Partida Rol por web

Abajo la Basílica

6. Juez y Parte.

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20/03/2011, 12:16
Director

Tus ojos contemplaban el pasado sin ver realmente los troncos chisporroteando en la chimenea.

Nadie en Port Coeur podría negar que eras un hombre que se había hecho a sí mismo. Habías triunfado sobre todas las adversidades que se habían interpuesto en tu vida. Hijo de un humilde zapatero, habías conseguido medrar hasta tener tu propia mansión en La Buitrera. Eras el ideal del Hijo de la Luz. Habría que ser ciego para no ver el brillo de la admiración en los ojos de los reclutas a tu cargo. La belleza de tu mujer, templada que no mermada por el paso de los años, era la envidia de la Corte.

Y sin embargo, había una astilla clavada profundamente en tu corazón. La misma razón por la que los ojos de tu mujer no brillaban con la ilusión de antaño. Cambiarías todo lo que tenías porque tu hija siguiera viva.

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20/03/2011, 12:29
Liandhel

--¿Jean? Tenemos visita --la suave voz de Liandhel interrumpió tus cavilaciones.

Desviaste la mirada te la encontraste a tu hermosa mujer en el umbral de la puerta. A su lado estaba Gaspar DuPoi. Habías recogido a Gaspar de las calles cuando era sólo un mozalbete. Había tratado de robarte la bolsa, pero los guardias lo habían atrapado poco después. Descubriste que ese acto había tenido mucho que ver con la desesperación. Te recordó tanto a ti cuando eras joven que lo acogiste bajo su tutelaje. Gaspar había bebido de ti todo lo que debía aprenderse sobre Celestar y se había convertido en un Hijo de la Luz por derecho propio. No sólo era tu compañero más leal, sino que aquel joven se había convertido en uno de tus mejores amigos. Gaspar siempre insistía en que te debía todo lo que tenía.

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20/03/2011, 12:35
Gaspar DuPoi

--Hola, Jean. ¿Tienes un momento? --sonrió Gaspar.

Notas de juego

¡Bienvenida a la partida! Aunque no hayas terminado la ficha vamos a ir roleando para que le cojas el tranquillo a tu pj.

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20/03/2011, 18:36
Jean Paul Marat

¿Había algo en esta vida que compensase el dolor de un padre por su hija muerta? Era algo tan inatural que seguir respirando sin poder ver los brillantes ojos azules de Valentine era para mi un esfuerzo constante, como si ya nada, ni siquiera la bella sonrisa de mi mujer, pudiese iluminar de nuevo mi vida. Tres habían sido los pilares que con mucho esfuerzo había construido y sostenían lo que yo era: mi fe, mi familia y mi honor. Y mientras uno de ellos estaba roto y desmoronado por el dolor, otro empezaba a agrietarse, amenazando con caer arrastrado por el otro. La pregunta era ¿quedaría algo de honor en mi interior después de que lo hiciera?

La suave voz de mi mujer hizo que volviese la espalda al fuego, a tiempo de descubrir a Gaspar, sonriendo amablemente junto a ella. Una sonrisa que, sin embargo no encontró respuesta en mi rostro, cuyas líneas sin duda se habían endurecido hasta ser de piedra. Desde que había muerto Valentine me sentía como atontado, como viviendo la vida de otro y, aunque ante mi tenía a un amigo querido y por el que guardaba la más profundas de las estimas, no podía de dejar de sentir que en realidad era alguien ajeno a mi, extraño. Y por encima de todo ese amortiguamiento la gran pregunta ¿había estado viviendo, creyendo, respirando una mentira?

Dándome cuenta de que mi subalterno me miraba aguardando una respuesta deshice el apretado nudo que eran mis manos a la espalda y señalé uno de los cómodos sillones que había junto a una mesita baja, en una esquina de la biblioteca que era a la vez mi estudio.

- Por supuesto, Gaspar...por favor, toma asiento- haciendo uso del viejo hábito de la cortesía me dirigí yo también hacia el otro sillón.- ¿deseas tomar algo? Liandhel puede mandar prepararte un te, si así lo deseas- ofrecí a mi amigo y protegido mientras mi esposa, fiel a su deber aguardaba la respuesta parada en el vano de la puerta. En contra de lo que había sido hasta hacía unos meses, su belleza se veía empañada, como si una capa de polvo hubiera cubierto un espejo brillante, deslustrándolo. Verla así me partía el corazón aún más, pues veía como día a día su dolor la alejaba más y más de mí e impotente sentía que cada vez menos era incapaz de alcanzarla.

