Partida Rol por web

[1800] Quid Pro Quo

La carga

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26/05/2019, 17:42
El Historiador

El primer vagón de carga se encuentra pasando el vagón de pasajeros, aunque hay que salir al exterior para llegar hasta el, cruzando la pequeña y traqueteante pasarela que une los vagones. En total son cuatro vagones de carga, y en el primero hay  un pequeño pasillo formado por cajones de madera apilados a cada lado, de aproximadamente metro y medio de largo por medio de alto y otro tanto de ancho. Casi todos son iguales, excepto algunos que son considerablemente más pequeños, y uno o dos más grandes, aunque estos apenas se ven, dado que están bajo los demás.

En este vagón, al final del todo, hay unos siete hombres, que están jugando a las cartas utilizando algunos cajones como mesa o bancadas improvisadas. Todos se vuelven al escuchar la puerta abrirse, y te miran fijamente, con cierta sorpresa reflejada en el rostro de algunos.

-Que desea, monsier?- Dice el más cercano al pasillo, girándose un poco en el asiento improvisado, sin levantarse. –Tendrá un viaje más comodó en el vagón por el que ha fenido.- Dijo con un fuerte acento galo, sin soltar las cartas que tenía en la mano. El tono era desenfadado, no hostil pero cierto tono de advertencia.

Estaba claro que sabían quién era Kane, pero no estaban seguros de que debiera estar ahí.

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27/05/2019, 09:56
Bruce Kane

- Llámeme Bruce. - Contestó en primer lugar. Fuera como fuera, aquellos hombres estaban allí para vigilar la carga, descargar y cargar el tren y hacer en general, de trabajadores del ferrocarril. Aunque dudaba que conocieran la naturaleza misma de la misión, algo debían saber. Y como todo el mundo sabía en la guerra, si querías ver un día mejor tendrías que hacer que los que sirven a tu lado confiaran en ti.

- ¿A que juegan? - preguntó, dando algunos pasos por el pasillo en dirección a la improvisada reunión de cartas. - Seguramente. - contestó al hombre en referencia a donde estaría más cómodo. - Pero dada la naturaleza de nuestro viaje, es menester que compruebe el manifiesto de carga. - Hizo una pausa, buscando algo entre sus pertenencias y sacando un par de francos de la bolsa. - Mientras, podría hacer algo más interesante vuestra partida poniendo sobre la mesa un par de francos para el ganador de la partida. - Y mostró las monedas.

Notas de juego

Doy por entendido que un par de Francos es una cantidad considerable de dinero xD

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29/05/2019, 13:38
Jean

-Jean- Contestó el hombre a la presentación del Albionés, con una inclinación de cabeza. Esbozó una sonrisa cómplice cuando les preguntó sobre el juego. –Pokér, monsier- Dijo, dejando las cartas boca abajo sobre la improvisada mesa, mientras señalaba al hombre que tenía junto a el con la otra mano. ­–A nuestro amigo aquí presente le apetecía deshacegse de unas monedas y esta le pareció una buena fogma.- Añadió, con una pequeña risotada, coreada por los demás excepto el interpelado, que solo emitió un gruñido de disgusto.

Cuando se acallaron las risas Jean se levantó ante la petición y las monedas dejadas por Bruce, que todos los presentes miraron fijamente un instante, antes de volverse todos, casi al unísono, ante el dueño de aquellas monedas. Pareció dudar un momento sobre si debía acceder a la petición del técnico o no, se pasó una mano por la barba, moviendo la mirada entre los cajones y el hombre frente a el. Tras Jean, los demás habían detenido el juego y miraban hacia los dos hombres. Tras unos segundos de tensión, Jean contestó.

-Por lo que tengo entendido, si alguien puede vej los manifiestós antes de llegaj…es monsier Dominique y ustedes.- dijo, acercándose a una cartera que tenía cerca de su asiento y sacando de ella una tablilla con un par de folios sujetos. –Pero no queremos que nos regale el dinego, que tal una pagtida?- Dijo, tendiéndole la tablilla con una sonrisa amistosa. –Aquí tiene, es lo que contiene este vagón…y cuando tegmine de leerlo, quizá usted le de suerte a nuestro malhumorado amigo. – Añadió, ganándose un reproche a modo de gruñido del mismo tipo de antes, al tiempo que los demás se relajaban un tanto.

 

Transporte 1:

  1. 50 Viales de agua bendita de Lourdes
  2. 500 cartuchos de munición anti-abominación para mosqueteria
  3. Esquema munición anti-abominación
  4. Articulo 100
  5. Articulo 57
  6. 20 artilugios explosivos tipo “Bonaparte”
  7. Textos profanos “como detectar demonios, tipos de demonios y como combatirlos” (entre otros tantos títulos, que aparecen en la lista)
  8. 3 cañones calibre 50 mm desmontados.

Notas de juego

Sí, 2 francos es una cifra considerable, aunque no tan alta como para comprar lealtades, xD

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29/05/2019, 17:50
Bruce Kane

- Un placer, Jean. - Respondió al gesto del Galo con uno igual. En cuanto mencionó al póker, giró la vista hacia la mesa con cierta curiosidad. Había jugado muchas veces, sobretodo desde que lo habían destinado a Hispania. Hasta aquel momento, solía ser muy malo, pero los Hispanos que eran novatos en aquel juego solían ser presas fáciles. Y estaba claro que aquella gente tenía muchas más horas que él jugadas, estaba clarísimo.

