Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo III

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11/06/2009, 05:39
Dr. Robins

-Santo cielo. Déjenme paso, déjenme lugar. Tengo que revisarlo, por favor todos, háganse a un lado. Espero que...

(El doctor posa una mano sobre la frente del joven Alexander. Sus ojos serios y preocupados hacen juego con el ambiente de toda la Iglesia bajo la agobiante lluvia que no cesa de caer. Después de unos minutos, y con un poco de alivio en su expresión, el doctor la retira, respira hondo, mira a los presentes y dice)

-Que alguien me ayude a llevarlo a un banco. Este muchacho simplemente se ha caído de agotamiento. No tiene fiebre ni síntomas de enfermedad, creo que simplemente ha colapsado. Alguien que me de una mano para recostarlo en un banco. Padre, ¿tiene alguna infusión caliente?

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11/06/2009, 13:24
Patrick Collins

Patrick miró a su señor y luego a las señoritas. Parecía que el lord todavía no se decidía a ir a darles el pésame. Entonces, el noble ruso sufrió un desmayo, y un doctor acudió corriendo a auscultarle. Patrick no pudo evitar pensar en un contagio de la enfermedad, pero el médico no lo creía así. "No seré yo quien muestre miedo supersticioso", se dijo. En Portugal había vivido alguna que otra epidemia entre los soldados, pero no por ello se recluyó en su tienda de campaña.

Se acercó al joven y ayudó al médico a auparlo hasta uno de los bancos, dejándolo tumbado. Había dicho que parecía agotamiento, y no lo dudaba. Según sabía, aquel joven había pasado con las señoritas toda la noche en velo, la fatídica noche de la muerte de su madre y la enfermedad de Susanne.

Miró al médico un momento.

-¿Necesita algo más, doctor?

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11/06/2009, 16:05
Anabel Cornwell

Anabel observó agradecida el gesto de Varsatof hacia el ataúd de su madre. Sin duda después de las propias Cornwell él era el que más había padecido y vivido en primera instancia toda la desgracia que rodeaba a la familia en aquellos momentos, procurando ayudar en todo lo posible.

No tardó demasiado en acercarse al banco principal, donde las hermanas aguardaban el pésamo de los presentes que así lo desearan. Anabel alcanzó a sonreírle levemente, pero poco más pudo hacer antes de que el ruso cayera estrepitosamente al suelo.

Anabel ahogó una exclamación de espanto y preocupación incorporándose como un resorte, claramente alarmada. ¿Acaso la familia había sido maldita por la desdicha?
Por suerte el doctor esta vez estaba cerca y pudo calmar a tiempo a todo el mundo.

-Dios mío, ¿por qué nos torturas...?- musitó entonces con desazón, dejando a Sue junto a Liz para acercarse al banco en el que depositaron al caballero y asegurarse de que realmente todo iba bien. Todos deberían darse un descanso, sin duda alguna.

-Seguro que se recuperará pronto, es un hombre fuerte- afirmó con convencimiento, aprovechando el momento para situarse junto a Collins y deslizar con sumo cuidado y disimulo su mano hasta la de él. O más concretamente algo que había en su mano: un sobre perfectamente doblado.

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11/06/2009, 16:46
Claire Windsor-Hancock

Todo sucedió tan de pronto que no me dio tiempo de reaccionar a nada. La joven Cornwell sufriendo por su madre y cómo no, lo más amado que tenía en la vida. Nunca vi tal devoción, ojalá la unión con nuestro padre fuera así pero ni hablar de ello con la mujer con la que se había casado. Pensé en ir a darles nuestras condolencias pero luego pensé que la cercanía no era tanta, debíamos ser unas extrañas en aquel lugar. Así que no sin esfuerzo, me puse de pie e invité a mi hermana a salir del recinto.

-Vamos, Mary Ann, no es bueno que pases tanto tiempo sentada. Debemos volver a casa.

La enfermedade de mi hermana era evidente y no entendía por qué se había empeñado en ir, después de todo, con la presencia de una bastaba pero bueno, ya me había acostumbrado a las decisiones de mi hermana. Me di la vuelta y vi a Jean a lo lejos, parecía que todo el pueblo se había decidido a apoyar a las hermanas Cornwell y me pareció un acto bondadoso. Quizás pudiéramos hacer algo por ellas aún, por suerte el dinero de nuestro padre, daba para ello. Ya se vería. Aparté mi vista de la del profesor cuando el joven ruso cayó cuán largo era.

