Partida Rol por web

- Un gesto de... - Negó con la cabeza afligida. - ¡Joder tía, en su momento pensé que se sentía avergonzada o algo, pero no! - Dijo finalmente con evidente pesadumbre sobre su persona. - Creo que... - Apretó los dientes a la vez que los puños y una venda se le hinchaba en su orondo cuello. - Creo que me pedía ayuda. - Alzó la mirada asustada por la posible reacción de su vecina. Sabía que era poli y no quería problemas con la pasma. - ¡Lo siento, joder! ¡Lo siento de verdad, yo...! ¡No podía saberlo, joder!

Tras ver aquella fotografía, Lyara pensó que aquel peculiar dúo no resultaba especialmente fotogénico. En cualquier caso, aquel documento merecía ser guardado ya que establecía cierta relación entre ambas figuras. Quizás, después de todo, se habían movido en una buena dirección. Y por lo menos podrían señalarle a Peter un rostro concreto cuando le mencionaran cómo fue la noche anterior.

Estaría un rato corto más revisando si aquella fecha tenía alguna importancia -si coincidía con algún evento en el Templo, o si hubo algún suceso importante en la ciudad que mereciera ser celebrado por ellos- y tras eso, desistiría por el momento.

Independientemente de aquello, mandaría otro mensaje insistente a Celarian. Sería poco concreta y trataría de no presionarla más de la cuenta, pero a Lyara no le gustaba quedarse quieta durante demasiado rato.

¿Quieres que nos veamos, o estás ocupada?

Se prepararía un café y aguardaría pacientemente... al menos hasta terminárselo, si no había obtenido ninguna respuesta por entonces, trataría de comunicarse con Peter a través de los medios establecidos por tal de ponerlo al día. 

Justo entonces sonó el teléfono de Celarian, se trataba de un mensaje de Lyara.

¿Quieres que nos veamos, o estás ocupada?

Y entonces se escuchó una voz al otro lado del teléfono.

- Celarian, ¿todo bien? - Le preguntó.

Vaya, todo a la vez, pensé, mientras leía el mensaje de Lyara al tiempo que oía la voz de Peter.

Me llevé entonces el teléfono a la oreja.

-No, todo NO VA BIEN. Claire ha desaparecido. Alguien, un tío rapado y buenorro, según la descripción de la idiota de mi vecina, llegó esta madrugada y se la llevó. Y no me digas que no tiene nada que ver con todo este asunto porque no me lo trago.

Respiré un momento para intentar recuperar el control de mí misma, aunque no estaba para eso ni mucho menos.

-Mira, Peter. Claire estaba aquí, bien, y ha sido empezar en esto y han venido a por ella, así que alguien se ha tenido que ir de la lengua y estamos todos en peligro, por lo que esto se ha acabado antes de empezar. Yo he terminado. Pero antes de mandaros a la mierda, ya me estás ayudando a encontrar a Claire o juro que recorreré la ciudad pegando tiros y diciendo nombres, los tuyos y los de cualquiera, hasta que me la entreguen. Claire no es negociable, Peter. A mí me pueden pegar un tiro, pero ella no...

Fui incapaz de continuar, porque un torrente de lágrimas empezó a caer de mis ojos; mis rodillas se doblaron y al tocar el suelo, tuve que taparme la boca con una mano para no gritar. Perder a Claire de aquella manera no entraba en el trato.

- ¡Oye, tranquila yo...! - Peter trataba de serenar al huracán en que Celarian se había convertido, pero detener sus acometidas era complejo, más bien imposible. - Escucha, yo...

No, era imposible. Hasta que Vaamar no le diera permiso, Peter no podría intervenir en aquella conversación. Celarian estaba fuera de si, pues habían tocado su última ancla con la cordura que no era otra que la dulce y delicada Claire. Si perdía a aquella mujer, perdería mucho más que a una compañera, se perdería a si misma y lo poco que quedaba de la joven Celarian Vaamar que con ilusión había entrado a formar parte del departamento de policía. 

- Ven a verme al almacén. - Le dijo finalmente. - Estaré allí a las 23:00. ¿Vale? - Hizo una breve pausa. - Te ayudaré en lo que pueda. 

No tuvo que repetirlo. En cuanto dijo que estaría allí, yo estaba ya preparando la respuesta, clara y concisa.

-Voy ahora mismo. No te muevas -le dije, colgando rápidamente. Fui a salir de casa, pero recordé entonces el mensaje de Lyara, así que lo abrí y le respondí.

No tengo tiempo, ha surgido algo urgente y voy a ver a Peter. Luego te llamo.

No podía decirle más, ni tampoco me apetecía hacerlo. La desaparición de Claire solo me había dejado dos planes de acción: Recurrir a Peter, o remover toda la ciudad personalmente en busca de ella, cayese quien cayese, empezando por el snob de mierda de la discoteca y terminando por quien hiciese falta.

Pero aún no había llegado a eso.

Cogí el arma y cargadores, me la guardé, agarré las llaves del coche y me marché corriendo para llegar al almacén lo antes que pudiera.

Nada más salir, me acordé de mi vecina, y me acerqué a su puerta, que golpeé con relativa furia.

-¡Queen! ¡Abre la puerta! -le exigí. Cuando lo hubo hecho, la miré con ganas de estrangularla, pero en lugar de eso, me conformé con ser práctica -. Si Claire aparece, o vuelves a ver a ese tío, o cualquier mierda rara que veas, me llamas, a este número.

Saqué mi bloc de notas y el lápiz, anoté mi número de teléfono y se lo di.

-¿Está claro? ¡Cualquier cosa!

Después, me dirigí hacia el coche.

Maldita fuese yo y mis ideas de meterme en problemas que no me incumbían.

Mensaje de respuesta en el teléfono:

No tengo tiempo, ha surgido algo urgente y voy a ver a Peter. Luego te llamo.

- Si... - Dijo desconcertada. - Claro... - Dijo mirándola con cara de haber olido en pedo. 

Agarró el trozo de papel con el teléfono apuntado y cerró la puerta tras de sí perdiéndose de la vista de Celarian, no sin antes soltar un murmullo, que no obstante fue escuchado por las desarrolladas orejas élficas de la joven ex-policía.

- Menuda zorra loca... - Y sin duda Vaamar hubiera reaccionado con violencia de haber podido, pero la puerta estaba ya cerrada y a no ser que la tirara abajo...

Tras valorar el último mensaje de su compañera, Lyara dejó caer los hombros y apalabraría un encuentro con Peter. A fin de cuentas si Celarian debía comunicarle un asunto de importancia, probablemente también quisiera enterarse. De recibir alguna respuesta se prepararía para marchar al punto de encuentro que se estableciera.

A las 23:00 horas en el almacén donde nos reunimos la primera vez. 

Fue es escueto mensaje que le envió Peter a Lyara una vez ésta se puso en contacto con él. Al parecer tenía cierta prisa para encontrarse con ellas, pues quedaba poco tiempo para ese momento y sin duda Celarian y Peter ya se habían citado allí. 

Lyara se puso en marcha. Era la hora de volver a verse con todos. ¿Irían también sus dos compañeros orcos al encuentro? Pronto lo sabría.