Partida Rol por web

Después del aseo a insistencia del Hankal la rubia se presentó en la cueva, limpia y con la melena húmeda mucho más manejable, hasta ahora la chica se desplegaba dócil y obediente a las indicaciones del hombre y de la mujer, lideres indiscutibles del grupo a sus ojos. Ahora en la cueva su cuerpo libre de los vestigios que marcaron sus últimos días presentaba una piel lozana, saludable y en buen estado con una figura bien alimentada. Había aprovechado la oportunidad del baño para explorar las márgenes alrededores del riachuelo observando en qué dirección corría.

De regreso Shaki seguía a Oya con atención,  como un cachorro pendiente a lo que la mujer hacía. La siguió hasta la cueva apenas sin quitar los ojos a la interacción sobre la hoguera. Parpadeaba confundida entre la retahíla de palabras sueltas y conversaciones entre los individuos

Se quedó mirando por largo rato las brasas humeantes mientras Hankal avivaba el fuego absorta en algo mientras calentaba el cuerpo, con el dorso de la mano enjugó los ojos presurosa y comenzó con la tarea de explorar la cueva.Toqueteo algunos huesos blanquecinos apilados en el fondo de la cueva, palmo los retazos de pieles y caminó con cuidado alrededor de los sílex y lascas sin tallar. Esto último llamo su atención arrodillándose y tocando algunas lascas examinándolas.Luego volvió sobre sus pasos junto al fuego extendiendo los brazos y frotando las palmas una vez se calentaban por su piel, repitiendo el proceso varias veces.

Fue durante este ejercicio que Hankal, después de comer, reclamó su atención. La rubia se quedó un momento pensativa mirando en dirección a las lascas y sílex. Finalmente levanto las manos picoteando la palma izquierda con los tres primeros dedos de la mano derecha. -Oya Kish. Señalo las lascas en el suelo, repitió el gesto nuevamente picoteando la palma izquierda con los tres primeros dedos de la mano derecha y alégreme agregó-Shaki Kish.

Sin miramientos entonces abrió su humilde bolsita de piel de conejo sacando dos sílex perfectamente tallados mostrándoselos a Hankal para luego volverlos a guardar.-¿Kish? Preguntó entonces señalando uno de los pedernales que Hankal había usado para comunicarse con ella, reconociendo tal vez como el que Hanakl le arrebatara durante su presentación.

Repitió por tercera vez el proceso de picotear en la palma con los dedos- Shaki Run. Enuncio esta vez y su voz tomo un tono solemne. Rebusco en su bolsita y le mostro a Hankal una pieza pequeña que cabía en su palma, cuatro caras trapezoidales iguales, pulidas a conciencia y ligeramente convergentes, rematado superiormente en una pequeña pirámide. La parte más próxima del amuleto todavía mostraba como había sido la pieza original en bruto, exaltando el contraste entre ambas. Shaki levantó el cristal de cuarzo sobre su cabeza moviéndolo de un lado al otro en un cemicirculo, luego lo extendió al fuego y la luz de la hoguera pareció ser atrapado instantáneamente expulsando iridiscentes destellos.

-Run. Musito la muchacha y beso el cristal  antes de volverlo a guardar.

Luego toco sus mejillas usando los índices debajo de cada ojo y pareció mirar alrededor, mientras caminaba dando vueltas sobre sus mismos pasos rebuscando en el suelo.

-Shaki Yul, Ruj, Ggh, Gul.  Tamborileo con ambos índices sobre las mejillas debajo de los ojos entonces pareció arrancar cosas inexistentes del aire o en el suelo para llevarlas a su boca imitando masticar y luego relamió sus labios, golpeo su abdomen levemente  pareciendo satisfecha.

Después de tan exhaustiva conversación la muchacha se quedó junto al fuego, acurrucada a un lado mirando desde esa posición que hacia Hankal  con los palos de la entrada.

Oya enseñó los dientes a Hankal cuando éste le señaló el rincón de lascas - Hankal - Dijo ella tomando una lasca de piedra y echándosela encima, dejando que cayera por el suelo a sus pies.

