Partida Rol por web

Abajo la Basílica

10. Esclavas de Placer y Esclavas de Dolor.

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29/03/2011, 08:57
Director

Durante dos semanas habían estado escondiéndose Aimée, Edith y Lotte en el piso franco que les había cedido Marb. Era un semisótano grande y oscuro, probablemente un almacén de mercancías demasiado grande para que nunca pudiera ser acogedor, y en el que apenas entraba la luz del sol. Los primeros días habían estado plagados de miedo. Cada vez que oían el tintineo de las armaduras de las patrullas creían que todo había acabado, que los Cazadores de Brujas habían encontrado a Aimée, o que la guardia vendría a por Lotte por haber asesinado al Comte Advar. De Jean Marie no habían vuelto a saber nada.

Pero según fueron pasando los días el miedo dio paso al tedio y después al agobio de estar ahí metidas. Se les tenía prohibido salir a la calle mientras se calmaban las cosas. Aranys era su único contacto con el mundo real. Las tres mujeres adecentaron un poco el lugar, y trataron de mantener a raya las ratas que no paraban de salir de todos los agujeros. De tanto en cuanto la enana les traía algún encargo (como remendar ropa) para que ayudaran a pagar el local, y la distracción era bienvenida.

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29/03/2011, 09:10
Aranys

Un buen día la enana apareció cargada de bultos en compañía de dos mujeres. Una era una drow joven y fibrosa, de mirada asustadiza; la otra, una humana espigada con gesto avinagrado que parecía desaprobar todo en lo que se posaban sus ojos.

--Hola chicas, ¿cómo estáis? Os traigo nuevas inquilinas --les dijo, señalando a cada una de ellas según las presentaba--. Ella es Rowane y la humana, Valeria. Estas son: Aimée, Lotte y Edith.

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29/03/2011, 09:12
Edith

Edith era una mujer pelirroja que había sido bonita en su día, pero que ahora tenía el rostro horriblemente deformado por cicatrices desiguales.

--Bienvenidas --dijo, retorciendo sus labios en una mueca que quería ser una sonrisa--. Hay camas libres, no son gran cosa pero están limpias.

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29/03/2011, 09:27
Valeria

La humana alzó una mano. No era un saludo, sino una aclaración.

--Yo sólo estoy de paso --comentó.

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29/03/2011, 12:38
Lotte

Dejó de pensar en Astor a todas horas el cuarto o quinto día, y el resto del tiempo procuró mantenerse ocupada para no volverse loca. Aquel sitio le recordaba un poco a su infancia, pero con todo más limpio. Coser la relajaba, y solía ocupar en ello una buena parte del día cuando Aranys había traído algo, hasta que estar tanto tiempo sin moverse la ponía nerviosa, dejaba la labor y se ponía a dar vueltas.

Todavía no había llegado a ese punto cuando llegó la enana con las nuevas inquilinas. Por un momentó pensó que iban a sacarlas de allí por fin, pero se vio decepcionada. Valeria la irritó en el acto, y a la drow ni la miró, pero pensó que a partir de entonces tendría que vigilar sus cosas.

-Lo que tú digas. ¿Cuándo vamos a salir de aquí? -le preguntó a Aranys-. La Jaula no puede ser mucho peor.

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29/03/2011, 17:15
Rowane

 

Rowane era una drow muy joven, a penas debía tener veinte años. Aun así, no se trataba de una muchachilla enclenque puesto que pese a que su cuerpo era esbelto como el de cualquier drow, su aspecto no era frágil sino ligeramente fibroso, como lo sería el de alguien que ha hecho mucho, mucho trabajo físico.

Iba cubierta con una capa oscura que cerraba por delante al parecer para pasar lo más desapercibida posible aunque se había echado atrás la capucha dejando al descubierto la corta mata de cabello blanco como la nieve recién caída del que asomaban las características orejas picudas. Caminaba ligeramente por detrás de la humana y giraba la cabeza de vez en cuando echando miradas tímidas a un lado y a otro inspeccionando algo que le había llamado la atención con los también característicos ojos de color rojo sanguino.

Rowane nunca había estado rodeada de tantos humanos, bueno, mejor dicho, nunca había estado rodeada de tantos humanos que no estuvieran dándole de patadas o algo así y por ende aquella situación la contrariaba. Hasta le habían dicho "Bienvenida" en lugar de "Muérete, asquerosa rata de orejas de punta".