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20/03/2011, 19:16
Gaspar DuPoi

En vez de contestarte a ti, Gaspar se dirigió directamente a tu esposa.

--No, estoy bien. Gracias, Liandhel --dijo inclinando respetuosamente la cabeza.

Una sonrisa forzada apareció unos segundos en el rostro de tu mujer, tan fugaz que te preguntabas si había existido realmente. Liandhel se cogió la falda del vestido con las yemas de los dedos, hizo una sencilla reverencia y se fue de la estancia cerrando la puerta tras de si.

Gaspar cruzó la estancia a grandes zancadas y sonriendo como un chiquillo entusiasmado. Tomó asiento junto a ti y no pudo aguantar más la emoción.

--¡Jean, soy padre! --explotó, sin ser plenamente consciente de cómo la nueva podría echar sal a tu herida--. Ha sido un niño. Nació anoche, y ha salido todo a pedir de boca.

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21/03/2011, 17:12
Jean Paul Marat

Por un momento me quedé paralizado, incapaz de encajar la noticia de la manera que se esperaría según los convencionalismos sociales. Imágenes de otro nacimiento, igualmente feliz y largo tiempo esperado circularon por mi mente y durante breves segundos me quedé atrapado ahí, en los recuerdos. Sin embargo, pronto mi adiestramiento en el control de las emociones y de las situaciones acudió en mi rescate y fui capaz de componer una sonrisa de contento en el rostro, no tan amplia como habría sido en otros tiempos, pero sí igualmente sincera.

- Mi más sincera enhorabuena, querido amigo- exclamé en un tono más cordial del que había empleado hasta ahora mientras palmeaba el hombro de Gaspar. El hombre estaba tan contento que ni era consciente del daño que su revelación podía hacerme, pero se lo perdoné. Al fin y al cabo yo mismo entendía por lo que había estado pasando.- Sé cuánto habéis deseado tu esposa y tu este bebé...sin duda ella debe estar orgullosa de haberte honrado con un niño...- comenté en un tono más desenfadado, dejándome arrastrar momentáneamente por la alegría de mi amigo- Por la Diosa sin duda que debemos celebrarlo y brindar por ello- aseveré poniéndome en pie para dirigirme hacia un rincón del estudio, donde varias botellas de vidrio con diversos licores dentro permanecían pulcramente alienadas sobre una mesita de madera. Haciendo tintinear los vasos, descorché una y serví el dulce elixir.- ¿Ya sabéis cómo le vais a llamar?- pregunté mientras cogía y los vasos y volvía hacia donde estaba sentado. Mi rostro seguía serio, tallado en piedra pero una leve sonrisa curvaba mis labios por debajo del cuidado bigote.

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21/03/2011, 17:33
Gaspar DuPoi

Gaspar ensanchó aún más la sonrisa mientras tomaba el vaso de licor.

--Se llamará Jean Paul, en honor al hombre al que debo tanto --alzó el vaso a modo de brindis--. Charline y yo habíamos pensado que fueras su padrino.

Charline era la esposa de Gaspar, la hija menor de una de las familias nobles más antiguas de Port Coeur. Como él era plebeyo había adoptado el apellido de ella cuando contrajeron nupcias ante Celestar. Tú mismo les habías presentado años atrás en una reunión social en tiempos más felices. El caballero pobre y la dama de alta alcurnia: como en los cuentos de los bardos. Parecía ayer.

Notas de juego

Editado para añadir algún dato sobre la susodicha.

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22/03/2011, 09:29
Jean Paul Marat

Una gran emoción me invadió ante la noticia y durante unos segundos permanecí callado, completamente desbordado. Carraspeé ligeramente incómodo y finalmente sonreí ampliamente.  Últimamente la pérdida de Valentine me hacía que me emocionara más de la cuenta, lo que en ocasiones hacía que mi máscara de compostura se resquebrajase. Parpadeando para alejar las lágrimas que amenazaban con asomar a mis ojos, elevé el vaso correspondiendo al brindis de Gaspar.

