Partida Rol por web

Abre la boca levemente sorprendida, aquello era una suite comparado con el supermercado ruinoso de la noche anterior. Lo único que se le paso por la cabeza entonces fue una de las típicas frases predefinidas que enseñaban en los libros de inglés de su curso. Y sonaba un poco estúpida al andarse con tantos formalismos pero tampoco le importaba demasiado.

Tiene usted una casa muy bonita.

Sonríe contenta y examina cada palmo del apartamento, dejándose caer en lo que quedaba de la cama. No estaba tan mal haber salvado a ese tipo , hoy dormiría en condiciones. Sacó el cargador de su pistola y añadió las balas gastadas con maña y paciencia, a la vez miraba de vez en cuando al tipo.

¿Y a donde pensabas ir? Yo no sé donde ir..y parece que tú tienes más fácil encontrar camas... quizás podemos viajar juntos -pensó sin atreverse a terminar la frase.

¡Ah! ¡si! ¿qué era eso que me ibas a enseñar que tenias? Yo tengo atún y pimientos, el tequila se lo bebió tu "amigo" je.

Ziyak entra en el apartamento cerrando tras vosotros, poniendo un par de pestillos que probablemente no resistirían demasiada fuerza pero de algo pueden servir.
Después resulta algo más bruto y empieza a arrastrar un mueble bastante alto cercano a la puerta, en realidad pueden apreciarse las marcas en el suelo dejando bien claro que no es la primera vez que lo hace. Se apoya en él y resopla varias veces mientras lo mueve hasta que queda justo delante de ella, entonces parece satisfecho y se permite el lujo de reír por lo bajo ante tu primera frase sacada de academia de inglés.

-En realidad no sigo un rumbo fijo, no he encontrado mi lugar definitivo y no creo que lo haga, ¿pero resulta una idea razonable asentarse hoy en día...? Creo que descenderé un poco más al sur- se encoge de hombros, y mientras tú decides tumbarte en la cama de una de las habitaciones, te percatas de que él se mete en el baño, pero al parecer no cierra la puerta.
-Supongo que es cuestión de práctica- admite al comentario de encontrar camas mientras le oyes rebuscar con rudeza pro algún armario, provocando que varios utensilios y frascos caigan al suelo de forma algo estrepitosa... Y tú que solías preocuparte por el menor ruido.

Tras unos minutos algo más silenciosos en los que acabas de preparar tu arma, acaba por aparecer en el marco de la habitación en la que te encuentras, pudiendo apreciar bajo el corte de la tela un tosco parche de gasas cubriendo la herida de su pecho.
-Yo tengo arroz y agua para hervirlo, creo que alguna cosa más... Veamos que podemos hacer- mira de reojo tu mochila animadamente y desaparece de nuevo, esta vez hasta la cocina, donde saca una cazuela algo sucia y añade agua de una gruesa garrafa, dejando que hierva en un pequeño fuego que tiene todo el aspecto de ser el típico que se usaba para ir de excursión o camping.

¡Arroz! ¡Perfecto! -Se quita el abrigo y bufanda, dejandolas a un lado y salta de la cama animada para seguirle hasta la cocina con su lata de atún y pimientos, que deja sobre la encimera despues de limpiarla un poco con la manga de su jersey. Mientras le ayuda a cocinar le mira- podríamos hacer una ensapadilla.

Hacía años que no comía arroz -sonríe una vez sentada en la mesa y se le cae una lagrimilla de la emoción y los recuerdos que le traen de su familia y país. Come todo el rato en silencio tan solo escuchándose el tintineo de los cubiertos, que no maneja muy educadamente al haberse criado con otros. ¿Oye, también tienes para ducha por aquí?

Eres muy ruidoso. Si no hicieras tanto ruido y tuvieranos más muni..munición , granadas y muchas armas podríamos hacer un fuerte.
Oí que existir ciudades así- de pronto se acordó de la extraña escopeta del hombre, y señalandola con la cabeza le preguntó- ¿qué modelo es?