"Pues sí que hay más humanos que drows... ".

La voz de Edith hizo que dirigiera la mirada hacia ella en ese momento, aunque por algún motivo parecía que le costase mirarla directamente a los ojos. Tras varios segundos pareció autoconvencerse de algo y asomó una manita por el cierre de la capa a modo de saludo sencillo.

El tono de Lotte si que pareció sobresaltarla más pese a que se estuviese dirigiendo a la enana puesto que se tensó en el sitio y volvió a esconder la mano. Cuando Valeria dijo aquello, la miró.

 

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29/03/2011, 20:25
Aimée

Si bien Aimée había pensado que no habría nada más parecido a la desesperación que ser acribillada por ballesteros y morir sabiendo que todo lo que había intentado había fallado, eso era porque hasta entonces no había pasado dos semanas bajo tierra, esperando. Esperando, pensando y recordando. Su imaginación resultaba un arma de tortura mucho peor que cualquier instrumento de la Basílica, y en sus sueños ni siquiera podía calmarse a sí misma.

Sus heridas habían sanado bien gracias a que Edith y ella se curaban mutuamente. Aimée había tratado de remendar la carne destrozada lo mejor que había podido, pero aún así no había podido hacer nada por mejorar su aspecto. Ahora, que casi habían sanado del todo, se veía claramente que nunca volvería a ser hermosa. Aimée se había acostumbrado a mirarla sin apretar el gesto, pero tenía el corazón roto. Le gustaba tanto su rostro y su sonrisa... ahora no era sino algo retorcido y deforme. ¿Habría alguna manera de solucionarlo? Lo ignoraba. Quizá con magia curativa. Qué pena que el clero no fuese precisamente amigable con la gente como ellas.

En cuanto a su ojo, se había sanado bien y sin infecciones. Le quedaba una fea cicatriz y la cuenca vacía, que Aimée se apresuró en taparse con un parche de cuero que ella misma se cosió. Ya estaba acostumbrada a llevarlo a todas horas, y sólo se lo quitaba para dormir. No le quedaba mal ni la afeaba especialmente, lo cual era un alivio... aunque de ningún modo su principal preocupación.

A la llegada de la drow y su acompañante, se levantó de la cama, donde había estado zurciendo medias, y se colocó instintivamente delante de Edith. No le gustaban los elfos oscuros. Los que había conocido habían escapado de la esclavitud para convertirse en maleantes, como esa Balaena de la que había hablado Jean Marie. A saber lo que tramaba ésta. ¿Cómo podía Edith ser tan amable con ella? Cualquier otro habría reaccionado como Lotte, pero Edith... En fin, tenía un corazón demasiado grande para una chica tan rota.

-Así que... ¿qué es lo que habéis hecho vosotras?

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30/03/2011, 08:41
Valeria

Valeria se miró las uñas en un gesto ocioso, como si le importaran bien poco los gestos defensivos que acabara de presenciar.

--No sé por qué piensas que a vosotras os iban a enviar a la Jaula --respondió a Lotte--. El patíbulo hubiera sido un destino más probable.

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30/03/2011, 08:44
Aranys

--¡Valeria! ¡No hables de esas cosas! --se escandalizó Aranys, llevándose instintivamente una mano al cuello.

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30/03/2011, 08:44
Valeria

Valeria se encogió de hombros y devolvió una mirada neutra a Aimée. La madame del Dragón Rojo se había encontrado pocos hombres capaz de aguantarle la mirada, y menos mujeres. Aquella mujer lo hacía con toda la naturalidad del mundo.

--¿Que qué hemos hecho nosotras? Haber nacido. En este país parece ser suficiente razón para condenar a la gente --si era un reproche por la actitud de las mujeres respecto a la drow era difícil decirlo--. Ella nació con la piel oscura, y yo con el Don.

Hizo una pausa para mirar intensamente a Aimée.

--Marb me ha hablado de ti. Y creo que él te ha hablado de mi --por primera vez la mujer se había andado con rodeos.

