Partida Rol por web

Landon dudó realmente en si combatir, por unos instantes realmente se sintió intimidado, allí en aquel lugar alejado de todo lo conocido, rodeado de enemigos y con poco a su favor. Dudó.

Pero encontró el valor en su Fe. Creía en la batalla, creía en los dones que el señor de la justa Guerra otorgaba a quienes veían en él un reflejo. Había dudado, sí. Pero no demasiado.

Velozmente, aunque no como solía ser siempre, Ladon cogió su espada de plata y su escudo y se encaró a su contrincante.

-Si quieres comerme, ve con cuidado que no te vaya a cortar la digestión- dijo el guerrero mientras se lanzaba a combatir.

Waarhg! no es un gladiador, yendo por cortes directos en lugar de los movimientos más llamativos de un verdadero artista de batallas. Sabe que no va a matar a la pj directamente, ya que haría su vida desagradable, lo hace para que el placer del combate valga la pena. A través de los espacios entre sus dedos, con los ojos medio cerrados, Ariella observa el combate. Ella da aliento al PJ y chilla de miedo cada vez que el PJ está acosado por el medio ogro. Si el héroe perdiera ante el medio ogro, inconsciente seria arrojado a un depósito en una casa comunal, donde será encarcelado hasta que se recupere lo suficiente como para trabajar en las minas por siempre

Resumen del combate es un combate larguisimo de 16 embates a espadazos (8 turnos) Donde al principio les costaba encontrarse el uno al otro . El primero en hacer un corte es el heroe al ogro (14pv). Despues uno segundo de 9pv. El ogro se recupera con un golpazo demoledor pero no gravisimo por centimetros a la cabeza, afortunadamente le impacta ahi de refilon ya que hubiera sido un desastre (Critico no confirmado 16pv). A lo que el heroe ya cansado responde con otro golpe igual (Critico no confirmado 10pv) . El encuentro fue titanico entre dos gigantes y el heroe fue de nuevo en vencedor

Ha pasado una semana. Para adelantarme a que pongas post y aplicar la regla revisada de criticos te explico como va segun lo explicado en seccion tienda de partida Nexo 

Ejemplo: Zevran el pícaro de irresistible carisma (+15 al ataque con su daga) confirma la tirada de crítico contra un gigante de la colinas (CA 21 según el Bestiario). Tira de nuevo para ver si saca un golpe apuntado. El dado rueda por la mesa y saca un 13, para un total de 28. Puede aplicar un -2 y todavía confirmaría (26 vs. CA 21 del gigante) pero también un -5 (para un total de 23 vs. CA 21). El jugador puede decir si golpea la cabeza, los "vitals" o una de las manos o el DM puede tirar 1d3 para determinarlo.

Si hubiese tirado un 17 en la confirmación del golpe apuntado (total 32), podría haber asumido la penalización de -10 y así golpear un ojo, oreja, cuello o el corazón del gigante o tirar 1d4 para determinar dónde golpea.

Aparece una figura enorme y voluminosa ceñida con una sucia armadura de cuero. El campeón de este pueblo es un luchador medio ogro llamado "Waargh".

Amenaza al clérigo guerrero con su enorme garrote y le grita y le insulta:

-¡¡¡Yo Waaaaaaaaaaaaaaaarghhhh!!! ¡Tú, piel rosa de cerdo en hojalata! ¡Yo matar como cerdo y comer, para escupir tus huesos al suelo y cagar tu piel rosa encima de tumba de tus antepasados! ¡¡¡JA, JA, JA!!!

Landon dudó realmente en si combatir. Por unos instantes realmente se sintió intimidado. Allí, en aquel lugar alejado de todo lo conocido, rodeado de enemigos y con poco a su favor. Dudó.

Pero encontró el valor en su Fe. Creía en la batalla, creía en los dones que el Señor de la Justa Guerra otorgaba a quienes veían en él un reflejo. Había dudado, sí. Pero no demasiado.

Velozmente, aunque no como solía ser siempre, Landon cogió su espada de plata y su escudo y se encaró a su contrincante.

