Partida Rol por web

Cuando Mary Anne llega acompañada de Claire, la madrastra parece extasiada. Una sonrisa burlona llena su rostro, pero ante el joven que está en la habitación, no usa el tono de desdén que suele utilizar con las chicas. Se vé que quiere guardar las apariencias:

-¡Ohh, cariño! -tocando el brazo de Claire y prácticamente sacándosela a su hermana.

-Este caballero ha venido de lejos ha conocerte. Es el señor Walter Benwick, es un capitán de ultramar al que no le falta nada para tener unas magníficas posibilidades. ¿Verdad señor Walter? Pues bien, este caballero ha oído de tí y teniendo conecciones de amistad con la familia, es justo pensar que... ¡oh, pero que vá! He comenzado a hablar de más, sepáme perdonar caballero, usted sabe como somos las mujeres a veces...

Mirando a Mary Anne:

-¿Por qué no me acompañas hija, y dejas que estas dos personas se conozcan más apropiadamente? Además... bueno

Una criada entra, es Beth y cuando la señora la mira, la chica asiente con rapidez.

-Además tú también tienes una visita. Vamos, vamos, estos dos jóvenes no necesitan de nuestra presencia..

Toma a Mary Anne del brazo y la empuja fuera de la estancia.

Decir que estaba sorprendida no era una novedad, decir que lo estaba evitando si que lo era, porque no quería que Darla me viera mal por su culpa. Observé al hombre mientras mi hermana era arrastrada por la bruja afuera del salón y apenas podía creer lo que estaba pasando. Hice un gesto, invitando al hombre a sentarse, aunque realmente no confiaba en él. Es decir: ¿Cómo puede alguien que no te ha visto nunca, estar interesado en ti?

-Mi señor, entiendo que ha venido de lejos y todo para decepcionarse seguramente...

No, no quería ser grosera con él, después de todo no tenía la culpa de que Darla inventara cosas y se quisiera deshacer de nosotros.

-Igualmente le doy la bienvenida a la mansión Windsor-Hancock y espero que su estadía en nuestro hogar sea placentera.

Me senté justo frente a él, mirándolo fijamente, si había más cosas que decir, tendría que decirlas él.

El caballero mira a Claire con intriga. Espera que Mary Anne se termine por retirar y entonces, cuando Darla y la hermana de Claire ya no están en la habitación, el comienza a hablar.

-Mi señorita, yo no tengo idea de cuánto vuestra madre ha explicado sobre el asunto, pero por vuestra expresión puedo entender que no ha sido mucho, ni siquiera lo suficiente.

El joven mira sus manos, el movimiento de sus dedos indica un poco de nerviosismo detrás de su faz de dureza.

-El asunto en cuestión es que... vos sois mi prometida. Por arreglo de la señora Hancock, estoy aquí para desposaros. Ya ha sido todo arreglado y, me extraña si me permite la afirmación, el comprender ahora que nada ha sido dicho de ésto.

Walter comienza a caminar por la habitación en círculos, bastante confundido.

-Entonces... ¿debo suponer que vuestra hermana también desconoce el casamiento con mi sobrino también? He de decir que esto era algo que no esperaba...

Walter lleva sus manos atrás de la espalda y las cruza, mira a Claire con gesto férreo pero un poco de duda siembran sus ojos.

Su actitud me desconcertaba pero ya lo había dicho y aunque no entendía muy bien su comportamiento, ya nada importaba. Lo miré fijamente a los ojos con aire estoico y respiré profundo.

-Ya sé todo lo que me dice, mi hermana también está al tanto... Somos un par de objetos vendidos al mejor postor, en este caso usted y su sobrino...

Mi voz se quebró, dando por fin paso al llanto. Todo lo que me había dicho Ethan estaba presente pero no entendía que no me hubiera cogido en aquel momento y me hubiera sacado de esa maldita casa. Mi corazón latía con fuerza, me sentía como muy lejos de allí pero al mismo tiempo atrapada en esas cuatro paredes frente a un hombre que sin conocerme, sin amarme, quería casarse conmigo.

-Bien, ¿tengo que decir algo? ¿Me valdrá de algo deciros lo que siento o pienso? Me parece que no tiene mucho sentido más que resignarme a que luego de desposaros conmigo, me odiéis porque no soy como esperabáis; incluso a mi padre le ha pasado...