Mientras el arroz hierve, decidís cocinar los pimientos y guardar el atún para otra ocasión, mezclándolos con el arroz para darles más sabor antes de sentaros en la mesa.
Hacia tanto tiempo que no comías algo realmente caliente y cocinado que te cuesta reprimirte y no comerlo a toda prisa, sin embargo sabes que es mejor aprovechar la ocasión y saborearla bien, masticando para que no te siente mal luego.

-Hace poco que lo encontré, a no ser que te detengas de vez en cuando es imposible permitirse el lujo de cocinar un poco- admite llevándose la comida a la boca con una amplia cuchara sopera, al parecer él tampoco es el más educado del mundo comiendo así que no le llama la atención tu forma de hacerlo.
-No hay luz ni agua, pero puedo llenarte un cubo para que te limpies un poco... Creo que también hay algo de ropa en los armarios- dice con la boca aún algo llena, sonriendo ante tu pequeña reprimenda y la idea de hacer un fuerte, aunque la expresión se borra de su cara en cuanto mencionas la ciudad, quedándose repentinamente más serio, incluso dirías que algo tenso.

-No creo que lo conozcas- se limita a responder a tu pregunta tras unos segundos de silencio en los que te mira con fijeza intimidándote un poco, después prosigue con la comida volviéndose a crear ese silencio algo incómodo.

Otra vez se hacía el silencio y el único sonido era el rebañar de los cubiertos en el tazón. Ya has metido la pata..-murmuró para sí misma, tragando saliva ante aquella mirada.

Gomenasai..-dijo en su lengua y aunque él no la entendía el tono tímido parecía indicar una disculpa. Decidió que lo mejor era cambiar de tema con una broma.

¿Un cubo? ¡yo no soy una vaca! Seguro que aquí hay bañera.. tu pones tapón y llenas de agua. - Sonríe cuando se levanta de la mesa y mientras el prepara el baño ella inspecciona cada rincón del apartamento, buscando prendas o cosas que la sean de utilidad. Abre el armario y remueve todas aquellas prendas polvorientas y apolilladas, ninguna parecía de su talla pero no era de extrañar, estos occidentales eran gigantes y además tenian la nariz gorda.

Se quita el jersey negro que lleva y envuelve su glock dentro, quedándose en camiseta interior. Iba a darse un baño tranquila, pero quién sabe, prefería no dejar su arma lejos. Cuando entra al baño sonríe ilusionada, aquello sería un pequeño placer que no volvería a tener en semanas , o meses, o quizás nunca más si moría antes... . No , eso no iba a pasar, sobreviviría para bañarse una vez más o diez si hacia falta. Metió el pie, el agua estaba calentita, el grandullón había tenido un detalle calentándola antes de echarla. Empujó la puerta todo lo que pudo, pues no se cerraba bien del todo y dió un pequeño grito de advertencia- ¡ni se te ocurra entrar eh!

Ya había tenido una mala experiencia en el pasado, pero bueno, eso no importaba ahora así que terminó de desnudarse y se metió al agua con la pastilla de jabón que había guardado y un poco de champú viejo que encontró por los muebles del baño, incluso habia una esponja, aunque estaba tan seca que parecía una lija. El agua se fue oscureciendo conforme la mugre iba desprendiéndose y tras una hora de relajación salió del agua encharcada y reluciente, buscando una toalla por los muebles con la que secarse..

Después de tu "Gomenasai" Ziyak te mira de reojo con expresión más suavizada. Parece dispuesto a decir algo al respecto pero irrumpes con tu cambio de tema en tono despreocupado y se limita a sonreír negando con la cabeza.
Acabáis de comer y dejáis lo poco que habéis usado en la pica de la cocina, después él se encarga del agua y de la bañera mientras tú decides investigar los armarios.

