Partida Rol por web

Al ver el mensaje de Malcolm, saltó un poco, pero se apresuró a responder.

Perdona tío, pero no me lo vas a creer. Me encontre con Banes cuando llegué. ¡Banes, tío! Y me ha dicho de que quería ir adelantando trabajo. Estoy como tía mojando bragas xD Te veo luego.

A Banes no le escribió nada, se encontraría con él allá. Marcó el número de Sally y esperó que atendiera.

David salió del ascensor y llamó a Sally, la cual no tardó en contestar a la llamada. - ¡David! ¿Cómo te va? Te llamaba para ir a darte un abrazo y desearte suerte... Sé que tenías una revista importante hoy, me lo dijo Malcom... ¡De hecho estoy ya en la entrada del edificio! Aunque si no me lo has cogido imagino que tendrías algo más importante que yo.¡Y pocas cosas son más importantes! - Aunque detrás de esa típica arrogancia, pronto David se dio cuenta de que algo fallaba... Sally debería estar en ese preciso instante en un festival de música con un chico, sin embargo no se oía música de ningún tipo...

David frunció el ceño confundido por las palabras de Sally.

-¿Cómo que estás en el edificio?- Dijo. ¿Se había venido hasta allí para verle? Recordó las palabras de Malcolm cuando hablaron esa mañana, había también mencionado a Sally. Era como si la hubiera invocado mentalmente...  -Perdona, ¿creí que estarías en modo groupie con el chico nuevo, ¿cómo era? ¿Jack, Jake, Carlos?- No estaba precisamente molesto; siendo otra la situación estaría bajando estúpidamente los escalones para verla... Pero Banes había venido a voltearle la vida esa mañana y ya no sabía en quien confiar. Siguió avanzando por el pasillo con el móvil al oído buscando a Banes.

¡¿Pero de qué coño vas?! ¡¿Vengo aquí a darte ánimos y me lo recriminas?! ¡Que te den! - y con esas palabras y enfado... Colgó. Ya era conocido el temperamento de Sally. Nada sorprendente.

Por otra parte David tras salir del ascensor no vio a Banes. ¿Quizá estaría adentrado en la biblioteca? Desde fuera una cristalera con una puerta del mismo material, separaba el rellano del ascensor de la biblioteca y desde ahí ya pudo observar lo inmensa que era, incluso tenía dos pisos de altura, aunque eso no afectaba a la numeración del ascensor, pues el piso ocho era otra cosa y no la continuación de la biblioteca.

David se limitó a girar los ojos por el explosivo arranque de Sally, guardando el móvil en el pantalón, y abrió la puerta cristalera. Aquella biblioteca era el sueño húmedo de cualquier ávido lector, y sintió un escalofrío en el cuerpo al pensar en todo lo que podría encontrar allí. Tuvo que recordarse que no estaba allí por placer, aunque no pudo evitar acercarse a alguna de las estanterías más cercanas para intentar leer alguno de los títulos.

Buscó primero si podía ubicar a Banes a primera vista; si no era así, intentaría ver si había algún recepcionista cerca que se encargara de cuidar el lugar.

David no tardó demasiado en encontrar a Banes, el cual se encontraba de pie al lado de una estantería en medio de la biblioteca, ojeando libros del siglo quince. - Te ha costado llegar ¿eh? - decía con tono burlesco. - Es broma, yo también acabo de llegar. He estado hablando con gente por la empresa y... Tío, aquí están pasando cosas muy raras. Hay gente que parece como... "ida". Además también he oído rumores de la presencia de una bruja en la empresa... Aunque parece un bulo, la verdad. - cerró el libro y miró a David. - Pero parece que nadie sabe nada del libro. ¿Tú has descubierto algo?

David se apresuró a colocarse junto a Banes, sintiéndose un poco ridículo, como si se tratara de una película de espías. Se contuvo justamente de soltar una carcajada ante la idea. Ojeó por encima los libros que el traductor revisaba, medio sonriendo a su chiste por educación. Quizás Vincent sintiera que lo conocía desde hace mucho pero para David era extraño que le hablara con tanta familiaridad.

