Partida Rol por web

Hild caminaba en silencio, sumida en pensamientos nada halagüeños sobre la misión en la que estaba metida sin remedio, pero también pensaba en los compañeros que compartían su viaje. Jorunn era su mejor amiga desde pequeñas, la quería y la defendería siempre que pudiera. Reconocía que la carga que llevaba sobre sus hombros era difícil, debía llevar a buen puerto aquella misión dirigiendo a hombres mucho más avezados que ella, pero no entendía porqué era incapaz de aceptar los consejos que le intentaban dar.

La völva miró de reojo hacia atrás donde se situaban el scalda y el hirdman, tan callados como ella misma. Sigurd parecía reflejar aún en su cara la contrariedad producida por la discusión de la otra noche y, a pesar de que no se atrevía a decirlo en voz alta, Hild le entendió perfectamente. Para el hirdman, hombre de carácter fuerte y un gran guerrero, verse relegado al simple papel de niñero y criado de la hija del jarl tenía que ser muy duro, y más todavía cuando sus consejos y opiniones no eran tomadas en cuenta, como había sucedido la noche anterior. Estoy acostumbrada a que la gente consulte a los dioses en privado, y Jorunn ha cometido un error al pedirlo delante de todos. Pero es demasiado cabezota para reconocerlo y no entiendo cómo el Thurl le ha quitado importancia a ese hecho.

A Hild le caían bien aquellos dos hombres que iban en retaguardia. La forma tan despreocupada y el humor del scalda le convertían en un buen compañero de juergas y conversaciones, y el carácter serio, su renombre como guerrero y su inteligencia hacían del hirdman un hombre con el que sentirse protegida. Auténticos vikingos.

Aquellos pensamientos se vieron bruscamente interrumpidos al llegar a una empinada ladera. Parecía que no había otra forma de llegar a la cueva que ascender por allí. Hild miró la ladera preocupada, viéndose incapaz de conseguir ascender por ella y, un tanto nerviosa, se vio de nuevo como una carga para el grupo.

- Yo... No creo que pueda ascender por ahí.

De hecho, una vez que le ataron la cuerda al cuerpo y comenzó a ascender, ni siquiera fue capaz de dar unos pocos pasos sin ver cómo sus pies resbalaban en las piedras y su cuerpo caía pesadamente.

Jorunn miró con el ceño fruncido la escarpada pared. Maldita fuese ese obstáculo que le impedía avanzar. La joven cerró los ojos tratando de pensar pero las miradas compasivas de su amiga la herían profundamente. ¿Qué clase de líder era? La tercera hija, segunda y mujer... Las tornas debían de haberse invertido; ella tendría que ser la que hubiese caído ante los piratas y su hermano haber lidrado aquella expedición. Tengo que pensar...No convenía separarse en aquellas montañas para buscar un camino alternativo a la völva y tampoco era lógico. Una opción era que Sigurd subiese con ella, pero entonces quedarían desprotegidos ante los ataques.  

Subirás, no te preocupes. Tú puedes hacerlo. Lo sé.—Joruun frunció el ceño de un modo que, aunque ella no lo sabía era el vivo reflejo de su padre. — En el peor de los casos podrías guiarte con las manos mientras tiran de ti.

Con esas palabras la joven noble comenzó la ascensión. Los primeros metros fueron viento en popa y parecía que la joven estaba hecha para la escalada; algo que ella misma no había supuesto. Fue cuando estaba tan solo a unos centímetros de Thorgrimm cuando la piedra donde había depositado su peso cedió....

Sigurd esperó a que todos hubieran subido por la escarpada pared. Vigiló la retaguarda por si, en algún momento, venían esos salvajes. A decir verdad la idea de Jorunn esta vez no le parecía del todo mala, al fin y al cabo Sigurd se había quedado cuidando la retaguardia todo el trayecto.

Una vez todos estaban arriba el hirdman se agarró a la cuerda. A pesar de la armadura escaló con gran garbo gran parte del trecho aunque, a mitad de camino, dio un pequeño resbalón del que segundo después pudo recuperarse con gran facilidad.

A pesar de que ascendió fácilmente gracias a la cuerda y a su fuerza, cuando llegó al final tenía la frente perlada de unas pocas gotas de sudor. Escalar con una armadura en el cuerpo y una espada al cinto no suele ser muy recomendable.

