Partida Rol por web

Banes sonrió con orgullo. - Bien hecho chiquitín. Por fin progresas un poco. - se reclinó un poco más. - Como consiguió Malcom tanto dinero... Bueno, supuestamente te utilizó a ti y a la bruja... Pero no sé muy bien como, no estaba presente cuando eso pasó. - admitió mientras asentía con la cabeza. Giró ahora la cabeza hacia su compañero. - Y los rusos, pues es obvio ¿no? Malcom nos quiere muertos y enterrados.

Sí, llevamos tiempo intentando entrar en la biblioteca oculta, pero la otra vez me robaste el coche y te fuiste bien lejos, así que a saber que hiciste... - suspiró. - Ojalá supiéramos como demonios entrar. La cosa es ¿donde vamos ahora?

Aún le costaba comprender qué estaba ocurriendo, pero parecía no tratarse de un sueño. Al menos, los recuerdos de su "otra vida" eran demasiado reales para ignorarlos. -Tengo la mente en blanco. Si Malcolm busca matarnos, no podemos ir a los sitios donde sepa que estaremos, donde hayamos estado antes. Ir a la empresa es suicidio, al menos es lo que dice mi reflejo.- Supiró.

-Vale, tengo una idea, aunque es algo estúpida. Podemos ir a ver a mi psicóloga.- Dijo. En su otra vida había hablado con ella antes de enfrentarse a Malcolm y que éste lo matara. Ella lo recordaba, y le había mencionado algo sobre su sótano. No estaba muy dispuesto a volver a su casa ahora, pero de inmediato es lo que se le ocurría. -¿La bruja es J.J.? Sé que es medio rara, pero parecía dispuesta a ayudarnos antes.-

J.J. era... Creo que una empleada normal, David. Si mal no recuerdo la bruja era rubia, aunque no sé quien es, nunca la llegué a ver, solo la viste tú. - admitió, algo mosca. - ¿Tu psicóloga? Una decisión interesante, David. Venga, vamos a verla. - con esas palabras, David condujo hasta la consulta de la psicóloga. 

Banes se echó un poco hacia delante, para ver el edificio. - ¿Quieres que entre contigo o prefieres ir solo?

David dudó unos instantes. -Según mi reflejo, no debo despegarme de ti... Así que preferiría tenerte cerca si es posible.- Dijo, algo pensativo. -No recuerdo haber conocido a ninguna rubia. Sí que había un cabello rubio en el escritorio de Malcolm la última vez que estuve.- Comentó, llevándose la mano a la cabeza.

-Sólo... estoy intentado pensar fuera de la caja, hacer lo inesperado. Si Malcolm está recibiendo mensajes como nosotros, nos estará esperando en los lugares de siempre.- Aunque eventualmente todo llevaba a la biblioteca y la chica atrapada.

Banes sonrió. - Me gusta que pienses así David, intentando pensar fuera de la caja, pero las consultas suelen ser algo privadas por ley, así que entraré contigo pero me quedaré en la sala de espera por si necesitas algo. Lo último que queremos es que nos pongan seis multas ¿no? - rió.

Banes y David entonces entraron al edificio, donde una recepcionista les atendió con calma, comentando que ya estaba todo lleno, que era imposible atenderles. Banes deslizó un fajito de billetes y dijo que había bastante urgencia. La chica entonces llamó a la psicóloga y las puertas del despacho de esta se abrieron, donde David entró.

David, cuantisimo tiempo. - comentó con una sonrisa, aunque pronto se desvaneció y se tornó más serio su rostro. - No tenemos mucho tiempo David ¿qué te ha pasado? ¿Tiene que ver con tus padres? ¿Necesitas otra terapia de hipnosis? - David recordó entonces que tras el accidente, la doctora Jenkins le realizaba terapias de hipnosis para intentar recordar con claridad a sus padres y lo que le decían, hecho que solía calmarle bastante, sobretodo cuando los echaba en extremo de menos.

Al principio David no sabía exactamente qué le pediría a la psicóloga. En su recuerdo recordaba haber hablado con ella, y la mención sobre lo de su padre, sobre el sótano. Era algo que le había llamado la atención, y que él había querido saber más, antes de que su vida terminara en manos de Malcolm. Fueron las palabras de la psicóloga lo que le hicieron darse cuenta en qué podía ayudarle.

-Sí. Sí, necesito otra terapia de hipnosis. Creo... creo que tengo recuerdos reprimidos, y es muy importante tener acceso a ellos.- Dijo sin dudar. Sacó el móvil. -Pero, ¿puedo grabarlo? Quisiera poder mantener fresco todo lo que diga, así no tendré que venir a molestarla de nuevo.-

La psicóloga con una mano le ofreció asiento a David. - Por favor, reclinate aquí. - la docotra le cogió el móvil y lo puso en modo grabación, para que oyera la sesión cuantas veces quisiera. - Ahora relajate y mira el reloj moverse. De un lado... A otro... De un lado... A otro... - poco a poco a David le iban pesando cada vez más y más los ojos... Hasta que finalmente entró en un estado semi-dormido.

