Partida Rol por web

Escuchar las noticias positivas respecto Frank y sentir que ya no estaban recibiendo disparos fue suficiente para recuperar parte de su mermada moral. Aún así seguía demasiado tensa como para pronunciarse, y tras comprobar por el retrovisor la distància a la que se encontraban los perseguidores, se decidió a cambiar de calle.

Tal vez fueran las ganas de llegar al hospital para ayudar a su compañero, pero la ruta  tomada podía resultar demasiado previsible.

Quizás fue la relajación por no escuchar más disparos o por ver que ganaban cierta distancia con el vehículo negro, pero fuera como fuera, Lyara empezó a perder esa ventaja ganada y en un abrir y cerrar de ojos y tras tomar una curva hacia la izquierda, pudo ver por el retrovisor, que volvían a tener encima el coche que les perseguía.

La elfa chasqueó la lengua en cuanto percibió que los insistentes inferni volvían a pisarles los talones. Fue entonces que se decidió a dar un bandazo en busca de una ruta alternativa, esperando que finalmente pudieran quitárselos de encima.

Lyara dio un acelerón a la furgoneta, dolió un bandazo a la derecha y luego a la izquierda. Sus incansables perseguidores se me estaban acercándole, pues al fin y al cabo, el vehículo negro tenía muchos más caballos que la furgoneta que conducía la elfa. 

De nuevo varios disparos resonaron goleando contra la chapa de la furgoneta y Vaamar y Zoddert aprovecharon ahora que Frank parecía estabilizado, para disparar a través de la ventana. 

Una de las balas impactó contra el neumático del coche negro y acto seguido estalló. El conductor perdió el control del coche y empezó a ir de lado a lado de la calle, hasta que finalmente chocó contra un puesto ambulante de peritos calientes. El duelo salvo la vida por milímetros y finalmente, el coche acabó encallado en el interior de una boca de metro. 

Lyara se pudo relajar por fin y puso rumbo a un hospital. Frank necesitaba atención médica urgente pese a encontrarse estabilizado. Las explicaciones pertinentes que tendrían que dar a posteriori serían sin duda un pequeño problema. Nada comparado con el lío en el que se habían metido. 

Sabía que Lyara tenía que perder a esos cabrones pero por un momento pensé que si no nos mataban ellos, lo haría ella con tanto volantazo que hacía que volásemos de un lado a otro de la furgoneta y que me golpeara la espalda una y otra vez. No había alternativa, pero eso no lo hacía más fácil de asimilar.

La miré enfurecida en un par de ocasiones porque además, continuaba intentando mantener a Frank en este jodido mundo, presionando en las heridas y aflojando el torniquete de vez en cuando, pero era condenadamente complicado si tenía que estar haciendo acrobacias para mantenerme en el sitio.

Finalmente, cuando durante unos instantes logró permanecer en línea recta unos pocos momentos, Zod y yo soltamos una buena avalancha de tiros que terminaron por reventar uno de sus neumáticos y conseguir que el coche se estrellase, abandonando por fin la persecución.

-¡Joder, ya era hora! -exclamé, soltando la pistola en el suelo y volviendo a centrar mi atención en Frank. Estaba muy débil y parecía que fuésemos a perderlo de un momento a otro, pero por algún motivo, quizás porque en el fondo me importaban todos más de lo que quería reconocer, no estaba dispuesta a permitir que eso sucediese -. Ya casi estamos, Frank, maldito orco enano, así que aguanta. Estoy demasiado acostumbrada a tu horrible cara como para tener que quedarme sin ella.

Me volví entonces hacia Lyara.

-Dime que no queda mucho para llegar al hospital -le dije, sonando más bien a súplica.

Frank seguía manteniendo los ojos cerrados. Sentía un dolor indescriptible recorriendo todo su cuerpo, aunque estaba francamente débil, al punto de que no alcanzaba a oír las voces de sus compañeros a su alrededor. No sabía qué estaba pasando a su alrededor, aunque en esos momentos el orco sentía estar flotando, lleno de dolor.

Seguía siendo una nube.

- Ya no queda nada... - Dijo Lyara mirando de reojo al asiento trasero donde se encontraba Frank, todavía agonizante, pues aunque parecía estabilizado, su estado no dejaba de ser de gravedad. - Enseguida llegamos.

- Aguanta Frank... - Se dijo a si misma realmente nerviosa y angustiada, pues no quería ser la responsable de que por ir demasiado lentos, perdieran a su compañero, pero si corría demasiado, podía ser que tuvieran un accidente y no llegaran. Mucha suerte habían tenido ya de no haberlo tenido ya.

Finalmente vieron a lo lejos el hospital "Monte Sinai". Era el más grande de todo Nueva York, por lo que si allí no podían hacer nada por el orco, difícilmente podrían hacerlo en otro lugar. Lyara acercó el vehículo hasta la entrada de ambulancias. Allí seguramente habría un acceso directo a los boxes de atención primaria y gente lista y dispuesta para atender cualquier urgencia. Mostrando su placa y sobre todo, las terribles heridas que había sufrido el orco, no sería difícil que le atendieran con presteza.

