Partida Rol por web

Siguiendo el acantilado hacia el Norte, el paisaje cambió, los árboles se despejaron para ver una escena un tanto abrupta y brusca, las piedras se alzaban en donde tendría que haber árboles y el silencio apacible del bosque se rompía con el ruido atronador del agua impactando contra las rocas en una cascada.

Aquel agua que caía desde la cima de aquel precipicio, que bloqueaba la vista hacia el Este, se movía hacia el Oeste, zizagueante entre las rocas hasta formar un pequeño riachuelo que seguía moviéndose, serpenteante. Al menos esa zona parecía ser de fácil acceso, si es que no se resbalaba en las rocas húmedas.

Por otro lado, un arcoíris constante era creado por las partículas de agua en suspensión y la refracción de la luz.

Qué bonito... podemos venir algún día aquí cuando todo esté más tranquilo a jugar en el agua... PUF... y tomar el sol en las rocas... ABURRIIIIIDOOOO... y seguramente también haya peces para pescar, estarían buenos a la parrilla... NO ME GUSTA EL PESCADO, QUIERO CARNE...

Lancé un suspiro, a mi otro yo no parecía gustarle nada, por lo que haciendo caso omiso a sus quejas, me descalcé y fui por el borde del riachuelo metiendo los pies en la fresca agua hasta donde pude. Se estaba muy bien allí. Revisé el lugar e investigué si veía algo que pudiera resultarnos de utilidad. 

Aquella Maid exploró un poco la zona, a fin de cuentas era un lugar apto para ser explorado aquel lugar y lo que encontró terminó por sorprenderla, a fin de cuentas en un primer momento no parecía haber nada, pero cuando se esforzó un poco más encontró una pequeña cueva detrás de la cascada.

Esta cueva se adentraba en la gran montaña, por lo que es probable que hubiera algo interesante en ella, o quizás tan solo fuera una cueva y un lugar bucólico sin más...

Miré la cueva con interés, por alguna razón aquel lugar despertó en mi la curiosidad por explorarlo. Aunque no me acordase de nada, estaba segura de que siempre me había gustado investigar lugares misteriosos y únicos en la naturaleza como aquel. 

NI SE TE OCURRA... vamos... NO, PRIMERO MI ESTÓMAGO... pues esta vez gano yo, nos vamos de exploración... ¿QUÉ? ¡DE ESO NADA! ¡TENGO HAMBRE!

Haciendo caso omiso, me adentré un poco en la cueva en busca de algo interesante. Era una lástima que no tuviera algo de luz para ver mejor.

Apenas podía ver al pasados unos cuantos pasos hacia el interior de la misma, la oscuridad rapidamente la envolvió dejándola ciega y a completa merced de quien o qué hubiera en su interior. Al parecer esta cueva era bastante profunda y la única fuente de luz era la entrada, algo que claramente no era suficiente... Aquella cueva es más oscura que el humor de alguien que cuenta el siguiente chiste:

^{"+¿Qué es lo más ilegal que habéis hecho?"}

^{"-Pues verás... ¿Sabes de esas señales de tráfico que hay por la carretera?}

^"+Sí."

^{"-Pues verás, una vez iba en la carretera y vi una de esas de atención por ser un cruce de animales así que... Follarme a un ciervo muerto"}

Salí de la cueva tras echar un rápido vistazo. Necesitaría una linterna para adentrarme en la cueva, seguramente en la mansión habría algo.

JA JA JA... 

Al parecer, alguien se alegraba de que no pudiéramos seguir...

Tomé camino hacia el norte.

Saliendo hacia la zona de la Cascada, esta prosiguió caminando hasta el norte por donde, por desgracia, no pudo avanzar más, pues un gran muro de piedra se elevaba en su camino, superando los cinco metros de altura, este era inexpugnable... y cuando en la narración se refiere a que se "elevaba" el muro se elevó hace años... pero bueno... era una forma de hablar.

El paisaje cambió, los árboles se despejaron para ver una escena un tanto abrupta y brusca, las piedras se alzaban en donde tendría que haber árboles y el silencio apacible del bosque se rompía con el ruido atronador del agua impactando contra las rocas en una cascada.

Aquel agua que caía desde la cima de aquel precipicio, que bloqueaba la vista hacia el Este, se movía hacia el Oeste, zizagueante entre las rocas hasta formar un pequeño riachuelo que seguía moviéndose, serpenteante. Al menos esa zona parecía ser de fácil acceso, si es que no se resbalaba en las rocas húmedas.

Por otro lado, un arcoíris constante era creado por las partículas de agua en suspensión y la refracción de la luz.

Saliendo hacia la zona del Jardín, esta prosiguió caminando hasta el sur por donde, se encontraba aquellos acantilados. Pudiendo localizarlos sin mayores problemas, la Maid llegaría a la zona de la cascada en donde bien podía seguir su camino ya resabido o bien cambiar a uno nuevo y arriesgarse.

Volví a la cascada de antes mientras escuchaba a mi yo interior quejarse una y otra vez. Al parecer, tendría que encontrar alguna forma de callarla si quería tener un poco de tranquilidad. Miré las aguas en busca de algún pez o algo que pudiera resultar comestible. También ojeé las orillas del rio en busca de bayas o frutas.

Quizás fuera porque aquella zona de la cascada el riachuelo se estaba formando y era demasiado rocoso para que grandes bancos de peces decidieran nadar por allí, o quizás la zona en sí fuera mala por otros motivos, o quizás alguien ya había cazado a todos los peces del lugar... sea como sea, parecía no haber animales por ahí.

En cuanto a bayas, tampoco parecía haber alguna, aquel territorio era bastante escarpado lleno de rocas e incluso algo de salitre que el viento transportaba cuando las olas chocaban contra aquella cordillera cercana; por lo que la vegetación era algo escasa en cuanto a plantas silvestres delicadas.

El tiempo siguió pasando en aquella isla, y poco a poco con el sol asentándose, el reinado de la noche, bajo la atenta mirada de la luna y las estrellas tomaría el poder. En la noche las sombras inocentes se volvían monstruos hostiles tan solo guiados por la más vívida imaginación. Y las acciones más mundanas se convertían en viles conspiranaciones bajo el secretismo de la oscuridad.

Era un buen momento para dormir, aunque quién sabe si de ese sueño una se podrá despertar...

Al ver que no había nada que pudiera conseguir para comer y ante la perspectiva de volver al bosque o buscar algún otro camino, decidí que era mejor buscar el pueblo. Recordaba que estaba cerca del lago, por lo que seguí el curso del agua con la esperanza de llegar hasta el pueblo. Con suerte, encontraría el camino al pueblo.

Aquella Maid, siguiendo el sonido del agua y acompañada por la luz de la luna y las estrellas siguió la corriente, nunca mejor dicho hasta el oeste, esperando encontrarse con algo en aquel lugar, aunque suponía que aquello que encontraría no sería otra cosa que el Lago, pero quizás hubiera sorpresas...