Cerca del puerto las ocho personas encargadas de encontrar al príncipe Vagn y a la princesa Hedriss se encontraron una vez más. Poca era, sin duda, la información que había obtenido pero era también un comienzo. No podían confiar en nadie en aquel lugar y no conocían nadie de fiar así que pese a lo cerca que estaban de su objetivo este parecía aún lejano... pero no imposible.
Según caminaban hacia el lugar donde se vendían los esclavos pudieron ver al grupo de sus compañeros, sin mas preámbulos se acercaron a ellos, quizás entre todos podrían encontrar a los príncipes que buscaban,que tal os ha ido, pudisteis averiguar algo, nosotros conseguimos localizar el barco donde llegaron, pero poco hemos podido conseguir de su capitán, han sido llevados al mercado de esclavos y seguramente ya vendidos a algún comerciante, lo bueno que de momento parece ser que nadie sabe quienes son...demonos prisa , quizá aun podamos averiguar a quien fueron vendidos, quizás si se los describimos a un tal Hrapp Annson sepa decirnos algo.
Estuvimos en el mercado, y expuestos como mercancías no estaban. Hablamos con un viejo tratante, un tal Guldeif Guldeifsson pero no nos contó mucho, solo que no había visto ningún danés por allí.- Expone el berserk.- Tal vez tengamos más suerte con ese Hrapp Annson del que hablas.
Escucho con atención las palabras de Thorgrim, parece que estamos estrechando el cerco, tendremos que encontrar a Hrapp Annson haber que nos puede decir, quizás el sea la clave, miro directamente a Jorunn, que os parece, buscamos a ese tratante de esclavos, juntos o formamos dos grupos...
Ahora que tenían una pista, aunque fuera tan débil como el simple nombre de un hombre, la völva pensaba que no era una buena idea separarse de nuevo. No sabían si aquel tal Annson sería de fiar ni lo que se podrían encontrar cuando llegaran a su presencia, además que los esclavos que iban buscando no eran vulgares daneses y seguro que preguntar por ellos levantaría muchas sospechas.
Pero después de todo lo acontecido con Jorunn, la völva prefirió mantener la boca cerrada. Temía que cualquier palabra que dijera fuera malinterpretada por su amiga. A Hild no le había pasado inadvertido que Jorunn parecía muy molesta con ella y prefirió no echar más leña al fuego y dejar pasar un tiempo prudencial para que las aguas volvieran a su cauce, si es que algún día lo hacían.
Aún así, no pudo evitar negar con la cabeza ante las palabras del thurl.
Si quereis trato de ir con Sig y Klemet, pruebo de ver las esclavas que tienen y donde fueron las que se vendieron- Un plan empezó a formarse en su mente, claro y nítido. Se quitó el laúd y se lo tendió a Thorgrimm - Guárdamelo o llénalo de hidromiel y rómpelo sobre alguien, porque si lo llevo a la espalda solo me sirve para que me escupan por ser un scalda, prefiero llevar solo la espada que es el único idioma que sirve en midgard.
-No parece que seamos muy bienvenidos por aquí, de todas formas ese tal Hrapp Anson parece importante y si el no nos atiende podemos ir a por ese rey que tienen aquí y que rinda cuentas por el secuestro de una princesa Juta-dijo el hombre con el ceño fruncido.
Mi vikingo amigo - Comenzó Yngwe asegurándose que ningún oído curioso podía siquiera merodear cerca- si acusamos a un rey de los piratas de secuestro lo mejor que pueden hacernos es colgarnos de algun poste hasta que nuestros huesos crujan y nuestra piel impregnada de la sal del mar se agriete por el gélido frío del norte, no... tenemos que encontrarla, cogerla, y salir cagando leches antes de que la encuentren.
Vamos a por ese merceder, que a bien seguro sabrá donde está.
El guerrero miró con cara extraña a Yngwe, pero aún así cogió el laúd que este le ofrecía, entre sus manos daba la sensación de ser un instrumento musical acabado de robar un niño.- - Pensaré en lo de la hidromiel.- Le dijo mientras daba un par de simulados golpes de prueba.- Lo mejor será ir juntos a ver al mercader. No quiero perderme la diversión.
Miro a mis compañeros con una sonrisa en los labios, no te queda mal ese laúd Thorgrim, quizás deberías plantearte el aprender a usarlo, y quien sabe quizás le quites el puesto a Yngwe,acto seguido les doy un par de manotazos a ambos, venga pongámonos en marcha, vayamos a ver que nos tiene preparado el bueno de Loki...ah y Juren ten cuidado con lo que dices, si alguien nos oyera seriamos hombres muertos...