-Huh, pues si hay que guiarse por apariencias, diría que la bruja es la chica gótica que trabaja con Malcolm.- Dijo. -Me habló de supuestamente una biblioteca secreta escondida en esta biblioteca. No encontré nada en la mesa de Malcolm que me confirmara si está involucrado en el robo, pero habís un cabello rubio en su mesa. Puede que sea de alguien que tambien estuvo buscando en su mesa, pero la gótica me dijo que me contaría quien era la rubia si le conseguia pruebas de la biblioteca secreta con algún libro... O la inexistencia de la misma.-

Mmm... La verdad es que nadie sabe que aspecto tiene la bruja, cada uno me la ha descrito de una forma diferente. - se rascó la cabeza por detrás, demostrando sus dudas. - No creo ni que sea real, de hecho estaba informándome un poco y en todos los libros decentes que he leído acababan desacreditando las acciones de los cazadores de brujas. - rió, un poco nervioso al estar tan perdido. - Aunque lo de la biblioteca oculta suena interesante a la par que igual de inverosímil... 

Resopló desviando su mirada al suelo. - No sé, nada parece real, pero después de todo lo que me ha transmitido mi reflejo y el libro, supongo que no puedo decidir que es real del todo y que no... - entonces dirigió su mirada a los ojos David. - David... Te voy a proponer algo. Sé muchas cosas, sé como hacernos ricos, sé donde están las mejores fiestas, que personas de mi entorno personal, actuales y futuras son de confianza... Podríamos vivir muy bien, los dos juntos. Siento que no vamos a encontrar el libro y que si el tipo que lo robó presiente que lo buscamos podría hacernos daño de alguna forma permanente. Ya sabes, me da igual morir, sé que voy a resucitar en mi siguiente vida, pero me da miedo... - la voz de Banes se volvió temblorosa. - Que esa repetición llegue a su fin por buscar el libro... ¿Qué me dices David? - se veía bastante inseguridad en la mirada de Banes, como si prefiriera correr el riesgo de mantener un perfil bajo y no dejar ver al ladrón del libro que conocía el secreto de aquellas extrañas repeticiones, antes que arriesgarse a darse a conocer y que el ladrón le quitara esa repetición tan preciada para él.

David podía notar el nerviosismo de la persona que estaba a su lado. La verdad todo aquel asunto podría irseles de las manos, al menos él no tenía la menor idea de lo que aquella "vida inmortal" podía significar. Ni siquiera estaba seguro que era inmortal, pero no tenía el valor de suicidarse para comprobarlo.

-No sé, Banes... Digamos que acepto, que me apunto a tu idea y nos desaparecemos del mapa. Si ocurre un accidente entonces, ¿vamos entonces a volver a estar en esta situación? ¿Se va a repetir todo desde el principio, tú buscándome para acusarme de robo y luego...? No sé...- Repitió. Si aceptaba, quizás tuvieran una vida tranquila y sin problemas hasta llegar el momento de morir; o podían pasar otras cosas. -¿Sabes si en tus otras vidas has muerto de vejez? No me siento a salvo dando la espalda a esto y dejando que sea el ladrón quien tenga control sobre nuestras vidas a causa del miedo. No digo que en nuestras manos el libro vaya a estar a salvo... ¡Qué demonios, si tu mismo me dijiste que me obsesioné en traducir el jodido libro! Pero quien sabe que otras cosas podría hacer el que lo ha robado. ¿Y si es alguien tan perdido como nosotros, que no sabe que hacer, y desata algo peor no contra nosotros, sino contra todos?-

Suspiró, llevándose las manos a la cara. -De verdad que no sé que hacer, pero no me siento capaz de pretender que no se nada y esconderme en una "vida feliz". Necesito saber más, entender más.- Dijo al final.

Banes sonrió, exhalando aire por la nariz, mostrando su decepción por sí mismo. - Tienes razón David. Debemos investigar más. Si no, siempre vamos a vivir con miedo, aunque tengamos todos los lujos del mundo. - miró hacia atrás, vigilando que nadie los estuviera espiando. - Vale ¿te parece bien si nos dividimos otra vez? Mira a ver que descubres sobre la supuesta biblioteca secreta. Yo iré a ver que mujeres rubias hay en la empresa, seguro que puedo recabar esa información dada mi reputación aquí sin mucho problema. - se paró en seco, antes de irse. - A no ser que prefieras otra división para nosotros dos, claro.