Klemet dejó de lado aquel drama y comenzó a escalar con ayuda de la cuerda que Thorgrím había colocado. Empezó bien y no le costó demasiado comenzar a escalar, pero a medio camino notó que las fuerzas comenzaban a fallarle y su subida fue más y más accidentada. Los brazos le traicionaron debido a las heridas sufridas y el daño que había sufrido en la espalda, que no le permitieron agarrarse y subir con toda la fuerza de la que disponía.

Yngwe sujetó la cuerda cuando llegó su turno y silbando para calmar su mente fué ascendiendo por la dificilísima pendiente

Como una araña a escalar, a la cuerda sujetar, el scalda subiráAá, sube y sube sin fallar

Cada vez que conseguía colocar un pie y ascender seguro sonreía para sí mismo y volvía a entonar su tonadilla dentro de sí, ya casi llegó arriba cuando impulsándose con un pie de un saliente este cedió y Yngwe se vió colgando tan solo con una mano de la cuerda bffff

Sus compañeros hablaban sobre como subir a Hild, era un buen momento como otro cualquiera para que el scalda pidiera ayuda para subir los últimos centímetros, pero en vez de ello aprovechó el balanceo de la caída y recuperó la cuerda con ambas manos izándose a sí mismo en el último tramo adelantándose varios pasos del barranco en el que sus compañeros asistirían a Hild

Habían tenido la sensación de que algo se movía a su alrededor.... puede que los salvajes que les atacaron no fueran los verdaderos espíritus guardianes del bosque de los que el scalda había oído hablar y éstos se mantuvieran aún ocultos entre los árboles, paseó entre los árboles mirandolo todo mientras el resto del grupo ascendía la barrancada.
 

El berserker había logrado subir la pared rocosa con relativa facilidad y, lanzando una cuerda, parecía que aquella escalada no sería un gran esfuerzo. Pero al contrario de lo que parecía en un principio la subida por la escarpada pared era difícil. Las rocas estaban afiladas y el frió hacía que les doliesen las manos mientras subían. Pese a sus esfuerzos la escalada duró varias horas puesto que el grupo se aseguraba para no sufrir un percance grave ahora que estaban tan cerca de su destino. Cuando por fin llegaron arriba, llenos de arañazos y algunas contusiones, la noche empezaba a caer en el valle. El paisaje se suma en una total oscuridad aunque desde donde se encuentran pueden ver todo el fiordo y el mar, que se oculta tras una densa niebla que se extiende mas allá de las columnas que atravesaron el día anterior.

Los daneses toman unos minutos para descansar los músculos tras aquella penosa subida. La explanada donde se encuentran es casi llana y hay un camino, invisible desde abajo, que desciende hacia el otro lado del paso de montaña hasta llegar abajo. Ante ellos la entrada de la caverna parece esperarlos...

Thorgrim ayudó a subir a sus compañeros recuperando cuerda conforme iban ascendiendo para evitar que cayeran. Algunos como Sigurd e Yngwe subieron con bastante esfuerzo, pero libres de magulladuras igual que él. Otros no tuvieron tanta suerte.

El berserk arrugó la frente al ver los cortes de Klemet y Hild. - Torgrím piensa que deberíais darle unos puntos a esas heridas, no sea que se infecten.- Sugirió- Pero antes hemos de encontrar un lugar donde refugiarnos, la noche se acerca.

Dicho esto el berserk se quedó mirando a Jorunn para saber cuales serían sus órdenes y si le dejaría entrar primero a la caverna o preferiría que fuese el más sigiloso scalda quien la explorara.

Sigurd, que había llegado el último, desató la cuerda y la fue enrollando por si después la pudiesen necesitar. Mientras miró a sus compañeros tras la escalada, Thorgrím, Yngwe y él mismo habían conseguido subir sin demasiadas dificultades, pero Jorunn, Hild y Klemet no.

Se mordió el labio inferior por dentro, en un gesto para nada visible. A decir verdad deseaba acabar con esta travesía cuanto antes.