- Charline y tú me honráis más allá de lo que puedo expresar con palabras- exclamé todavía con voz afectada. Volví a carraspear- Nada hice por ti que no hubiera hecho por otra persona...pero gracias a ello te tengo como mi mayor confidente y el hijo que nunca tuve- una sombra de tristeza recorrió mi rostro al recordar a Valentine...acerca de cuyo casamiento con Gaspar había soñado cuando ambos eran más jóvenes e inocentes. Luego, las reivindicaciones de ella la habían alejado, llevándola por caminos diferentes y ahora...ya no habría boda que celebrar ni nieto que acunar en mis brazos. Incapaz de sostener la mirada de mi amigo bajé los ojos y los hundí en el vaso de licor brevemente mientras me recuperaba.- Cuidaré de vuestro hijo como si fuera mío, Gaspar, podéis estar seguros de ello- dije finalmente alzando los ojos y sonriendo brevemente al hombre. Por primera feliz desde hacía meses.

Notas de juego

cómo te gusta desmontar pjs :P

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22/03/2011, 10:21
Gaspar DuPoi

--Gracias, Jean --dijo Gaspar, e impulsivamente te rodeó con un abrazo y te palmeó la espalda con camaradería.

Gaspar dejó el vaso de licor en la mesa, y su rostro se volvió algo más adusto.

--Yo... sé que después de lo de Valentine no os prodigáis mucho por los eventos sociales --comenzó a hablar lentamente Gaspar, como si estuviera escogiendo cuidadosamente sus palabras--. Pero esta noche vamos a celebrar un pequeño refrigerio en casa para celebrar el nacimiento de nuestro hijo. Si Liandhel y tú quisierais venir nos sentiríamos muy honrados.

Alguien llamó con los nudillos a la puerta. Una de tus criadas, una drow llamada Rhoda, apareció en el umbral de la puerta. Hizo una breve reverencia a vuestro invitado.

--Siento la interrupción, monsieur Marat, ha llegado una carta para vos. El mensajero dijo que era urgente --la drow dejó un sobre lacrado sobre la repisa de la chimenea--. Con su permiso...

Agradeciste la interrupción para organizar tus pensamientos. Lo malo que tenía una reputación como la tuya es que te invitaban cada dos por tres a participar en fiestas de uno u otro noble, con cualquier excusa. Por lo que habías comprobado, la nobleza de Revraine se había convertido en un nido de serpientes que conspiraban entre sí por lograr el favor del joven emperador y del Triunvirato. Era un juego absurdo de intrigas que no tenía ningún sentido salvo para sus participantes, pero solías acudir a ellos para no insultar a nadie. No obstante, desde la muerte de Valentine, te retiraste de toda vida social. Y quien se ofendiera que lo hiciese ¿qué importaba, si la luz de tu vida se había apagado?

Notas de juego

xDDDDDDDDDDDDD

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23/03/2011, 09:58
Jean Paul Marat

-Gracias...Rhuada...- murmuré asintiendo en dirección a la criada. Aprovechando la excusa que su llegada me dio, me aparté de mi amigo y fui hacia la chimenea, donde recogí el sobre. ¿Urgente...? ¿Se trataría de algún tipo de misión? Lo dudaba, mis órdenes siempre me llegaban de forma más directa. Sin dejar traslucir mi extrañeza me volví hacia Gaspar, el sobre quemándome en las manos. No tenía ninguna gana de acercarme a aquella reunión social pero hacía ya mes y medio que Valentine había fallecido. Mes y medio que supuestamente tenía que habernos ayudado a superarlo, pero que, sin embargo, no había hecho más que agrandar la herida. Los silencios cargados de reproche de mi mujer, sus lágrimas no contenidas, la sombra que cubría su rostro...solo hice lo que debía hacer Liandhel...la ley es la ley...¿incluso cuando empiezas a sospechar que esa ley puede estar equivocada? Guardando mis tormentosos pensamientos detrás de una máscara de roca suspiré pesadamente- Será para nosotros un auténtico honor el poder asistir...Gaspar...nada podría separarme de ti y tu mujer en esta hora tan feliz...- dije finalmente tras meditarlo largamente- Transmitiré pues, vuestra invitación a mi esposa,...aunque últimamente, como sabéis, no se ha encontrado demasiado bien...- me callé recordando la tristeza de la que era la joya de mi corazón y meneé la cabeza apesadumbrado- sinceramente, viejo amigo, no sé si sentirá con ánimos de acudir- le confié mirándole a los ojos de forma seria. Sabía que ella no aceptaría y, por otro lado, su presencia probablemente no haría mas que arruinar un momento que por lo demás debía estar cargado de felicidad. Pero yo debo ir...he permanecido demasiado alejado de todo...quizás es hora de que vuelva...pensé, aunque el imaginarme estar rodeado de todas aquellas personas me daban ganas de vomitar. Estar al lado de los verdugos de mi hija, sin duda iba a exigirme que hiciera uso de todo mi entrenamiento.

