Partida Rol por web

- ¡A un lado! - Raynor alzó la voz tratando de advertir al resto sobre el vehículo que pretendía pasarles por encima. - ¡Cuidado!

Ryan, siguiendo la estela de Everton, corrió con todas sus fuerzas por tal de evitar ser arrollado. El ex-marine empleó todas sus fuerzas para poner distancia y en el muro momento saltó a un lado tratando de rodar por el suelo y así evitar el golpe que podía ser letal.

Al girarme para saltar a un lado vi como los demás también intentaban apartarse de la trayectoria del vehículo, todos... menso Frank, que reaccionó demasiado despacio, demasiado lento.

Mientras yo caía a un lado de la carretera, junto a Zoddert, y evitaba ser atropellada, era testigo con horror como Raynor se quitaba de en medio y Frank estaba a punto de ser aplastado.

-¡¡FRAAAAAAAANK!! -grité, desesperada y sin poder hacer nada.

La huída había sido precipitada pero al menos los proyectiles de nuestras perseguidoras no habían dado en el blanco. Llegar a la calle transmitía cierto optimismo en la huída, ya quedaba menos para distanciarnos lo suficiente como para estar fuera de la línea de tiro. Una noticia de lo más agradable, si no fuera por las súbitas advertencias de sus colegas.

Lyara se cubrió los ojos momentáneamente con el antebrazo, aunque al igual de sus compañeros era consciente de que aquel vehículo no se detendría si no era arrollándolos. Aunque en los primeros instantes casi parecía paralizada, no tardó en buscar alejarse del coche. Era consciente de que no podía ganarle una carrera, por lo que esperó a tenerlo suficientemente pegado como para rodar a un lado buscando apartarse de su trayectoria.

Todos lograron esquivar a aquel coche. Celarian salto a la derecha, Lyara rodó hacia la izquierda y tanto Raynor como Zoddert corrieron lo suficiente como para refugiarse a tiempo de no ser arrollados. 

¿Todos? ¿Donde estaba Frank? El orco no tuvo los suficientes reflejos. Dudó un instante y eso fue su perdición. El coche le embistió de frente y salió despedido por encima del vehículo. Golpeó sobre la luna delantera y luego rodó por el techo hasta acabar en el suelo dolorido. 

-Fuck...

Frank no consiguió esquivar el coche.

El vehículo embistió de frente contra él, y el orco no fue lo bastante rápido para esquivarlo. Mientras veía los focos del coche cirniéndose sobre él, al orco se le pasó por la cabeza que aquello debía de ser lo que sintieran los pobres animalillos que cruzaban las carreteras a altas horas de la noche. Su cuerpo impactó de lleno contra la luna delantera del vehículo, sin que el orco llegara a poder pronunciar palabra alguna, después rodó por el techo del coche y finalmente terminó cayendo al suelo como un guiñapo, quedando dolorido e inmóvil.

Definitivamente, no parecía que su estado fuese bueno.

Frank había sido arrollado y no tenía pinta de que pudiera moverse por su propio pie. Aunque su primer impulso era de correr a socorrerlo, sabía que el peligro seguía estando ante sus narices por lo que aplicarle primeros auxilios en esas circunstancias no era la salida más idónea.

Apenas se recuperó del precipitado salto, tomó el arma y trató de disparar a través de unas ventanas al ocupante o a los ocupantes del vehículo.

—¡Hay que sacar a Frank! ¿Veis alguna salida? —exclamó a sus compañeros. Cada vez sentía que estaban más acorralados y aunque no contemplaba la idea de dejar atrás a ninguno de sus colegas, las opciones se reducían por momentos.

Nada más ponerme de pie oí el golpetazo y al mirar, me di cuenta inmediatamente de quién había caído. Frank voló por encima del coche como si fuese un muñeco roto, y cayó sobre el asfalto con el cuerpo retorcido y seguramente roto. Ni si quiera me molesté en gritar, pero sentí como abría la boca en una mueca de horror al ser testigo de ello.

Era cierto que cualquiera de nosotros podía acabar mal en algún momento, atravesado por una lluvia de disparos o de cualquier otra manera, pero ver cómo sucedía no lo hacía más sencillo.

El coche se alejó de nosotros y yo corrí en busca de Frank, mientras Lyara disparaba al coche intentando darle a alguno de sus ocupantes.

Frank estaba muy mal. 

Miré a mi alrededor y distinguí la furgoneta en la que habíamos venido. 

-Tenemos que llevarlo a un hospital, ahora -dije en voz alta, agarrando a Frank para levantarlo -. ¡Venga, coño! ¡Ayudadme!

Desde el mismo momento en el que nos habíamos metido en aquello, todo había salido mal; todo. Frank era la última gota que acababa de colmar mi vaso. Ya estaba bien de tanta diplomacia sin llegar a ninguna parte. Y a Raynor... mas le valía escoger un bando con claridad o se podía ir a tomar por culo.