Eso sin contar que es posible que conocieran las marcas en als cartas de ser estas antiguas. Él se sabía todas aquellas movidas de viejo. Pero cuando comentó lo de su amigo que quería deshacerse de unas monedas, él mismo se unió a las risas. La mejor forma de integrarse en un grupo era imitar al grupo. - Interesante forma de deshacerse del peso extra. - añadió de buen humor mientras abandonaba las monedas sobre la mesa y sentía la mirada de los presentes.

No reparó en lo que estaba haciendo Jean en aquel momento. Él se encontraba contando el dinero que había sobre la mesa en total, para hacerse una idea sobre que márgenes trabajaban aquella gente. - Correcto. - se giró hacia Jean, tomando en sus manos los folios y echándole un vistazo. - Ya me gustaría. - reconoció con una carcajada a medida que sus ojos repasaban el listado. - Pero el deber siempre va antes que el derecho. - se lamentó, encogiendose de hombros. - Cuando revise los manifiestos y haga la reunión de equipo. - señaló hacia atrás con un gesto de cabeza. - Será un placer darle suerte a su amigo, será un viaje largo. Además, soy una peligrosa mezcla de paga recién cobrada y mala suerte con las cartas. - bromeó mientras terminaba de revisar el manifiesto, entregándolo de vuelta al Jean.

- Gracias. Un placer Jean. - Le saludó primero a él y después al resto de la mesa.

Notas de juego

Si no hay más novedad, al siguiente vagón.

No quería comprar su lealtad, solo ganarme su simpatía xD

Es mejor conocer a los tipos que te acompañan, y caerles en gracia xD

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01/06/2019, 20:46
El Historiador

Jean sonrió antes las palabras de Bruce acerca del deber y de la mala suerte en las cartas. –Ohhh Mon dieu, que gran oportunidad de pasar un buen rato se está pegdiendo, Monsieur.- Dijo, mientras volvía con sus compañeros y se sentaba en su sitio. –Y la opojtunidad de probar esa suerte que dice tenej.- le guiñó un ojo, cómplice, mientras recuperaba sus cartas de del cajón de madera y hacia una seña a sus compañeros para que siguieran la partida. –Pego entiendo que el debej es lo primego y eso lo respeto.- dijo, llevándose la mano a un sombrero imaginario a modo de saludo hacia Bruce. –Si necesita ayuda, no dude en avisarnos…si no le importa, seguiremos a lo nuestro.- terminó de decir, cuando Kane pasaba junto a ellos en dirección al siguiente vagón.

Una vez cruzada la pasarela y entrado en el siguiente vagón, Kane descubrió que este estaba aún más repleto de cajones y material que el anterior, y no había nadie en él. Cerca de la puerta, en la pared había colgada una tabla con folios como la que Jean le diera en el anterior vagón.

Transporte 2:

  1. Tres millones de Francos repartidos en 10 baúles
  2. Articulo 56
  3. 4 cajones llenos de azufre.
  4. 4 cajones llenos de mineral de hierro
  5. 2 cajones llenos de mineral de plata
  6. 10 lingotes de 20kg de oro
  7. Articulo 60
  8. Restos de cadáver de varios demonios, sellados en cofres benditos

 

Lo que contenía este vagón era más monetario, aunque habían objetos de lo más variopinto. Estaba claro que la autoridad Gala pretendía pagar a los germanos generosamente por su apoyo tecnológico, aunque no se llegara a ningún acuerdo tácito.

Si Kane se dirigía al tercer vagón, encontraría uno igual al anterior, con la única diferencia de que en este, en el otro extremo había un hombre de rostro severo, con un bombín negro sobre la cabeza y un capote largo y oscuro sobre los hombros. Aunque el capote le llegaba por las rodillas, se distinguía el bulto de un arma (probablemente una pistola) en el costado izquierdo, cerca del pecho.

El hombre no dijo nada cuando Kane entró en el vagón, simplemente le dedicó una mirada larga, tranquila, mientras hacía retroceder ligeramente el pie derecho.

Junto a Bruce, igual que en el otro vagón había una tabla con la lista de material.

Transporte 3:

  1. 4 Armas de nueva generación de cañón rotatorio de creación Albionesa (tu las conoces, hay muy pocas en el mundo, pero has llegado a ver una en funcionamiento en Los Infiernos, vendría siendo como una gatling)
  2. 2000 cartuchos para las armas de cañón rotatorio.
  3. Armamento de diferente tipo de origen Hispanico, dagas, estoques, alabardas, pistolas)
  4. 1 mortero de asedio con 20 proyectiles incendiarios.

Lo visto en este vagón no es material mundano, sino armamento usado en primera línea de combate contra las hordas demoniacas. Al mirar a tu alrededor, reconoces los cajones donde están las piezas de las armas, y la silueta del mortero, que simplemente está cubierta por una lona, además de otros cajones marcados con el sello de la corona Hispana.

