Partida Rol por web

—No, no —dije, negando con la cabeza—. No digo que haya una princesa entre nosotros, sino que tú pareces una.

Sonreí amablemente.

Las ropas que ella vestía me lo recordaban al menos, pero... obviamente las probabilidades de que fuera una princesa era tan remotas como que nos encontrásemos con el supuesto amo sin salir de la comisaria. Después de todo, si lo fuera, ¡cómo es que había acabado convertida en maid?

—Vamos, salgamos a buscar comida —le dije, avanzando hacia la puerta.

Era hora de investigar un poco más la isla después de todo.

Oh, esto... gracias. ¿De verdad lo parezco? Aunque las princesas suelen ser un poco panolis, quiero ser yo la que rescate, no depender de un príncipe.

Mi estómago vuelve a rugir.

Si, será mejor que salgamos

Aquellas dos Maids decidieron salir al exterior de la Comisaría, a fin de cuentas estar ahí quietas durante todo el día no iba a dar respuestas a las preguntas que estas tenían en estos momentos, así como que tampoco iban a conseguir recuperar los recuerdos que habían perdido.

En el interior de aquella Comisaría se podía encontrar un ordenador encendido que pedía una contraseña, una taza de café frío y unas cuantas hojas de informes, y poco más que destacar. Había luz en aquella comisaría, pero ni había aire acondicionado ni tampoco ningún calefactor.

Había un pequeño cuarto de baño tras una puerta de la habitación; y en la parte trasera de aquella Comisaría se encontraba la celda, completamente vacía.

Aquella muchacha se adentro en el interior del edificio del tejado azul que conformaba la comisaría, tal y como esta había deseado hacer desde que llego al pueblo. Aunque quizás no encontrara lo que estaba buscando, cualquier cosa era mejor que no tener nada y seguir perdida.

La maid recordó su recuerdo, valga la redundancia.

He logrado hacerme con una copia de las llaves, tanto de las celdas como del escritorio. Las guardaré debajo de una piedra en la fuente del jardín. Así me aseguro que nadie vaya a cogerlas.

Así que lo primero que comprobó fue si alguno de los escritorios estaba cerrado con llave, pues la celda en un principio parecía cerrada. 

Los diversos informes hablaban sobre algunos problemas que había en el pueblo y sus alrededores, en particular contra los animales salvajes que habían pululando por la isla. En algunos de ellos tan solo eran listas de los incidentes y meras especulaciones de qué animal podía haberlo causado.

Otros por el contrario, era un mapa de la zona donde se encontraba la madriguera del oso, en una pequeña cueva cercana a la montaña, en la zona más escabrosa de la isla.

No parecía haber armas visibles, en donde probablemente hubiera alguna guardada sería en el cajón que estaba cerrado con llave. Pero eso tan solo era una mera especulación. Y no, la llave no estaba en ningún lugar visible, ni siquiera tras rebuscar un poco parecía aparecer.

Y hablando de llaves, claves y demás... tampoco parecía que esto fuera tan fácil...

En el interior de aquel cajón cerrado a cal y canto se encontraba... NADA. Probablemente alguien ya había recogido el interior del cajón antes que ella, probablemente lo hubiera hecho la Maid IV, pues llevaba colgada en su uniforme una placa de policía, y además de eso tenía un arma... probablemente el contenido del cajón.

La maid chasquelo la lengua, por desgracia, si aquello estaba vacío no recordaria nada, solo le quedaba observar la celda.

Aunque desde fuera no parecía haber nada, quizas recordaba algo al entrar en ella.

Si no, quizás debía de dar caza a ese ciervo, aunque le apenase, necesitaba respuestas, y se estaba quedando sola... ya poco importaba, solo descubrir la verdad...

De forma voluntaria la Maid se adentró dentro de aquella celda, esperando encontrar respuestas que le pudieran servir para salir con vida de todo este lugar. Aunque a decir verdad, esto no parecía que fuera a ser el mejor lugar para conseguirlo. Pese a todo, más valía investigarlo todo antes de que fuera tarde.

En el interior de aquella Comisaría se podía encontrar un ordenador encendido que pedía una contraseña, una taza de café frío y unas cuantas hojas de informes, y poco más que destacar. Había luz en aquella comisaría, pero ni había aire acondicionado ni tampoco ningún calefactor.

Había un pequeño cuarto de baño tras una puerta de la habitación; y en la parte trasera de aquella Comisaría se encontraba la celda, completamente vacía.

Aquella muchacha se adentro en el interior del edificio del tejado azul que conformaba la comisaría, tal y como esta había deseado hacer desde que llego al pueblo. Aunque quizás no encontrara lo que estaba buscando, cualquier cosa era mejor que no tener nada y seguir perdida.

A la casa 12.

Y así fue como la Maid abandonó la estancia, esperando poder hallar todo lo que hubiera que ser hallado en aquel pueblo, a fin de cuentas, la situación en la que se encontraban todos era más o menos lamentable, apenas quedaban suficientes Maids para tener un banquete de gala.