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30/03/2011, 12:00
Aimée

Así que una apóstata... Aimée nunca había conocido a otra, a excepción de sus hijos. ¿Qué es lo que sabría hacer? A ella le habían venido sus hechizos un día, y a fuerza de practicarlos los había potenciado. Sus hijos no compartían los mismos, ni siquiera entre ellos. ¿Sería por tener distinto padre? Ella nunca había tenido la oportunidad de preguntarle a ninguno entre sus hermanos si poseía el Don. Quizá alguno lo tuviera y ella no lo sabía.

Aimée la miró con curiosidad y respeto. Si ella había logrado escapar, quizá pudiera decirle cómo sacar a Claire y Julien de allí.

-De modo que tú eres esa mujer que ha conseguido salir del Palacio de Marfil... -Aimée esbozó una sonrisa-. Creo que deberíamos hablar largo y tendido.

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30/03/2011, 12:25
Valeria

Valeria se envaró instintivamente al oír ese nombre, e hizo un obvio acopio de valor para serenarse y volver a hundir los hombros en una postura más relajada.

--Si es necesario... --respondió.

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30/03/2011, 12:29
Aranys

--Os dejo... --dijo Aranys. A la enana la magia le ponía los pelos de punta--. ¿Necesitáis que os traiga algo?

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30/03/2011, 22:28
Aimée

-No, gracias, Aranys.

Cuando la enana salió, Aimée le señaló a Valeria dos de las camas libres.

-Aquí podréis dormir. Están limpias y no tienen parásitos, lo cual es todo un lujo que ni en según qué posadas existe. No andamos sobradas de armarios precisamente, pero supongo que no los necesitáis.

Eso le recordaba que tendría que proteger todo lo posible su cetro. El oro que podrían darle por él a la drow en el mercado negro podía ser demasiado jugoso.

-Si queréis algo de beber, tenemos agua. También algo de pan, por si estáis hambrientas.

Acomodar a nuevos huéspedes en aquel agujero le hacía pensar con dura ironía lo diferente que habría sido en el Dragón. Se servía buen vino y mejor cerveza, las sábanas eran de algodón bueno y las mejores habitaciones las tenían de seda. La comida hacía la boca agua con sólo olerla, y de vez en cuando venía juglares y músicos a tocar en el local por un par de monedas de plata. El sótano era una pobre imitación. Pensar en ello no la alegraba precisamente.

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30/03/2011, 22:50
Lotte

Se levantó de la silla. Dejaría que las apóstatas hablaran de sus cosas y de cuanto menos se enterase, mejor. Fue a darle a Aranys unas camisas de hombre que había remendado.

-Jabón. Y queso. Si puedes. Y... -hizo una pausa, dudando si mandar un mensaje para Astor a través de Aranys- nada más.

Hubiera querido escribirle un mensaje, pero apenas sabía. Recogió su labor y se apartó de Aimée y las recién llegadas para seguir cosiendo tranquila, tan ajena a la magia como le fuera posible. Eligió un punto desde el que pudiera vigilar sus cosas, por si acaso.

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30/03/2011, 22:53
Valeria

Valeria escuchaba a Aimée, aunque acompañó con la mirada el deambular de Lotte por la habitación. Al final se debió cansar y volvió a posar la mirada en la tuerta.

--He estado en sitios peores. Será suficiente --dijo y se sentó al borde la cama que Aimée le había ofrecido--. Rowane, acércate. Y tú también, Lotte. Lo que voy a decir nos atañe a todos.

Valeria inspiró profundamente.

--Marb me dijo que los Cazadores de Brujas habían cogido a tus hijos. Antes de nada necesitas saber lo que es un... --tragó saliva, como si la palabra se le atragantase-- rada'aan.

A continuación Valeria empezó a hablar lenta y pesadamente, como si cada palabra que dijera le supusiera un esfuerzo ímprobo a su fuerza de voluntad.

--Es un artefacto mágico que se divide en dos partes: el aro que te ponen al cuello y uno o más brazaletes. Pueden tener una cadena que los une o no tenerla, según lo antiguo que sea. El brazalete permite al que lo lleva controlar al que lleva el collar. Sólo alguien que pueda canalizar energía divina puede utilizar el brazalete, del mismo modo que sólo alguien que canalice energía arcana puede ser controlado por él.