-Sin duda es muy sensible si el médico dice que no está contagiado.

-Venga, cariño, no debemos ser imprudentes, tú también estás enferma.

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11/06/2009, 17:05

Patrick recibe la carta. La letra es dulce, pequeña y femenina, no le cabe duda de que es de Susanne. Se retira a un costado a leerla, incapaz de esperar más. Luego seguirá hablando con las Cronwell pero debe saber primero la respuesta de la muchacha.

Cita :

"Respetado señor:

Antes que todo le pido disculpas si he tardado en responder, le aseguro que no ha sido porque no deseara hacerlo, sino por razones ajenas a mi voluntad. Desconozco cuánto tiempo ha pasado, se que debe parecerle extraño lo que escribo, pero le ruego no impaciente que enseguida le explico el por qué.
Como le decía desconozco cuánto tiempo ha pasado desde que mi familia y yo abandonamos Skyland Mannor. Como bien recuerda abandonamos la mansión en medio de un agüacero, agüacero que afectó la salud de mi madre y la mía. Ha sido mi hermana Anabel quien me hizo entrega de la carta que usted me envió y ella ha sido también quién me la leyó puesto que a causa de la fiebre no conseguía distinguir lo escrito. Tras la lectura de mi hermana volví a dormirme y no ha sido hasta que el retumbar de los truenos de la tormenta que por mi ventana veo cae con fuerza, que he podido escapar de los brazos de Morfeo, leer nuevamente y a solas la carta que me envió y responder.
Todavía me siento débil y algo aturdida, cosa que ruego tenga en cuenta y sepa disculpar si mi redacción no es todo lo correcta y pulcra que debiera.
Mi estimado señor Collins, permítame compartir esa culpa que siente porque si se ha cometido una falta o no hemos sido ambos quienes la cometimos. Posiblemente sea impropio para una señorita como yo decirlo, pero en mi corazón siento que decirlo es lo correcto y haré caso al corazón, no a la razón. Usted me besó, es cierto, pero yo consentí que lo hiciera y desde el momento que lo permití es porque lo deseaba. Usted se siente culpable por los inconvenientes que pueda haberme causado y yo me siento igualmente culpable por los que pudiera haberle causado a usted y a Lord Heddington, en especial si éstos han afectado la relación y confianza que tiene él en usted. Nunca podría perdonarme si algo así ocurriera, máxime después de saber de su propia boca cuan unidos están ambos en afecto.
No le mentiré diciendo que no temo por lo que pueda pasar de ahora en adelante. El temor que siento no es por mí, sino por mi familia. Anabel me recriminó bastante esa noche debido a ello y aunque en parte creo exagera no puedo desconocer la razón que no deja de tener. Será una prueba difícil, como todas las que he debido afrontar desde la muerte de mi padre, pero de la que se saldré victoriosa, en especial si cuento con el apoyo de aquellos quienes me importan. Ellos me dan fuerza para hacer frente a la adversidad, ellos y ahora usted.
Patrick, yo se que lo que me dijo es sincero, firme y nada frívolo, lo se porque lo ví en sus ojos y del mismo modo que usted me lo reitera por escrito se lo reitero yo. Dice usted que mis hermanas y yo nos merecemos un hombre que nos ofrezca un porvenir y futuro que usted no es capaz de ofrecer, palabras de las que discrepo en su totalidad. Es cierto que antaño gozamos de una posición social privilegiada, pero aquello se perdió y personalmente he de decir que de aquello es poco y nada lo que añoro. He tenido ocasión de conocer las dos caras de la moneda y por ello es que puedo decir que más que una vida de lujos y comodidades lo que deseo es una vida feliz junto a las personas que amo y me aman. La felicidad, señor Collins, no la da el dinero sino una vida tranquila y el amor.
Me parece que con todo lo que escrito ya he respondido a la principal de sus interrogantes, pero por si aún no le ha quedado lo suficientemente claro y requiere que mi respuesta sea más específica y no deje lugar a dudas, entonces se lo diré de forma directa: No deseo dejar de verlo y mucho menos que se aparte de mi vida.

