Partida Rol por web

La bestia ni se inmutó, pero cuando notó que la Maid VI se acercó mirando a su cornamenta, esta se puso a la defensiva. Al parecer iba a luchar en caso de que esta tratara de acercarse a la cornamenta, independientemente de lo que esta fuera a querer recuperar de esta misma.

Tsk, creía que podía funcionar.

Pensó para si misma mientras se alejaba unos pasos del ciervo para que se tranquilizara, no quería matarlo, estaba seguro que si la pistola pudo con aquel enorme oso, podría con la pequeña bestia, pero no iba a matarla por que si, ella no era asi, y aunque conseguir la llave era algo que le parecía casi una obligación, no quería lograrlo así.

-Esta bien, esta bien...

Comento alejandose otro par de pasos.

Sera mejor buscarlo cuando se me ocurra algo, mientras tanto, mejor volver a la comisaria...

Aquella Maid en particular tenía un claro objetivo en mente, y este era volver a ver a aquel pueblo que había estadp con anterioridad, pensando que allí hallaría lo que buscaba. Confiando en que este podría tener su ruta de entrada en el Suroeste de la isla, esta Maid decidió dirigirse hacia ese lugar buscándola.

Existe una frase que dice algo tal que así "Los árboles impiden ver el bosque", es una frase bonita con un gran significado de fondo que, claramente, no sé que quiere decir y mucho menos interpretarla; pero que esto no impida ver que la descripción del bosque es en efecto eso mismo; un bosque. Algo que, probablemente, estuviera en gran parte de la isla.

Así que, espero que a la pequeña Maid los árboles no impidan ver el bosque en el que se encuentra...

La situación en la que se encontraba la Maid no era la mejor, pues se encontraba corriendo por el bosque, quizás perdida, quizás sin rumbo, mientras los árboles impedían que esta viera el bosque en el que se encontraba atrapada. Podía moverse por el bosque, pero el riesgo de perderse aumentaba a cada paso.

Aquella Maid mientras deambulaba sola por el bosque, se encontró con unas sorpresivas huellas de patas por el camino, y siguiendo aquel liviano rastro, finalmente halló a su responsable.

Un magnífico ciervo albino con una cornamenta enorme de la cual colgaban distintas telas, plumas y otros abalorios varios. Aunque, por desgracia para la maid, al igual que ella había visto el ciervo, este también la había visto a ella.

Este animal con aquella cornamenta que brillaba cual mar de plata bajo la luz de la luna dejó caer algo que reconoció como una tela en la que había un letra grabadas, que pudo reconocer de un uniforme de las Maids que había conocido:   "V"

Las tres muchachas de edades similares que salieron de las cápsulas se levantaron del suelo luego de comer. Estas parecían estar bastante confundidas del porqué alguien las habían liberado o del porqué estaban ahí. Pero cuando estas vieron a la Maid VI estas decidieron que lo mejor que podían hacer era... ¡SEGUIRLA!.

 Sobraba decir que por la cabeza de la maid solo se repetía la palabra "mierda" mientras avanzaba por el bosque, hasta dar con aquel majestuoso animal del que VI les advirtió, pero que si lo de las bestias era cierto TAL VEZ podría ser su salvación... Aunque verle con los restos de una prenda de V no era motivador...

 -Okey... H-Hola, animalito... ¿Te importaría darme una mano con mis perseguidoras...? -muy, pero que muy lentamente, IX se fue acercando en dirección al ciervo, extendiendo una mano hacia él como un gesto de intentar tocarlo de lograr acercarse lo suficiente.

Evidentemente el ciervo no respondió a la Maid, pero esta pudo ver algo en el asta de aquel animal blanquecino. Entre las cosas enmarañadas que había en su cornamenta se encontraba no otro elemento que el de una más que distintiva llave plateada. El para qué se usara o el porqué este la tenía era un misterio.

La bestia ni se inmutó, pero cuando notó que la Maid se acercó mirando a su cornamenta, esta se puso a la defensiva. Al parecer iba a luchar en caso de que esta tratara de acercarse a la cornamenta, independientemente de lo que esta fuera a querer recuperar de esta misma.

 -Hmph... Esa debe ser la llave que mencionó VI por el PDA... Mierda... -las cosas no hacían más que empeorar, y es que por su reacción el ciervo no parecía estar cómodo con que se fuese a acercar a tomarla. -. Okey, si no entendí mal a ti también te quieren muerto, así que hagamos un trato...

 Por supuesto, no quedaba opción más lógica que intentar dialogar con el ciervo, pues no estaba tan loca como para hacerlo sola.

 -Seguramente no tarden en llegar: entonces será nuestra oportunidad... Ya luego resolveremos que puedo darte a cambio de esa llave, pero primero quiero evitar que nos maten -y con esa declaración, la maid buscaría en los alrededores un sitio en donde esconderse por si llegaban las zombies.

Por desgracia para la Maid IX esta cuando trató de buscar un escondite adecuado no fue capaz de lograrlo debido a una escasa suerte a la hora de hallar el lugar adecuado. La mala fortuna fue tal que cuando esta se encontró con aquella bestia blanquecina, hubiera sido en una zona sin ningún lugar lo suficientemente bueno como para ocultarse de las amenazas que vendrían, los árboles muy flacos para esconderse detrás y los arbustos muy pequeños para agazaparse. No había escondite posible.

En mitad de aquel bosque, la Maid VI pudo encontrar algo de interés, esto es, a la Maid IX que se había fugado y de forma huidiza se había ocultado por allá, aunque el termino "ocultar" fuera una gran exageración en este caso, pues estaba en mitad del bosque sin hacer nada.

Aquella Maid mientras deambulaba sola por el bosque, se encontró con unas sorpresivas huellas de patas por el camino, y siguiendo aquel liviano rastro, finalmente halló a su responsable.

Un magnífico ciervo albino con una cornamenta enorme de la cual colgaban distintas telas, plumas y otros abalorios varios. Aunque, por desgracia para la maid, al igual que ella había visto el ciervo, este también la había visto a ella.

Este animal con aquella cornamenta que brillaba cual mar de plata bajo la luz de la luna dejó caer algo que reconoció como una tela en la que había un letra grabadas, que pudo reconocer de un uniforme de las Maids que había conocido:   "V"

Tal y como temía, aquellas cuatro zombies también se encontraban en el bosque, por lo que al quedarse parada al negociar con aquella bestia la oportunidad que tenía en darle esquinazo a sus perseguidoras desapareció a la par que volvía a iniciarse una escena de tensión en donde la vida de la Maid IX estaba en juego.

Aquellos cuatro zombies saltaron sobre el ciervo, el cual parecía estar distraído mirando a la Maid IX como para percatarse de que los enemigos recién llegados habían aparecido en escena. La batalla fue grotesca, pues estas zombies atacaban sin piedad al punto en el que el ciervo tan solo podía golpear con sus astas y aunque logró ensartar a una, las heridas ocasionadas por la batalla hicieron que sucumbiera.