Después trató de acercarse a la comida, que ahora se tostaba ligeramente al calor del fuego, así era más fácil comerla y provocaba menos indigestiones, pero Hankal se interpuso entre Oya y la comida, tratando de que la hembra fuera dirigida. Oya recogió una piedra y la lanzó contra el rincón, picoteando los dedos contra su pecho y su palma mientras hablaba mirando directamente a Hankal - Guuurg Uh, Oya Urg, ugh, Hankal mooo - En uno de los momentos en que Hankal intentó gesticular para explicarle algo, Oya se adelantó, cogiendo un buen pedazo de carne.

Aunque Hankal la cogiera, ésta se escabulló hasta un rincón de la cueva donde comió con voracidad. Estaba herida y muy irascible, solo cuando Shaki contó su historia se acercó con cautela frente a Hankal para oír lo que Shaki explicaba.

 El cielo ruge y se parte, los neandertales apenas tienen unos instantes para asomarse por la entrada de la cueva preguntándose si el mundo se romperá en dos. En aquel cielo gris y lluvioso, tras el aire frío, una estela de fuego parte el cielo provocando tremendas grietas entre las nubes y cayendo en algún lugar del este del valle. El rugido retumba algunos minutos en vuestras mentes pero poco a poco se apaga dejandoos con la incertidumbre al desconocer aquel misterioso, ruidoso y aterrador suceso.

Conforme las luces se apagan la cueva parece más brillante gracias a la abundante leña con la que Hankal manipula la generosa hoguera. Coloca los troncos de una forma metódica, y cada vez que realiza el ritual mediante el que las brasas se reavivan, Shaki y Oya se acercan hipnotizadas para gozar del calor y la seguridad del fuego.

Oya ha arrastrado la carcasa de la hiena a un lado de la cueva, y ha empezado a mordisquear la piel para ablandarla, aunque no se pone a trabajarla, la noche no es tan larga como para malgastar las horas nocturnas en ponerse a trabajar y esquivando las lascas busca un rincón lo más cómodo posible junto a una pared cálida desde donde el brillo del fuego puede reflejarse en sus ojos oscuros, escondidos bajo las peludas cejas. Con gesto lastimero toca sus heridas del brazo izquierdo y musita algo para sí misma.

Ahí fuera el viento se mantiene tranquilo, elevando de vez en cuando el ulular por las cornisas de piedra que aún resbalosas reciben el repiqueteo de la lluvia ligera que se mantendrá toda la noche.

Noche 2º, Viento ligero, Lluvia Ligera

La cueva era un lugar adecuado y confortable incluso preparado para una posible expansión de la tribu. Hankal se había encargado de impregnar aquel lugar con su olor corporal, se notaba que él llevaba tiempo viviendo allí mucho más que no Oya. El macho pareció entender lo que le decía Shaki vaciando su zurrón dejando un par de pedernales y un trozo de silex a su disposición. Una vez ella se había unido a la tribu podía tomar lo que quisiera de aquel lugar. Cuando Shaki le enseño el pulido trozo de cuarzo el macho lo examinó sorprendido con curiosidad, impresionado al ver como iban la luz fluía a través del prisma. --¿Rum?- dijo mordisqueando levemente el cristal antes de devolvérselo para comprobar así su dureza.

Cuando Shaky empezó a moverse de forma extraña cogiendo cosas inexistentes masticando sin comer la observó muy extrañado, sin embargo las palabras despectivas de Oya le sacaron de dicho trance dejando paso a su furia. Esta no iba dirigida hacia Shaky, a quien dejó sentada junto al fuego mientras se encaraba con Oya. El macho se levantó e hinchó el pecho cuando la hembra se atrevió no solo a enseñarle los dientes sino a desoír su orden, pero lo que en verdad le hizo estallar fue que le arrojara una de las lascas a la vez que mugía en su dirección.-¡HANKAL AM, HANKAL TEKA, HANKAL SÁ,HANKAL ...!-unió todos los dedos de la mano derecha picoteando la palma de la mano izquierda con rapidez.-Oya Kish, Oya mooo.-pero la cosa no acabó ahí. El macho empujó ha Oya hacia la salida de la cueva, dándole poderosos manotazos y tirándole del pelo hasta echarla fuera. Una vez la sacó de la cueva se quedó largo rato en la entrada impidiéndole a la hembra la entrada antes de reunirse con Shaky junto a la hoguera, si por un casual Oya asomaba la cabeza era recibido a pedradas sin ningún tipo de miramiento. Parecía que la paciencia del macho había llegado a su fin.