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03/06/2019, 14:54
Bruce Kane

- Claro. - movió la mano en un gesto despreocupado, invitándoles a continuar con la partida. - Buena suerte con las cartas. - Despidió a los presentes, mientras pasaba hasta el siguiente vagón. Allí, al comprobar que no había nadie se tomó unos segundos para sacar un papel en blanco de su bolsa, así como un carboncillo afilado en el cual anotó lo que había leido del manifiesto del vagón anterior.

· 50 Viales de agua bendita de Lourdes
· 500 cartuchos de munición anti-abominación para mosqueteria
· Esquema munición anti-abominación
· Articulo 100
· Articulo 57
· 20 artilugios explosivos tipo “Bonaparte”
· Textos profanos “como detectar demonios, tipos de demonios y como combatirlos” (entre otros tantos títulos, que aparecen en la lista)
· 3 cañones calibre 50 mm desmontados.

Después de escribirlo, subrayó aquello que no sabía que era o que le parecía extraño. Munición y textos profanos... ¿Qué podía ser aquello que ni siquiera se mencionaba en la lista de forma activa. Humedeció la punta del carboncillo con la lengua, y tomó algunas notas más sobre los diferentes arcones que había allí, distribución y número de personas que lo custodiaban. 

Después se acercó al segundo escrito, comprobando lo que allí estaba anotado. Solo con leer la primera linea alzó las cejas. - Santa Madre de Dios. - Exclamó con sorpresa, y eso que él no era un creyente al uso. Pero allí estaban otra vez los articulos sin mencionar. Como hizo la vez anterior, anotó la lista de cosas, aunque esta vez tomó algunas precauciones.

· Moneda Gala en diez cofres
· Articulo 56
· 4 cajones llenos de S16
· 4 cajones llenos de mineral de Fe26
· 2 cajones llenos de mineral de Ag47
· 10 lingotes de 20kg de Au79
· Articulo 60
· Restos de cadáver de varios demonios, sellados en cofres benditos

Intercambió nombres por los símbolos de aquella tabla que se había puesto tan de moda en los últimos años en el Imperial College, la tabla de los elementos. En sus anotaciones, también señaló aquellos dos artículos que no aparecían nombrados. Durante unos segundos estuvo pensando sobre que podía ser lo que contenieran. Eso lo haría a la vuelta, así que marchó al tercer vagón. Dado que el primero estaba ocupado y el segundo desierto, se esperaba cualquier cosa en el tercero. 

Y acertó, pues había un tipo de aspecto sospechoso allí que se puso a la defensiva nada más verlo. Con un gesto de la cabeza, y sin decir palabra, lo saludó, mientras se dirigía ala tablilla a leer el contenido del tercer vagón. Pero esta vez, viendo la actitud del tipo, apoyó la mano izquierda en la cadera. Un gesto que podía pasar por casual, pero que tenía como objeto tener su arma cerca por si aquel tipo decidía animar la mañana.

Tras leer que contenía el vagón, abandonó la tablilla donde estaba. Y tras un nuevo saludo, volvió al segundo vagón. Antes de olvidarse que había leido, escribió a carboncillo en la misma hoja.

· Armas de nueva generación de cañón rotatorio de creación Albionesa (tu las conoces, hay muy pocas en el mundo, pero has llegado a ver una en funcionamiento en Los Infiernos, vendría siendo como una gatling)
· 2000 cartuchos para las armas de cañón rotatorio.
· Armamento de diferente tipo de origen Hispanico, dagas, estoques, alabardas, pistolas)
· 1 mortero de asedio con 20 proyectiles incendiarios.

Después de hacer un listado general de los tres vagones, y haciendo un repaso de lo que transportaban, hizo algunos números. Allí había armas y municiones suficientes como para ocupar una ciudad pequeña con un grupo medio de soldados. Más aún, él mismo había participado en batallas a gran escala con la mitad de recursos. Era evidente el deseo de esta alianza de comprar el favor de los Germanos, pero... ¿No disponían de estos una tecnología más avanzada y una industria capaz de dejar la mayoría de cosas aquí presentes a la altura de regalo testimonial?

Ahora, en el segundo vagón, hizo un recuento de los arcones y baules que había, descartando los que contenían los lingotes de material, los cofres con dinero y los cofres con inscripciones benditas, no tardaría en encontrar alguno de los arcones donde podría encontrar uno de esos "Artículos". Comprobó que por un lado seguían jugando al póker, y por el otro dudaba que el tipo raro dejara de vigilar lo que quisiera estar vigilando. Así que pensó una buena excusa, mientras se disponía a explorar aquellos cajones misteriosos.

Notas de juego

Pues eso, a ver que llevan esos cajones con articulos.

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05/06/2019, 13:26
Bruce Kane
- Tiradas (1)

Motivo: Abriendo cerraduras

Tirada: 2d20

Resultado: 14, 13 (Suma: 27)

Notas de juego

Te dejo la tirada hecha... En total 23.

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05/06/2019, 23:20
El Historiador

Tras un rato buscando entre los cajones, cofres y demás objetos del vagón, encuentras un cofre que te llama la atención. Para empezar, está forrado de metal y tiene varios cierres más. También es más pequeño que los otros, ya que calculas que tendrá unos cincuenta centímetros de fondo por otros tantos de largo y tan solo veinte de alto. En la tapa además, está pintado con finas y elaboradas líneas el número 60 Al acercarte y ver mejor los cierres, te das cuenta de que todos dependen de una cerradura.