Notas de juego

al coger el sobre lo miró brevemente. tiene algun membrete, sello que identifique el origen?

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23/03/2011, 11:44
Gaspar DuPoi

En el lacre del sobre estaba impreso el sello de la Magistratura de Port Coeur. No era, tal y como esperabas, ningún asunto militar sino probablemente algún tedioso asunto burocrático. Gaspar echó un vistazo disimulado al sobre, pero retiró la mirada respetuosamente.

--Si no le apetece venir tampoco pasa nada... --dijo por compromiso Gaspar, visiblemente incómodo--. Es normal que esté dolida. Con que vengas tú es más que suficiente.

Gaspar sonrió y se levantó de su asiento.

--Te dejo que te ocupes de tus quehaceres --dijo refiriéndose al sobre que tenías entre manos--. Yo también tengo que hacer cosas por casa antes de esta noche. Mi mujer está aún convaleciente y tengo que supervisar la labor de mis criados, ya sabes.

Inclinó la cabeza en un gesto de respeto.

--Te veo esta noche, Jean.

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23/03/2011, 12:11
Jean Paul Marat

Dejando el vaso de licor sobre la mesa me apresuré a acompañar a Gaspar hacia la puerta, la mano en su espalda en señal de camadería. Me dolía ver la incomodidad que nuestro dolor causaba en mi amigo, pero tampoco podíamos hacer otra cosa. Intentaré convencerla...aunque no sé si es buena idea....

- Sí...sé a qué te refieres...las casas suelen ponerse un poco patas arriba con el advenimiento de una nueva vida...- comenté forzadamente sonriendo brevemente por debajo de mi poblado bigote. Respondiendo a su saludo, incliné también la cabeza ligeramente- Por favor, transmite mi más sincera enhorabuena y mis respetos a Charline...y gracias, de nuevo, por el honor que me habéis concedido- me despedí de forma ceremoniosa mientras abría la pesada puerta de madera del estudio. Una vez Gaspar hubo salido, cerré con cuidado y me volví haciendo girar el sobre entre las manos. Veamos qué quiere ahora la magistratura...ya habrá tiempo de ir a contar a Liandhel la buena nueva...medité haciendo una mueca para mí. Con andares pesados y abatidos, que solo me permitía mostrar cuando estaba a solas, me dirigí hacia el escritorio donde cogí un abrecartas de pulido marfil y el lacre sacando el pliego de papel de su interior. Aunque todavía era solo media mañana me sentía agotado tras la entrevista, fingir tantas emociones y controlar tanta otras me resultaba extenuante.

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23/03/2011, 12:47
Director

Rhoda andaba cerca de la entrada del estudio y se ofreció solícitamente a acompañar a Gaspar a la puerta. Te preguntaste durante un momento cuánto habría escuchado. No es que hubieses tratado con tu amigo nada delicado, pero los criados podrían ser tan chismosos...

De vuelta a la tranquilidad de tu estudio rompiste el lacre y extrajiste una carta doblada cuidadosamente. En ella había un documento oficial, escrito por la esmerada letra de algún escribano y firmada por el Magistrado Supremo Giraud de Thibodeau.