Tras el violento episodio Hankal se sentó escuchando de nuevo con atención a Shaki mientras iba examinando con atención la piel de la hiena recién cazada, usando el trozo de silex para tratar de despegar esta de la carne sin romperla. A medida que pasaban las horas y el cielo amenazaba con partirse Hankal hablado con Shaki mediante gestos, señas y pocas palabras intentado comunicarse con ella de la mejor manera posible. Cuando Oya interrumpía Hankal le señalaba el rincón de las lascas y si la hembra no obedecía era apedreada hasta que abandonaba la cueva, no parecía que el macho quisiera hacerle daño más bien pretendía que Oya cumpliera con sus deberes. Sino aportaba no era bien recibida en su cueva.

El cazador estaba bien alimentado y bastante tranquilo, por lo que se permitió el lujo de quedarse trabajando toda la noche en la piel además de mantener a Oya a Raya. En esa ocasión los esfuerzos del macho dieron sus frutos al conseguir sacar la piel entera, las patas delanteras caían cruzadas sobre el pecho de Hankal en un improvisado chaleco sin mangas mientras la capucha se sujetaba sobre su cabeza; el grueso pelaje la cubría la espalda entera usando las patas trasera para anudárselo a la cintura cuando quería cerrar la piel del todo. Con aquella piel ahora se sentía poderoso, el autentico macho cazador de la tribu.

Oya no responde a las amenazas de Hankal, sin embargo cuando la agresividad de este va en aumento y se ve en peligro, huye de la cueva perdiéndose en algún lugar de la montaña bajo la lluvia, llevando consigo tan solo su lanza de pedernal que Hankal le hiciera una vez para cazar juntos.

Amanece y en toda la noche no ha habido ni rastro de Oya, Shaki parece demasiado cansada y ya limpia y aseada descansa sin tregua su cuerpo cansado, magullado y desalentado. Hankal por su parte, ha decidido usar la noche en cosas más productivas. Dando cortas cabezadas había estado raspando con pedernal el interior de la piel, y con sus dientes había estado estirando y masticándola. Ahora bien sujeta a una piedra de forma adecuada para la piel de hiena, solo hacía falta esperar a que se secara a la lumbre del fuego.

Cuando el cielo clarea tan solo queda el rumor del agua cayendo en generosos, abundantes y peligrosos riachuelos desde las montañas infranqueables. Los zorzales vuelan por los restos de sus malogrados arbustos sin que haya quedado ni un nido en pie. Los pantanos deben estar a rebosar de lo que la lluvia ha arrastrado, aunque el cielo gris no deja claro si el monzón ha pasado o seguirá lloviendo. 

Hankal se siente descansado, no obstante una leve molestia desprenden sus ojos cansados cuando la luz del día hace retroceder las sombras que durante la noche tan claras le parecieron para trabajar la piel de la hiena

Mañana
8ºC, Viento Ligero, Cielo Nuboso

Hankal se levantó con los primeros rayos de luz desperezándose y estirándose fuera de la cueva, haciendo sus necesidades fuera de ella para dirigirse al arroyo a beber agua y mojarse la cara. Divisó el paisaje oteando en busca de Oya, no podía andar muy lejos, ya volvería cuando tuviera hambre y estuviera dispuesta a obedecer.

El macho volvió a la cueva para tomar la extraña herramienta a la que llamaba Oghk haciéndole gestos a Shaki para que le siguiera. No muy lejos de allí había un árbol caído, Hankal se dirigió hacia allí y empezó a golpear el árbol desprendiendo grandes trozos de madera, los cuales iba apilando a un lado. Una vez no pudo cargar más guardó el Oghk y volvió a la cueva cargado de leña avivando las brasas y dejando el resto a un lado para que se secase con el tiempo.