No es una cerradura simple, es de acero y no de latón, como suelen serlo la mayoría. Y la rendija donde debería encajar la llave es redonda, por lo que la llave también debería ser muy diferente a lo normal. Tras ver esto, te das cuenta que incluso los cofres donde guardan el oro y el dinero apenas tienen un par de cierres con candados bastante simples.

Sin pensarlo demasiado, ya sea por curiosidad o por simple conocimiento profesional, sacas tu juego de ganzúas del interior de tu gabardina y te pones manos a la obra. No es tarea fácil, y te ha costado que alguna de tus herramientas se dañe en el proceso, además del cosquilleo que sientes en la nuca acompañando a la sensación de que iban a descubrirte haciendo algo que no debías. Pese a todo y unos largos minutos en los que has llegado a lastimarte los dedos debido al forcejeo de las herramientas, consigues abrirla con un satisfactorio chasquido.

Una vez liberada, ves como el cofre prácticamente empieza a abrirse solo, activando una reacción en cadena, una cadenita que se libera a un costado, diferentes pestillos internos que son liberados con un tintineo… Tras unos breves segundos de silencio, te das cuenta de que la caja está abierta y que solo necesitas abrir la tapa para conocer su contenido.

Al abrir el cofre lo que ves es un tubo de cristal transparente, de forma circular, como si formara un anillo de no más de treinta centímetros de diametro. En un extremo del anillo hay detalles de oro y sellos con emblemas religiosos. Pero en el interior del cristal hay algo más, algo que se asemeja a un puñado de ramitas entrelazadas.

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06/06/2019, 12:52
Bruce Kane

Antes de nada, aseguró ambas puertas acercándo un par de cajas al pasillo. De esta forma, si alguien entraba allí primero tendría que mover las cajas para ver que estaba ocurriendo. Y siempre podía afirmar que había sido el último traqueteo del tren el que las había movido. De su tiempo en el extranjero había aprendido una poderosa doctrina: Negación plausible.

Una vez asegurado el terreno, rebuscó entre los diferentes cajones descartando posibles candidatos por razones de tamaño, seguridad o simplemente decoración. Le llamó la atención que de todos los presentes, los que podía asegurar que llevaban una carga monetaria valiosa -como oro o moneda gala- eran terriblemente sencillos de abrir. Caso contrario con el primero de los baules "clave" que había encontrado. El número sesenta, como su nombre grabado indicaba. Comprobó la lista de la carga, verificando la información. Tras eso, guardó su documentación y tomó las herramientas de su bandolera, rebuscando las más idoneas para aquella extraña cerradura. Si bien había leido y estudiado algunas, nunca se había planteado tener que abrir una de ellas, puede que por falta de necesidad u oportunidad.

Tirando de más ingenio y destreza que de conocimiento, tomó las herramientas que encontró más correctas y comenzó a forcejear con la cerradura, usando la derecha para apretar los dientes de la cerradura tras buscarlos, y la izquierda para buscar el mecanismo dentro del ojo de la cerradura para hacer girar el pasador. No lo consiguió en el primer intento, donde dobló una de las ganzuas dejándola en bastante mal estado y optó por una segunda más grande. En el segundo intento, forcejeó aplicando algo más de fuerza doblando la ganzua y clavándose la misma herramienta en la piel, hasta el punto de sentir el suave pinchazo que te avisa que debes parar en lo que estás haciendo.

Y aunque a punto estuvo de cesar en su intento, fue el suave chasquido y la libertad ahora de girar el ojo de la cerradura lo que le invitó a seguir un poco más, hasta que un chasquido más fuerte le confirmaba que había terminado. Guardó las herramientas antes de nada, incluido la que había roto -ya la repararía más tarde- y comprobó el cofre antes de nada. Retiró entonces la cerradura, activando una secuencia en cadena que le llevó a actuar por instinto, tapándose la cara de forma parcial con uno de los brazos mientras el otro aterrizaba sobre su arma, dispuesto a disparar si era necesario.

Lejos de esto, todo concluyó cuando el sonido cesó y las diferentes cerraduras acabaron por abrir para su tranquilidad. Sin soltar su arma, llevó la mano libre para abrir el cofre y descubrir una especi de anillo de oro y cristal que protegía algún tipo de ramitas entrelazadas en su interior. Guardó el arma, tomando ahora el objeto con ambas manos y observándolo más de cerca, estudiandolo.

Calculó que allí no debía haber más de 300 gramos de oro, que el cristal, aun siendo de una calidad única y admirable, no tenía un precio aplicable. Si le resultaron más familiares los sellos, aunque por su valor intrinseco tampoco era demasiado destacable, en comparación a los tres millones de marcos que estaban en los baules contiguos. Lo realmente valioso debía residir en aquellas ramitas que había en su interior. Fue en aquel momento cuando los engranajes de su cabeza trabajaron un poco más de sí, y llegó a conectar una neurona con el otro en un acto maravilloso y priviligiado.