Esbocé una sonrisa pero las lágrimas no dejaban de caer, quizás fuera mejor que me rindiera a mi destino, a mi suerte. Quizás el amor de Ethan no era tan fuerte cuando prefería esperar antes que casarse conmigo con o sin el consentimiento de mi padre y mi padre... Mi padre me había decepcionado como nunca antes. Sólo deseaba una cosa en la vida: morir.

Mary Ann está tan sorprendida no solo por la situación sino por la entereza con la que su hermanita está llevando todo, sin duda, ya no es una niña a la que necesita cuidar, ahora más bien necesita apoyo y ella se lo dará pase lo que pase. No la dejará por nada, si no quiere casarse con aquel joven ella misma lo hará para acallar a su madrastra, Claire ha encontrado el amor, un amor fuerte y verdadero, Mary Ann no permitirá que nadie lo estropee, se sacrificará ella misma, pues de todas formas duda que ella pueda encontrarlo también.

Primero su hermana y luego su madrastra la mueven como si de una muñeca de trapo se tratara, y Mary Ann se deja llevar, absorta en sus pensamientos y tristeza.

Walter mira a Claire, primeramente tenso. Los músculos de su cuello están rígidos como si incluso le costara mantener su cabeza erguida. Cuando la joven termina de hablar, al menos por unos momentos vagos, el hombre permanece en silencio. Luego mira hacia una ventana. Camina, con paso lento hacia ella, se queda a pocos centímetros del cristal, mirando hacia el paisaje. Entonces recién dice unas palabras. Sin mirar a Claire, dice su pensar.

-Señorita, he de admirar su coraje al hablarme así. Mis propiedas, mi estado social, todo lo que me rodea desde la cuna ha hecho a las personas... ¿cómo decirlo? Sí, propensos a darme la razón.

Se gira recién entonces y mira de soslayo a la jovencita.

-Pero vos no estáis sometida por las fuerzas del poder y del dinero. Veo bien eso. Pero... he de decir que he venido aquí a casarme y yo no os liberaré de vuestro compromiso. No me decepcionaréis puesto que jamás busqué el amor. Negocios son negocios, mi joven prometida y quizás algún día comprendáis que el matrimonio, en nuestra sociedad inglesa, es uno de los más provechosos.

El hombre carraspea y luego termina diciendo:

-Sin embargo... si realmente rescindís del compromiso, debéis tomar la decisión antes de pasado mañana. Pues ese día venís conmigo a Italia, un barco debo dirigir hacia el puerto de Nápoles y me voy con vos.

Se acerca unos pasos, alza la mano de Claire y la besa en el aire, a centímetros del contacto con su piel.

-Así que si váis a tomar alguna decisión, hacedlo antes de ese día.

Sus ojos parecían decirle a la joven que él no podía salvarla del compromiso, pero que deseaba que fuese lo que fuese lo que se interpusiera entre ellos, lo hiciese pronto. Luego se alejó en dirección al jardín dejando a la joven sola con sus pensamientos.

Darla acompaña a la joven Mary Anne hasta la cocina y de allí pasan al comedor, uno que estaba en desuso hacía tiempo, uno que se reservaba solo para los más importantes invitados. La vajilla de porcelana estaba servida, eran dos tazas y una tetera de plata, todo en una bandeja ornamentada del mismo material. Darla le hace un gest a una de las chicas del servicio y ella trae una azucarera y unas cucharas, así como otra segunda tetera. Todo muy delicado.

Entonces la mujer toma a Mary Anne de brazo y, mirándola a los ojos, con una proximidad temible, le espeta:

-Jovencita, ahora en dos minutos vendrá aquí vuestro prometido. Ni más ni menos que el sobrino del que le he conseguido a vuestra chillona hermanita consentida. Si me hacéis quedar mal juro que me vengaré y te alejaré de tu padre para siempre... Si te comportas quizás entonces... tal vez... seas feliz. Dentro de lo miserable que alguien como tú puede llegar a ser en su infelicidad absoluta... ¿Entiendes cariño?

Los ojos de Darla hechan chispas de furia. Mary Anne jamás la había visto tan decidida a algo. Entonces ve entrar a un muchacho, es alto, de ojos claros y una sonrisa franca. Entra y se sienta en una silla, sin hacer uso de las costumbres sociales establecidas...

- ¿Ella es? -pregunta mirando con una sonrisa socarrona a Mary Anne.

-Darla nunca me dijiste de la extrema belleza de tu hija mayor.

Se levanta de un salto del asiento y, fingiendo sorpresa, dice:

-Oh por Dios, ¿dónde están mis modales? -luego hace un gesto de saludo con la mano dando círculos en el aire y inclinando brevemente el torso. Se vuelve a poner derecho y entonces dice:

-Soy Ben Westman... Sir Ben Westman pero me puedes decir Ben. Para modales y todo eso, el experto es mi tío, no yo.

