Partida Rol por web

_-_Distopía_-_

II ¿El mundo de nuevo?

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10/06/2009, 22:19

Aquellos idiotas eran demasiado idiotas o simplemente habían fumado algo antes de entrar allí. Con el maldito traje rojo y el cabello arruinado, no quería ni tener un espejo cerca, mi mal humor iba en aumento y no porque no estuviera de acuerdo en mi trabajo, lo que me jodía terriblemente la existencia era que se les daba una oportunidad, cuando todos deberían estar muertos y resultaba que terminaban como perros y gatos amenazándose unos a otros. La verdad es que cuando había hablado con él, nunca había dicho que la cosa fuera a ser así, seguramente ni McMord sabía que estaban tan mal de la testa este quinteto. Habrían estado mejor en alguna cárcel psiquíatrica.

-¡Hey, todos ustedes! Están muy listos para matarse-me volví a ellos sin posar la vista en ninguno, al menos por el momento.-Parecen pequeños niños que no saben lo que quieren, si no fuera por la Seeley ni siquiera estarían aquí pero son demasiado soberbios como para verlo siquiera.

Respiré profundo, no se estaba en los papeles que me hicieran perder el control así que no era un camino pero entonces me volví al rubio, mi mirada fija en sus bonitos ojos, el cuerpo echado casi totalmente sobre él aunque teníamos una distancia considerable entre ambos.

-Escucha..., ¿Winter? Sí, Grasp Winter, te recomendaría que no me hables en ese tono. No haces lo que yo digo, haces lo que tienes que hacer. Si te molesta seguir órdenes, regresa por donde viniste y no me jodas la vida, ¿estamos? Yo tengo un jefe y aquí no hago más que seguir los procedimientos, no porque no haga lo que esperas que haga, significa que no estoy haciendo nada-di un paso al frente, quedando muy cerca de él y de Max.-Tu arma no me intimida y antes que pienses en alguna bromita estúpida, hablo del arma que tienes en las manos. Ahora, ¿por qué no cierras tu boca o la usas para ligar luego? Porque ahora tengo que pasarlos a la siguiente sala y olvídate de un médico, aquí esos no entran. Si es necesario, mataré yo misma a tu amiguita.

Por suerte usaba un maquillaje caro y ese no se había escurrido para nada, aunque mi cabello fuera un desastre, mi cara seguía siendo lo que a mí me gustaba que fuera y lo que tanta pasta había costado a mi padre pero a ese idiota, le debía el haberme arruinado el día por completo. Todos se creían el centro del puto mundo, como si tratar con gilipollas fuera lo más divertido para mí. El trabajo fácil. Me di la vuelta sin esperar a que me dijera nada o más bien sin darle oportunidad y las puertas se abrieron, aún no se veía a nadie pero era obvio por el murmullo que más allá de esa maldita burbuja, había al menos una docena de personas.

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17/06/2009, 16:24
Max "Machete" Aguirre

El de la rubia era uno de esos argumentos que no admitían respuesta verbal: era demasiado confuso para Max..., y el mejicano, llegados a este punto, baraja seriamente la opción de despellejar a la Barbie y hacerse un guardapolvos nuevo. Aunque, ya puestos, el negro siempre le había sentado bien a Machete..., por lo que arrancarle la piel a tiras a Seeley resultaría mejor para el acabado de la prenda.

No darían más que para un chalequillo.- piensa Aguirre, cada vez más alienado en su viejo papel de TV Superstar, con el peligro para la integridad física de las dos taloneras que eso conlleva. ¿ Quién no te dice que todo está preparado?. ¿Una reedición del Saturday Night Gore Party?. De seguro que hay cámaras ocultas por todas partes, con miles de fans al otro lado esperando que Max sea Machete, y no un deshecho del geriátrico. Suena bien: adios a las chulerías y a las tipejas que respiran demasiado cerca. Sonrojo. Hazmerreir.

Aguirre se permite unos segundos de observación, de calma antes de la tempestad. Va a hacerlo. Demonios, ¡claro que va a hacerlo!. La negra primero y, rápido, tomar a la rubia. Con ella bien cerca, los seguratas serían carne picada. Ras, ras, ras, ras!...y se acabó. Así se finiquita a los listos, a los que dicen cosas como "el entorno del macho alfa". ¿Macho Alfa?. ¿Qué carajo es eso?. ¿Un modelo nuevo de androide de compañía?...Max no entiende nada, y lo peor es que no acaba de decidirse: no por miedo, no. El caso es que matar mujeres nunca ha sido plato de su gusto. Pasaba como con los niños. Si estaba bien pagado se hacía y punto..., como aquel chiquillo de ¿cuanto?, ¿ocho años?...tal vez nueve o diez. Su padrastro se jugaba una herencia y el chaval era un obstáculo. Así es la vida...

...pero no por ello debe gustarte, viejo. Cada vez menos. Y nadie vino con oferta para enfriar a estas dos trotacalles...

-"Si lo alimentas, vive. Si le das agua, muere".- dice de pronto.-¿Saben qué es?.

Max se gira a los murmullos que vienen del otro lado de la puerta y avanza con paso firme.- Mi mamá me preguntó lo mismo una vez, cuando era niño...y a día de hoy no sé la respuesta.

Antes de entrar, vuelve la cabeza a Barbie. Quizá cruzar ese umbral sea la manera más rápida de enterarse de todo.

- Desde entonces, resuelvo acertijos a machetazos.