Afectuosamente suya:

Susanne Cornwel"

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11/06/2009, 17:07

Una vez que Alexander está sobre un banco y, seguro de que el doctor no necesita nada por el momento, Collins se separa un poco del resto. Los demás se fijan, desde una distancia prudente, el estado del muchacho. Quien luego de oler unas sales aromáticas que el doctor Robins acerca a su nariz, recupera lentamente la conciencia. El médico le dice que debe guardar reposo al menos hasta el otro día, aclara que no es por enfermedad sino debido al terrible estado de agotamiento en el que se encuentra.

Claire, por su parte, trata de convencer a Mary Ann de salir del recinto, teme por su salud.

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11/06/2009, 19:27
Susanne Cornwell

Susanne contempló alarmada la caída de Alexander.

-¡Dios, mi Dios... se ha contagiado! -pensó no sin culpa, segura estaba que de ser así las causantes de ese contagio habían sido ella y su madre.

Hizo amago de pararse, pero Anabel ya había corrido en su ayuda. Por suerte el doctor estaba presente y pudo examinarlo descartando que Alexander padeciera de la enfermedad, lo suyo era agotamiento, al menos así había dicho el doctor.

Patrick se acercó y cargó con el desvanecido cuerpo, Susanne lo contempló por largos segundos; él estaba sano, ella no, todos los allí presentes o al menos la gran mayoría, estaban sanos y ella no. Y entonces fue consciente de que había sido una imprudencia acudir a la iglesia, salir de la casa, lo que ella tenía que hacer era quedarse encerrada, aislada, no estaba sana, no todavía y podía contagiar a alguien. Esa enfermedad le había arrebatado a su madre, no soportaría que además le arrebatara a una de sus hermanas, mucho menos saberse causante de una tragedia fácilmente evitable.

-Liz tengo que volver a la casa -dijo tomando la mano de su hermana sin disimular el nerviosismo, estaba asustada-. Quédate con Anabel, no la dejes sola, por favor no la dejes sola, ella está muy cansada... hermanita, no quiero que enferme... por favor, hazme caso.

Le dió un beso en la mejilla y se puso de pie. Las facciones de su suave y angelical rostro se endurecieron, no podía flaquear. Caminó por el pasillo de la iglesia con toda la seguridad que pudo, tapándose la boca con el pañuelo, procurando evitar a quienes se cruzaba. No quería que nadie más enfermera, no quería que nadie más pasara por lo que ellas.

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11/06/2009, 19:59
Elizabeth Cornwell

Elizabeth reaccionó tarde: Sue se escabullía por el pasillo que daba a la salida.
Podría escabullirse, sí, pero ella era más rápida, y más en el estado actual de su hermana...

Así pues, tomó una ligera carrera y la alcanzó con total e impune facilidad. La sujetó levemente del brazo, y la detuvo, hablándole tranquilamente:

-Sé cómo te sientes, Sue... Pero no puedes cometer locuras...-la mira fijamente, un tanto ceñuda. Ahora parecía que la mayor fuera Liz...-¿Quieres ir a casa? De acuerdo... Pero te acompañaré yo... Anabel puede quedarse para arreglar lo que quede aquí... Además... ¿Cómo piensas ir? ¿A pie con la lluvia que hay aún? No seas tonta...-Su expresión se suaviza levemente...-No me importa estar a tu lado... Es más, quiero hacerlo... No me dejasteis cuidar de madre... Y ahora tampoco me privaréis de cuidarte... Ah... Y no hay réplicas que valgan, no pienso contagiarme, tranquila... Y si lo hago, me da igual...-La mira, decidida, esbozando una sonrisa de ánimos, para indicarle que no se hunda en su desesperación...-¿Me harás caso y me dejarás acompañarte? Bueno, aunque no lo hagas, lo haré igual... Je... Así que... Haz el favor de esperar mientras voy a avisar a Anabel...

Ágil y rápida cual felino, Liz se dirige discretamente a su hermana mayor, comentándole lo acaecido... De vez en cuando echa alguna que otra mirada hacia Sue, para comprobar que ésta no ha huido...