En la mayoría la ropa es excesivamente grande, aunque podrías aprovechar alguna chaqueta, pijama si quieres dormir cómoda por una vez, unas botas de montaña y quizá alguna camiseta si recortas las mangas. Después de todo no necesitas ir "guapa", sólo cómoda y funcional...
El baño resulta de lo más relajante, a pesar de no tener demasiada agua es más de lo que tienes habitualmente, y al final consigues estar bastante limpia y sin ningún tipo de "interrupción" extraña a pesar de no haber podido cerrar totalmente la puerta.

Encuentras una toalla algo reseca en uno de los armarios, es cómo secarse con papel de lija así que no insistes demasiado en ello y te vistes con una mezcla de tu antigua ropa y la que has recogido de los armarios, saliendo del baño lo suficientemente relajada y llena para empezar a sentir algo de sueño...

Te asomas al comedor pero Ziyak no está ahí, así que decides ir a la habitación en la que estuviste, encontrándole tumbado en la cama aparentemente dormido y cambiado parcialmente de ropa, de todos modos hay más habitaciones... Pero te llama la atención su espada, que ha desenvainado y dejado apoyada en la pared junto a la propia cama.
Tiene una forma algo extraña, no es cómo la mayoría que has visto de hoja recta y acabada en punta, además el mango parece hecho con hueso aunque de eso no estás tan segura a esa distancia.
La escopeta-pistola o lo que quiera que sea sigue enfundada en su pierna.

Uffff me he quitado dos kilos de encima..-terminó de frotarse el pelo con aquella toalla más dura que una piedra , se puso el pijama que encontró y se fue a ver que hacía su nuevo compañero. No era como Hiroto pero ya le había cogido un poco de cariño , quizás porque llevaba demasiado sola. Se acercó de puntillas para ver de cerca la espada, aunque sin ponerle una mano encima, no quería enfadarlo de nuevo.

Es muy extraña. Qué tio más raro, parece que salga de una película..

Sin darle más vueltas volvió al marco de la puerta y se detuvo unos instantes antes de marcharse a otra habitación para dar las buenas noches.

Parece frito.. bueno, qué más da .., konbanwa.

Siguió caminando por el pasillo y se tiró a su nueva cama provisional, subiendo las sábanas hasta arriba y haciéndose un ovillo con ellas. La noche había caido y podía oir los chillidos de aquellos monstruos desde allí, buscando carne nueva. Por suerte parecían lejanos y no les dio más importancia que a un grillo dando la lata en la noche. Ahora era momento de descansar y reponer fuerzas, ambos las necesitarían para su viaje a ninguna parte...

Tras taparte y encogerte en la comodidad y calidez de una cama de verdad, apenas tardas unos minutos en dormirte profunda y tranquilamente cómo pocas veces has podido permitirte el lujo de hacerlo, quizá desde que te quedaste sola...
Duermes cómo un auténtico tronco, despertándote a no sabes qué hora mirando a tu alrededor un poco perpleja hasta que recuerdas donde estás. Resulta extraño que no sea un sótano o lugar maloliente.

Te das cuenta enseguida de que las persianas han sido bajadas del todo a pesar de que tú no las tocaste, así cómo la puerta que permanecía abierta y ahora está entrecerrada, dejando tan sólo una pequeña abertura por dónde se distingue el pálido resplandor de alguna linterna o lámpara alejada, acompañada por chasquidos metálicos y sordos.
Al parecer Ziyak debe de estar "trasteando" con algo... al menos eso supones porque el sueño vuelve a invadirte antes de que seas capaz si quiera de imaginar que podría estar haciendo.

Despiertas nuevamente, esta vez totalmente despejada y llena de energía. El sol se filtra un poco por las desvencijadas ventanas y la puerta así que está claro que ya es de día y quizá os pongáis en marcha.

Al fin despertaba, hacía tiempo que no se sentía tan bien, eso de ducharse y dormir limpia y agusto era una de esas cosas que no había sabido apreciar hace diez años. Se estira en varias posturas , retorciéndose por la cama hasta que sus músculos vuelven a estar en su sitio y a pleno rendimiento, después frota sus ojos y se quita las legañas.