Notas de juego

- ¿Cuanto tiempo debe estar aquí?
- Es algo difícil de determinar, Señora Aguirre...
- Darrell. Señorita Darrel, si no le importa. Estamos divorciados.
- Como prefiera, señorita...Darrell. No deberíamos marcarnos plazos: ahora lo principal es su tranquilidad y la respuesta al tratamiento.
- Mi marido...Mi ex-marido no está loco, doctor.
- Ya. Puede que tenga razón,...pero esta orden judicial nos obliga a esperar para averiguarlo.

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19/06/2009, 01:31
Grasp Winter

Vaya, parece que el juego aún no había acabado, aún tenían que seguir demostrando que eran mujeres sofisticadas que estaban por encima de los demás. La negra no sabe la suerte que tiene de seguir viva, había visto algún que otro tipo como Machete, cada uno tenía su particularidad a la hora de resolver los acertijos, como bien ha apuntado el mejicano, y si yo había sobrevivido, era precisamente por evitar planteárselos, algo que no parece entrar en la cabeza de algunos, allá ellos.

Observé la reacción de la rubia, si, bastante desproporcionada, paso las mano por mi pelo mojado, peinándolo con una media sonrisa mientras suelta su perorata, y cuando termina, con cara de extrañado, me acerco a su espalda después de que ella se volviera, y le doy un pequeño toquecito en el hombro con el dedo índice extendido.

Disculpa rubia alzo el dedo, sin perder mi anterior expresión hay un par de cosas que no entiendo, la primera es, que no sé por cojones a amenazas a Zoe, está feo que tengas celos de ella, un poco de provocación siempre iba bien, la gente solía perder los nervios, por mucho que intentaran disimularlo, aún no hemos hecho nada me vuelvo hacia la mencionada, recalcando el aún y guiñándole un ojo, y la segunda, mucho más sencilla de responder, ¿Cuánto hace que no? … bueno, ya me entiendes vuelvo a sonreís mientras paso de largo tras machete, ¿Qué no le dices algo bonito a alguien? la miro a ella, para luego centrarme de nuevo en el mejicano.

Si no te importa, iré delante, lo mismo así no nos vuelan la cabeza al verte el careto no es que lo diga con mala leche, pero es que yo desde luego, dispararía primero antes de hablarle, por si acaso.

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19/06/2009, 10:13
Zoe

La adrenalina, el mal humor y la sorpresa empiezan a subir como si de puta espuma se tratase…

Vaya dos subnormalitas profundas, niñatas con pelas que crecen con demasiadas tonterías en lo alto. A su edad ya sólo se quitan a hostias. Que poco respeto a la vida de los demás, si ya lo sabía yo, los colegios caros no tienen que servir para una mierda, esas cosas no se aprenden a golpe de talonario. Aprieto a Víktor inconscientemente cuando se nos echan encima, intentando controlarme, pero relajo la presión enseguida, en cuanto me doy cuenta, sin dejar de mirar alternativamente a las dos imbéciles que me caen como una patada en el culo, y eso siendo fina.

La única esperanza para salir de aquí son los dos tíos que se comportan coherentemente, eso está ya claro. Aquí viene la parte de estar sorprendida, que fuerte, Machete Man no le ha cruzado la cara a la canosa, y mira que lleva pidiéndoselo a gritos desde hace un buen rato, respiro profundamente un par de veces, intentando calmarme como parece que está consiguiendo él. Que falta me hace.

Escucho lo de los acertijos y lo miro confusa, ya me ha desconcentrao… ¡Ese me lo sé! (he vivido toda mi vida con la respuesta al ladito mío) sonreiría y contestaría algo de broma, me cae bien, pero no, todavía estoy cabreada porque la cacho de puta que manda me ha amenazado sin venir a cuento, hija de tu madre que suerte tienes de que hayan dos maromos armados besando tu operado trasero… es muy fácil ser la más chula del lugar así. La miro seria, ojalá matasen las miradas, rubia de bote. Bufo mosqueada y niego con la cabeza mirando el suelo, impotente, somos gilipollas, tendríamos que liarnos a leches, joder ya….

Suspiro profundamente de nuevo, el Winter me va a echar más mierda encima en vez de ayudarme con ese tipo de comentarios… los tíos no entienden nada de algunas cosas… Agarro a Víktor y tiro con él para la salida, siguiendo a los únicos “decentes”, rápida y todavía furiosa, repitiendo la misma frase una y otra vez No voy a empezar la guerra, no voy a empezar la guerra… por una jodida vez no. Porque Keith puede estar a un par de metros de distancia. -Vámonos ya a tomar por culo...- Miro al poli sano, al buenorro vaya, negándole resignadamente con la cabeza, déjalo estar colega, ya se tragará sus palabras si tengo oportunidad.

Notas de juego

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19/06/2009, 16:00

Una simple mirada a Winter cuando en medio de su discurso me nombra, hacia mucho que nadie decia nada sobre pegarme un tiro. Vas pillando el concepto, paso de todo... Prefiero no contestarle, no serviría de nada dada la situación.

Continuo caminando, observando como los unos y los otros se lanzan amenazas sin llevar a cabo ninguna acción, esta situación comienza a aburrirme. Las feminas de este lugar parece que estamos todas de psiquiatrico... Seeley continua creyendose la reina del mambo, está claro que quiere superarme en el ranking de las más odiadas; y la barbie... ¡sin palabras! Como se nota que estamos en su terreno, dudo mucho que dijera esas cosas sin sus guardias lamiendole el culo. Al menos Zoe parece haberse calmado, o más bien, a decidido no seguir con la pelea de gallos. Eso está mejor...