- Emm... yo... no solo las palabras se amontonaban en sus labios, sino que los sentimientos se amontonaban en su corazón y los pensamientos en su mente.

Miró varias veces a Darla y luego al apuesto joven, una y otra vez tratando de atar cabos y aclarar su mente.

- Pero... iba a declararse en guerra, ¿quién era aquella mujer para buscarle un prometido sin su consentimiento? Además tenía que luchar por Claire y su amor, el señor Byron... no podía permitir que la obligaran a casarse con aquel tipo tan frío, airoso y fanfarrón...

Pero aquel joven... era tan apuesto, tan informal e impulsivo, tan... su corazón comenzó a latir con fuerza cuando la miró a los ojos directamente, sus mejillas se sonrojaron al hablar de su belleza... nunca se había sentido tan turbada al estar junto a un hombre.

Entonces sintió la mirada de su madrastra atravesando su nuca y volvió a la realidad. Aquella mujer no la haría infeliz, jamás se lo permitiría, jamás. Y menos a su hermanita pequeña.

Respiró profundamente y dijo todo lo segura que pudo: Es un placer Señor Westman. Disculpe mi sorpresa, pues no conocía de la proposición que ha mencionado mi Señora Madre. Le ruego me disculpe si no le doy la bienvenida como merece, creo que necesitaré algo de tiempo para hacerme a la idea. le sonrió e hizo una reverencia tomando con las dos manos su vestido.

- Madre prosiguió dirigiéndose a Darla pero sin mirarla, te ruego nos dejes a solas para poder conocernos mejor. Rezó por que su madrastra la dejara en paz y pudiera así poner en orden sus pensamientos antes de dar un paso en falso. Tenía que planear todo bien. Quizás aquel joven tampoco deseara casarse con ella y la ayudara.

  Después de contemplar su mirada no pude dar media vuelta, simplemente, quería mirarla un poco más y encontraba placentero que nuestras miradas se cruzasen de aquel modo. Byron era una persona racional, no es sencillo llegar de otra forma al lugar en el que estaba, a su posición. Ethan no arriesgaría esa posición por nadie, y eso, quizás, le convirtiera en un egoísta...pero habría que tener en cuenta que aquel hombre, aquel noble, no creía que ninguno en aquella maldita casa de campo tuviese poder para poner en riesgo su trabajo, no con su ingenio. Pensar en ello, recapacitar, le hizo sonreir de medio lado...

 ¿Era ethan Byron un mezquino? No. No necesariamente. Pero no era una persona visceral, era un varón racional por encima de todo, a pesar de que su fe se hubiese hecho un poderoso hueco en su mente y su corazón, del mismo modo que lo había hecho el...¿amor? ¿o simple aprecio por aquello que es frágil? El ser humano suele tener gusto por aquello que tiene, en parte, la capacidad de desarrollarse pero...depende de una u otra forma de el. No era un amor pasional, pero cabría la posibilidad de que surgiese en algún momento. No había ido en contra de su sinceridad, simplemente, aquella mujer, la pequeña Claire, tenía todo cuanto pedía de una mujer...y eso denotaba cierto cumplimiento de exigencia por un lado, por otro...iba en contra del ideal de principe azul. ¿Qué necesidad había de hacer daño a alguien exponiendo la verdad de forma cruda? ¿De forma fría?

  Dio vueltas por su habitación, era...gracioso, pues ni siquiera se encontraba nervioso.

 Ella tiene intereses puestos en las dos hermanas....Enumeraba posibilidades: Su padre ama a esa mujer. No. Tiene intereses puestos en ella.

 acarició su mentón con el extremo superior de su cetro....alzandolo con habilidad, observandolo con detenimiento.

 - ¿Es el momento de volver allá donde la molestia lluvia no estropearía un tiempo de descanso?

 Se preguntó en un susurro a si mismo...No tenía intención de complicar las cosas con el padre de Claire, pero estaría vigilante. Aquello podía resultar inquietante y aquel asunto, sin duda, debía ostentar toda la atención de Ethan.

  ...Intereses...