Con calma va quitándose el pijama para volver a su "uniforme" de todos los días, revisando que pistola, machete y mechero esten todos en su sitio. Por último se enfunda los guantes y voila, ya está lista para tomar un buen desayuno, o con esa intención sale ella de la habitación..

Encuentra a Ziyak, en realidad no sabe cuanto lleva despierto. Sonríe cálidamente al verle.

Buenos días..¿qué hay para desayuno?¿qué vamos a hacer hoy?-después, como si temiera otro de sus silencios, pregunta algo más cortada- Oye, ayer oí ruidos.. ¿qué estabas haciendo?

-Buenos días, ¿has dormido bien?- pregunta con expresión afable e interés, aunque es de imaginar que lo habrás hecho dada la hora que va siendo y que puedes deducir parcialmente por la intensa luz solar que ilumina el comedor. Probablemente más cerca del mediodía que de la mañana, no es algo que te suceda a menudo pero después de todos te merecías un buen descanso.

-Hoy no comeremos tanto cómo ayer, tenemos que empezar con el razonamiento si vamos a ponernos en marcha- explica mientras te tiende una bolsa de cereales, pero la imposibilidad de que la leche se conserve tanto tiempo implica que no habrá nada más esta vez.
-Si nos asentáramos podríamos cultivar nuestras propias verduras...- comenta distraidamente, casi para sí mismo mientras enfunda su extensa espada en la espalda pensativo, evadiéndose en su propia imaginación según parece.

-¿Te desperté...? Intentaba reparar esto pero no hubo éxito- busca pro sus bolsillos y deja sobre la mesa un tosco walkie talkie de los de antaño, algo grande y pesado pero que no funciona con batería. Después de todo encontrar electricidad hoy día puede ser más difícil que encontrar pilas.

Deja que tomes asiento y llenes un poco tu apetito con el escueto desayuno mientras él permanece de pie, apoyando las manos sobre el respaldo de otra de las sillas.
-Estamos bastante cerca de Hope... es una de esas ciudades con murallas que mencionaste. He pensado que quizá querrías ir allí- su tono se vuelve más sereno, cómo si pretendiera que te tomaras este ofrecimiento más en serio de lo habitual.

Oh sí, sí.. he dormido como nunca

Se llena la boca de cereales y mastica mientras le escucha hablar. Observa interesada el walkitalkie y comenta distraida que ella podría intentar arreglarlo, se le daba bien la electrónica y los circuitos. Pero donde casi se atraganta de la risa es cuando dice que podría cultivar verduras. ¡Yo! ¡Cultivar verduras dice! Pero si apenas he salido de la ciudad.. Lo máximo que yo plantado es una lenteja en yogur!!

Ríe con ganas y cuando oye hablar de la ciudad se vuelve un poco más seria también. ¿Y tú que? ¿donde irias sin mí? Iee, iee, no , no. No me dejarían entrar y además tampoco quiero hacerlo todavía. Antes tengo una misión que cumplir.. ¡hacer justicia y eliminar la Tierra de chacales ! -entrecierra los ojos, parece que lo dice en serio, aunque la boca con cereales pegados le resta seriedad. Cuando acaba de desayunar abre y descuajaringa con un destornillador todas las partes del walkitalkie para ver si puede arreglarlo. Mientras esparce circuitos y resistencias entorna los ojos y habla de una manera mas filosófica.

Tú ni yo podríamos vivir con la conciencia tranquila allí sin hacer nada después de todo lo que hemos visto.

Ziyak parece sorprenderse un poco por tu buen humor, pero enseguida ríe contigo de forma algo más despreocupada, rodeando la mesa hasta apoyar su amplia mano en tu cabeza.
-Una lenteja... plantarla en la tierra no debería ser mucho más difícil, ¿no crees?- deja la pregunta en el aire dándote una suave palmada, casi cómo si de una hermana pequeña se tratara.