Pero para variar, el gilipollas del poli vuelve a meter la pata hasta lo más profundo, ¿no se da cuenta de quien manda aquí? ¿o es que está deseando que le vuelen la cabeza de una vez?. No puedo evitar que una ligera sonrisa asome en mis labios al oir sus palabras, desde luego hay hombres que no estaban presentes el día que repartieron los cerebros...

Al ver abrirse la puerta me acerco lentamente hacia ella, siempre detrás de los demás, si alguien tiene que morir primero no seré yo. Miro por encima del hombro de los alli presentes, no veo a nadie, pero por las voces que nos llegan está claro que tiene que haber alguien al otro lado.

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23/06/2009, 08:21
Seeley Rambler

-Brrrr... ¿Debería temblar? ¡Ja! ¡Tiene huevos, no vamos a decir que no! Encima que quiero hacer algo bien, se ponen en este estúpido plan. Pues que les den...

Me paré justo detrás de Grasp y de Max, total por decir y por dar, ya estaba todo dicho, me habría gustado que por una vez las palabras de los hombres no fueran simples, burdas y llanas amenazas. Al final sabía que la puta rubia terminaría sacándonos de allí y si no, Machete resolvería el asunto a machetazos y, luego se quejaban de mí. Me aseguré de que las dos armas estuvieran en su lugar y me acomodé el jodido traje rojo. Una alucinación y la última moda, aunque cabía la posibilidad de que fuera de algodón. Sonreí con perspicacia, si lo era, McMord nos tendría rascándonos a dos manos por horas. No tenía sentido hacer ningún comentario más pero no por medio, sino mera precaución, sin embargo mi boca no hizo caso a mi cerebro.

-Cierto, deberías empezar por haber resuelto acertijos mucho antes de entrar aquí... Pero..., yo también quiero ver que sucede.

Seguí al otro par y pasé por en medio de los guardias, noté el rostro enrojecido de Kylie y casi me habría reído en su cara de no ser por que lo mejor era terminar con el teatrito que veníamos teniendo desde hacía horas. Si todos allí creían que llevaban la posta, estaban muy equivocados, nadie parecía querer perder el control y sin embargo, de un modo o de otro, todos lo estaban haciendo. Tenía que venir algo bueno, luego si tenía que matar a alguien más, estaba bien pero por el momento habían medio salvado la vida del poli y no tenía otra cosa en que entretenerme. McMord tenía que tener una buena razón para haber cambiado todo el inmueble de esa manera.

Observé y todo allí era como tenía que ser. El muy maldito algo estaba planeando. Eché la vista hacia atrás y la crucé con la de Kylie pero ella ni siquiera me miró, mejor así porque estaba a punto de asesinarla a sangre fría. Ya habíamos demasiados allí y al parecer la cosa terminaba allí nomás, con que encontrara pronto a mi querido amigo, me daba por servida y me despedía de aquellos malditos perdedores.

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23/06/2009, 08:46

Me mantuve en todo momento en silencio, intentando no responder al idiota de Grasp. Sin duda lo que tenía de guapo lo tenía de imbécil, controlarse no era fácil con una persona como él; a pesar de que siempre me había jactado de mi poder de concentración. Aquella noche sencillamente no estaba presente. Estaba más que fastidiada, lo que debía ser un mero trámite se había convertido en una puta pesadilla. Cuando alzó el dedo y se dirigió a mí con aquella desfachatez, sentí unos deseos tremendos de patearle los huevos y dejarlo con los ojos vidriosos como el mocoso que en realidad era. Me paré muy derecha frente a él, con la mejor sonrisa que pudiera recordar, respirando con tranquilidad como si estuviera haciendo ejercicio una mañana normal, no una como aquella.

-Primer punto, "señor" Winter, no he amenazado a nadie. En todo caso llamemos a eso una advertencia, supongo que siendo policía sabe bien a lo que me refiero. No dudo que usted sea uno de los que reparte advertencias a diestra y siniestra-sin dejar de sonreírle me acerqué un poco a su cara.-Realmente los celos no se hicieron para mí, si los tuviera, creáme que sería la primera horrorizada... En todo caso es un sentimiento muy primitivo. Y cierto, no han hecho nada y no lo harán según veo a tu amiguita-la expresión sarcástica esta vez.-¿Cuánto? ¿Sabes tú lo que es eso? Porque se te ve desesperado por... ¿Cómo la llamaste? ¡Ah sí, Ojos verdes! ¡Una ternura, teniente!

Justo entonces Seeley pasó entre los dos guardias y mi celular sonó en algún lugar del piso de aquella camara. Las puertas ya no estaban cerradas para nosotros, aquella era la señal y por mi vida que lo agradecía enormemente pero aún no había terminado con el rompe kinotos. Ni siquiera miré a Max, ese estaba a punto de explotar y prefería que se deshiciera de Seeley que de mí. Sonreí satisfecha

-Realmente no entenderías mi concepción de bonito pero creéme, ha sido hace nada.

Sonreí abriendo los brazos en dirección al salón, ahora podían pasar y lo primero que verían serían las gradas, luego con suerte el camarín donde estaban sus familiares y por último al imbécil de Jean, nuestro querido recepcionista. El lugar había quedado perfecto, se inundó de inmediato con nuestros olores y una nueva sonrisa se dibujó en mi cara mientras iban entrando, sin quitar mi vista de la de Grasp.