"Por la presente se informa al gentilhombre Jean Paul Marat que deberá acudir pasado mañana, día siete de la tercera semana del cuarto mes, a la Magistratura de Port Coeur a las once de la mañana. Su señoría deberá formar parte del tribunal en puesto de segundo juez en el caso del Estado contra Nimruil por incomparecencia de juez primero Rainault Lesueur. Los cargos que se presentan contra el drow acusado es de herejía, brujería, sedición y huida de la justicia. Su señoría puede informarse del caso en la Magistratura desde que reciba esta misiva.

Atentamente, Giraud de Thibodeau, Magistrado Supremo de Port Coeur."

No era extraño que llamaran a un Hijo de Luz a formar parte de un tribunal cuando había escasez de jueces en un momento dado, pero sí era infrecuente. Era un proceso que se hacía al azar, ¿pero no era demasiada coincidencia que te hubieran asignado un caso de sedición precisamente a ti, que habías perdido una hija por ese mismo cargo?

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23/03/2011, 16:19
Jean Paul Marat

Tras leer el contenido de la carta permanecí largo rato mirando hacia las llamas de la chimenea, realmente sin verlas. ¿En serio pretendían que después de lo sucedido ejerciera de juez en un caso así? Están intentando probarme...fue lo primero que pensé. Tampoco era algo de extrañar. Si se observaba el caso desde fuera yo mismo hubiera hecho lo mismo....estúpido, lo hubieras hecho antes...antes de que tu preciada hija fuera condenada por los mismos cargos...¿y eran reales? ¿realmente había algo de malo en ello? Antes hubieras jurado por tu alma que sí pero...ahora...¿ahora qué? Sin darme cuenta, mis manos estrujaron la citación respondiendo a la ira, a la frustración, a la indecisión que me corroía por dentro. Un hombre como yo, hecho a sí mismo, con una reputación intachable, una moral fielmente asentada en los principios de Celestar...hacer el bien, proteger al indefenso...asqueado me apoyé en el borde de la chimenea, completamente vencido. Mentalmente veía como todo en lo que creía se tambaleaba, cómo las líneas de rotura avanzaban por los pilares que habían sido mi fe. Celestar...madre nuestra...por favor ayúdame...supliqué en silencio, los ojos anegados de lágrimas, la respiración entrecortada. ¿Qué soy ahora sino un hombre perdido, sin guía? Siempre he sabido lo que debía hacer, lo que se esperab de mi pero ¿ahora? "Si los nobles guerreros del pasado vivieran hoy se levantarían en armas contra nosotros. ¡Por Celestar y por el Oeste! ¡Por la memoria de nuestro brillante pasado! ¡Abajo la Basílica, muerte a este mal invisible y muerte a la marioneta en el trono!" esas palabras habían sido las últimas del Prelado Devere, justo antes de morir y esas mismas palabras habían sido recitadas por los agrietados labios de mi hija, allá en las mazmorras. ¿Es que no lo ves Padre? me había dicho, sus preciadas, delicadas manos sangrando por los cortes de la tortura, pero su rostro brillando con el resplandor de la iluminación ¿es que no ves lo equivocado que estas? palabras gravadas a fuego, que se me habían clavado dentro, corroyéndome como veneno. Por Celestar ¿qué es lo que está bien? ¿qué es lo que está mal? Furioso rechiné los dientes y me separé de la chimenea paseando por el estudio a largar zancadas. ¿podría hacer cumplir unos principios en los que ya no creía?