Zoddert corrió junto a Vaamar a la vez que le lanzaba las llaves de la furgoneta a Lyara. Ella era la más menuda de todos ellos y para movilizar a Frank, un orco de buen tamaño, iban a necesitar bastante fuerza. La pequeña elfa agarró las llaves en el aire y entendió a la perfección lo que Everton le había propuesto.

Entre Celarian y el propio Zodd pudieron levantar a Frank tratando de mover lo menos posible su columna y su cuello. Si tenía algún tipo de lesión en la espalda, movilizarlo podía resultar muy peligroso. Sin embargo, la urgencia apremiaba y si no lo sacaban de allí, una lesión medular sería el menor de sus problemas.

Para cuando Lyara acercó la furgoneta al lugar donde se encontraban los dos ex-policías con su compañero, el vehículo que le había arrollado ya había dado la vuelta y había comenzado a acelerar hacia ellos. Zoddert abrió la puerta corredera de la furgoneta y entre los dos metieron a Frank en su interior.

Mientras todo eso sucedía, Ryan Raynor no se quedó quieto. Había visto que el arma de Frank había caído cerca del lugar donde había sido arrollado y corrió para hacerse con ella. Ahora, la distancia entre la furgoneta donde Vaamar y Everton habían introducido a Jefferson era de unos cincuenta metros, los mismos metros que ambos habían recorrido con el cuerpo inerte del orco hasta que Lyara les había alcanzado.

El vehículo negro había arrancado de nuevo y se proponía embestirlos de nuevo. Ryan se plantó en medio de la calzada y apuntó con el arma de Frank en dirección al coche que se acercaba de forma inexorable hacia él. Sin embargo, aquel ex-marine estaba preparado para ese momento, había aprendido en el ejército la importancia del grupo por encima de la de un sujeto individual.

- ¡Salid de aquí! - Gritó con todas sus fuerzas. - ¡Yo os cubro! ¡Os lo debo!

Jefferson escuchaba los disparos y las voces de sus compañeros, aunque no alcanzaba a entender lo que decían. Oía y sentía que alguien le tocaba y le movía, levantándolo del suelo, aunque sus ojos se encontraban ahora cerrados y no parecía estar siendo consciente de lo que sucedía a su alrededor. Todo su cuerpo se hallaba dolorido, aunque su mente no parecía ponerle un exceso de importancia. ¿Eso era la muerte? ¿Así se sentía uno cuando estaba muriendo? El orco sentía que su cuerpo estaba flotando como una nube.

No quedaban muchas opciones, debían salir de ahí como fuera, por lo que no discutió la directriz que le fue entregada. Se puso manos a la obra y al tomar el volante trató de poner tanta distancia como fuera posible entre quienes habían subido a la furgoneta y sus atacantes.

Zoddert comenzó a golpear el pecho de Frank con el puño. 

- ¡Despierta! - Le gritó con un chorro de voz. - ¡Maldito idiota! ¡Despierta te he dicho! 

Para Vaamar y también para Lyara, que veía lo que estaba sucediendo por el espejo retrovisor, era más que evidente que aquello, lejos de estar ayudando a Frank a recuperarse, le estaba alejando todavía más de ese mundo.

Lyara puso automáticamente la directa alejándose del lugar. En el interior del vehículo se encontraban Zoddert, Celarian y Frank, quien permanecía inconsciente y perdiendo sangre a gran velocidad. De momento los intentos de la elfa y el orco por detener la hemorragia estaban siendo inútiles y de hecho, el nerviosismo de Zoddert estaba provocando que el sangrado fuera aún más abundante.

El vehículo negro se acercaba con rapidez hacia ellos. Aceleraba a gran velocidad y recortaba distancia. Pronto comenzaron los disparos a través de las ventanillas y uno de ellos alcanzó la furgoneta. Entró por la luna trasera y salió por la delantera rompiendo ambas en un estallido de cristales. Lyara sintió como la bala pasaba muy cerca de su cabeza. Aquello iba muy en serio.

Ryan esquivó el coche, el cual avanzó a gran velocidad hacia él. Rodó a un lado y desde el suelo y de rodillas, disparó su arma hasta en cuatro ocasiones. Dos de las balas impactaron contra la carrocería del coche que había iniciado la persecución de la furgoneta y eso provocó que realizara una maniobra un tanto extraña, lo que le restó algo de velocidad y logró que Lyara ganara algo de distancia. 

- ¡Bien! - Gritó, aunque nadie le oyó, pues ya estaban lejos y el sonido del motor lo opacaba todo. 