Cuando el fuego hubo vuelvo a prender se sentó junto a él tranquilamente para comer con calma ofreciéndole comida a Shaki para que esta llenase el estomago de buena mañana. El día sería largo y el cielo despuntaba tapado, cazar siempre era una necesidad primaria, pero por el momento eso podía esperar. Hankal examinaba la lanza de madera y el sílex tallado pensando en si valía la pena o no construir otra lanza, al fin y al cabo tras el último enfrentamiento con las hienas Shaki no le había parecido muy capaz en la lucha, de todos modos eso no parecía importarle al macho, en una tribu cada cual cumplía un cometido. Si ella no cazaba ya lo haría él, siempre y cuando ella se ocupase de otras cuestiones.

El cielo asciende y de nuevo, ceremoniosamente en aquella tradición, los buitres saltan desde los salientes para sobrevolar el este del valle. La temperatura se mantiene en unos niveles agradables y el aire está limpio y fresco. Numerosas charcas han aparecido por toda la montaña y una multitud enorme de insectos las sobrevuela aún bajo el sol del mediodía perseguidas por pequeñas aves. 

En algún lugar de la montaña el rebaño de íbices pace tranquilamente, se escuchan algunos balidos durante el mediodía, aunque siguen siendo de imposible acceso para cazadores mediocres, no especializados en aquellas montañas. El día iba a plantearse tranquilo, como cualquier otro, la cueva seca y agradable proporcionaba calor, pero ahora estaba extrañamente vacía sin Oya. Su falta se notaba y su rincón de lascas permanecía como último recuerdo, a medida que, con el paso de los días, el nombre de la neandertal iría borrándose de la memoria de quienes le conocieron, y donde quiera que esté y cuales sean sus instintos, podrá sobrevivir, ya mostró su habilidad con la lanza cuando encontró a Hankal en los cañones, no tendría problemas en abatir a los depredadores, sin embargo no eran el mayor enemigo del valle.

Shaki tomó tímidamente una gran porción de carne (-2 de Alimento de las raciones), bien tostada la miró con sorpresa, y después a Hankal para comer ávidamente y con gran y visible placer. Se levantó del fuego para deambular la salida de la cueva mirando al cielo - Run - Llevaba el cristal de cuarzo en sus manos, y pasó unos minutos por la entrada de la cueva. Finalmente volvió a entrar, mirando el fuego, absorta e hipnotizada.

Cuando Hankal estuvo sentado a su lado ella buscó su contacto visual - Shaki Shuum - Colocando un dedo bajo cada ojo - Shaki Hankal.

Aruun Shaki Hankal - Mantuvo los dedos bajo cada ojo un buen rato aún cuando su voz se había apagado, y buscó a su alrededor un palito que acercó al fuego.

Mediodía 9º, Cielo nuboso

A medida que el sol llegaba a su cenit el macho vislumbraba el cielo encapotado, se sentó a comer algo junto a la hembra mirando curios el extraño cristal. Luego examinó el cielo, los buitres se  movían y eso quería decir presas, sería mejor volver a salir a cazar antes de que se pusiera a llover de nuevo. La comida ya casi se había acabado y Hankal prefería tener a mano si quería seguir trabajando en la cueva. 

Se sentó en un rincón cómodo de la entrada de la cueva mientras tomaba el único trozo de silex que ya tenía trabajado tratando de afianzarlo en la lanza de madera para que así Shaki le pudiera ser de mayor ayuda en la futura cacería. Tras un par de intentos y algo de trabajo el joven cazador había conseguido afianzar la punta de una manera firme, le entregó la lanza a la hembra y ambos partieron rumbo a las colinas para emprender otra cacería. El macho guardó el Oghk, los dos pedernales y la poca comida que les quedaba, no se fiaba de Oya. Si esta merodeaba por los alrededores Hankal no quería perder ninguna de sus pertenencias, así pues poco dejo atrás. Con su nueva piel de hiena pusieron rumbo a las verdes colinas para buscar alguna presa, la lluvia siempre provocaba accidentes y siguiendo a los carroñeros Hankal esperaba encontrar algo suculento.