-Si quieres comerme, ve con cuidado que no te vaya a cortar la digestión- dijo el guerrero mientras se lanzaba a combatir.

Entre el ensordecedor griterío Landon es capaz de distinguir los chillidos desesperados de la princesa, la cual, a través de los espacios entre sus dedos y con los ojos medio cerrados, observa el combate.

El ogro no retrocede ante el ataque del humano. Espera la primera acometida de Landon entre risas y rugidos de desprecio y burla, que se suman a los abucheos, insultos y escupitajos que lanza la multitud goblin que rodea el pozo.

Paga cara sus bravuconadas. Con una veloz finta, el guerrero lo alcanza en la desprotegida base de la espalda, con el filo de su espada de plata. Un corte largo pero superficial. Doloroso. La sangre oscura salpica el rostro de Landon. Huele a hierro. El ogro brama. Más por la frustración de haber encajado el golpe que por el dolor. Se revuelve furioso y contraataca, obligando al humano a parar a la desesperada una serie de golpes bestiales. La espada de plata resiste. El escudo no. Se resquebraja. Landon lo lanza contra la cabeza del monstruo, que esquiva instintivamente, descuidando la guardia. El guerrero ve su oportunidad y la aprovecha. Un nuevo corte se abre en el costado derecho del ogro, que se tambalea. Su roñosa armadura se tiñe de rojo. Brama de furia y se lanza en una carga asesina contra el alfeñique humano que ha osado herirle. Landon retrocede forzado, esquivando por pura destreza golpes que hubiesen partido facilmente en dos a una vaca. Su espalda choca contra la pared del foso. No hay retirada posible. Musita una oración. Su dios lo está observando. Antes del combate había dudado. Ahora ya no puede dudar. El gigante furibundo levanta su arma para asestar el golpe definitivo. El clérigo-guerrero está sin resuello, aplastado contra el muro, parece una presa fácil. No puede hacer nada para evitar el brutal ataque. Pero… No… Imposible. ¿De dónde ha sacado las fuerzas? ¿Cómo se ha podido mover a tal velocidad? El arma del ogro cae y se espeta profundamente en la tierra del borde del foso. El asqueroso bicho humano no está. ¿Ha desaparecido? No. Un borroso destello de metal a su derecha. El despreciable cuchillito de plata en la pequeña mano del asqueroso bicho humano se acerca veloz. Se clava tan profundo en su pecho que lo atraviesa. El dolor lo traspasa. Nunca nadie le había hecho tanto daño. La espada sale de la carne y el dolor se vuelve insoportable. El garrote cae de la mano inútil. El ogro ruge tan alto que se hace el silencio en el poblado. Nadie habla. Nadie grita. Nadie insulta. Silencio. El monstruo se encoge sobre sí mismo, transido de dolor, sujetándose el brazo casi amputado.

Llora.

Landon se aparta. Su cabeza sangra abundantemente tapándole la visión del ojo izquierdo. Tiene una fea brecha sobre la oreja. La cabeza le duele tanto que parece que va a estallar. Ha ido de poco…

Aturdido por el dolor y cegado por la sangre, observa, sin saber qué hacer o decir a la miserable criatura que solloza hecha un ovillo sobre el polvo mezclado con sangre.

“Es sólo un muchacho”.

Con este pensamiento la furia de la batalla desaparece de la mente del guerrero. No queda nada, salvo pena. Compasión.

Su dios le observa. Ha vencido en buena lid. No hay lugar para la venganza. Solo para alabar a su justo dios y dar las gracias por seguir con vida. Echa mano a la varita de curar y la apunta hacia el lloroso ser. Éste se queda en silencio y muy quieto al sentir los efectos del conjuro de curación. Los goblins que rodean el foso se miran en silencio unos a otros. Nadie habla. El silencio es tal que se puede oír el trino de las aves en los árboles cercanos y el rumor del viento en sus hojas.

Landon sale del foso, envaina su espada y se acerca a la princesa. Le tiende la mano.

-Creo que es hora de seguir camino, mi dama. Vuestro señor padre estará muy preocupado. Debemos intentar llegar a palacio cuanto antes… Si su majestad, el poderoso Khurm, no tiene inconveniente…