-No creo que sirva de mucho hablar con ese mercader pero... tampoco se me ocurre otra cosa para no provocar un enfrentamiento.
Sigurd estaba perdido esta vez y no sabía cómo podían encontrar a la princesa, eso contando con el hecho de que aún estuviera ahí cosa que el ulfhednar dudaba. Estaba claro que muchos ahí preferirían morir que hablar, y tampoco iban a tener ningún reparo en matarlos a ellos, desde luego no se le ocurría la manera en la que pudieran encontrar alguna pista.
Vayamos a la zona de esclavos, sabemos que los llevaron allí, así que como mínimo podremos saber si estan allí o pasaron por allí - Yngwe, ahora iba sin su laúd y al igual que Sigurd tenía ganas de enterrar su espada en el pecho de cualquiera de los maleducados y fanfarrones allí presentes. Solo por como le habían hablado, a él, al gran Gilsursson del clan Kjari, merecían que les quemara toda la aldea.... y si podía...
No creo que mi aterciopelada voz combine bien con el suave sonido del laúd.-Respondió el berserk al thurl con una sonora carcajada mientras se ataba el instrumento a la espalda para disponer de ambas manos libres.
Volvamos al mercado entonces,- coincidió con el resto.- seguro que hay más mercaderes a los que poder preguntar.
-Bueno, parece que aquí no vamos a encontrar mucha ayuda así que será mejor que tengamos los ojos bien abiertos-dijo la hija del jarl.
Pnjtizado
El grupo comenzó a andar hacia la zona donde al parecer se encontraban recluidos los esclavos que aún no habían sido vendidos. Tras unos minutos de camino, antes de entrar en aquella zona de chozas insalubres, una voz procedente de un callejón les indicó que lo siguieran...
No era mala idea, los esclavos que allí quedaban podían conocer a los esclavos del snejddar asaltado, y si quedaba alguno de éstos podían señalarnos a donde se llevaron a la princesa, sin embargo y mientras caminaban, un sospechoso murmullo atrajo la atención del grupo a un callejón cercano....
Si se movían todos llamarían la atención si solo se movía uno correría un gran peligro. Sigurd y Jorunn eran imprescindibles, la volva demasiado vulnerable y Thorgrimm demasiado impredecible... Debían ir Klemet o él...
Hizo un gesto con la cabeza a Klemet y alzando la palma de la mano al resto se adentró en el callejón siempre a la vista de sus compañeros buscando la identidad del tipo del callejón - ¿Qué quieres?
Era un poco extraño que alguien quisiera hablar con ellos, no conocían a nadie allí y no creía que fueran muchos los que quisieran ayudarlos, aún así Hild consideró que no tenían más opciones que ver lo que querían de ellos, a pesar de que podría ser una trampa. De todas formas no sería buena idea ir todos a la vez, eso podría ponerles en mayor peligro, lo mejor es que se dividieran y, mientras unos hablaban con el desconocido que los había llamado, el resto podría estar vigilante por si sólo se trataba de una emboscada.
Vio como tanto Yngwe como Klemet se acercaban a hablar con el hombre que los había llamado, ellos eran la mejor opción. Uno por su labia y el otro por su sabiduría, quizás ellos consiguieran algo provechoso de todo aquel asunto, pues la völva se encontraba demasiado perdida y sin saber qué hacer.
Caminaban hacía el lugar donde eran vendidos los esclavos cuando un desconocido les hizo gestos evidentes de que se acercaran, escondido entre las chozas y la oscuridad que les envolvía poco podían distinguir de el sin acercarse, con un gesto sutil Yngwe le señalo hacia el hombre y hacia allí se dirigió, con paso firme seguí sus pasos, veríamos que podíamos sacar de este misterioso encuentro.
Thorgrim se paró al escuchar la voz que salía del callejón. No hacían falta muchas luces para darse cuenta de que aquello olía peor que un corral de cerdos, fuera quién fuese quién les llamaba les había reconocido y aquello no era una buena señal para una misión que se suponía de incognito.
Inmediatamente Yngwe y Klemet se acercarón a hablar con quien les había llamado, adentrándose un poco en el callejón. Aquello no termino de convencer al berserk, quien caminó hasta la esquina del callejón para tener vigilados a ambos.
El grupo avanzó con precaución y se reunieron con la extraña figura que los llamaba. No era otro que el viejo que habían visto al menos unas horas antes. Seguía siendo igual de feo, con sus ojos bizcos y exhibía una sonrisa donde mostraba todos sus dientes mellados. Se tapaba con una gruesa capa de piel y no retiró su capucha.
-Disculpad que os hable de esta forma y en este callejón, pero supuse que querríais privacidad y estar lejos de oidos indiscretos-le dijo al grupo.