Fue entonces cuando la pequeña elfa a los mandos del vehículo, fue testigo por el espejo retrovisor, de como las dos mujeres que les habían asaltado dentro del edificio, se acercaban por la espalda de Ryan y en cuando éste se percató, ya le estaban apuntando. Ryanor se dio media vuelta de forma rápida y entonces se escucharon disparos. Lyara no supo como acabó aquello, pues justo en ese momento giró a la derecha perdiendo la escena de vista.

La elfa chasqueó la lengua cuando percibió el posible desenlace de Raynor, pero no se encontraba en situación de hacer más que desearle lo mejor. Las circunstancias no pintaban bien para el ex-militar, pero no perdía la esperanza de que de algún modo sobreviviera. Lo que era seguro es que trataría de aprovechar la ventaja que les había conferido su sacrificio para que no resultara en vano.

—¡Joder, no lo aporrees, Zoddert! Tomadlo con... —se interrumpió cuando uno de los disparos hizo que agachara instintivamente la cabeza— ¡Mierda!

Lyara ni tenía nociones demasiado elevadas en primeros auxilios ni se encontraba en situación de aconsejar a nadie, por lo que se centró en evadir a los perseguidores. Nunca había puesto a prueba sus habilidades de conducción como aquel día, y el hecho de que estuvieran tan cerca la agobió aún más, empujándola a una conducción como mínimo temeraria, llena de bruscos giros con tal de poner distancia entre ellos.

Además, Frank necesitaba pasar por el hospital más pronto que tarde...

El estado de Frank era ciertamente crítico. Para mí que verlo sin moverse y sangrando casi por todas partes significaba que estaba más cerca de palmarla que de salvarse. Y por si aquello no fuese suficiente, Zod estaba haciéndole más que unos primeros auxilios, una jodida tortura que pareció acabar con la escasa resistencia que le quedaba.

Lyara conducía mientras tanto a una velocidad endiablada, puesto que detrás de nosotros nos seguía el condenado coche, que además no se conformó con atropellar a Frank sino que también comenzó a dispararnos, rompiendo los cristales y llenando todo el interior de pequeños fragmentos.

-¡JODER! ¡MALDITOS CABRONES! -protesté en voz alta

Todo el mundo estaba disparando contra el coche y dándole a Lyara la posibilidad de distanciarnos, pero mientras eso sucedía, perdíamos a Frank.

Desesperada, aparté a Zoddert de un manotazo y me acerqué a Frank.

-¡Déjame a mí, coño! -le grité, intentando localizar exactamente las heridas que tenía y aquellas que sangraban y presionando para detener la hemorragia -. Aguanta, Frank. Déjate de gilipolleces que no he acabado contigo todavía.

Localicé una herida profunda en uno de sus muslos, seguramente consecuencia del impacto del parachoques, así que desgarré como pude un trozo de mi camisa y le hice un torniquete rápido, mientras comprimía la herida con la mano-

-Los pierdas o no, Lyara, hay que llevarlo a un hospital o no saldrá con vida de aquí, así que písale.

Eché un nuevo vistazo hacia nuestro perseguidor y sentí como los deseos de empezar a dispararle con todo se hacían especialmente intensos. Pero Frank era la prioridad en aquellos momentos y dentro del vehículo había ya suficientes armas. Por una vez, que disparasen los demás.

- ¡Vamos Frank! - Exclamó el orco mientras ayudaba a Celarian a taponar las heridas.

La sangre fría que demostró la elfa en un momento como aquel, en el que la mayoría no sabría muy bien que hacer y en esa ocasión se incluía a sí mismo, era algo de admirar. Siempre había tenido sus más y sus menos con Vaamar y le había molestado e incluso le había llegado a recriminar su impulsividad en más de una ocasión, pero quizás, si salían de esa con vida, podría empezar a ver a Celarian Vaamar con otros ojos.

- Parece que... - Zodd frunció el ceñó mientras no perdía de vista las heridas de bala que presentaba su compañero. - ...parece que sangra menos. - Le dijo sonriente. Al menos todo lo sonriente que podía estar en medio de una persecución y de una incesante lluvia de plomo.

Parecía que en efecto Frank se había estabilizado. Ahora tocaba llegar al hospital y que los sanitarios lograran salvarle la vida. Sin embargo, antes de eso tenían que librarse del coche que les estaba persiguiendo, lo cual no parecía fácil de conseguir. No obstante, se notaba que Lyara había aprovechado bien los cursos de conducción que había realizado en la academia de policía, pues sin no mucho esfuerzo estaba poniendo tierra de por medio.

El vehículo negro que les seguía todavía el paso, se encontraba ya a más de ciento cincuenta metros de distancia de ellos y habían dejado de disparar, lo cual era una buena noticia en cualquier caso. Lo más probable era que por la distancia que habían cogido con la furgoneta, no quisieran malgastar más balas. Ahora todo dependía de la pericia en la conducción de Lyara. Ya casi les habían dado esquinazo, pero faltaba callejar un poco y despistarlos de forma definitiva.