Así fue. Nada más aparcar de forma brusca frente a la entrada a las urgencias en la zona de ambulancias, varias personas del personal del hospital salieron sorprendidas a descubrir que estaba sucediendo. Para ese entonces Lyara ya estaba fuera mostrado su placa policial y Vaamar y Everton sacaban así como podían a su pesado compañero del asiento trasero de aquel malogrado vehículo. 

Enseguida un enfermero del 911 y un auxiliar acercaron una camilla y en escasos segundos Frank, que había vuelto a perder la consciencia, ya estaba en el interior del hospital. Por suerte bastaron un par de explicaciones rápidas para que toda la maquinaria hospitalaria se pusiera en marcha a gran velocidad. La frase: "es un agente herido en una operación encubierta", acompañada de la placa de Woods y la excesiva cantidad de sangre que empapaba las ropas del orco, fueron más que suficiente.

La calma volvió al exterior del hospital. Los curiosos que se habían detenido a ver que sucedía, tras unos cuantos murmullos, siguieron su camino alejándose hacia sus quehaceres. Una vez el "agente herido" fue apartado de la vista y el coche lleno de agujeros de bala, contemplado y fotografiado, ya poco quedaba allí que ver.

- ¡Vamos circulen! - Ordenó el orco. - ¡Fuera de aquí joder! 

Los últimos curiosos vieron que aquel orco hablaba en serio y aunque no había vertido ninguna amenaza contra ellos, su integridad física corría peligro si no le hacían caso. Al menos eso era lo que decía su expresión.

- ¿Y ahora qué? - Preguntó Zodd. - Ésto es una mierda... - Gruñó. - Si Frank está en el hospital es un blanco fácil para esos tipos, si es que quieren ir a por él. Además, hemos perdido a otro compañero para las averiguaciones y no creo que seamos suficientes. - Negó con la cabeza. - Más nos vale desaparecer... - Apretó los puños. - ¿Qué pensáis vosotras?

Una vez Lyara se hubo librado de nuestros perseguidores, llegar al hospital fue sencillo y rápido, aunque eso no aseguraba la salvación del pobre de Frank, al cual se le veía bastante mal. A pesar de todo, y hasta que nadie dijese lo contrario, Frank se iba a salvar, y pobre del que se atreviese a sugerir lo contrario.

Una vez se lo llevaron, todo se quedó en un extraño silencio del cual yo me sentía partícipe. Todos estábamos como en estado de shock, sin saber muy bien qué decir o hacer a continuación, hasta que Zoddert señaló lo evidente.

-Entonces uno de nosotros tendrá que quedarse aquí mientras los demás nos movemos deprisa. El club es nuestra mejor posibilidad y yo no sé lo que diréis los demás, pero el tiempo de actuar con diplomacia se ha acabado. Ahora es un o ellos o nosotros, y os aseguro que quien quiera acabar conmigo, va a tener que traerse un buen bocadillo o se irá de vacío -dije, mirando con furia a mis compañeros.

Y no había dicho lo que seguía siendo mi prioridad, recuperar a Claire, aunque no ha costa de nadie más de nuestro equipo. Si tenía que ir sola, así lo haría, pero ya estaba cansada de dar tantas vueltas para nada, esperar que todo cobrase algún sentido y que una puerta inesperada se abriese delante de nosotros.

No había ninguna jodida puerta. Nada en absoluto, salvo matar a todos los que se pusieran por delante, igual que habían intentando hacer con nosotros y esperaba no hubiesen logrado con Frank.

- Sí, creo que es la mejor opción. - Le dijo Lyara a sus dos compañeros. - Volvemos a estar solos en ésto supongo. A no ser que Idril haga aparición en escena de nuevo, aunque no confiaría demasiado en ello. - Chasqueó la lengua fastidiada. - ¿Habrán logrado escapar? Los inferni estaban bien preparados y parece que se anticipan a todos nuestros movimientos. - Se quedó pensativa. - Tuve la impresión de que... - Tragó saliva. - De que me buscaban a mi... - Miró a Celarian y luego a Zoddert. - ¿Os pareció lo mismo? - Les preguntó.

- Me quedaré con él. - Dijo entonces Everton revisando que su pistola seguía en la funda oculta bajo su chaqueta. - No estará a salvo aquí solo y dudo que lo esté conmigo, pero mejor es nada. - Miró a Frank. Yacía en la cama como un muerto. El pobre había estado mejor, aunque había tenido suerte de salvar la vida. - Espero que tengas razón y te busquen a ti. - Sonrió de forma sarcástica. - Estaremos más seguros de esa manera. - Asintió ante su propia broma de humor negro. - Tened cuidado y no hagáis tonterías. ¿Vale?