-Deberíamos dejar que Hild y Klemet descansasen un rato y que, al menos, recuperen algo de aliento...- y Jorunn, pero no lo dijo en voz alta, prefería dejar caer que la líder de la expedición se encontraba en perfecto estado, aunque no fuese así -Buscar refugio sería una buena idea, pero a simple vista no veo más que la cueva para ello.

Se dirigió al berserker y después, como él, miró a Jorunn pero de reojo. Si fuera por Sigurd continuaría hacia la cueva y allí podrían descansar... No le parecía buena idea alejarse de su objetivo para encontrar refugio cuando lo tienen de camino. Si es que esa cueva es un refugio...

Aquellas palabras se las llevó el viento. Un viento que traía consigo una ventisca pues, antes de poder descansar una tormenta estalló sobre sus cabezas. Aquella tierra parecía oponerse a que el grupo se encontrase con la Dama de las Escarcha. ¿O quizás todo lo contrario? Ahora no tenían otro refugio mas que la cueva que se habría ante ellos.

Rápidamente se adentraron en ella iluminados únicamente por el fulgor de una única antorcha. La cueva se iba estrechando a medida que ellos avanzaban hasta convertirse en una delgada abertura que se  abre paso  hasta convertirse en una delgada abertura que se abre paso en la roca. Delante de esta descubrieron unas cestas de comida: carne, verduras y frutas. Seguramente tributos dejados allí por los habitantes del fiordo.

La ventisca que había arreciado contra ellos cuando se disponían a descansar no le había gustado nada al hirdman. Les había empujado a la cueva, el único refugio posible, pero habían avanzado ya demasiado.

Observó la fruta y la comida, sin duda tenía ganas de poner sus manos sobre ella, pero no lo hizo. La comida no había sido puesta ahí para ellos y, el hirdman, prefería no tentar a la suerte con una Dama cerca, la cual, tenía mala fama respecto a los hombres que se acercaban demasiado a ella.

-Si podemos, deberíamos continuar...- Dijo, mirando el pasaje por el que tendrían que entrar de uno en uno. No sabía donde se encontraría la Dama, pero ¿en una cueva salvaje? Tal vez esos tributos -o eso parecían- eran para ella.

De todas formas, fuera este el camino correcto o no, no tenían más opción que continuar. A no ser que esperasen a que la ventisca amainara.

No es buena idea mientras sopla una tempestad como esta—respondió Jorunn mirando la salida. El estómago comenzó a rugir al ver la fruta fresca pero al igual que Sigurd no se acercó a ella. Ya comerían algo de sus propias provisiones.—Es probable que la dama utilice este lugar para aparecerse, de ahí esos tributos...pero... Joruun dudó unos momentos. Había llegado el momento de decidir que hacer para poder hablar con la Dama, y dadas las circunstancias era el mejor momento que habían tenido hasta entonces. Estaban en un descanso, parados y eran los seis miembros de la expedición. La joven miró sus manos llenas de heridas fruto de la escalada: La sangre se había congelado. Cerró el puño y miró fijamente a sus compañeros 

Tenemos que hablar de que hacer ante la Dama. Y ha de ser ahora, antes de que sea demasiado tarde. No hay otra opción que no sea hablar con esa mujer, pues nadie más en Midgard podrá entender el sueño del jarl.  No necesito repetiros las leyendas sobre que quien la pide consejo cae en desgracia. Pero si tenemos que hablar de su fijación con los varones... Sigurd, Joruun posó la mirada en su protector mi padre te ordeno protegerme, y lo has hecho muy bien hasta el momento pero no estoy segura de que sea buena idea que tu, o cualquiera de los hombres vea a esa mujer. Aunque Hild y yo no estamos en nuestro mejor momento, como mujeres no tendremos problemas en principio con ella. Eso espero

Jorunn suspiró y finalmente dijo lo que quería decir.

Supongo que lo que quiero decir es que, si las leyendas son ciertas (y suelen serlo), la mesa de Odhin queda descartada si esa mujer posa su mirada sobre vosotros. Y el Ragnarök necesitará guerreros como vosotros.