 Shaki se movía y actuaba totalmente diferente a Oya, apenas sabía coger la lanza, no poseía la misma musculatura ni conocía su lugar al avanzar con Hankal. Sin embargo atendía a todo lo que éste le dijera con prestreza. Shaki Gul, GUL- Hablaba sin parar esforzándose por encontrar palabras en común con Hankal, más cuando éste le indicaba silencio se agazapaba con torpeza y esperaba - Yuul Hankal

Bajaron la montaña, habían zonas totalmente cambiadas por la tormenta. Terraplenes traicioneros de guijarros y pedruscos arrastrados, salientes de tierra y puentes de árboles tirados. Sin embargo la ruta era sencilla, incluso más fácil que antes con los nuevos cambios del terreno. 

Llegaron a los cañones de las colinas que ahora estaban en su mayoría anegados con aguas fangosas, con cuidado podían localizar zonas en las que las aguas se estancaban y entonces Hankal y Shaki descendían con cuidado para ver qué podían encontrar.

HANKAAAAAL Naak - Shaki señaló un remanso, a ojos de Hankal no parecía haber nada, entonces Shaki hizo algo increíble para Hankal. Se metió en el río. Si la corriente la arrastraba moriría. Se sumergió hasta el cuello y empezó a salir arrastrando algo enorme. Era una hiena, estaba mojada, enfangada e hinchada. La piel y las entrañas eran totalmente inservibles, pero al haber muerto anoche la carne estaba todavía comestible. Estaba dura y en su mayor parte había que deshecharla, llevaría un largo tiempo, sin embargo y con la punta de la lanza de pedernal Shaki empezó a desgajar la carne del cadáver.

Hacía falta un pedernal pero ya harían bien la carne cuando estuvieran en la cueva, ahora había que desmenuzarla para transportarla

Atardecer 9º, Cielo nuboso

Se notaba que el macho no comprendía mucho de lo que la hembra le decía, pero si pareció reaccionar ante la palabra Yuul señalándole un árbol que todavía no tenía el característico fruto. A medida que avanzaban por los cañones* Hankal lo hacia firme y decidido poco a poco ya empezaba a conocerse los recovecos de la zona de caza. En un momento de despiste Shaki se metió en el agua, en ese momento se puso muy nervioso, metió un pie en el agua solo hasta el tobillo y le ofreció la lanza para que se agarraba. Cuando en lugar de ello la hembra siguió hacia delante el macho empezó a gritar y levantar tierra en histérica reacción, estaba claro que su única compañera se había vuelto loca.

Tras unos tensos segundos Shaki volvió portando la presa y Hankal empezó a calmarse. Entre ambos empezaron a lavar los restos de la hiena, era una pena que la piel se hubiera perdido pero parte de la carne todavía se podía aprovechar. Dejó las vísceras a los buitres y una vez hubieron cargado con los restos volvieron a su cueva. De regreso al hogar el macho se comió lo que le quedaba en el zurrón manteniendo su tripa llena. Eso le dio fuerzas para que una vez en la cueva volverse a poner con las piedras de la entrada, sin embargo aquello parecía una tarea titánica para la limitada mente de Hankal.

Ahora que se acercaba la noche esperaba poder entender aquel maldito Naak que Shaki no paraba de repetir.

Juntos, Hankal y Shaki llegan hasta la cueva y para Shaki parece la primera vez que ve el fuego de nuevo, se fascina y lo señala para acercar la carne que han cortado junto a una piedra, conforme esta se tostaba, Shaki la mordisqueaba comedida. Era bastante más delicada que Uba, se notaba un carácter totalmente diferente. Uba sin duda alguna era una guerrera y una cazadora, era difícil aún saber el origen de Shaki, pero ésta estaba muy dispuesta a hablar de él y Hankal parecía tener interés en conocerlo.

Shaki ayudó a preparar un lugar junto a la hoguera para Hankal y cuando éste se hubo sentado Shaki empezó a parlotear

Shaki shuum

Shaki colocó un dedo de cada mano bajo cada ojo mientras caminaba alrededor de Hankal, a la sombra que proyectaba el fuego

Shuum Ggh, Ruj, Yul. RUN KISH - Levantó frente a Hankal el cuarzo transparente, brillante y tallado sin dejarle cogerlo

Shuum naak.... AAAAAAAAGH WAAAAAAA- Echó a correr alrededor de la hoguera como si los pies le quemaran - Waa