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24/06/2009, 18:54

Los ánimos se habían caldeado, el asunto de la desinfección estaba finiquitado pero evidentemente el volver a los orígenes, la desnudez de las pieles, la vulnerabilidad bien estudiada que por años había sido objeto de investigación; todo grabado fríamente podría presentarse como un proyecto acabado. Los ruidos del otro lado se hicieron más audibles, en otros años habría sonado a vida en el campo o a una reunión familiar, ahora resultaba casi chocante aunque también sonaba a añoranza. Las puertas dejaron de ser un obstáculo tras sonar el celular de Kylie.

Tras el primer bloque de sillas, había un escritorio tras el cual trabajaba un hombre que ni siquiera levantó la mirada para ver a los recién llegados pero si miró tras la hilera de butacas rojas había un pequeño mostrador, tras el cual habían alrededor de quince personas que parecían no enterarse de nada de lo que acontecía a su alrededor. Era como si los recién llegados no les interesaran en lo más mínimo. Un cristal les cubría pero aún así podían escucharse sus murmullos. Algunas miradas se volvieron a los monos rojos y unas sonrisillas se escucharon.

-¿Todo en orden, señorita Wishman?

La sonrisa del empleado era fría, vacía, la mirada no tenía brillo y bajo su asiento había un generador de electricidad que de pronto comenzó a echar chispas haciendo saltar al hombre que en realidad no era muy hombre ya que se puso a gritar como una nena; era el control para hacer abrir el mostrador donde estaban aquellas personas. Unas pequeñas cabecitas se asomaban entre la gente buscando a Max y unos cabellos semirubios con la mirada buscaban a su entrañable amiga. Sin duda faltaba alguien y de nuevo más allá, dos miradas una de ellas, la adulta, casi perdida. Droga, sin lugar a dudas.

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25/06/2009, 12:04
Zoe

Con Viktor agarrado, ayudándolo, cruzo con mis colegas nuevos, la cara de mala leche no desaparece, y menos con las idioteces que agrega la rubia para ambientarme un poquitico más. ¿Quién mierda se creen que son para hablar así de mí en mi cara? Cagoentodojoder.

¿Me queréis dejar en paz de una puta vez?- Miro al rubio y a la rubia, tan guapos, tan capullos, los dos. ¿Con quién me he metido? ¿A quién he tratado mal? Lo único que he hecho ha sido cuidar de Víktor. La mirada está pasando a peligrosa, igual que lo ha sido el tono, no os la juguéis conmigo, sé lo que parezco… pero también sé lo que soy.

Me adentro en la sala bufando, y acerco al herido a una butaca. A que se siente, levantando la vista justo para ver el mostrador, bloqueada por un segundo, me encojo de hombros, abriendo los brazos ampliamente, con evidente alucine en la cara cuando veo mi mismo tatuaje, en color azul, en el cuello de uno de los hombres

MI rubio. MI guapo. MI amigo.

¡¿Qué coño haces aquí Keith?!- Niego con la cabeza, mirándolo, aliviada, esperando por si puede contestarme, aunque ni sé si me ha oído. No tienes ni zorra idea de la tarde que llevo. El tipejo de la mesa ha sido ignorado hasta que la cabeza se gira al familiar ruido, ea, a tomar por culo el generador. Un segundo dudando en ayudar a esta panda de idiotas, pero sí, tenemos que salir de aquí ya, además, esas cosas me encantan. Levanto la mano a Keith, en señal de que se espere, enseguida estoy con él, voy a encargarme de sacarlo. Me acerco al aparato, mirándolo desde arriba.

Esto está chupao.

Colega, no sudes en lo alto, que se jode. ¿No ves que el aislante que tiene es una mierda y hace que salte por nada?- Reprimo una sonrisa mientras le hablo al que sólo sabe gritar, no es su culpa, ese no es el motivo, pero bueno, así es más divertido. Me acerco a la mesa, cojo un par de bolis, tres clips y las llaves del colega, presumiblemente de su casa, también una tarjeta de esas de presentación, dura.

Dadme tres minutos...- Me tumbo, cual larga soy, codos apoyados en el suelo, manos y mirada a la altura del cacharro. La cara está ausente de cabreo ahora, de mosqueo, nada de eso importa ya, es seria, analítica. Interesada. El ceño se frunce al momento, a lo mejor voy a tardar más, está complicado de abrir, me vuelvo, hablándole al mejicano. -Compadre, si me prestas un cuchillo, minuto y medio.

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25/06/2009, 12:51
Max "Machete" Aguirre

Un tipo mete un ratoncillo de laboratorio en un laberinto de metacrilato. Tapa la entrada y, en la salida, coloca un pequeño trozo de queso. El puto hamster se gira desconcertado a la entrada bloqueada, olisquea y comprende que por ahí la cosa está jodida.
El tipo observa al ratón. El ratón lo mira, se caga en sus muertos más frescos y, sin comprender una mierda, se dá la vuelta y enfila el sugerente olorcillo que viene de lejos. Derecha, izquierda, otra vez izquierda,...una puertecita que cede, un pasillo, cabezazo contra un muro: por ahí no. Vuelta atrás...el queso más cerca, el tipo más lejos. Caliente, caliente...caliente.
¡Se quemó!. Ahí está el queso.

Maximiliano Aguirre entra en la estancia como lo haría un burro-taxi: con dos solapillas a los lados de la cara que limitan la visión y la centran en un punto. En dos cabecitas engullidas y esforzadas por dejarse ver tras un cristal. Machete camina y olvida la prudencia. Afloja los músculos, como si se hubiese tragado una pastilla de Diazepam como el sombrero de un mariachi. Avanza absorto, con los ojos muy abiertos, despacio...y, sin apartar la mirada del cristal, deja caer uno de los pequeños cuchillos a medio metro de Zoe.