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11/06/2009, 20:10
Patrick Collins

El corazón le dió un vuelco al leer la carta. No podía creerlo. Ella le amaba a pesar de casi haberla deshonrado publicamente. Comenzó a ponerse nervioso de más, impaciente. Guardó el documento dentro de su chaleco y se asomó. Necesitaba verla, decirle con la mirada todo aquello que no podía decirle en público.

Sin embargo, vió que ella se despedía y que andaba con un pañuelo en la boca hacia la puerta. Él la miró hacerlo, pensando por qué iba a hacer tal cosa. Entonces lo entendió: pensaba que estaa contagiando a la gente. Pero ella no podía volver sola a su casa caminando, estaba enferma y débil.

Una fuerza imparable e imposible de precisar le impulsó a situarse detrás de ella a grandes zancadas, nervioso.

-Señorita Cornwell -le dijo- Será mejor que yo la lleve a su casa. No debe caminar tanto dado su estado...

La miró a los ojos.

-Y no me importa arriesgarme para ponerla a salvo.

Dicho lo cual, no esperó siquiera su reacción, y la tomó en brazos. Dadas las circunstancias, le importaba una higa lo que pudieran decir de él. Su honor en Winfield, si es que tenía de eso, ya estaba suficientemente manchado por el asunto del baile, como para pararse a considerar estupideces. Además, ella le necesitaba en ese momento, él lo sentía. Y por nada del mundo la habría dejado irse sola... Porque la amaba.

Caminó hacia afuera, viendo cual era lo mejor: montarla en su corcel o conseguir que un cochero les llevara hasta su casa.

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11/06/2009, 20:24
Elizabeth Cornwell

Elizabeth llega junto a Anabel, pero justo cuando se dispone a hablar, Patrick se dirige a su hermana...

"Vaya... Creo que será entonces innecesario..."

Entonces, simplemente se queda a su lado... No sabiendo muy bien qué hacer a continuación...

Espera a que su hermana mayor esté libre, para entonces comentarle lo sucedido...

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11/06/2009, 21:13
Susanne Cornwell

Sue sonríe y parpadea despacio. Liz tenía razón, toda la razón del mundo. ¿En qué estaba pensando? Afuera seguía lloviendo y era una estupidez querer irse caminando, máxime en el estado en que estaba. Pero no se había detenido a pensar en ello, no hasta que su hermana se lo hizo ver.

-Está bien -le respondió con voz suave, incluso infantil.

Iba, pensaba sentarse para esperar a su hermana cuando escuchó el sonido de unos pasos, demasiado pesados para ser los de una mujer, y acto seguido una voz que le era demasiado familiar y que aceleró su corazón.

-Señorita Cornwell -dijo él- Será mejor que yo la lleve a su casa. No debe caminar tanto dado su estado...

Giró despacio y sus ojos se encontraron con los de él.

-Y no me importa arriesgarme para ponerla a salvo.

Ella parpadeó, iba a negarse aún cuando no deseaba hacerlo, a decirle que regresaría con su hermana... a suplicarle si era necesario que se mantuviera alejado, pero no tuvo tiempo de hacerlo porque él la cogió por sorpresa y en un parpadear se encontró con que estaba siendo cargada en sus brazos.

-Señor Collins... no... por favor no lo haga... Liz... ella... mis hermanas... Liz... se van a preocupar... lo puedo contagiar...

Se había puesto tan nerviosa y tenía tanto miedo de contagiarlo que no estaba hilando bien las palabras y parecía al borde del llanto.

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11/06/2009, 23:03
Patrick Collins

Patrick miró en dirección a un coche de caballos muy particular. Como la lluvia caía, su señor había decidido llamar a su propio coche para el regreso a casa, una medida prudencial. Sus dos caballos seguían allí, atados a un árbol.

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11/06/2009, 23:32

Notas de juego

Collins y Susanne, edito su mensaje para que quede como público sólo lo primero y luego para uds dos, así los que quieran hablar con un pj en particular, aunque estén en la Iglesia, pueden marcar sólo a ese pj, a menos que tomen como que hablan en voz alta y fuerte y cualquiera puede escuchar, o si es el caso de algo que le concierne a todos.

Dicho sea de paso, los felicito, esta suprema la partida y no simplemente por mí.