-¿Yo? Seguiría mi propio camino, cómo siempre- responde cómo si fuera evidente, encogiéndose un poco de hombros antes de cruzarse de brazos y empezar a andar por la sala con lentitud y actitud pensativa.
-Sí, sí que te dejarían entrar Kyuu... Pero no salir- se detiene cuando el sonido de las distintas piezas y pequeños tornillos cubre la mesa, mirándote con una aprensión de la que no te percatas debido a lo distraída que te encuentras con lo que tienes entre manos, cómo si de un juego de Lego se tratara.

Sonríe ante tu actitud más que inocente antes de desviar su mirada hacia sus propias manos. Tantas veces manchadas de sangre... demasiadas. La culpabilidad es una condena que arrastará el resto de su vida, ¿pero cómo va a admitir eso delante de alguien cómo ella? Quizá debería intentar enmendar tantos errores ya que la redención no parece viable.
Cierra los puños, aún algo tembloroso debido a la frustración de los recuerdos antes de bajar las manos con lentitud.

-Allí todo es adornado y prefabricado, como si los errores y el dolor no existieran, pero tampoco existe la libertad, ¿sabes? Pero el ser humano no es perfecto...- dice con mirada distraída antes de acercarse la mesa y mirar con curiosidad lo que haces, quizá recurriendo a tu propia "táctica" de cambiar de tema.
-¿Te aclaras con eso...?- pregunta dudándolo bastante mientras intenta reprimir sin demasiado éxito una sonrisa burlona.

Aquella charla sobre las ciudades la distrajo un poco , y al final no sabía ni donde había puesto el altavoz. Resopló frustrada y recogió todas las piezas para guardarlas en una bolsa y luego en su mochila.

No preocupes, esta noche lo intentaré de nuevo..lo arreglaré como que me llamo Kyuu!

Se levanta y acompaña a Ziyak hasta la entrada, ayudándole a empujar el enorme mueble y saliendo la primera para dar un primer vistazo al exterior agazapada en busca de peligros. Cuando todo es seguro le llama venir y deja que él decida el rumbo que tomarán hoy..

-Esta noche... Ni siquiera sé si tendremos luz para que te pongas con eso- te responde arqueando ligeramente una de sus cejas antes de dirigirse a un rincón para recoger una bolsa del suelo que cuelga en uno de sus hombros. Es inevitable preguntarse qué llevará ahí exactamente, pero quizá él se pregunte lo mismo acerca de tu mochila. Lo que está claro es que no os lleváis el hornillo y quizá se acabe la comida caliente. De todos modos ya fue un lujo.

Tomas la iniciativa de salir primera, realmente decidida, casi parece que pretendas demostrar de lo que eres capaz aunque lo dejaste bien claro en el supermercado.
Después es él el que guía vuestros pasos, dejando la desmoronada ciudad cada vez más atrás, siguiendo una de las carreteras que conducían hasta ella y que ahora se encuentra parcialmente enterrada entre polvo y arena.
Ziyak se detiene de vez en cuando para sacar una brújula de su bolsillo y proseguir la caminata, se nota que tiene cierta experiencia en supervivencia.

-¿Llevas todo este tiempo sola?- acaba por preguntar con curiosidad rompiendo el silencio que os acompaña.
En realidad te provoca cierta tensión, acostumbrada a no hacer el menor ruido todo el tiempo que has estado sin compañía, verle tan confiado a pesar de todo resulta bastante chocante.

Camina en silencio , estaba acostumbrada a ser una sombra mientras viajaba y esto se le hacía un poco raro y peligroso. Pero aunque Ziyak no hablara su imponente figura de buey grandullón se vería a diez kilómetros. Acababa de tocar uno de los temas más delicados para Kyuu y ahora era ella la que guardó un tenso silencio durante al menos un minuto. No le gustaba acordarse de aquello, su mente había formado un gran muro en todos aquellos recuerdos oscuros y agonizantes. Si no llegaba a olvidarlos del todo era por el gran amor y cariño que le dedicaron sus padres y abuelos en vida, debía ser fuerte y continuar por ellos.