David sopesó las opciones, lo cierto era que no tenían mucho de donde aferrarse para avanzar, más que rumores y los comentarios de la extraña gótica. -Vale, me parece bien. Aunque va a estar dificil ubicar una sola rubia en el lugar. De repente si te encuentras con Malcolm... Pero creo que no sabes quien es tampoco.- Dijo con media risa y un suspiro. Era como hallar un mapa del tesoro sin mapas o indicaciones, sólo el saber que existe.

-No estoy seguro si podré diferenciar una biblioteca secreta dentro de una biblioteca.- Agregó. -Pero no pierdo nada con intentarlo. Aunque preferiría tu compañía. Si ya has estado aquí, supongo que te sería más fácil que a mi reconocer algo que no estuviera allí antes.- Le ofreció como otra opcion, aunque entendía que abarcarían más y llamarían menos la atención si iban separados.

Si es secreta... Debe llevar ya mucho tiempo aquí la biblioteca ¿no crees? ¿Cómo voy a ver algo que antes no estaba si llevará aquí construida desde que se hizo el edificio? ¡Qué no soy tan viejo! - rió. - No te voy a poder ayudar con lo de la biblioteca, al menos no observando a simple vista, pero puedo preguntar por ahí a ver si encuentro algo de información, ya sea el mínimo rumor. - Banes se separó de David lentamente, preparándose para irse. - Aunque no queda mucho para el atardecer y cerrará la empresa hasta mañana. Por mi parte iré a casa a descansar después de ver que encuentro por aquí y te mandaré un mensaje con todo lo que haya descubierto.

Y esas fueron las últimas palabras antes de que Banes desapareciera de la biblioteca, por la puerta por la que había entrado David hace nada. Ahora se encontraba solo en la biblioteca, era sorprendente que nadie más parecía estar buscando ningún libro ni leyendo, con lo grande que era aquél lugar. ¿Qué haría ahora David?

Lo cierto era que Banes tenía un punto allí, pero David se hubiera sentido más apoyado de haber contado con él para la búsqueda. Aquel silencio en la biblioteca le ponía los pelos de punta, haciendo que se llevara una mano en la nuca. ¿Por donde empezar? Supuso que lo mejor sería empezar con aquellos estantes que dieran hacia las paredes. Miró primero hacia las paredes que pudieran tener ventanas. Luego cerró los ojos un momento, intentando ubicarse en el edificio, reconocer norte, sur, este, y oeste; establecer de que lado estaba la salida. Ya con esa idea en mente, comenzó a caminar hacia el lado de la pared más cercana. Miró también hacia las esquinas, buscando cámaras o detectores de movimiento en el lugar. ¿Podría intentar quedarse allí de noche sin ser detectado?

Pensando en esa idea, buscó algún tomo que llamara su atención para tener a la mano. Si algún vigilante entraba a preguntarle que intentaba en aquel lugar luego de que la biblioteca hubiera cerrado, pretendería haberse distraído leyendo sin fijarse en las horas...

Como era de esperar, David no logró encontrar nada que le indicara donde podría estar la entrada a la biblioteca secreta. Tampoco logró encontrar ningún tipo de seguridad en la estancia, aunque seguramente algún guardia pasaría eventualmente.

Las luces se apagaron y David a penas podía ver, pero pronto pudo discernir un ruido en la lejanía. Alguien acababa de entrar a la biblioteca, parecía que no había visto tampoco a David. ¿Qué haría ahora nuestro querido traductor?

En el momento que las luces se apagaron, David soltó una maldición por lo bajo. Banes no le había escrito de nuevo, así que no sabía si había logrado averiguar algo antes de irse. Estaba pensando en usar la luz de su móvil cuando escuchó movimiento. Se agachó rápidamente tras algun estante o mesa, sacó el móvil y lo puso en silencio.

Con cuidado, buscó la opcion de mensajería del movil y seleccionó a Banes, antes de parapatearse lo mejor posible tras su escondite temporal, intentando grabar una imagen a oscuras de quien había entrado. ¿Un guardia de seguridad, o alguien que buscaba (¡quizás hasta conocía!) la entrada de la biblioteca secreta. ¿Sería mucha coincidencia?