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11/06/2009, 23:36
Patrick Collins

Asi que, Patrick se acercó deprisa bajo la lluvia, pero con cuidado de no resbalar en el barro, y abrió la puerta del carruaje. El cochero le miró, estaba bajo el alero de un porche, protegiéndose de la lluvia.

-Dígale a Lord Heddington que si sigue lloviendo le aguarde en la entrada de la Iglesia. En cuanto deje a la señorita en su casa, volverá a por él.

La dejó sentada dentro del carruaje, con cuidado. Ella le había protestado, pero él no había contestado al principio. Allí dentro la miró fijamente.

-Eso no me importa, Susanne. Me importa que estés bien, que te mejores.

Parpadeó, mirándola. El cochero ya había ido a avisar a su señor, y él miró hacia su caballo.

-Aguarda.

Dió una corta carrera bajo la lluvia y trajo al animal cogido de las riendas, atándolo a la parte posterior del carruaje. Luego, subió al mismo en el lado opuesto y la miró.

-¿Quieres que se venga alguna de tus hermanas? Si quieres, puedo hacer que el cochero os lleve a vuestro hogar...

La miró de nuevo, pensativo.

-Aunque yo quería acompañarte de todos modos -añadió, mirando sus manos- Cuando me enteré de que estabas enferma, me sentí estúpido por no haber estado allí velándote, procurando que nada te faltara. Se que no me habíais dicho nada para que no me preocupara, para que no me fuera. Pero yo me he enfrentado a la muerte por causas que no valían la pena, por defender a reyes orondos y caprichosos en lejanos campos de batalla, cumpliendo los intereses y dictados del poder, mientras mis hermanos y hermanas sufrían en mi propia tierra por hombres que llevaban el mismo uniforme que yo vestía.

Hizo una pausa, mirándola de nuevo.

-Y tú si eres una causa por la que si estoy dispuesto a luchar, por la que lucharía sin que nadie me lo ordenase, sin que nadie me lo pidiese... Porque te amo.

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12/06/2009, 04:20
Alexander Varsatof

Vuelve en si abriendo los ojos como platos y cerrandolos, mira a su alrededor algo desorientado, luego ve que Patric desparece desaparece de su lado.
Alexander, se sienta correctamente en la silla y al tratar de pararse se cruza sus ojos con Anabel a lo que su cabeza mira al suelo avergonzado.

-Disculpe por a ver sido capas de tal molestia y deshonra en el funeral de su madre

Se termina de levantar, no sin antes desequilibrarse un poco pero no llegar a caerse.
Pasa alado de ella y solo la ve con el rabillo del ojo, mientras intenta salir de la iglesia

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12/06/2009, 09:15
Francis P. Spencer

Lord heddinton se había mantenido a una distancia prudencial de las hermanas Cornwell. Algunos lugareños interpretaron el gesto como prudencia ante un posible contagio cuando, en realidad, se trataba más bien de una protección personal.

No era dado a los panegíricos y no sabía cual era la mejor manera de enfrentarse a Elizabeth en una situación como esta.

Finalmente decidió acercarse a Patrick y a Susanne, justo en el mismo momento en el que lo hacía la hermana más joven.

Se quedó mirando a la chiquilla un instante, con la mirada en vilo, y después se volvió hacia Susanne.

-Señorita Cornwell, Patrick puede llevarla en mi coche, él puede ir fuera, en las riendas, así no correrá ningún peligro.- le dijo- El cochero y yo volveremos a caballo.- dijo, mirando ahora a Patrick.- Deberíais marcharos, a la señorita no le conviene estar fuera de casa con este tiempo.

Esperando a que los dos jóvenes se marcharan se quedo mirando a la otra hermana.

-Señorita Elizabeth...- le dijo, en un murmullo

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12/06/2009, 12:14
Elizabeth Cornwell

Tras darles algo de tiempo para hablar, Elizabeth volvió hacia su hermana y Patrick...
Mas, justo en ese momento, el Sr. Spencer también se acercó a ellos.

La joven de las Cornwell se mantuvo apartada, mientras ellos hablaban... Al parecer, todo había sido arreglado ya sin que ella tuviera nada que decir...

"Supongo que Sue estará mejor con él..."