Necesitas separar las cosas...quizás...quizás no es todo blanco o negro...quizás en gris...vaya absurdez...inconscientemente me reí en voz alta y el sonido me hizo detenerme. Tienes que calmarte...tienes que ordenar tus pensamientos para poder llegar al fondo de esto...para cumplir con tu deber...mis ojos ausentes miraron a través de la ventana que se abría al cuidado jardín, tras el escritorio. La luz primaveral se colaba a través de los visillos, mortecina. ¿Acaso no puede ser ése tu deber? ¿Encontrar el retorno a Celestar en medio de esta locura que es nuestro mundo? ¿Acaso no será mi deber mostrar el camino a todos, ayudar a los hijos descarriados a retornar a la senda...? Poco a poco fui considerando esa idea, reconciliándola con lo que era. Una idea que hacía tiempo rondaba por mi mente, pero que nunca antes había cristalizado. Valentine te mostró el camino...quizás le debas el seguirlo y conducir a todos aquellos que deban ser salvados a través de él....Fervientemente asentí para mi y bajé la mirada hacia la carta arrugada que aún sostenía en mi puño. Pensativo la volví a leer...debía meditar sobre ello, pero si tenía que actuar como juez mejor empezar a informarme del caso cuanto antes. Intentaré darle la oportunidad que ella no tuvo...decidí volviendo la decisión a mi cuerpo. Guardando la nota en el bolsillo interior de mi casaca salí al pasillo donde me detuve dudando qué hacer. Era de que atendiese deberes largo tiempo pòstergados, pero no podía seguir ignorando los reproches de mi mujer. Además, tengo que contarle la buena nueva...aunque no me apeteciese demasiado. Torciendo a la derecha eché andar por el alfombrado pasillo hasta que me encontré con nuestra sirviente drow, Rhoda, a la que por primera vez miré con ojos distintos, evaluadores.

- Rhoda...disculpad ¿sabéis dónde se encuentra mi esposa?-¿sabías tu del secreto de mi hija? ¿Conspirabas con ella?

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23/03/2011, 17:07
Criada Drow

Rhoda subía por las majestuosas escaleras de tu mansión, regresando de acompañar a Gaspar a la puerta. Llevaba un ramo de lirios blancos, frescos y fragantes, recién cortados de vuestro jardín. Presumiblemente para colocarlos en algún jarrón de vuestra alcoba conyugal. Los lirios blancos siempre habían sido los favoritos de tu esposa.

--Sí monsieur Marat --contestó--. Madame está en la sala de lectura.

Asentiste y te dirigiste a la habitación que te había indicado la criada.

Notas de juego

Ah... un detalle.

Por cuestiones de coherencia con los prólogos de otros personajes estamos cronológicamente antes de la ejecución de Celemence Devere. Así que esa parte de tu último post queda un poco fuera de lugar. No sabía que ibas a utilizar la referencia, si no te lo hubiera avisado :(.

Por lo demás el post ha sido impecable. Te apunto 750 px por interpretación de la escena en conjunto.

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23/03/2011, 17:21
Liandhel

El sonido de tus pasos resonaron por el pasillo, amortiguados por la alfombra. Desembocaste en la pequeña pero acogedora sala de lectura, llena de estanterías repletas de todo tipo de libros. Linandhel solía pasar allí muchas veladas, leyendo o cosiendo junto a la ventana, en una mecedora. Aquel día, no obstante, estaba sentada en la mesa.

Cuando te escuchó entrar levantó la cabeza sobresaltada, y abrió de golpe un libro, como si quisiera tapar lo que quisiera que estaba leyendo antes.

--¡Jean...! --compuso una sonrisa de circunstancias y se levantó de su asiento--. ¿Ya se ha ido monsieur Gaspar?

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24/03/2011, 09:25
Jean Paul Marat

¿En qué momento hemos empezado a disimular el uno delante del otro? ¿a no confiar, a no decir lo que pensamos, querida esposa? pensé entristecido parado momentáneamente en el umbral de la estancia, cuya decoración y atmósfera era digno reflejo del espíritu delicado de Liandhel. Sin que mi rosotro revelase la sospecha que su actitud había inspirado en mí, entré en la habitación caminando hacia ella pausadamente.

- Disculpa mi intromisión Liandhel...- vacilé sin saber qué decir a continuación. Era todo tan distinto ahora. Siempre habíamos sido una pareja diferente a las demás, con un amor profundo entre los dos, felices de estar el uno con el otro...con una relación basada en el mutuo respeto y en la confianza. Pero ahora...era como si el espíritu de Valentine se interpusiera y ya no supiera cómo hablar a mi esposa, cuyos ojos me miraban acusadores y con tanto dolor que me daban ganas de salir corriendo y huir de mi mismo. Deteniendome junto a ella la miré, componiendo la misma sonrisa apocada que ella- Sí, ehh, Gaspar se fue ya...traía buenas noticias...- guardé silencio, buscando las palabras- Anoche Charline dio a luz a un niño sano. Venía a comunicármelo y a pedirme que sea su padrino- solté de corrido incapaz de decirlo de forma más suave.- He aceptado por supuesto...es un gran honor...- incapaz de aguantar su mirada la desvié hacia la ventana y suspiré- Esta noche van a celebrar una recepción en su casa, para celebrarlo, nos ha invitado- añadí mirándola finalmente, esta vez sin sonrisa curvando mis labios.