ARuun - Volvió a colocar uno de sus dedos bajo su ojo derecho - Han kal U ba

Con la otra mano escarbó en la tierra y salió corriendo fuera, volvió con las manos cubriéndole la cara

Con gran torpeza escupió un montón de agua sobre la tierra escarbada torpemente y la revolvió con la mano - Shuum

Luego echó unas briznas de yerba que traía señalándolas - Shuum ggh, ruj, yul - Había costado, pero empezaba a entenderle

Shuum significaba Pantano, de allí provenía Shaki, aunque Hankal no había explorado suficiente para saber si había un pantano cerca, quizá en la historia de Shaki se adivinara algo. Shaki volvió a señalar el barro- Shuum, Shaki shuum

Salió de nuevo de la cueva y su grito atrajo a Hankal rápidamente fuera HANKAAAAAL

Shaki se encontraba junto a un charco, a punto de coger agua, pero su vista estaba en el cielo. Estaba completamente despejado y los colores del universo lo pintaban como una hermosa paleta de colores. A través de él, un torrente de estrellas fugaces cruzaban el cielo como un centenar de largas cuerdas trenzadas por el cielo. ¿Hankal?

Noche 5º, Cielo despejado

El macho prestaba atención a la vivaracha hembra, esta no paraba de hablar y de moverse estimulando así el corto intelecto del homínido. Hankal tomó un pequeño trozo de carne, estaba saciado, aquellos días habían sido buenos para llenar la tripa y no habían tenido muchos problemas en la cacería. El trozo de cuarzo de Shaki le fascinaba, era algo que nunca había visto antes como si un trocito de Run hubiera quedado encerrado en ese piedra.

Lo que por el momento le desconcertaba y le confundía era ese maldito sonido que Shaki no paraba de repetir, ese maldito Naak. Hankal no acababa de asignarle un propósito a dicho sonido. Al principio había asociado Shuum a barro, pero poco a poco tras la explicación de la hembra lo asoció a su lugar de origen. En ese momento el macho reaccionó dibujando algo toscamente en el suelo. Abrió las manos señalando todo su alrededor-Hankal, Shaki Am.-y marcó un punto con el dedo en el suelo, luego con la lanza señaló hacia las colinas donde solían ir a cazar.-Inn.-marcando un segundo punto para terminar con un profundo-Shuum-indicando la localización del pantano con respecto a la cueva y las colinas.

Cuando ambos salieron de la cueva para ver la lluvia de estrellas el macho las miró con curiosidad para luego señalar el cristal de cuarzo.-Oooooh Run Kish-el macho se quedó mirando en alerta intranquilo esperando a que en el momento menos pensado le cayera una piedra en la cabeza. Se metió en la cueva algo inquieto mientras se afanaba a mover las piedras una y otra vez, dejando algunas ramas en forma de lanza hacia fuera, enredando zarzas en ellas. Ya fuera por el apuro del miedo primario o por la inspiración de la lluvia de estrellas aquella vez la construcción de Hankal cobró sentido. Ahora Shaki podía observar como Hankal movía una gran piedra sobre un huevo en la entrada de la cueva, en su ausencia los animales no podrían entrar y quizás tampoco los curiosos.

Había sido una noche provechosa y el macho estaba de buen humor tal vez incluso lo suficiente como para rastrear a Uba en los días venideros, tal vez...

Durante la noche Shaki duerme, sus sueños parecen muy inquietos. No obstante llega la mañana y llega más brillante que los últimos días. La claridad se cuela por la entrada de la cueva iluminando casi en el exterior la agradable hoguera que ahora son solo unas pocas brasas encendidas.

RunKish - La voz de Shaki impide a Hankal el disfrute de aquel inicio del día. Sale a toda prisa a una de las piedras de la salida de la cueva, donde directamente incide el sol y está suficientemente caliente y alza su piedra de cuarzo tallado. La luz entra por una de las caras reflejando sobre Shaki muchísimos colores. ¿Qué visión tiene Hankal de todo esto? Es sin duda magia.