David pudo ver que efectivamente le habían llegado algunos mensajes al móvil de diferentes destinatarios, pero dada la gravedad de la situación, no pudo leerlos pues rápidamente puso la cámara para ponerse a gravar.

La figura irreconocible en la distancia, empezó a andar por la estancia. Hasta que finalmente se paró en seco y pronunció en voz alta. - ¿Quién demonios anda ahí? - David no podía ver si la figura estaba mirando en su dirección y la voz retumbó por toda la habitación, generando eco, por lo que tampoco podía saber si le hablaba a él. Lo único que si que supo David de aquella situación es que era una voz un tanto anciana.

David sintió el corazón desbocado, y trató de encogerse aún más en el escondite. Paró el modo de grabado en el móvil, enviando el video, y lo apoyó boca arriba sobre el suelo. Mirando alternativamente hacia donde estaba la figura de voz anciana y la pantalla del móvil, intentó ver al menos quienes le habían escrito. ¿Por qué parecía ser tan solicitado justo en esos momentos?

Intentó ver si la figura se movía en su dirección o si decía alguna cosa más para saber si realmente lo había descubierto, o si solo sospechaba de que había alguien allí.

Mierda... - suspiró la sombra. - Siempre espero que algún día me respondas, mi querida Anabelle, sé que era algo bruto diciéndote esa frase, pero me tú con tus bromas siempre me asustabas... Pero no te preocupes, antes o después, lograré que me contestes. - tras eso la figura siguió avanzando. David también pudo ver que metió algo en su bolsillo, por lo visto estaba hablando con una foto.

La figura desconocida para David, continuó avanzando. David aprovechó ese momento para leer quienes le habían escrito, entre ellos estaban Sally, Malcom y como no, Banes. Habían varios mensajes y no cortos precisamente, por lo que decidió dejarlos para después, aunque le dio tiempo a recibir el último mensaje de Vincent, pues se lo acababa de enviar y apareció en toda la pantalla.

Mierda, voy para allá cagando hostias, aguanta David.

Por otra parte la figura extraña cogió un libro de una de las estanterías de arriba, como era obvio, no pudo ver cual era. La figura bajó de piso y allá abajo, en la pared más alejada, puso el libro. Un CLICK se oyó y la estantería empezó a moverse hacia un lado, mostrando en su interior una habitación con algo de luz, donde la figura misteriosa entró.

Seguía teniendo el corazón en la garganta, pero parecía que el hombre no había notado su presencia. Vio como el hombre tomaba un libro y lo colocaba en un sitio específico, y la entrada a la mítica biblioteca escondida se abrió. El pulso le latía a gran velocidad en las sienes.

Con mucho cuidado, intentó acercarse sin que el hombre le notara. Se detuvo un instante para escribir rápido otro texto a Banes.

Cita:

En otras circunstancias no habría entendido aquellas palabras, pero ahora era distinto. El hombre buscaba a la tal Anabelle, y retrocedía una y otra vez en el tiempo para ¿buscarla? ¿recuperarla? Por el tono, se temía que algo terrible había ocurrido a la dueña de ese nombre.

Avanzó un poco más, tratando de ver si el libro que la figura había tomado seguía allí donde lo había puesto. Quería ver si al menos podía conocer el color de la cubierta, algún símbolo en el lomo. Algo, lo que fuera...

David se acercó lentamente hacia la puerta que se había abierto... Por desgracia para él, al correrse las estanterías, estas que hacían de puerta para la biblioteca secreta acabaron ocultas, junto con el libro. Pero pudo coger del suelo un libro rojo, sin título ni carátula. Sería ese el que acababa de intercambiar.

Pero pronto unos gritos de mujer que venían del interior llamaron la atención de David... Desde su cómoda posición en el exterior de la biblioteca secreta pudo observar en el interior como aquél anciano hombre torturaba con un cuchillo a una chica que había encadenada. La chica parecía estar severamente mutilada, incluso le faltaba un ojo. El anciano hombre bebía de la sangre de esta, aunque su cara expresaba cierto disgusto. - No funciona. ¡No funciona! - gritaba el anciano.