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Abajo la Basílica

17. El Día del Juicio.

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29/12/2011, 10:40
Director

Nimruil constató que no lo cambiaron de celda tal y como Marat había soliticado. A él no le dieron explicación alguna, pero según le contaron a Marat más tarde, el carcelero jefe tenía instrucciones precisas "de los más altos estamentos" de no cambiar a nadie de celda. Se le denegó al drow papel y pluma con el que elaborar algún documento sobre liturgias celestarum, aunque compartiendo celda con el prelado Devere era un intento vano: siempre podían decir que él se las había dictado.

Sin nada más en el estómago que un mendrugo de pan condujeron al drow a la majestuosa sala de audiencias del Tribunal de Port Coeur. Pasó entre los bancos en los que se amontonaban los curiosos y contempló la basta estancia de mármol blanco y reluciente, con gruesas columnas que se alzaban hasta el abovedado techo de la estancia adornado profusamente con mosaicos. El juez Jean Paul Marat estaba sentado en el estrado, al fondo, bañado por un haz de luz blanca que se colaba por las ventanas de linterna de la cúpula central. Junto a él, a la derecha, había sentado un jurado formado por personalidades de la Basílica. Por doquier había estandartes del corazón en llamas de Celestar y guerreros uniformados en armadura de combate.

Pero también había un drow famélico, anciano y encadenado. El drow se lanzó sobre Nimruil nada más estar cerca de su alcance, y comenzó a besarle los pies mientras le daba las gracias. El alguacil le propinó un puntapié en las costillas y lo alejó de Nimruil.

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29/12/2011, 10:40
Fiscal Dureau

Tras prestar juramento al drow y avisarle de que sólo podía hablar cuando le preguntaran directamente, el Fiscal se dirigió a él.

Prisionero dos-tres-seis-dos-tres, ¿podía repetir a esta sala la confesión que hizo al oficial Aunsel la noche pasada?

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29/12/2011, 14:40
Nimruil

Nimruil llegaba con el interior tenso y el exterior calmado, habiendo pensado largo y tendido en el Juicio, tratando de recordar una vida que dolía, para recordar ritos, lugares, decoraciones y personas, datos que pudieran ayudarle. Estaba convencido de que si salía vivo se trataría de un milagro, pero uno no debe esperar un milagro con las manos en los bolsillos, nunca, por mucho que se haya esforzado a lo largo de su vida y por larga que haya sido ésta.

Al ver al anciano lanzándose a sus pies se sorprendió y sonrió con alegría

No me las des a mi, amigo, si no a la Madre de Todos. Vive digno de ella.

Le miró como lo llevaban a otra parte de aquél salón, y se quedó mirando el lugar. Había cambiado, y bastante. Ahora la Justicia mostraba símbolos de muerte o destrucción que se suponían de Justicia, tales como espadas y llamas. Aquello no era el antiguo salón de Justicia, y contrastar la imagen que tenía de él con la que ahora veían sus ojos resultaba doloroso, y evidenciaba que ya no lo ocupaban las misma personas, más aún de lo que había comprobado.

Prestó atención al Fiscal y asintió. Entonces cogió aire y habló alto y claro, humilde pero digno en su humildad.

Sin que mediara tortura o amenaza dije a Aunsel que yo soy Nimruil, que soy un Celestarum y que lo soy desde hace más de ochenta años. Como también le dije porqué me identifiqué.

Y se quedó tan ancho, esperando otra pregunta.