David en su estado volvió a su infancia, estaba en el coche de sus padres, justo el mismo en el que se mataron. David recordaba que era el tercer coche que tenía la familia y que había un cristal en el techo, cristal por el que David siempre podía mirar al cielo. Su padre y su madre iban delante, mientras que David, en la parte trasera. Su padre se giró hacia él y le empezó a hablar con un tono tranquilo. - Si alguna vez nos pasara algo David, en mi caja fuerte hay algo muy importante que debes cuidar. La combinación es. - pero en vez de un número, David oyó un susurro casi inaudible.

La madre de David ahora le miró. - Quizá es difícil de recordar, pero recuerda lo que te decimos David. Si escuchas con atención, podrás oír los números, los cuatro números, en el orden correcto. - tras una sonrísa, ambos volvieron a mirar al frente, para seguir conduciendo y el recuerdo... Terminó.

¿Y bien David? ¿Estás algo mejor? - le preguntó la doctora mirándole con curiosidad tras ver que despertaba. - ¿Has descubierto algo sobre lo que te afligía? No tenemos mucho más tiempo, así que cualquier consulta que tengas que hacer, la tienes que hacer ahora.

Había pensado que la terapia le ayudaría a recordar las otras vidas, a darle pistas sobre lo que había hecho, en quién era la bruja rubia que aparentemente había conocido. Pero en vez de eso, su mente fue a otro momento de su vida, quizás poco relevante para lo que buscaba junto a Banes. Pero era importante para él.

-Intento escucharlos, doctora; sé que están allí, pero ese susurro...- Negó con la cabeza, masajeándose las sienes. -Si supiera... Si supiera que puede vivir un día una y otra vez, pero no pudiera recordar por completo cómo vivió sus otros días... ¿Qué haría?- Le preguntó, pues de verdad estaba muy confuso sobre lo que podría hacer. 

La doctora miró extrañada a David. - ¿Es una analogía para el recuerdo que tienes de tus padres? Ahí me has dejado confusa David. Supongo que tendré que hacerte más huecos más adelante, pero mi siguiente paciente está a punto de llegar. Llámame más tarde y hablamos de cuando podrá tener citas. - suspiró. Sentía que David había vuelto muy para atrás en sus avances. Aunque la verdad es que si que estaba reviviendo un día una y otra vez pero claro ¿quien se iba a creer eso?

Cuando David salió se reencontró con Banes y ambos volvieron al coche. - Y... bueno ¿qué tal ha ido? ¿Descubriste algo? - esta vez Banes se subió al asiento del piloto, no quería dejar a David conducir después de haber pasado por una sesión psicológica.

-No era lo que esperaba.- Negó David, llevándose la mano en la cabeza. -Hay algo... Algo que intento recordar, pero no tiene que ver con el libro ni nada de lo que nos está ocurriendo... Algo que dejaron mis padres para mi si algo les pasaba.-

Miró un momento hacia Vincent, con media sonrisa. -En la otra vida me dijiste que nos fuéramos de aquí. Que olvidáramos todo y simplemente nos fuéramos a cualquier parte del mundo. Te juro que en este momento lo estoy reconsiderando.- Dijo, llevándose las manos al rostro. Sacó el móvil, y trató de escuchar lo que había grabado durante la sesión. Trató de descifrar los números.

Antes has dicho de pensar en fuera de la caja... ¿Qué intentas recordar? Quizá te pueda echar una mano. - comentó poniéndole una mano en el hombro, parecía muy frustrado. - Siempre podemos tomarnos un descanso sí, pero ahora creo que al menos deberíamos intentar algo más ¿no crees David?

-Un código numérico.- Dijo, con los ojos cerrados, pensativo. -Para abrir una caja fuerte. Mi padre me lo dijo siendo un niño, pero no puedo recordarlos. Y ahora con la psicóloga casi los vuelvo a escuchar, pero un susurro interrumpe las palabras. Y en mi otra vida, la psicóloga me dijo que encontraría la pista en mi sót--...-

Se quedó en silencio. -Vamos a mi casa.- Esperaba que Malcolm pensara que era lo suficientemente inteligente como para no volver a su casa cuando lo habían intentado asesinar allí.

Vincent miró hacia fuera. - ¿Un código? Mmm... - decía intrigado. - Sabes, había una leyenda que decía que hay gente que escuchando lo que decían los demás, sacaban los números ganadores de la lotería. ¡Incluso en órden! - rió. - Pero eso es solo una leyenda ¿no crees? Está bien te llevaré a casa.

Al volver a casa, como era de esperar, todo estaba como antes, con la puerta tirada al suelo, los cadáveres sangrando... Nada nuevo en el lugar.

-Vaya vecinos que tengo.- Comentó David, intrigado que hasta el momento nadie pareciera haber llamado a la policía para avisar del sonido de disparos. -Ven, vamos.- Le dijo a Vincent, guiándolo hacia el sótano. Recordaba las botellas, recordaba el álbum de fotos. Recordaba también que no había luz en la bombilla. -Joder, espera un momento.- Subió a la cocina para quitar la bombilla de allí y volvió a bajar, para ver si podía cambiar la bombilla y poder tener algo de luz allí abajo.

-Oye, existe un libro que por leerlo puedes repetir tu vida una y otra vez... No ignoraría una leyenda sólo porque si.- Dijo en joven, y una vez más intentó recordar la voz susurrada, queriendo ver si entendía, si lograba "ver" los números que necesitaba.

David empezó a concentrarse, ya había oído los cuatro números de la caja fuerte al menos una vez, solo tenía que  recordalos e introducirlos.