El edificio tiene un aura de transmutación propio, que es lo que parece conducir al agua de maneras imposibles. Aparte de eso, nada. Lo que quiera que haya en la esfera de agua no es mágico.
- No percibo magia en el agua, lo que no sé si me gusta o me disgusta...
—O igual es que ahí dentro no hay más que otro de los bichos raros de esta lugar—concluyó Rowane la hipótesis de Adrianne mientras añadía mentalmente un "y por lo que a mi respecta puede quedarse ahí"—. Vámonos. Aquí no está lo que hemos venido a buscar...
No tenía ganas de encontrarse con más problemas de los que de por sí ya tenían, sólo quería solucionar todo aquel enorme embrollo y largarse de aquella estúpida isla llena de magia tan absurdamente poderosa como peligrosa.
Siguiendo su propio ejemplo se dirigió hacia la salida sin quitarle ojo a la esfera. Por si acaso.
Azalée asintió a las palabras de Rowane. No lo había formulado, pero era lo primero que se le había pasado por la mente al escucharla mencionar el oscurecimiento del agua.
—¿Qué criatura acuática expulsa un líquido negro? —añadió a lo dicho por la drow—. Ya nos hemos encontrado una, y tenía muchos brazos muy largos.
Y si estaba equivocada, no parecía haber nada de utilidad, o al menos de valor, en aquel lugar, así que abandonar el lugar era una opción razonable.