Aquella era una auténtica reliquia de la cristiandad. La alianza de paises debía estar muy interesada -y confiar mucho en ellos- para poner este tipo de cosas sobre la mesa en la negociación. Sin perder más tiempo, rebuscó la ropa en la bandolera, envolviendo la reliquia en ella y buscando la combinación de elementos dentro de su bolsa que lo pudieran proteger de golpes o accidentes imprevistos. Por suerte, llevaba mucho tabaco encima, y la hoja seca y molida siempre era un excelente amortiguador.

Tras comprobar que era seguro su transporte, guardó todas sus cosas y cerró la bandolera. Después, siguió los pasos inversos a la apertura del cofre, comenzando por la cadenita lateral para armar los pestillos internos, así como la última cerradura que él mismo había abierto. Tapó con la misma lona el cofre y recolocó todo tal y como estaba antes de su llegada.

Con él estaría más segura aquella reliquia. Tenía la sensación de que algo iba mal desde que había subido al tren, pero no sabía porqué o como explicarlo. Después estaba el asunto de no poder acceder al resto de vagones. Según había contado antes de subirse, debía haber al menos cinco de carga, pero solo le habían permitido visitar tres.

Aquí estaba la teoría del peligro exponencial. Si para tres millones de francos y varios kilos de oro usaban cofres normales, para una reliquia ancestral usaban un cofre blindado de gran calidad... ¿Qué podía haber que fuera tan importante o peligroso para que no le dejaran entrar en los últimos vagones? Si bien podía teorizar que uno de ellos portaba el carbón, al menos quedaba otro vetado por un hombre armado dispuesto a no dejar pasar a nadie. Solo una palabra acudió a su cabeza.

Demonios.

Le costaba pensar que eso pudiera ser así, pero todas las piezas encajaban y su Galo amigo de la teoría de la conspiración tendría razón. Sin duda, la reliquia estaría mejor a su cuidado personal hasta la negociación, por lo que pudiera pasar. Desde ese punto de vista, el dinero o el oro no parecían ni siquiera tan importantes. Y aquello le hacía entender algunas cosas... como los grados de protección y porqué no aparecían listados.

Ahora lo mejor sería volver con los demás, explicarles casi todo lo que había encontrado y de paso, conocerlos mejor. Tenía que saber quien era quien en aquel equipo, y hasta que punto podía fiarse de cada uno de ellos. Por ello se puso en pie, sacudió su ropa y se acercó a la puerta que daba en dirección al primer vagón de carga para retirar las cajas del camino, antes de disponerse a volver hacia el vagón de pasajeros.

Notas de juego

Si no hay mucha novedad, vuelvo al vagón de pasajeros previo saludo a mis amigos los de las cartas.

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07/06/2019, 00:42
Jean

-Ya se magcha, Monsieur?- Preguntó un sobresaltado Jean, que irguiéndose un poco miraba al Albionés con extrañeza.Nos prometió una partida, hombre!- Dijo, haciéndole señas para que se acercara con la mano con la que sostenía las cartasUna rápida al menos- añadió como último intento, viendo las prisas de Bruce, aunque desvió un instante la mirada hacia sus compañeros, mirándolos uno por uno.¿pourquoi fait-il si froid?- Preguntó de repente, ignorando un instante al técnico.

Siguiendo tu camino tras pasar de largo a los hombres te arrebujas en un acto reflejo con el capote, cerrándolo un poco a la altura del cuello. Eso te hace detenerte, un instante. Frio. Sientes de golpe un frío penetrante y te vuelves hacia la puerta por la que has cruzado un instante antes, por si te la has dejado abierta y la corriente está entrando en el interior. Pero está cerrada, además de que estás viendo como el grupo de hombres hacen los mismos gestos que tú con sus respectivos abrigos, mientras se miran extrañados.

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07/06/2019, 14:10
Bruce Kane

- Oh, y puede estar seguro que cumpliré con ella. Pero todavía tengo que realizar la reunión de equipo. - Como antes le hiciera mención, su deber consistía en revisar el cargamento y realizar una reunión con sus iguales. - Por lo que debo pedirles paciencia antes de comenzar a "desplumar" a este Albionés. - Tenía por seguro que, entre su suerte y que no debía tener ni la mitad de experiencia que aquellos hombres jugando a las cartas, acabaría perdiendo hasta el orgullo patrio.

- En cuanto termine la reunión, volveré. Y si la dama fortuna acompaña, lo haré con algo de alcohol. - Quizás podría llevarse algo del bar restaurante para animar un poco la partida de cartas. Así, tras despedirse temporalmente de ellos, se dirigió a la puerta cuando el frío le heló hasta la médula. Paró su caminar, obligándose a ajustarse la gabardina y encogiendose ligeramente de hombros en un acto reflejo que buscaba atenuar el frío que recientemente se había levantado.

Observó al final del vagón, buscando si había dejado la puerta abierta, o si la ventana permanecía sin cerrar. Pero ninguna de ellas era cierta. Aquel frío parecía venir del mismo aire. Y no tardó en darse cuenta que aquello no era algo que solo había percibido él. Durante unos segundos se quedó callado, pensativo, antes de entrecerrar los ojos y escudriñar en busca de cualquier cosa extraña. Pero no vió nada fuera de lo común, así que se limitó a darse la vuelta y seguir sus pasos al vagón contiguo, donde suponía que debía estar el resto de pasajeros.