El aro impide que el mago pueda lanzar ni un sólo hechizo si no lo permite el portador del brazalete. Pero también puede ser usado para... infligirle una tremenda... agonía

La serena voz de Valeria se quebró y apretó los dientes para tratar de recuperar la compostura mientras seguía hablando.

--El portador del collar no puede tocarlo. Ni tocar el bracelete. No puedes ni pensar en hacer daño al portador del brazalete sin sentir tal dolor que hasta vomitas. Llega un momento en el que la tortura es tan intensa que... destroza tu resistencia y... aceptas la situación. Te condicionan. Haces lo que sea para dejar de sentir el dolor, y estás dispuesto a satisfacer todos los deseos del portador del brazalete. Cuando te rindes, eres suyo. Cuesta... mucho... recuperar tu personalidad.

Valeria miró largamente a Aimée.

--Creo que entiendes por qué no podemos entrar allí, abrirnos paso a base de bolas de fuego y llevarnos a tus hijos ¿no?

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30/03/2011, 23:17
Aimée

La mandíbula de Aimée se crispó al escuchar la descripción de Valeria. Sí, había oído algo parecido. Sabían cómo robarles el alma a los magos. Sin embargo, era peor de lo que había imaginado. En su mente la tortura era sobre todo física: metales ardientes que achicharraban la carne, latigazos, palizas... Pero la tortura mental de no poder ni siquiera vengarte de tu enemigo en tus pensamientos, ni poder pensar en cómo arrancarle los ojos, era incluso peor. Imaginó a su Julien arrastrado por una cadena y gritando de dolor y tuvo que cerrar el ojo. Un escalofrío la recorrió por entero, y el considerable buen humor que tenía se disipó. Apretó su mano en un puño y deseó tener en ella el corazón del hijo de perra que se atreviera a hacerle eso a sus hijos.

Abrió de nuevo el ojo, con la cara desencajada pero sin lágrimas, y preguntó:

-¿Y cómo saliste tú de allí?

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30/03/2011, 23:56
Edith

--Madre de Todos... --fue lo único que pudo murmurar Edith.

La joven pelirroja pasó un brazo por encima de los hombros de Aimée en un vano intento de consuelo.

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30/03/2011, 23:58
Valeria

--Tuve mucha suerte --replicó Valeria--. Un día me llevaron al Este, a matar rebeldes en las montañas. Dividieron el grupo en tres para atacarlos desde todas las direcciones y hacerles salir de su escondite. Pero el grupo de Marb salió de la nada y nos barrió desde la retaguardia. El hombre que llevaba mi brazalete murió atravesado por una flecha. Creí que me iban a matar, pero no lo hicieron. Había un clérigo de Celestar entre los rebeldes. De los Celestarum antiguos. Él fue quien abrió mi collar. El resto os lo podéis imaginar. De eso hace ya ocho años.

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31/03/2011, 15:13
Rowane

 

Rowane se había quedado tan inmóvil en el sitio mientras todo el mundo hablaba que por un momento podría haber pasado como un objeto más del mobiliario, sólo se inmutó cuando Valeria llamó su atención aunque a decir verdad se acercó con cierta inseguridad a las humanas puesto que les lanzaba miradas fugaces de vez en cuando. Al sentarse, lo hizo más cerca de la apóstata que de las recién presentadas y mantuvo la mirada algo baja, de nuevo como si evitara mirar a los ojos a alguna de las presentes.

No obstante, sí hubo algo que la hizo levantar la vista para observar de reojo a Valeria y es que era la primera vez que percibía algo remotamente parecido a la falta de firmeza en su voz, aquello tuvo un efecto algo inquietante en la drow puesto que la maga era lo más férreo que había visto nunca y ahora se tambaleaba.

"Sar'feras...".

Escuchó la espeluznante revelación tragando saliva inconscientemente como si una fuerza invisible le oprimiese la garganta cuando escuchó lo de los grilletes unidos al brazal, la drow sabía muy bien lo que era llevar una cadena al cuello que alguien manejase a placer y le costaba imaginar algo más doloroso aún... solo que viniendo de aquellos humanos que se hacían llamar a si mismos "Hijos de la Luz", no lo descartaba. 

Debían de haberse quedado tan ciegos por dicha luz que eran incapaz de ver sus propias monstruosidades.