Aunque se sentía algo inútil por no poder hacer nada... Pronto, Sue y Patrick comenzaron a irse, y quedaron tan sólo Francis y ella, en el pasillo...

-Lord Heddington...
-le ofreció una leve inclinación de cabeza, a modo de saludo-...Gracias por... permitir que el carruaje lleve a mi hermana a casa...-le miraba a la cara, firme, aunque en su mirada no parecía haber brillo de ninguna rebeldía... Mas bien parecía carente de cualquier sentimiento.-¿Está seguro de querer volver a caballo..? No parece que fuera a parar... -No sabía por qué estaba diciendo esas cosas, parecía que intentaba escapar de algo diciendo cosas que no tenían mucho sentido...

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12/06/2009, 16:04
Anabel Cornwell

Anabel suspiró con alivio cuando Alexander despertó sin mayor problema, aunque enseguida negó con la cabeza por sus palabras.
-Por favor, no se disculpe. No es ni mucho menos el que más ha ofendido esta santa ceremonia el día de hoy, y le aseguro que los que sí lo han hecho no van a disculparse por ello- estaba claro, pero Anabel ya se sentía demasiado abatida y cansada como para si quiera ofenderse o enfadarse por las actitudes libertinas que se empezaban a disparar por todos los rincones de la iglesia. Parecía que todos se hubieran vuelto locos... ¡su madre acababa de morir!, ¡todavía estaba de cuerpo presente!

Le resultaba increíble y difícil de asimilar que la gente fuera tan egoísta como para pasar totalmente por alto algo que para ella era tan importante, así que tendría que conformarse con que esas faltas de respeto hicieran felices a sus hermanas ya que al parecer así era.

-Descanse, en cuanto todos vuelvan a sus hogares yo también me brindaré ese lujo- sonrió cálidamente a Alexander y le dejó marchar, observando sólo un segundo de reojo a Liz y Lord Heddington. Si se querían deberían dejar de jugar y perder el tiempo de esa forma.

Por su parte, aprovechó la soledad que la rodeaba entonces para acercarse al ataúd de su madre y recostarse sobre él mientras contenía el llanto y los recuerdos de tiempos mejores la asaltaban. Ojalá fuera tan fuerte como ella.

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12/06/2009, 23:19
Susanne Cornwell

El la ignoró, no hizo caso a sus ruegos y salió de la iglesia con ella cargada en los brazos. Un par de minutos más tarde la depositaba, con cuidado, al interior del carruaje. En ese instante sus miradas volvieron a cruzarse y él le habló, esta vez con familiaridad. Familiaridad y afecto.

La mirada de Susanne se dulcificó más si cabe y ante la pregunta de si deseaba que alguna de sus hermanas viniera asintió de modo casi imperceptible, él no pareció darse cuenta y las palabras que añadió volvieron a emocionarla.

-Puedes acompañarme -le dijo acariciándole la mejilla con dulzura-... pero no puedo volver sola a casa, no contigo como única compañía. Por favor, pregunta a mis hermanas si ellas también van a regresar o quédate y deja que el cochero me lleve a casa, pero no puedo marcharme nada más contigo, ya suficiente escándalo ha sido lo de la fiesta... por favor, hazlo por mí.

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16/06/2009, 03:05

Patrick vuelve adonde se encuentra el resto, ve a Anabel, recostada sobre el ataúd donde su madre reposa el sueño eterno, también nota a la joven Elizabeth, hablando con Francis. La tomenta, afuera sigue golpeando con fuerza la Iglesia como diciéndole al pueblo que no se ha olvidado de ellos.

El joven se acerca a Elizabeth, escucha que Francis está ofreciéndole transporte, su mirada pasa de ella hacia Anabel. Ambas hermanas parecen tener demasiado sobre sus hombros. Susanne pidió que buscase a una de ellas para acompañarla pero, en este momento, Patrick no tiene bien definido a quien pedírselo.

En ese momento, Lizzye se da cuenta de la presencia del caballero, a pocos pasos desde donde ella se encuentra con Sir Francis.

Notas de juego

Estoy usando la máquina de unas personas, pero no sé cuánto tiempo pueda postear. Espero que mi problema se solucione rápido, si me ven que desaparezco, al menos saben por qué :S