- Tiradas (1)

Motivo: Cucu tras tras te veo por detrás

Tirada: 1d20

Resultado: 3(+3)=6

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23/07/2019, 23:39
El Historiador

Al entrar en el primer vagón de carga lo primero que sentís es la corriente…la puerta del otro extremo está abierta y el único sonido que oís es el repiqueteo de la puerta metálica al golpear con el marco, sin llegar a cerrar del todo, además del traqueteo y el rechinar de las ruedas del tren en las vías. El vagón está prácticamente a oscuras, a excepción de una lámpara de aceite cuya llama se agita con cada ráfaga de aire, ya que la cubierta de cristal está rota por un costado. Lo que llegáis a ver desde donde estáis son los cuerpos sin vida de cuatro hombres, y al menos dos bestias. Una de ellas tiene un cuchillo clavado en el costado hasta la empuñadura, la otra tiene la cabeza aplastada…posiblemente con el cofre que tiene cerca y que está manchado con sangre azulada.

Veis que la carga, los cofres y baúles que la componen están a cada lado, ahora algunos desordenados, todos con alguna que otra mancha de sangre. Forman un estrecho pasillo en el centro, donde hay un gran rastro de sangre que llega casi hasta vuestros pies, donde descansa el cadáver de uno de los hombres, el cual parece haber intentado huir a rastras de la matanza, con el vientre desgarrado…seguramente por las mandíbulas de una de las bestias. Aunque el cadáver esté boca abajo es fácil de deducir lo que le ha pasado, ya que un metro por detrás de el, además de la sangre arrastró sus propios intestinos, que ahora yacen marchitos ensuciando el suelo.

Cuando avanzáis podéis sentir como la sangre, espesa y pegajosa, además de parcialmente coagulada se os adhiere a las botas, produciendo un sonido de húmeda succión a cada paso, lo que os da la sensación de que si os quedáis mucho rato en le mismo sitio podríais quedaros pegados al suelo.

Cargando editor
24/07/2019, 18:32
Lucía Díez de Velasco

Finalmente, tras asegurarnos de que aquellos dos hombres se quedaban en un lugar seguro, nos dirigimos hacia aquel vagón de carga al que Kane había hecho referencia anteriormente.

No pude evitar sonreir cuando Lyrio habló sobre Dominique y lanzó su propuesta al aire, y acabé por asentir, dando a entender que contaba con mi aprobación en aquello de usar los métodos a la vieja usanza- Como alguien me dijo una vez... lo tradicional es siempre lo mejor, Lyrio. - me permití bromear, acabando por abrirme paso hasta aquel segundo vagón, mientras escuchaba cómo Fátima pedía que le hablaramos sobre lo que habíamos ido a investigar.

No llegué a abrir siquiera la boca: en cuanto aquella puerta se abrió, dejando antes mis ojos aquel dantesco espectáculo, tuve que contener la arcada que subió hasta mi garganta. Afortunadamente, estaba acostumbrada a escenarios como aquel y quizás por eso el gesto pasó prácticamente desapercibido, pero lo cierto era que entre aquel terrible hedor a muerte y aquel cuadro de pesadilla que se dibujaba ante nosotros, no era descabellado que hasta el estómago más resistente se revolviera.

-Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos Tu luz. - dije, antes de nada, al ver a aquellos hombres en aquel lamentable estado, ofreciendo, como mínimo una plegaria por sus almas.

Y, tras santiguarme, miré a mi alrededor, buscando algo de iluminación más estable, atenta a cualquier posible ruido o a cualquier sombra fuera de lugar-  Sean cautos, y vigilen sus espaldas. - dije entonces para el resto, dando a entender que podríamos no estar solos- No me gustaría que ninguno de nosotros acabara como ellos... - añadi entonces, mientras mi mirada seguía peinando mi entorno, en busca de cualquier posible amenaza, mientras esperaba que el terreno quedara asegurado para echar un vistazo a aquellos baules de los que Kane había hablado.

Cargando editor
24/07/2019, 22:46
Eugène Delacroix

Me adentre en el vagón viendo la escena tremenda y dandome cuenta del terror que debieron vivir estas personas,  los demonios no tienen amor por nada y el odio que profesan solo lleva destrucción. Había visto escenas similares en el pais.

-Monseur Kane, aquí solo hay muerte, ¿Para qué estamos aquí?- digo mirando con tristeza y asco la situación tan horrenda sabiendo que realmente el ya había hablado de esto, solo que en ese momento no comprendia el apuro o la importancia- parece que los que atacaron a los pobres trabajadores ya estan muertos, o eso creo Monseour...¿puede que haya más seres de esos escondidos?

Comentaba a Mademoiselle Lucia, y Mademoiselle Lyrio que me preocupaba que los demonios supieran nuestra misión por algún espia, pero ahora, sabiendo que la ciudad está en llamas no sé si este ataque es casual o programado...

Me quedo quieto sin hacer mucho.
 

