba humillarla para dejarla en su lugar .

-Entiendo tu ímpetu, es la que tienen los novatos recién salidos de la Academia... Pero no estamos para esto, nos han reclutado para una misión secundaria con la que empezar a coger experiencia y formarnos para ser útiles al Escudo, nosotros debemos movernos por el puerto para sacar información, rumores, contactos... Algo con lo que los de arriba puedan montar un operativo... No que tú te vayas a los Inferni dando por hecho que te van a acoger como un regalo de los dioses... Eres una elfa de mierda para ellos, una alcoholica desacreditada que además provocó heridas mortales a uno de los suyos por tu inutilidad... Si yo fuera ellos te cortaría el cuello y te tiersria a un container... Esa gente es desconfiada por naturaleza... Y yo te hablo de mi experiencia con gangsters, imagina esa gente... Solo trabaja con conocidos..

quizás se había pasado, pero le había salido del alma tratar de ponerle los pies en el suelo.

Peter se interpuso entre Celarian y Zoddert. El orco, como de costumbre, no había medido sus palabras y la elfa necesitaba poco para encender la mecha. Tenía que intervenir si no quería que la cosa se desmadrara antes siquiera de empezar.

- Everton, entiendo lo que dices, pero no pierdas las formas, ¿vale? - Le recriminó. Entonces miró a Vaamar. - Estoy convencido de que tienes muchas ganas de llegar rápidamente al fondo del asunto, pero... - Ladeó la cabeza a la vez que hacía chasquear la lengua. - No estoy seguro de que los inferni quisieran reclutar a una elfa borracha, ¿sabes? - Hizo una breve pausa. - Creo que es mejor optar, al menos de momento, por algo más... - Miró a Woods. - ...sutil. 

Peter caminó hasta un extremo de la sala donde había un mueble, lo abrió y sacó una mochila. Se acercó a Jefferson y se la lanzó. El orco tuvo los suficiente reflejos como para hacerse con ella. Pesaba bastante más de lo que parecía. Cuando la abrió, frunció el ceño y miró de nuevo a Peter. 

- Dentro hay diez mil dólares. - Desveló. - Dos mil quinientos por cabeza, para los gastos que sean necesarios. No es vuestro sueldo, eso es aparte, pero eso si, quiero que se justifique todo lo que gastéis. ¿Entendido? - Hizo una pausa. - También hay cuatro armas cortas. Glock 19. Una buena arma.

Peter caminó por la sala pensativo mientras los cuatro nuevos miembros de la organización repartían las armas y el dinero. Parecía pensativo. Miraba alternativamente a Cleraian y a los compañeros orcos. Luego miraba con cierta preocupación a Woods.

- Oye Celarian. - Le dijo muy serio. - Me preocupas un poco. ¿Estás bien? No sé, siempre has sido ruda, impulsiva, pero... - Carraspeó. - No pretendemos que os maten nada más empezar la misión. ¿Lo entiendes, no? Te necesitamos. Os necesitamos a todos y muertos no nos servís. 

Bueno, pues tendría que ser por la vía lenta, como casi siempre, dejando que el tiempo transcurriera con tanta lentitud que el sol pareciera no ponerse nunca. Pero si creían que iba a aguantar gilipolleces de los demás, estaban muy equivocados.

-Que te den por culo, Everton. Eso es lo que mejor te va, ¿no? ¿Por qué si no te habrías asociado al cabrón de Robinson? Así que no te atrevas a darme lecciones de nada. Y lo que tú hagas me importa una mierda pero ya que te pones así...

Rápidamente, saqué un cuchillo y se lo arrojé al suelo.

-... a ver si tienes cojones de hacer tanto como dices.

Sí, estaba desatada, y no porque tuviese motivos para ello sino porque sabía que Zoddert llevaba razón. Yo no era nada, ni valía nada, ni tampoco servía para nada, pero en mi interior creía en lo que hacía y en que llevaba razón. Ahora también comprendía que no era la mejor compañera del mundo y que había sido una locura ir hasta allí.

Tras sostener la mirada del orco durante una eternidad, Peter se interpuso, intentando mediar entre ambos. Eso y el reparto del arma y el dinero, fueron suficientes para cortar aquella situación. Lentamente, me separé de los demás, y cuando Peter se acercó a hablar conmigo, guardé el arma y el dinero, y me volví hacia él.

-Me parece muy bien, pero no voy a trabajar con ninguno de ellos. Ni estoy preparada para aguantar gente ni ellos pueden soportarme más tiempo. Sé que antes era una mierda, pero al menos tenía algo, un trabajo que merecía la pena. Ahora lo único que hay en mi vida es esto -le dije, sacando una bala del bolsillo de mi camisa -. Cualquier día meteré esto en la recámara de mi revolver y acabaré con todo. Pero hasta entonces, supongo que haré lo único que sé hacer... pero sola. Así que dame un trabajo, dime lo que he de hacer, y dame un teléfono para hablar contigo porque no voy a coordinarme con nadie más. No causaría más que problemas. O me voy ya, directamente. Tú eliges.