La nariz del mejicano casi queda pegada a la barrera. Ni una palabra.

Pero el ratón no muerde el queso. Se limita a alzar su pequeña cabecita y vuelve a mirar al cabrón que lo metió ahí dentro...

Max cierra los ojos, apretándolos fuerte, respirando hondo...preguntándose cómo la sangre india caliente se transforma en actos fríos y calculados, como si sus venas fuesen un aparato de destilación. Aguirre dá un paso atrás, se dá la vuelta y camina con pasos rápidos y extraordinariamente largos hacia donde Barbie se está atusando el pelo, comprobando la última manicura o lo que coño esté haciendo. El sonido de las trompetas de cambio de tercio en una corrida de toros no podría ser más adecuado para el momento.

-Me cago en mi puta calavera...- bufa enfilando a la rubia, con Tijuana y su señor esposo girando en torno a sus muñecas.

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25/06/2009, 17:18
Grasp Winter

Había entrado el primero a la nueva sala, pero la evidente atracción que la rubia sentía hacia mi persona hizo que se interpusiera en mi camino, incapaz de no intentar ser mi centro de atención, no sé, tal vez si no fuera tan estirada. Le miré descaradamente el escote, pues no había terminado de ajustarse convenientemente el mono, yo no veía mal que se luciera, con ese cuerpo, no creo que la echara de mi cama, otra cosa bien diferente sería irme a tomar una cerveza con ella.

¿Verdad que soy tierno cuando quiero?, ni te haces una idea de las veces que eso funciona rubia… iba a seguir con un nuevo capítulo sobre mi arte de seducción, pero la voz de aquel tipo me corto el rollo, ni siquiera me había fijado todavía en el fondo de la sala, pero Zoe captó una vez más mi atención, y seguí su mirada hasta aquella especie de cámara de cristal.

No, no podía ser, ¿qué cojones?, ¿qué coño hacían allí?, joder Clay, no me jodas, ahora no, y encima con ella, ¿qué pretenden estos hijos de puta?, iba a gritar que abrieran la puta jaula esa, pero vi que Ojos Verdes se afanaba ya en hacerlo, hablando, creo que competiría bien con Robertson viendo el partido de los sábados, creo que hasta podrían llegar a ser uña y carne. Sorprendido, observo como manipula el aparato, uhm, si tiene esa misma habilidad con las manos para otras cosas…

Por suerte o por desgracia, machete interrumpe mis pensamientos, había conseguido tranquilizarme, no quería delatar mis sentimientos, eso sólo me haría aún más vulnerable, tragué saliva y me trague la mala hostia. Rebusqué un poco de coraje para plantarme delante del mejicano, pero mira por donde, no lo encontré, que le jodan a la rubia, que sea ella quien apechugue con las putadas de sus amos. Pero lo mismo si se la carga… Cabrones dejé escapar mientras miraba a Aroa.

Con la escopeta baja, pero apuntando al estómago de Machete, me intenté colocar delante suya, Tranquilo tío, vamos a sacarlos de ahí en un momento, si te la cargas lo mismo responden con los de dentro puede que no fuera muy convincente, pero tenía la impresión de que iban a hacer falta algo más que palabras para parar al embravecido mejicano.

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26/06/2009, 01:25

Y tras la tormenta llegó la calma... o al menos hasta que machete-man quiera.

Entro en la sala la última, observo el mobiliario, las hileras de sillas rojas, ese hombre sentado detrás de la mesa que más parece un maniqui que una persona, toda esa gente que se encuentra detrás de un cristal... ¿quienes son y qué hacen ahi? ¿Acaso nos han traido aquí para encerrarnos con ellos?

Pronto descubro las respuestas a mis preguntas, aunque para mi no signifiquen nada, parece que toda esa gente son los seres queridos de los demás. Vaya con McMord... si que es un gran hijo de puta...

Tras unos pocos segundos de tranquilidad, después de que alucinen al ver allí a esas personas, todo comienza de nuevo a moverse. Machete al ver a los desconocidos detrás del cristal sufre un ataque de ira contra la rubia, algo que a nadie le debería pillar por sorpresa y que supongo que los que nos están haciendo esto ya habían planeado, porque si no... es un gran fallo por su parte. Pero no me preocupo, el poli está allí para calmarlo e intentar que no cometa ninguna estupidez. Por fin el rubio dice algo inteligente, matar a barbie no sería lo mejor en estos momentos...

Mientras tanto Zoe se afana en intentar arreglar el aparato que habré la pared de cristal que nos separa de los encerrados. Veo como Machete le tira uno de sus cuchillos a medio metro, me acerco hasta allí y lo cojo. Toma, con esto podrás arreglarlo. Le digo a Zoe mientras le tiendo el cuchillo. No es que ahora mismo haya decidido ser amable, pero si no arregla ese cacharro esto puede convertirse en una carniceria y no me gustaría estar en medio.

Parada en el mismo lugar vuelvo la vista de nuevo hacia la urna de cristal. ¿Qué hago aquí? Es evidente que me dan igual esas personas, en esta vida he perdido a todos los que aprecio. ¿Qué tienes reservado para mi McMord? ¿Qué pinto en tu planes?

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01/07/2009, 21:57

Todo pasó en dos segundos, dos instantes que fueron la eternidad, ni siquiera las palabras del guaperas me habían llegado a donde tenían que llegar. No era que no me lo esperaba, de hecho creo que lo había estado esperando desde que les dije que se pusieran los monos rojos. Podía simular, alardear, fingir pero aquello me estaba haciendo temblar. Los guardias habían quedado muy lejos y qué tonta había sido de no hacer caso a McMord cuando me dijo que no me fiara de ninguno de ellos que todos estaban locos. El brillo de aquel cuchillo me coqueteaba sin más, las piernas me temblababan y no precisamente para abrirlas.