Un escalofrío recorrió la espalda del hirdman al escuchar la mención sobre el ocaso de los dioses. Muy extraño es que alguien nombre tal suceso, y el hirdman prefiere no volver a escucharlo ahí dentro. Las palabras de Jorunn no carecen de verdad, las leyendas habían atormentado la mente del hirdman como la de cualquier otro hombre en la expedición. Pero a pesar de ello no tenía claro que iba a hacer llegado este momento. No quería abandonar a las jóvenes ante esa dama.

-Deberíamos seguir adelante...- repitió, esta vez mirando directamente a Jorunn -No sabemos si ese túnel conducirá a la Dama o a cualquier otro peligro, y como no sabemos si conduce hacia la Dama directamente no sabemos si este es el momento de la separación que estás nombrando.

-No voy a hablar por Thorgrím, Klemet o Yngwe, pero yo no soy de los que se quedan atrás y dejan que sus compañeras asuman todos los riesgos. Aunque tu padre no lo hubiese ordenado, yo seguiré adelante a no ser que des la orden directa de que me quede aquí.

Jorunn le había hablado directamente a él, ya que el hirdman era a quien le habían ordenado protegerla, y por eso contestó directamente.

No lo podía negar, Sigurd tenía miedo de lo que pudiese hacerle la dama... mucho miedo de que lo dejara sin el más grande de sus sueños, pero sabía que si se quedaba ahí esperando no se lo podría perdonar. Como ha dijo: no es de los que se quedan atrás.

Gracias por tu confianza, Sigurd. Joruun hablaba con seriedad; se notaba su alegría por la respuesta del hirdman, pero también preocupación y su temor. ¿Quién en su sano juicio no temería lo que les esperaba? Pero, como la habían dicho desde pequeña, el valor no era no tener miedo. Era enfrentarse a él. La chica dejó lo poco que llevaba de equipaje en el suelo y continuó Pero no os veáis forzados a seguir. La noche ha caído y lo mejor será que descansemos y decidáis al amanecer. Ahora... si tenéis la oportunidad, cuando llegue el momento de encontrarnos con la Dama de la Escarcha, marchaos. Marchaos y esperadnos lejos de ella. Y esto es una orden.

Se supone que van a descansar, durante la noche, Yngwe hará honor a su defecto de curioso, y se escurrirá con discreción entre sus compañeros para adelantarse un poco a explorar algo de la cueva que pueda satisfacer su curiosidad
 

¿E incumplir las órdenes del jarl?- El berserk niega con la cabeza. Mientras pone una mano sobre el hombro del hirdman.- Thorgrím está con Sigurd. No va a dejaros solas para que os llevéis toda la gloria.

Luego se apoyó en la pared para escuchar las nuevas órdenes de Jorrun.- ¿Esperar lejos?- Por mucho miedo que la Dama de la escarcha infundiera en Thorgrím eso era algo que le iba a resultar muy difícil cumplir. Como mucho podría evitar no lanzarse con el hacha sobre su cabeza como un poseso dispuesto a decapitarla.

Esta noche tendremos que hacer guardias, los hombres de Osvif no están para hacerla.

Ante cualquier otro vikingo Joruun habría tomado el comentario de Thorgrimm como una señal de fidelidad, pero con el guerrero feral nunca se sabía. No temía a la muerte, pero tenía que aclarar las cosas. No podía llevar a un hombre engañado a la ignominia y al olvido. He ahí el problema Thorgrimm. No habrá gloria por esto; y si fracasamos solo habrá muerte y...los colmillos de Garm... la noble sintió un escalofrío por la espalda al nombrar al enorme perro infernal.Casi sentía su hediondo aliento en su cara, desgarrándola...pero no. Aún no había llegado ese momento. Mientras hablaba la joven comprobaba la cueva. Si dormían allí se congelarían. No...no podemos descansar aquí. Moriremos de frío, hay que continuar. 

De todos modos la orden de mi padre fue clara y, si la dama os congela y nos deja salir vivas a nosotras ¿como conseguiremos regresar solas? No. Thorgrimm, te prometo que no te arrebataré la gloria de la batalla, pero ante la dama... mejor no arriesgar la campaña entera.