Suspiró, tomándose una mano con la otra al escuchar a Everton. Inconscientemente dió un paso interponiéndose entre él y Vaamar, aunque sus propósitos con aquel movimiento resultaban ambiguos.

—Pensaremos en un modo de afrontarlo, pero tampoco es apropiado que nos hablemos así. —frunció por un momento los labios— No perderemos ninguna vida ni comprometeremos el operativo, ¿vale? —miró de reojo a Celarian al expresar aquello. Tampoco quería hablar en su nombre más de la cuenta, pero se había sentido incómoda cuando arremetió contra ella.

—Recabaremos información y en ese momento definiremos como actuar, si te parece bien. —expuso de manera más directa aunque sosegada a la otra elfa— No dudo en que tarde o temprano acabaremos encontrando acción, pero si en algún momento debemos correr riesgos necesitamos un objetivo conciso y un sendero planificado.

Aunque terminaría por callar al escuchar a Celarian, agachando ligeramente la cabeza. No intervino cuando se dirigió a Johnson y tomó en silencio aquella parte de los fondos que le pertocaba en el reparto.

La cosa estaba comenzando a calentarse entre Zoddert y Celarian. A ojos de Jefferson, su compañero orco había hablado con bastante razón. Vaamar no iba a conseguir infiltrarse en los inferni si la veían dando tumbos por el puerto, y si encima la reconocían como la elfa que había provocado que Nimwë acabase en silla de ruedas, era más factible que acabase muerta y tirada en una acequia. La elfa era demasiado impetuosa y aunque Jefferson sabía que solo quería ayudar, podía echar a perder el operativo.

Jefferson tomó la mochila que Johnson le lanzó y echó un vistazo a su interior, advirtiendo que estaba llena de billetes y que en efecto había cuatro preciosas Glock. Tomó una de ellas, observándola y sintiendo el peso de ella en sus manos. Era una preciosidad. Se le dibujó una sonrisa en los labios. Aquello se sentía como regresar de alguna manera a su antiguo trabajo.

-¡Eh! ¡Vamos, Vaamar! -exclamó el orco, intentando mantener un tono conciliador, sobre todo porque cuando la elfa sacó la bala de su bolsillo, supo que su ex-compañera tenía problemas de verdad. Nadie pensaba en el suicidio a menos que lo viera todo muy jodido-. Si soportamos a Raynor, no creo que sea tan difícil soportarnos los unos a los otros. Somos un equipo. Los cuatro.

El orco rio a los comentarios de aquella elfa, siempre le había parecido patético como personas débiles se hacían las duras amenazando o tratando de usar la violencia, algo impropio de quien llevase una placa.

No cayó en sus provocaciones, pero tampoco se amedrentó, había mirado a la muerte a los ojos muchas veces y esta no era una de ellas.

Por fin dice algo con sentido, cada uno por su lado será lo mejor, así si alguno se quema, no arderán el resto. Dijo buscando una lógica a los improperios y estupideces de aquella insensata.

No está mal Jefe, con este dinero sin duda podremos comprar equipo y untar a algún peón con el que conseguir acercarnos al puerto. Dijo mientras cogía el dinero, se lo guardaba en el bolsillo interior de su chupa y alimentaba el arma para introducirla en un lugar apropiado en su ropa.

Peter cerró los ojos y se masajeó las sienes antes el conato de discusión que se estaba formando en su recién reclutado equipo, si bien enseguida abandonó ese gesto que podría transmitir hartazgo o preocupación, recobrando su sonrisa confiada acompañada de su tono conciliador.

-Hoy hemos establecido el contacto y hemos trazado un boceto que seguir. Es más que suficiente por esta noche-Afirmó convencido de ello, tratando de apaciguar los ánimos.

-Mirad, se que todo esto es mucho que asimilar, y creedme si os digo que todos lo habéis encajado mejor de lo que  cabría esperar- dio una significativa mirada hacia la malcarada elfa, como queriendo dejar claro que ella también estaba incluida en la afirmación.

-Dejaremos la reunión aquí. Mantened vuestro móviles encendidos para que pueda localizaros de ser necesario. Aprovechad estos días para cerrar asuntos en vuestra vida privada y dejar el camino preparado. Pensad que es probable que debáis desaparecer durante varios días de forma sorpresiva, así que os aconsejo que vayáis alimentando una buena coartada. Recordad que la discreción es nuestra máxima. ¿si?- echó una mirada de lo más seria a sus antiguos compañeros.

Tras una despedida poco protocolaria y aún con los ánimos algo enrarecidos por el enfrentamiento entre Everton y Vaamar, Peter les acompañó hacia la salida, saliendo él el último para encargarse de cerrar el almacén.