No se iba a tentar el corazón para cortarme en pedacitos por mucho que Winter pidiera por mí, aunque en el fondo sabía perfectamente que no era eso lo que le importaba. Eché una mirada a la gente detrás del vidrio, a la tipa aquella haciendo de machito y arreglando el coso descompuesto y luego a la que no hacía allí nada más que mirarnos a los unos y a los otros. Un montón de imbéciles, empezando por Seeley, ella quizás era mucho más culpable que yo y ahora seguramente tenía una sonrisa interna. Crucé mis manos sobre mi pecho, haciendo alarde de una frialdad que no existía.

-Tranquilo, amigo. No es necesaria la violencia, mucho menos delante de tus hijos ¿o sí? La verdad es que sería un desperdicio un minimo rasguño en esta piel-sonreí con tranquilidad, al menos por fuera.-Guarda tus armas, no soy una amenaza para ti, le salvé la puta vida a tus hijos y a ti, si te sirve de algo... Si te sirve más, no espero que me lo agradezcas, Machete...

Di un paso hacia atrás, clavando la mirada en la de Winter, no era una mirada de agradecimiento, sino una de advertencia. ¿Quién demonios se creían que eran aquellos bastardos venidos a menos? McMord me iba a tener que oír, solté mis manos dejándolas caer a un lado y de nuevo di un paso adelante, resuelta, estaba fastidiosa y quería dejar de ver aquellas malditas caras; si quería matarme estaba bien, si quería hacerlo delante de sus hijos, estaba bien pero algo me decía que Max no era tan valiente. Lo miré fijamente a los ojos, desafiándolo, levantando las manos.

-Toda tuya, querido...

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02/07/2009, 11:18
Max "Machete" Aguirre

Machete escuchó las palabras de la Barbie con el freno de mano echado. O, mejor dicho, había sido aquel playboy con placa el que había tirado de la palanca.

-Machete no va a matar a nadie, Jefe. No ahora.- dijo tras pasar la mirada desde el cañón de la escopeta hasta los ojos de la rubia, ladeando un poco la cabeza para escrutar por encima del hombro de Winter.
Era cierto. Y lo era porque Maximiliano Aguirre lo decía, y él no mentía nunca. La señorita Whisman había salvado la vida con su discurso, y no era tiempo de matar...si no de preguntar. Max acompañó la verdad de sus ojos con la deposición de sus armas, haciendo entrega al Jefe de las dos pesadas hojas.

-Haga usted el favor de sostenerme esto.

Lo que sucedió después dejó bien claro a todos los presentes que Machete había dado por concluído el juego de las adivinanzas. El mierdómetro del mejicano había llegado al límite y actuó rápido: primero apartándose suave pero fugazmente del escollo que suponía el Jefe..., y luego, en poco más de tres pasos, colocándose justo delante de la mujer que aseguraba haberle salvado la vida..., a él y a sus hijos. Estaba expuesta. Valiente pero frágil.
La mano derecha de Machete se abrió: una mano de pellejo duro y agrietado como la puta pezuña de un elefante, curtida por el sudor y el trabajo, salpicada por decenas de callos que se fusionaron antaño en uno sólo. Una mano grande y peluda en su dorso, de dedos gruesos que no tiemblan.

Con esa mano recia y dura, Maximilano Aguirre le calza una hostia a la rubia de las que hacen afición. Una salvaje tollina a rodabrazo, fulgurante en su ejecución, que resuena en la estancia como cuando explota una bombilla y que aplica la igualdad entre hombres y mujeres con precisión de cirujano. Tremendo madrazo, de esos que te anestesian el cachete y te lo preparan para pasar el invierno sin necesidad de estufa. De los que te dejan la cara como la de un irlandés harto vino, con las venillas aflorando y llamando a la sangre.

Una señora hostia, apabullante y radical..., colocada en su sitio, con la fuerza justa para no saltarle los ojos a la desgraciada... pero con la potencia necesaria como para desbaratarle la permanente. Humillante: ése y no otro era el auténtico poder del bofetón. Un puñetazo es útil cuando quieres cloroformo,...o hundir el tabique nasal de cualquier gilipollas en la duramadre de su encéfalo. No era el caso. Max quería ver el rostro de aquella mujer devuelta a su más tierna infancia,...y a fé que un buen revietacaras convertía hombres en niños.

-Era necesario. ¿Puede usted comprenderlo?.- pregunta sin rastro de malicia o ironía. Machete se afana ahora por asistir a la Barbie, ayudándola a incorporarse y agitando la mano izquierda a modo de abanico.
-Ya pasó...

Con delicadeza, la conduce hasta una de las sillas y ahí la deposita, cuidando sobre todo del sufrido cuello de la muchacha. Max se pone en cuclillas y habla para ella.

-Miguelito y Daniel. Son mis hijos y están ahí dentro. Le agradecería que hiciese usted lo posible por sacarlos...

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+18)
Motivo: Con esta mano
Resultado: 5(+18)=23

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04/07/2009, 20:52
Grasp Winter

De reojo, observó como la autista por fin se decide por hacer algo diferente a criticarnos o ignorarnos, pero la atención se centra en ver si el mejicano hace tiras de carne con la rubia, y en eso estoy, cuando recibo sorprendido la pareja de cuchillos tan apreciados por su persona.