Cargando editor
25/07/2019, 15:43
Bruce Kane

No podía evitar preguntarse qué métodos eran aquellos de los que Lyrio hablaba. Claro que entendía perfectamente el concepto de tortura, aunque su verdadera pregunta estaba relacionada con los detalles. Posiblemente, los métodos tradicionales de sacar información al método vikingo fueran un tanto diferentes al resto de Europa. Y aunque la tortura no le parecía para nada interesante, las posibles diferencias culturales si le interesaban un poco más. Y aunque veía a Lucía encantadísima con aquella idea, estaba seguro que su curiosidad no estaba relacionada con la de ella.

Pensando en esto, no fue consciente de donde se metía hasta que no estuvo dentro, cuando el olor le dijo una cosa, y la vista la complementó con otra. - Maldición. - se quejó en susurros, mientras sacaba algo de tabaco para fumar, encendiendolo rapidamente para taponar ese olor en su nariz. Dió una larga calada, anulando el olor del lugar al menos para él y dejó escapar el humo. Llevaba desde que se había subido al tren con ganas de fumar, y aquel había sido el hermoso detonante que le decía: Hazlo.

Kane había visto campos de batalla bastante más limpios. Aquella era una de las típicas visiones que le costaría olvidar. Se giró hacia Eugene cuando le preguntó que hacian allí, lo que le obligó a quitarse el cigarrillo de los labios y mirarlo un par de segundos. ¿No había escuchado nada de lo que habían estado hablando en el otro vagón? - Para que Lady Díez de Velasco pueda verificar las reliquias. - resumió ampliamente. - Y comprobar el último vagón de carga. El sellado. - añadió, volviendo a llevarse el cigarro a la boca antes de darse la vuelta y encaminarse por aquel vagón, evitando pisar más de lo necesario y por supuesto, evitar pisar restos de alguien.

- El que está partido esta muerto seguro. - Señaló al pobre hombre. - Jean dijo que los habían matado a todos, aunque toda precaución es poca. - Habló mientras avanzaba por el pasillo buscando algo. Por suerte, Kane si sabía que estaba buscando porque lo había visto antes. Dos cofres ricamente detallados, de tamaño pequeño medio y de gran calidad. Comenzó a rebuscar, removiendo cajas y buscando entre los cajones, hasta que se recorrió todo el tren.

- No está.... ¡No está! - se quejó, nervioso. Volvió a moverlo todo hasta que escuchó algo caer al suelo y se agachó a recogerlo. Cuando se levantó llevaba una pesada cadena de muy buena calidad, con el tamaño suficiente como para envolver un cofre. - No está. No estan los cofres. - repitió, estirando el brazo para señalar la cadena. - Llevaban esta cadena. En el siguiente vagón había dos cofres más como los que debían estar aquí. - les metió prisa, señalando el siguiente vagón. El segundo estaba vacio, así que esperaba que no hubiera señales de lucha.

- Vamos al siguiente vagón. Quien hizo esto sabía que estaba buscando. - se dió media vuelta, dirigiendose al siguiente vagón de carga.

Notas de juego

Al vagón número dos.

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25/07/2019, 20:42
Lyrio Solaren

Cuando entraron en el vagon lo primero que noto fue ese olor nauseabundo... Había visto matanzas antes pero siempre al aire libre, entre animales y algún cazador desafortunado nada como esto, tuvo que tragar un poco para evitar vomitar aunque no estaba segura de si eso había ayudado o lo había empeorado, el ruido y la visión no ayudaba, y lograba que aquel lugar se volviera claustrofobico, por su parte Valfreyah estornudo como señal de desagrado ....ag ya estaba deseando salir, era mejor darse prisa y acabar cuanto antes lo que habían ido a comprobar, mientras Kane iba hacia delante ella se acerco a las cajas de los lados y puso un pie en una empujando con su fuerza para moverla o tirarla.... No quería que alguien se escondiera entre ellas....echo una mirada fulminante al galo ante aquella pregunta, a su parecer estúpida pero no dijo nada y siguió inspeccionando las cajas hasta que Kane grito al fondo del vagon lo que puso la voz de alarma. Se acerco a el apresurada y miro las cadenas

-y el vagon sellado? Comprobemoslo rapido-cada vez tenía más sospechas en que todo aquello era una maldita trampa ellos no eran emisarios eran cabezas de turco! Pero no podía saber todavía si aquello era cierto o si solo estaba mirando el puzzle del lado equivocado, por ello, se apresuró tras Kane al siguiente vagon llevada por la alarma y la curiosidad. 

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25/07/2019, 20:57
Bruce Kane

- El vagón sellado es el último, dos más allá de este. - contestó a Lyrio antes de salir, para que pudieran tener una imagen mental del destino.

Notas de juego

Me cuelo para aclarar esto, volveré a mi turno normal (Después de Eugene) xD

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25/07/2019, 21:02
Fátima

Contengo una arcada al aceder al vagón, están todos por delante, pero la luz es escasa. Las sombras no me dejan distinguir bien los cuerpos, pero a la que me acerco y los voy pasando por el lado, mas disgustada me siento, y ese olor...

No comprendo todavía de qué reliquias habla Kane ni de qué cofres. Pero viendo su expresión de alarma seguro que eran importantes. Aquellos cuerpos... desde luego los ocupantes no habian corrido la misma suerte que nosotros o dominique, no entiendo si tan importantes eran, porqué no habían puesto más seguridad en estos vagones, supongo que no se esperaban la sorpresa. Lo que menos entiendo es porqué Dominique sigue tan tranquilo en el vagón bar, sin alarmarse por el riesgo de haber perdido un cargamento supuestamente tan preciado. ¿Es que no le preocupa nada la misión a éste hombre, o es que directamente no le preocupa nada?