Notas de juego

ups bueno lo dejamos asi. gracias por los pxs ^^ me lo estoy pasando genial interpretando.

por cierto, en las casas señoriales, normalmente los estudios, bibliotecas, salas de lectura etc suelen estar en la planta baja y en la de arriba lo que son los dormitorios, baños, cuartos de juegos apra los niños y habitaciones de los sirvientes en la buhardilla. ^^

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24/03/2011, 09:56
Liandhel

Tu esposa clavó la mirada en el suelo, y por unos momentos un espeso silencio cayó entre vosotros. Para cualquier observador casual Liandhel se habría quedado inexpresiva, pero durante todos estos años la habías llegado a conocer como las líneas de la palma de tu mano. Una ligera tensión en la mandíbula, una sombra que apagaba la luz de sus ojos y sabías por lo que se le estaría pasando por la cabeza a tu mujer. No te cabía duda de que envidiaba ese nuevo nacimiento tanto como le dolía la pérdida de Valentine.

Liandhel tragó saliva y levantó la mirada.

--Haré lo que mi señor quiera --replicó con voz glacial. Aunque había aceptado la invitación tácita que le habías hecho, alzó la barbilla en un gesto desafiante que no auguraba nada bueno.

Notas de juego

Tomo nota, aunque en realidad depende de la época.

Había épocas en las que las habitaciones estaban en la planta primera, porque subir escaleras no era para señores. Cuando la Edad Media estaba declinando y quien tenía poder no era el señor feudal sino la burguesía (renacimiento), los señores vivían en las habitaciones altas porque el símbolo de poder era la torre cuanta más alta mejor, y no el castillo. Las plantas bajas de esos edificios más modernos se usaban para guardar los carruajes, las mercancías que vender y en ella se alojaba la servidumbre. Según se subía, las habitaciones iban siendo de carácter más privado.

Y como muestra tienes Florencia.

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24/03/2011, 17:14
Jean Paul Marat

Mis ojos se endurecieron ante aquel gesto desafiante. ¿A qué venía aquella actitud? Nunca, jamás en más de veinte años de matrimonio le había impuesto mi voluntad a pesar de que la ley me respaldaba...y ahora ¿me venía con esas? Es eso ¿no? me reprochas que no hiciese nada por salvarla...pero no lo entiendes...no podía...cómo tampoco podría ahora...ligeramente molesto guardé silencio unos segundos hasta que de repente sentí cómo me invadía un gran cansancio. Mis hombros se hundieron y bajé la cabeza, derrotado.

- Querida Liandhel...jamás te he impuesto mi voluntad y no empezaré a hacerlo ahora...- dije al fin tras un largo suspiro, en voz baja, apagada pero no exenta de cariño y desesperación.- Sabes igual que yo que a veces el deber nos obliga a hacer cosas que no deseamos...- o con las que no estamos de acuerdo...inconscientemente hice ademán de cogerle la mano, pero en el último segundo no me sentí con valor de hacerlo. Era un hombre roto...¿cómo podía pedir que me entendiese?- pero entiendo que no te sientas con ánimo de acudir a esa celebración. Creéme que yo tampoco lo haría...si pudiera negarme..

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25/03/2011, 09:50
Liandhel

Liandhel desvió la mirada y se agarró los codos con las manos, como si se abrazase a si misma.

--¿Y quién me dice a mi que no ibas a empezar a hacerlo? --respondió con amargura tu esposa, antes de volver a posar la mirada en ti--. Deber, honor: eso es todo lo que te preocupa hoy día. ¿Qué hay de tu familia, Jean? ¿Dónde quedamos? ¿Dónde quedo yo?

Negó con la cabeza, sus ojos se arrasaron de lágrimas y sus labios se torcieron en una mueca.

--Eres... tan distinto del hombre con el que me casé. Apenas te reconozco --sollozó entrecortadamente.