Frunzo el ceño, no me quedaba más remedio que confiar en aquel tipo, o eso, o volarle la cabeza a bocajarro, tras unos instantes de duda, sin descuidarme, alargo la mano y la cierro alrededor de las empuñaduras de las armas. Lo otro sucedió demasiado rápido para reaccionar, o más bien no quise hacerlo. El sonido de la guantada sonó extraño, había estado en mitad de alguna que otra pelea, pero los puñetazos eran bien diferentes.

Es cierto que la rubia se merecía la hostia, por su chulería y su jodido silencio, sobre todo por eso, porque por lo primero resultaba divertido, así que me sorprendió un poco el adelantarme para intentar frenar a Machete, vaya que fuera a sacudirle otra, aunque parece que era el momento del educado inmigrante que nunca había roto un plato, el contraste entre esas dos extrañas “personalidades” de Aguirre era curioso. Me coloqué junto a ellos, la escopeta apuntando al suelo, y los cuchillos aún sujetos, la mención de los que estaban ahí dentro me revolvió el estómago.

Quizás debería haber dicho algo bonito a la rubia, ya saben, por aquello del poli malo y el poli bueno, pero el caso es que no me salía de dentro hacerlo, que les den a todos los que se dedicaban a hacer estas putadas. Levanto ahora la mirada, atento a intervenir, por si a alguien se le ocurría intentar tomar represalias, si así era, aquí se iba a armar una gorda.

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05/07/2009, 20:20
Zoe

Ya me iba a estirar cuando me llega el cuchillo, levanto la mirada sorprendida a… ¿Anna? Sí. Lo cojo, observándolo de cerca, y vuelvo a mirarla, asintiendo con una sonrisa agradecida -Perfecto. Sirve- Mira tú, otra sorpresa que añadir al día, aunque ésta por lo menos es agradable.

Y vuelvo a lo mío, que hay MUCHA bulla por salir de aquí. Con tres golpes contundentes y precisos, con el cuchillo haciendo de palanca, sale de una pieza la tapa, en perfectas condiciones.

A mis espaldas se escucha que los otros tienen movimiento, que ellos se están divirtiendo de otra forma. La mirada no se separa del generador. La primera vez que la concentración está a punto de dejarme tirada es cuando el buenorro dice que pueden tomar represalias con los de dentro, se frunce el ceño.

Hijos de puta, que no se atrevan que vuelo esto.

Los dedos, finos y largos, (la perrera que pillo mi madre con que tocase el órgano, ya ves, a Keith y a mí sólo nos hubiese faltado la cabra entonces) empiezan a toquetear con maestría el interior de la caja, no de forma aleatoria, con precisión, cogiendo de vez en cuando materiales diferentes, clips, llaves… Una de las veces salta una chispa, suerte que ya había quitado la mano, bueno no tanto, precisamente la quité sabiendo que iba a ocurrir.

Justo después del chispazo llega otro ruido, de mis compis, esta vez si que miro, demasiado tentador, joder, demasiado tarde, sólo para suponer lo que ha debido pasar. Machete Man se ha cansado al final y ha dado un buen sopapo a la rubia… Mierda puta, me lo he perdido. Aprieto los labios para no reírme en su cara, aunque se lo merecería por Subnormalita Toca Narices, volviendo a la pared por si de verdad les hacen algo a los otros, ahogando la risa. Consuélala todo lo que te dé la gana, pero que le has cruzado la cara de buen rollo. Esa duerme hoy apoyada del otro lado. Le tengo que pedir luego a alguno que me lo cuente bien….

Medio minuto largo después de seguir metiéndole mano al aparato, se oye como si empezase a funcionar una máquina de aire acondicionado. Una enorme sonrisa de satisfacción cuando vuelvo a poner la cubierta. El apaño les va a durar unas doce horas. Suficiente para mí. Puede que explote definitivamente entonces, que se las averigüen... En verdad me da coraje, si tuviese mis herramientas podría dejarles un buen regalito aquí a estos malditos secuestradores de niños. De esos que queman la instalación de por vida.

Me giro a los demás -¡Eh, colegas!, ¡Qué esto está averiguao! ¡Le doy pa que salgan!- Pulso el interruptor, que hace el ruido que tiene que hacer. El que indica que todo va de la hostia ahí dentro…. Por supuesto. Me levanto de un salto, dispuesta a abrazar a mi rubiasco preferido.

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08/07/2009, 15:11

Sorprendida observo desde mi posición como Machete le da sus amados cuchillos al poli. ¡Eso si que es una gran sorpresa! Crei que partiria a la Barbie en dos... Machete no es un tipo de los que deje por ahi sus armas sin más, y menos tal y como están las cosas, pero lo que no me esperaba es lo que hace a continuación. ¡Tremenda ostia que le cae a la rubia! Va a tener la silueta de la mano del mejicano grabada unos días en la cara, así no se le olvidará que jugar al escondite con unos locos como nosotros no es buena idea...

¡Joder! Sin poder reprimirme, o más bien, sin querer hacerlo, sonrio ampliamente, Machete ha hecho lo que todos queremos hacer desde hace un buen rato, Barbie lo estaba pidiendo a gritos. Pero lo mejor viene después, Machete saca al galán de telenovela que lleva dentro e intenta que la rubia vuelva en sí, algo dificil considerando el guantazo que se ha llevado...