- Sigo sin comprender qué andamos buscando pero me puedo hacer una idea. Talvez con un poco mas de luz nos sintamos todos más seguros. - Enfundo mi espada un instante y junto mis manos en posicion de rezar, entonces empiezo a susurrar. - Oh señor todopoderoso, a la vida de Moisés me remonto cuando te pido que te muestres con tu luz como hiciste con él. Muéstrame tu poder ante tanta oscuridad y vileza, impide que nuestros enemigos se oculten y acláranos el camino, pues tu dirijes nuestros pasos y nosotros recorremos la senda de tus designios.

A medida que abro las manos, van surgiendo de ellas unas ramificaciones luminosas, como hilos de luz que crecen hacia arriba hasta alcanzar el tamaño de un pequeño arbusto que ilumina 2 metros a mi alrededor.

- Espere señor Kane, déjeme pasar delante por si hay problemas.

La maraña luminosa se coloca sobre mí y me sigue. Vuelvo a desenfundar la espada.

- Tiradas (1)

Motivo: Zarza Ardiente + CMT

Tirada: 1d10

Resultado: 9(+4)=13

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25/07/2019, 23:01
El Historiador

Os encontráis en el segundo vagón de carga, sabéis que por delante, hasta llegar a la locomotora, quedan tres más. En este segundo vagón el ambiente es más respirable, y gracias a la luz de Fátima podéis comprobar que no hay cadáveres, en este vagón hay una lámpara junto a cada puerta del vagón, en cada extremo, además de que en el centro del pasillo que forman los baúles y cofres hay un cofre negro, más pequeño que todos los demás, con unas cuantas cadenas tiradas junto a él. Está tirado en el suelo, volcado y con la tapa abierta. Sobre la tapa hay un número 60 ricamente pintado, con números estilizados. El cofre, en cambio, está totalmente vacío. Un sonido os interrumpe. El ulular de la sirena del tren, que sin duda anuncia su llegada a la estación de Bielefeld. Sabéis que el tiempo se os está acabando.

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27/07/2019, 11:59
Lucía Díez de Velasco

Me quedé en silencio, dando un par de pasos por aquel lugar mientras el resto hablaba y Kane se decidía a mostrarnos aquellos cofres que tanto me inquietaban. Cada paso en aquel lugar venía acompañado de una sensación de lo más desagradable, producto, por supuesto, de aquella sanguinolienta viscosidad que había bajo nuestros pies. Afortunadamente, tal y como Jean había indicado, absolutamente todos, amigos o enemigos parecían estar muertos, lo que nos dejaba cierto margen para el análisis y la investigación.

Sin embargo, fue aquel grito de alerta del ingeniero el que hizo que me girara de golpe, y centrara mi vista en aquellas cadenas que ahora yacían en el suelo- ¡¿Qué...?!- exclamé yo misma, incrédula, pasando mi mirada de las cadenas al ingeniero- ¿Como es posible? - añadi, atando mis propios cabos en mi mente.

Estaba claro que aquel ataque que acabábamos de sufrir tenía un objetivo y aquel cofre vacío era la prueba.

Sin perder ni un segundo más, fui con el resto hacia el segundo vagón, siguiendo la luz de Fátima, que alumbró lo que a aquellas alturas ya me resultaba evidente: que no íbamos a encontrar nada allí y que, fuera lo que fuera lo que habían contenido los cofres, alguien o algo se lo habían llevado.

Sin embargo, había algo que no terminaba de cuadrarme en todo esto.  ¿Cómo iban criaturas demoniacas a hacerse impunemente con aquello destinado a destruirlas? No podrían haberlas cogido, sin más. Su poder las habría exterminado.  Pero, ¿quién las habría cogido entonces?

-Es inútil. Es obvio que el objetivo de ese ataque eran esas reliquias. - dije en voz alta, mientras mi mirada paseaba por aquel número 60, al tiempo que escuchaba de fondo el silbato anunciando nuestra llegada- Pero, si nos atacaron para conseguirlas... ¿cómo es posible que las fuerzas del Maligno pudieran hacerse con ellas sin sufrir daño alguno? Debía haber alguien más. Alguien capaz de poder tocarlas sin arder en el fuego eterno. - expliqué al resto, paseando la mirada entre los presentes.

-Debemos prepararnos para bajar del tren. Sugiero coger todo lo que podáis creer como necesario y ser cautos. Visto lo visto, ni siquiera sabemos si, cuando bajemos, estaremos entre amigos o enemigos. - reflexioné en voz alta, con una expresión grave y seria en el rostro.

Aquel, sin duda, era el peor de los escenarios posibles. ¿Qué nos podría aguardar ahora?

Notas de juego

Aclaración: "coger lo que sea necesario" no significa coger lingotes de oro xDDDD Significa que estamos a punto de llegar y habrá que coger nuestras cosas y eso xDD Pero vamos, que si alguien quiere "libreinterpretarlo" tampoco pasa nada  por llevar un par de lingotillos xDDD