El ascenso había supuesto un gran esfuerzo para Hild, la cual consiguió llegar arriba casi sin respiración, fatigada y llena de cortes y moratones. Pero lo habia conseguido. Su primer instinto cuando llegó a la cima fue sentarse a descansar un poco, pero la ventisca que se levantó y la cercanía de la entrada de la cueva hicieron que, apretando los dientes con fuerza, rechazara el impulso de descansar. Quizás en su interior estarían más abrigados y seguros, mas la visión de las cestas con frutas y el frío reinante en el interior consiguieron que se desanimara. Aquello era indicio de que la cueva era frecuentada y el aire helado sólo conseguiría que murieran congelados durante la noche, ya que no podrían encender fuego y la ropa de abrigo que llevaban no sería suficiente.

- No, no podemos quedar aquí, debemos continuar y creo que deberíamos hacerlo todos juntos. Estamos en la morada de la Dama pero aún no sabemos qué peligros debemos enfrentar antes de llegar a su presencia. -No se encontraba con muchas fuerzas pero si alguien necesitaba su ayuda era su obligación y su deber ofrecerla.- Si alguien necesita una cura rápida que me lo diga ahora, porque sino será mejor continuar adelante.

Yo si necesito que me mires algunas heridas, Hild—dijo Joruun tras comprobar con la mirada que ninguno de sus compañeros tuviese heridas más graves que las suyas. Y creo que a Klemet también le vendrá bien. 
Jorunn se apartó con Hild. Mientras curaban sus heridas el resto podía meditar si quería enfrentarse al terrible deshonor de morir sin luchar. Obligarlos a ese riesgo era algo innoble que no estaba dispuesta a cumplir y quería que si la acompañaban fuese porque ellos decidían por sí mismos correr ese riesgo. También era un buen momento para hablar con su amiga.
Estoy preocupada—confesó finalmente mientras se descubría toscamente el brazo y hombro izquierdo— Espero que lo que dicen las leyendas sean simplemente eso, leyendas... Jamás me perdonaría que la dama...no... No es el final que merecen. Tras un momento de silencio añadió Y tú... ¿Tú que piensas de todo esto? Te lo pregunto como amiga, no como hija del jarl.

Jorunn hablaba en bajo, procurando no ser oída por el resto, aunque era consciente de que probablemente la escucharan. De cuando en cuando soltaba algún leve quejido cuando tocaba una zona dolorida. 

Hild se apartó un poco del resto para mirar las heridas de Jorunn e intentar aliviar aquellos cortes y magulladuras. Escuchó con atención lo que su amiga le decía a la vez que meditaba en ello.

- Sigo opinando lo mismo que he dicho antes. Esta es la morada de la Dama pero no sabemos qué peligros nos aguardan hasta llegar a su presencia, por eso creo que sería mejor que los hombres nos acompañaran. Aunque claro... si llegado el momento ellos no puden alejarse... no sé qué podría pasar. Yo tampoco quiero que terminen sus días en este mundo sin una muerte gloriosa, pero tampoco puedes imponerles una decisión que ellos mismos deben tomar. Eres la hija del jarl, nuestra líder, pero eso no significa que todas tus decisiones sean acertadas y tengamos que seguirlas ciegamente... Déjales a ellos decidir sobre su muerte o su vida, el destino ya está marcado y cualquier intento de cambiarlo sólo retrasaría lo inevitable.

La joven Jorunn ya se imaginaba que las palabras de su amiga serían similares, pero en su juventud seguía debatiéndose entre la idea inculcada desde niña de que el destino no podía cambiarse y sus esperanzas para con sus hombres. Pese a que sabía que su amiga tenía razón aún pensaba que las decisiones personales podían influir ¿o no? Si el thurl no se hubiese interpuesto entre sus enemigos no seguiría viva, por mucho que el destino se hubiese empeñado. Finalmente Jorunn trató de sonreír para tranquiilizar a su amiga, más que nada. En su terquedaz sabía que mandaría a los hombres atrás en cuanto viesen a aquella mujer. Eso era parte del destino ¿no?

No te falta razón; el destino no se altera.

Con algo de dificultad, la mujer se levantó y miró al fondo de la cueva. En cuanto Hild mire las heridas de Klemet partiremos. Yngwe, las criaturas mágicas de las que hablan pueden ser los guardianes del lugar. De modo que irás abriendo camino, recuerda...ante la mínima señal de la dama retrocede. Thorgrimm. Cerrarás la marcha.