En un acto reflejo me percato de que no estamos solos en la sala, aqui también hay seguratas, y no creo que les haya gustado tanto como a nosotros lo que acaba de pasar. Sin pensarmelo dos veces, aprieto con fuerza mi arma, sigo apuntando al suelo, pero me preparo por si acaso, si comienza la guerra aquí dentro quiero estar preparada.

Durante unos minutos no les quito ojo de encima a los guardias que acompañaban a la rubia, pero algo llama mi atención, un ruido se escucha desde el aparato que Zoe estaba arreglando. Por las palabras de ésta parece que el cacharro está arreglado y por fin las personas del otro lado de la pared de vidrio van a salir a escena.

Miro hacia ellos, y otra vez a los guardias, para después centrarme en el estado de Barbie... ¿qué pasará ahora?

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08/07/2009, 18:44

La cámara donde permanecían los familiares y amigos se abre como por arte de magia cuando Zoe termina con el aparatejo, pero nadie se mueve. Están perplejos ante lo recién ocurrido con la rubia y esta mira a los ojos a Max, es como si todo el odio se concentrara en una sola mirada. Los primeros en moverse son los dos pequeños de Max que corren a ver a su padre arrancando su atención de la joven mujer. Keith se detiene poco antes de cruzar el pequeño umbral de la puerta de vidrio, titubeante, como si algo lo detuviese pero al final, camina hasta donde esta Zoe y la estruja en un fuerte abrazo mientras le besá las mejillas y la frente.

La hermana de Winter hace lo suyo, pero se detiene detrás de los pequeños mientras sostiene a la nena de la mano, esperando unos segundos, en su rostro puede leerse miedo a algo pero nada dice, parece ir por completo drogada y la sobrina de Grasp tiene los ojos llorosos pero en la mano tiene una muñeca de cabellos rubios, un autentico lujo para personas como ellas. Lo cierto es que es un regalo de Kylie, uno que hizo poco antes de entrar a la cámara de limpieza; los niños de Machete, se arremolinan a su lado, no les gusta lo que vieron, la rubia ha sido muy buena con ellos pero no se atreven a decir nada. Sus manitas infantiles cargan consigo un aparato, parece ser un auto, de esos de última generación con funciones que pocos conocen, también regalo de Kylie.

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08/07/2009, 18:50
Viktor Hamilton

Al ver el golpe de Max, pensé que todo terminaba allí, que nos iban a joder a tiros y que incluso la gente detrás del vidrio perecería en el intento pero los guardias se quedaron en su sitio, era como si no hubieran visto nada. Sus rostros fríos y serios permanecieron inamovibles, era evidente que la puta rubia no le interesaba a nadie, ni siquiera a Max que intentaba consolarla, todo demasiado bizarro. Sentí un fuerte dolor y me miré, nuevamente estaba sangrando, me senté a un costado mientras miraba al novio de Zoe con envidia, preguntándome a qué hora daría el beso mortal. Mi cabeza empezó a dar vueltas.

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08/07/2009, 18:52

El golpe vino de una sola vez. ¿Me lo había buscado? Sí. ¿Lo merecía? Quizás. Pero Machete se había pasado, un hilillo de sangre recorría la comisura de mi boca y no pude evitar soltar las lágrimas. En toda mi vida nadie se había atrevido a ponerme una mano encima, al menos no de esa manera y lo estaba odiando más que a nade en el mundo, así como al imbécil de mi padre. Mi cabeza daba vueltas, repasando el momento, era como alucinante, me repetía que no me estaba sucediendo pero las manos de Machete me devolvían a la realidad, su voz me estrujaba el cerebro de tal manera que dolía de nuevo. Mi mejilla ardía y mi cuello estaba hecho una miseria.

-Maldito imbécil...

Mis palabras no eran nada, no golpeaban a Max. Los guardias me miraron de soslayo, sabían que no debían herir a ninguno de ellos o sus familiares, los supuestos. Aunque estaba a punto de pedir que se hiciera algo, casi habría preferido que me matara en lugar de humillarme con el puto golpe que se le da a una cualquiera. Aquellos hombres, Machete en especial, no me conocía, no sabía nada de mí y por supuesto no tenía derecho a tratarme así, en especial cuando realmente me debía la puta vida de aquellos niños a los que me pedía sacar de la cárcel de cristal.

Me pasé la mano por la mejilla, me sequé las lágrimas e intenté ponerme en pie pero era inútil, él estaba frente a mí y de pronto los chiquillos se arremolinaban junto a él; eché una mirada a Grasp, lo sabía, no podía esperar nada de aquellos malditos egoístas, egocéntricos y malnacidos, por algo McMord los había elegido en aquel maldito plan. Eran como antiguos animales, sólo preocupados por ellos y sin atenerse a consecuencias. Uno de los pequeños tomó mi mano, criaturas, sí, las criaturas tenían más sentido del tacto que cualquier pendejo de aquellos. Miré al niño retirando mi vista del rubio policía y luego nuevamente a Machete.

-Si supieras quién soy y lo que he hecho por tus hijos, lo habrías pensado mejor. Debiste matarme, no es una amenaza, es una advertencia. Ahora tienes un nuevo enemigo de quien cuidarte las putas espaldas. Y creeme, no es cualquiera.

Nuevamente cayeron las lágrimas. De suerte que no era un hombre, ni era tan alta o tan fuerte, simplemente era una ejecutiva con un trabajo peligroso, quien tenía que oírme me iba a oír, en especial por no dejar que quien debía cuidarme me cuidara. Aparté mi vista de Max y bajé el rostro, sujetándome el cuello y retirando mi mano de su hijo, retirando las manos de él de mis rodillas. Sólo quería que se largaran cuanto antes.