Me quedé unos instantes allí, sopesando lo que me había dicho porque sin duda alguna me estaba dando la oportunidad de echarme para atrás pero a qué precio y cómo... Mi cabeza daba vueltas y no podía parar de llorar, quizás porque de alguna manera pensaba que Ethan no estaba convencido, era posible que me amara como decía pero que no quisiera sacarme de casa de la manera en que yo se lo pedía y yo, yo tenía mucho miedo, esa era la verdad. Me levanté, abandonando el salón con paso lento pero firme e internándome en mi alcoba, sentía que quería morir y era lo único que quería. Me eché sobre la cama apretando las manos con furia sobre el cubrecamas y deseando no haber nacido nunca solté todo el llanto que era posible.

Darla levantó su mentón y se retiró, simplemente porque por ahora las cosas iban como ella había planeado. Entonces Mary Anne se quedó a solas con Sir Ben, ni siquiera la chaperona se hallaba allí pero es cierto que, desde que su padre había retornado a Windfield, Louisa no tenía mucho en lo que ocuparse, ya tranquila de que los jóvenes estuvieran supervisados por sus verdaderos tutores personales.

- ¿Y bien?- preguntó Ben con una amplia sonrisa -¿Tomamos el té? Supongo que todo eso está puesto por dicho motivo.

Luego hizo una reverencia, bastante exagerada e invitó a Mary Anne a sentarse.

-Señorita, supongo que las damas van primero.

- Señor, sé que no nos conocemos y que ha venido aquí siguiendo instrucciones, no sé si de mi... de la Señora Windsor-Hancock o de su familia. Pero le ruego me escuche. No me importa tener que casarme con usted, parece buen hombre, pero... se dio la vuelta rechazando por tanto la invitación a sentarse y tomar té. Mi hermana se ha enamorado de un buen hombre y esa... mi... - no quería ser descortés, aquel joven no tenía nada que ver con aquella bruja - mi madrastra pretende que se case con su tio. No quiero que sufra. Ya que yo no puedo tener al hombre que amo, quiero luchar por que ella lo consiga.

Se volvió de nuevo, seguro que le parece una tontería de niña rica, un capricho, pero mi madre nos inculcó lo importante que era el amor en una familia, era lo que la levantaba en momentos difíciles y lo que la envolvía en los más felices. No quiero que mi hermana sea infeliz el resto de su vida a causa de esa mujer. Mi padre estaría conforme de casarla con quien ella eligiera. ¿Me ayudaría a que su tio no se case con ella? Por favor. se acercó y le tomó de las manos en señal de ruego.

Ben sonrío nuevamente. Se sentó y apoyó su barbilla en la palma cerrada. Miraba a Mary Anne desde esa posición. En un momento sostuvo tanto sus ojos sobre ella que podría decirse que la estaba analizando por partes. Luego, se sirvió un poco de té. Sirvió otro poco en otra taza, se paró y le acercó la misma a la chica.

-Ya que no quieres sentarte a tomar el té, pensé que era descortés de mi parte, tomar solo. Así que te traigo una taza.

Luego comentó sobre lo que la joven le había dicho.

-Mi tío no es un mal hombre. Te diré la verdad, mi tío es mejor hombre que yo. Con eso no quiero decir que no te ayudaré, sino que conociéndolo es muy probable que él mismo ayude a tu hermana. Yo, por otro lado, soy un cazafortunas. Sí, no voy a mentirte, cuando vine aquí vine por el dinero.

Ben toma un sorbo de té y camina en círculos por la habitación, luego se sienta y sigue hablando.

-Pero nunca imaginé que mi futura esposa era una Náyade recién salida del paraíso. Así que... señorita Hancock puede contar con mi apoyo, pero el precio es, que efectivamente se case conmigo.

La sonrisa torcida de Ben es sincera y se nota que la timidez o los modales no son parte de su persona.

- Con una condición Señor... Westman... -sonrió de una manera natural pero llenando de belleza y luz su rostro angelical- ¿me llevará con usted a donde quiera que vaya en busca de fortunas? sacó un poco la lengua ante la infantil pregunta, pero en su fuero interno deseaba que dijera que sí, ya que había accedido ya a ayudarla, eso la ayudaría a ella también y mataría dos pájaros de un tiro.

Ben se ríe abiertamente ante la propuesta de Mary Anne. Luego se le acerca, toma su mano y la besa, pero no como indica la costumbre: el hombre debe besar el aire que queda entre la boca y la piel, y no besar directamente la mano. El joven, por el contrario besa la propia piel y luego con un aire desenfadado, le dice.

-Una promesa es una promesa. Y ahora debo retirarme a ver a mi tío. Nos vemos, futura esposa.

Le guiña un ojo y sale campante de la habitación, dejando a Mary Anne bastante aturdida, pero en muchas maneras.