Partida Rol por web

Este ser es diabolico, entre las garras y los tentaculos, es un enemigo a tener en cuenta, así que apunto con firmeza buscando un hueco para darle y ser lo más efectivo posible, pero en el momento que que aprieto el gatillo noto que algo no va bien.
Las balas no van hacia el objetivo asignado
Creo que no era la mejor solución, será mejor que coja mis espadas y aproveche el ataque en conjunto, así que suelto las pistolas, desenvaino y ataco al enemigo.
Intento cogerle la espalda y de esa manera asegurar el golpe y conseguir distraerle, no se si eso rebajará la tensión sobre Alvaro pero sino lo intento no lo sabré nunca.
Pero hoy no es mi día, mis espadas tampoco encuentran sangre, como siga así me parece que vamos a sufrir

Álvaro se vio levantado del suelo por aquel tentáculo que lo aprisionaba los brazos y el cuello. Le costaba respirar. Extrañamente no sentía miedo. Sentía una tremenda tranquilidad.

Dejó caer una de sus espadas y con su mano libre sacó una de sus pistolas. Giró hacia arriba el arma pegándola contra el tentáculo y sonrió con malicia a pesar del estrangulamiento. Apretó el gatillo.

El disparo resonó en la caverna junto al grito de dolor de la criatura que lo soltó instintivamente. Álvaro recogió rápidamente la espada que había dejado caer, se puso en pie y tras escupir al suelo miró a Carlo III con superioridad y una sonrisa burlona.

- ¿Se te ha comido la lengua el Bachiller? 

Los dos ataques de Pierre fallan por desgracia pero Theus sonrie a Alvaro cuando su disparo desesperado consigue alcanzar el tentaculo que surge de las fauces de Carlo III. Una lluvia de sangre pútrida y negruzca cubre al bachiller pero el tentaculo como si fuera una culebra se retuerce y retira liberando al Bachiller. Este cae al suelo tratando de recuperar el aire.

Aprovechando que Carlo está enfrentandose a Alvaro, con un rápido movimiento, recojo su diario del suelo, protegiendolo entre mis ropas.

Con el objeto ya en mis manos, lanzo una nueva estocada, fallando de nuevo.

La criatura que se hace llamar Carlo III aparta con facilidad el golpe del espadón de la eisena. Fija sus ojos negros como el azabache en el Bachiller Medina dispuesto a vengar el ignominoso golpe que este le diera.

Pagaras por esto, con dolor y sangre su voz sube de volumen Todos pagareis por desafiarme plebeyos, vuestros tormentos no tendrán fin.

El combate prosigue parejo. Aunque Carlo III se encuentra superado en numero los maléficas energias que lo transformaron de hombre en engendro parecen haberlo dotado de una resistencia sobre humana así como de afiladas garras y otros apendices con los que poco a poco ha ido debilitando a los Compañeros.

Tras haber disparado casi todas sus armas solamente los aceros y el valor pueden sobreponerse a tan terrible criatura y a sus malvados designios para un mundo que ignora la existencia de tal maldad.

Mientras los Compañeros vacilan en volver a atacar al poderoso enemigo que se yergue ante ellos Carlo III se lanza al ataque. Trata de golpear a Pierre, quien descargó antes su pistola contra él, pero el montaignés logra desviar el golpe con su main gauche evitando una herida que bien podría ser fatal.

Los Compañeros guardan las distancias con su enemigo esperando que este siga desgastandose en sus ataques. Este lanza un nuevo golpe contra Pierre que de nuevo vuelve a ser esquivado con gracia por el montaignés.