Partida Rol por web

Se puede escuchar desde la lejanía, probablemente desde el inicio de la cueva la voz de la Maid III.

No.

Tras tener esta respuesta, la Maid siguió avanzando, retrocediendo el camino que había hecho en busca de una respuesta más positiva de la que en un primer lugar esta había dado, es decir, una respuesta que indicara que, efectivamente, ya había sido avistada por su compañera... algo que de momento no...

Se puede escuchar desde la lejanía, probablemente desde el inicio de la cueva la voz de la Maid III.

No.

Tras tener esta respuesta, la Maid siguió avanzando, retrocediendo el camino que había hecho en busca de una respuesta más positiva de la que en un primer lugar esta había dado, es decir, una respuesta que indicara que, efectivamente, ya había sido avistada por su compañera... algo que de momento no...

Se puede escuchar desde la lejanía, probablemente desde el inicio de la cueva la voz de la Maid III.

No.

Tras tener esta respuesta, la Maid siguió avanzando, retrocediendo el camino que había hecho en busca de una respuesta más positiva de la que en un primer lugar esta había dado, es decir, una respuesta que indicara que, efectivamente, ya había sido avistada por su compañera... algo que de momento no...

Se puede escuchar desde la lejanía, probablemente desde el inicio de la cueva la voz de la Maid III.

No.

Tras tener esta respuesta, la Maid siguió avanzando, retrocediendo el camino que había hecho en busca de una respuesta más positiva de la que en un primer lugar esta había dado, es decir, una respuesta que indicara que, efectivamente, ya había sido avistada por su compañera... algo que de momento no...

Se puede escuchar desde la lejanía, probablemente desde el inicio de la cueva la voz de la Maid III.

No.

Tras tener esta respuesta, la Maid siguió avanzando, retrocediendo el camino que había hecho en busca de una respuesta más positiva de la que en un primer lugar esta había dado, es decir, una respuesta que indicara que, efectivamente, ya había sido avistada por su compañera... algo que de momento no...

Se puede escuchar desde la lejanía, probablemente desde el inicio de la cueva la voz de la Maid III.

Si. Voy.

Tras mucho problema que esta parecía tener, al final la solución parecía ser más que evidente, y era jugar a un "veo veo" en la oscuridad hasta que diera una respuesta positiva, aunque por desgracia todas las respuestas negativas que esta fue dando, esta ya había abandonado la Sala de Control y se había adentrado a la zona de los cristales, bastante profundamente además.

En el interior de aquella cueva había, lo que parecía ser un gato de color blanco, jugando con una palanca. Pero lo que más sorprendía no era eso, sino que había un gran ordenador con decenas de luces encendidas, un mapa de la isla, sensores y pantallas mostrando información difícil de descifrar y una gran cantidad de botones, palancas y pulsadores. En particular había un botón rojo que ponía "Shutdown", por lo que quizás este parecía ser importante, aunque, en un primer lugar, no sabían qué era lo que se apagaría.

Aquellas Maids decidieron adentrarse en el interior de lo que parecía ser un bunker. Por fortuna para ellas la puerta se encontraba abierta por lo que le sería bastante sencillo de lograr, tan solo tenía que continuar andando para ver lo que esta escondía, algo que las Maids iba a hacer sí o sí... y sea lo que fuera que hubiera al otro lado iba a ser un misterio que iban a descubrir en breve...

Cuando aquel gato vio llegar a la Maid VIII bufó con fiereza, al parecer no le gustaba la presencia de la Maid VIII, quizás fuera porque al ser medio serpiente eran enemigos naturales, como los gatos y los perros, o los gatos y los ratones, o los gatos y los pájaros, o los gatos y otros gatos... malditos gatos han arruinado la gatucidad...

Sea como fuere, si la Maid VIII quería acercarse algo más parecía que iba a tener algún tipo de confrontación con el feroz minino que era bastantes veces más pequeño que ella... ¡Lo que implicaba que iba a ser difícil de golpear!.

Cuando aquel gato vio llegar a la Maid III ronroneó con fiereza, al parecer le gustaba la presencia de la Maid III, quizás fuera porque al llevar consigo una tarrina de helado de vainilla los instintos asesinos de aquel animal se habían calmado al punto de no desear arrancarle el rostro de la cara de unos cuantos zarpazos.

Ahora parecía ser el momento más adecuado de llevarse a aquel animal de allí, o al menos apartarlo de las máquinas y ordenadores para ver qué era lo que escondía.