Cuando Shaki acaba su extraño ritual vuelve al interior de la cueva, y coge una porción de comida

El día parece muy prometedor. Shaki revisa su pequeño zurrón sin encontrar nada de interés - Hankal - Dice llamando su atención mientras colocaba un dedo bajo cada uno de sus ojos. Entonces se queda pensando y corrige el gesto, se queda otro momento absorta, mirándote con cara de estúpida y finalmente sale de la cueva. Hankal le sigue unos instantes pero no parece que vaya lejos, se encuentra relativamente al alcance de la vista desde la entrada de la cueva y camina por la ladera de la montaña sin internarse en el bosque, dando una pequeña vuelta. Parece que está buscando algo.

Shaki volvió con un enorme manojo de hierbas, gramíneas y manzanilla tierna principalmente. Se fue hasta el rincón de las lascas donde lanzó un quejido al arañarse un pie. Optó por dirigirse a otro de los rincones de la cueva y empezó a apilar las hierbas y a machacarlas con dos piedras redondas que había traído también del exterior.

Cada varias pasadas con la piedra de moler usaba el cuarzo proyectando el arco multicolor sobre las hierbas canturreando

Run run run, agasssh run agaash

Tras varias horas de entrar y salir de la cueva trayendo manojos de hierbas, contaba con varios cuencos de piedra donde había dejado montones de hierbas machacadas. Observó su obra, esperando que hubiera sido suficientemente provechosa.

Mañana 10º, Soleado

Hankal se rascaba el peludo lomo mientras bostezaba ligeramente observando el extraño comportamiento de Shaki. Cuando de pronto la extraña piedra brillo en multitud de colores, se levantó de golpe intentando impedir que ninguno de esos haces de luz le tocasen como si le fuera la vida en ello. Lanzando luego polvo y tierra sobre la piedra enseñándole los dientes desde el interior de la cueva, como un animal acorralado temeroso de un depredador. Una vez todo termina el macho se va calmando al ver que ni él ni la hembra han sufrido ningún daño, definitivamente aquello era magia y Shaki debía ser una poderosa chaman; aunque no era vieja y eso le desconcertaba. En su tribu los viejos eran los sabios y los chamanes.

Tras el incidente Hankal permaneció inquieto observando lo que hacía la hembra, sin embargo perdió rápidamente el interés y tomando el Oghk y ambas lanzas salió a cazar.-Shaki Am, Hankal...-dijo uniendo todos los dedos de la mano derecha picoteando la palma de la mano izquierda. En realidad además de cazar era una pequeña excusa para alejarse un poco de la perturbadora presencia del cristal. Se dirigió hacia las Colinas no solo en busca de caza sino también de Uba, la tribu era más fuerte con más miembros y Hankal sabía que la hembra tenía una cueva por aquella región. Quizás no la conociera tanto como Uba, pero si que la había recorrido y marcado a conciencia. Primero visitaría los sitios donde había dejado vísceras y restos de presa en busca de algún carroñero, luego observaría los cielos para ver a donde iban los buitres. Tratando de explorar desde arriba hacia abajo pensado que Uba tendría la cueva en las partes altas, lejos del agua o de las cuevas fácilmente inundables.

Shaki deja lo que está haciendo y con su lanza y su piedra sigue a Hankal. Ni loca va a volver a quedarse sola. Juntos descienden la montaña y Hankal, después de muchas horas llega hasta la cueva de arenisca donde él y Uba estuvieron tallando pedernal tras la penúltima cacería. 

Shaki coge las lascas y se las enseña a Hankal - Shaki - Hankal recuerda bien haber estado allí, pero Shaki repite su nombre en aquel lugar. Continuais la búsqueda por los cañones pero no encontrais alimento ni a Uba. Las aguas se encuentran muy por debajo de los niveles de los ríos torrenciales dejando lados de arenisca húmeda, oscura y traicioneramente peligrosa, dispuesta a desmoronarse bajo el peso excesivo.

Por otro lado, era más fácil seguir rastros y cazar algo. No necesariamente debían ser presas grandes. Shaki parecía muy emocionada recorriendo ciertas zonas anegadas y dando extraños rodeos para evitar cierto lodo al que Hankal no veía la diferencia.

La temperatura sube y un ave rapaz se ausenta de un nido cercano, inalcanzable en la pared de arenisca. Hacia tiempo que la temperatura no era tan ideal y Shaki lo disfruta entrando en el agua y echándose agua por encima con las manos - Hankal Ivy!!*