Primero murieron mis primos, abuelos,. . cuando Japón fue arrasado - narra en un tono neutro como si aquello fuera un documental - Yo y mi familia estabamos de vacaciones justo entonces.., sobrevivimos unos años pero despúes murieron mis padres por Medusa. Mi hermano se volvió loco desde entonces, yo tenía 10 años..-vuelve a hacer otra pausa, su voz cada vez está más desquebrajada y sus ojos vidriosos- cuando mi hermano y sus amigos me estaban dando una de sus palizas conocí a mi segundo padre adoptivo. Él me salvó y enseñó a luchar , a sobrevivir en este mundo.. parece que lo hizo bien porque sigo aquí pero el muy idiota se quedó por el camino.. -finalmente termina de desahogarse y llegados a este punto rompe a llorar mientras camina- lo mataron los chacales..

Trata de reprimir las lágrimas y se seca con la manga , mirando a Ziyak de reojo.

No quiero que pienses que soy una llorona.. -entorna los ojos mirándote algo enfurruñada, como si esperara que fueras a burlarte de ella.

¿y.. tú?

Ziyak te observa mientras seguís caminando sin un rumbo demasiado fijo, por lo que vuestros pasos son pausados.
Su expresión es una mezcla de sorpresa ante tu extroversión al contarle algo que podría calificarse de íntimo, al menos para él a pesar de no dar excesivos detalles, y también de aprensión por lo que has tenido que pasar a pesar de tu aparente juventud.
Por desgracia hoy en día casi todo el mundo podría relatar tragedias terribles acerca del Año del Terror y de Medusa.

Sin embargo, no puede evitar detenerse, mirándote anonadado y aturdido cuando admites que tu propio hermano te pegaba hasta que alguien te ayudó.
Te mira de arriba a abajo incapaz de dar crédito, intentando convencerse de que algún gen malicioso del virus debió atrofiar la mente de tu hermano para que fuera capaz de golpearte sin más.

-Creo que eres una de las chicas más valientes que he conocido nunca... Y me salvaste la vida, ¿recuerdas?- habla con tono pausado y algo bajo, intentando calmarte un poco de esa forma antes de rodearte con uno de sus gruesos brazos y apoyarte en él dándote una especie de abrazo que resulta algo torpe... Aunque dicen que lo que cuenta es la intención.

Te suelta enseguida para no incomodarte, o quizá para no incomodarse a sí mismo, frunciendo ligeramente el ceño antes de colgar bien la bolsa en su hombro y empezar a andar de nuevo.
-Yo siempre he sido algo solitario, no perdí a tanta gente en la catástrofe pero sí a la que más me importaba. Se llamaba Lidia, mi prometida- sonríe con cierta amargura, mirando al horizonte mientras su mente vaga un poco por su recuerdo, pero se niega a caer de lleno en la nostalgia y sacude un poco la cabeza.

-Pero no murió por eso... Ni por el virus. Fue la codicia del hombre y sus ganas de controlar. Vivíamos en la ciudad, creíamos que allí todo era perfecto. Pero sólo es lo que te dejan ver, lo que no te cuentan son los múltiples asesinatos que cometen sus Soldados por el "bien común". Neutralizaciones... - su boca queda entreabierta cómo si quisiera proseguir con el relato, pero acaba por cerrarla de nuevo mirando el asfalto con una mezcla de frustración y vergüenza. ¿Con qué cara le miraría si le dijera que él mismo fue uno de ellos?

Sonríe levemente mientras Ziyak la reconforta sin atreverse demasiado a tocarla aún y más calmada escucha su historia sorbiéndose los mocos despues de tanto llorar. Parece que las historias felices de la gente ya desaparecieron para siempre, todas contenían al menos una muerte trágica..

¿Sabes? Cuando que te ví allí atrapado en esa cosa me asustó un poco el liberarte. Te vi tan grande y bruto que..no se, pensé que me comerías o algo así -ríe levemente y le mira con el rostro enrojecido pero ya sin lágrimas- ¿cómo te capturaron?

Ya que vamos por mitad de la carretera y nos puede ver cualquiera sería más cómodo coger un coche ¿no? Con un poco suerte alguno tener suficiente gasolina.., yo sé conducir.. Se subió a un pequeño montículo y oteó a lo lejos, buscando alguna urbanización o granja de las afueras.

-Grande y bruto... sí, ése soy yo- admite con una ligera sonrisa. Sin duda la pequeña oriental consigue mantener a cualquiera de buen humor, y eso que él siempre se ha considerado algo huraño y solitario.
-Supongo que bajé la guardia... Es algo que no debe hacerse nunca, ya debes haberte dado cuenta de ello- te mira tan sólo de reojo antes de proseguir -Lo cierto es que ya había acabado con uno de esos seres en otro de los pasillos y pensé que sería el único porque no vi a ninguno más en apariencia, pero en cuánto llegue a esa estantería ya estaba todo montado y esa especie de red pegajosa me atrapó- se mira a sí mismo recordando la incómoda sensación con un escalofrío que le lleva a frotarse el cogote mientras tú te desvías un poco subiendo a unas rocas cercanas con agilidad para ver más allá.

-Ten cuidado...- murmura por lo bajo de forma espontánea, carraspeando cómo si no hubiera dicho nada.
-Sabes conducir...¿pero llegas a los pedales?- pregunta burlonamente antes de tenderte los brazos para ayudarte a bajar con mayor facilidad.

Y a pesar del páramo desértico en el que os encontráis has conseguido divisar una pequeña construcción con todo el aspecto de ser una vieja gasolinera, así que quizá tu idea cobre algo más de sentido si tenéis algo de suerte.

¡JA! ¡¡Yo pequeña pero mut.moto.. matona!! ¡no encontrarás mejor conductora aquí!- sonríe triunfante al divisar la gasolinera -no me dió tiempo a sacarme carnet , pero eso no problema ahora que sólo estamos nosotros en la carretera , nadie venir a poner multa je..- acepta su ayuda y baja apoyándose en su hombro hasta caer al suelo sutílmente.

Allí hay una gasolinera. Espero que no haya subido de nuevo la gasolina, porque no llevo un yen encima. Poder coger coche y gasolina, hmmm ahora que lo pienso no paramos de cometer delitos, ¿qué crees que pensaría el dueño? -sacude la cabeza negando ella misma antes de que respondas- bah.. -sigue caminando con buen ritmo y cuando se van aproximando desenfunda su pistola.

Quédate aquí agachado. Voy a echar un vistazo antes, si algo sale mal gritaré ¿Vale?

Y como un ratoncillo sigiloso se va acercando muy lentamente, escondiéndose detras de arbustos, barriles y coches que nunca pudieron llegar a arrancar a tiempo. Sus manos aferran con firmeza su Glock mientras asciende por uno de los vehículos cercanos para asomar la nariz y ver el interior de la gasolinera.

Ziyak ríe abiertamente tras tus exclamaciones, ayudándote a bajar con facilidad ya que después de todo para él eres sin duda un "peso pluma".
-No creo que le importara, hoy en día no existen las reglas, sólo la moral y a veces ni eso...- se cruza de brazos, entrecerrando los ojos para apreciar las lejanas formas del edificio y de los surtidores, poniéndose enseguida una mano a modo de visera sin que eso sirva de mucho desde esta distancia.

-¿Te crees que por ser grande y bruto no podría ir sin ser visto...?- pregunta mientras ya empiezas a alejarte, por lo cuál chasquea la lengua fastidiado, parece que la idea no le agrada demasiado.
-Te estaré observando...- acaba por decir antes de moverse detrás de las rocas dejando que tomes la iniciativa por ahora.