Partida Rol por web

Elmore se aproximó a Maya. -Ah, hola señora. Verá, es que decidimos añadirle unas mejoras a su hechizo y creo que nos pasamos un poco de potencia. El pelo me ardió un poco. Y después está este olor a pescado. Pero la señora Kara ha dicho que me recuperaré en unos días.-

Y girándose de nuevo hacia Sylvana, que estaba un poco distraída, cambió de  tema – Pero ahora, si me disculpa, me disponía a amputarle un brazo a la humana. -

 Con un rápido movimiento, el profesor agarra a Pancetilla por la cabeza y lo levanta varios pies del suelo, hasta ponerlo con brusquedad encima de la camilla de los experimentos. 

- Asi que quieres aprender a detener hemorragias en caso de amputaciones ¿eh pequeñin? .- El tono del profesor era levemente irritado, pero sus tentaculos oscilaban de una manera bastante intimidadora, cómo si su intención fuese arrancar los miembros del pequeño mediano y hacer que se los curase él mismo. Pensandolo dos veces, depositó al mediano en el suelo y trajo ante sus alumnos un muñeco de entrenamiento de madera y paja. Después tomó un mandoble, algo deslucido, pero igualmente afilado, sirviendose de su punta fue indicando a sus alumnos. 

- Todos los humanoides tienen una vena por la pierna que en caso de recibir herida alguna perderia sangre a una velocidad similar a la de Marcus y su herida del cuello. En caso de cercenamiento la pérdida de sangre sería a tal velocidad que habría que obrar de manera rápida y eficaz. De los aqui presentes, ¿quien es capaz de decirme que elemento natural cierra heridas y las deja libres de infecciones?

Marcus llego a la sala donde iba a tener lugar la clase de primeros auxilios. Se asomó levemente por la puerta, quizás por algún tipo de inspiración divina y cuando vio lo que había tras ella se volvió a esconder, temblando de terror.

No puede ser... ese tipo... ¿va a dar la clase? Tengo que huir... un lugar seguro... veamos... ¡ya sé! ¡su despacho! Ahí no entrará mientras da la clase y podré investigar más a fondo. Seguro que si descubro algo Kronnal se pondrá de mi parte, con lo bien que lo he hecho en la clase... sí, estoy seguro de eso.

Empecé a correr antes de que llegasen los demás y fui hasta el despacho de Zoidberg. Intento abrir la puerta para comenzar a husmear en él. Esta vez podré buscar con algo más de tranquilidad. Aunque no sé a qué hora acabará la clase. Será mejor que tenga cuidado, no quiero que se beba mi cerebro... Puse una mueca de asco al pensar esto último.

Zoidberg levantó a Elmore y esté se puso blanco. Paralizado por el miedo fue incapaz de hacer nada. Segundos después de que el profesor lo dejara en el suelo recupero el color y aún sin pensar respondió a su pregunta. - ¿Es el fuego señor? -

- No deberíais hacer eso - te interpela una voz melodiosa procedente de tu espalda. Al girarte descubres que se trata de la elegante y mermosa Keyleth, la elfa paladín de Lathander que llegó por la mañana. Ella estaba caminando por los pasillos, vigilando que todo estuviese en orden - Más vale que necesitéis asistencia médica o tengáis un buen motivo para intentar entrar en una enfermería cerrada a cal y canto. Por cierto, ¿no deberíais estar en clase con Zoidberg?

Di un bote que casi toca el techo. Me asusté tremendamente aunque se tratase de una armoniosa voz. Ignoré parte de lo que decía admirando lo guapa que era. Hay mujeres bellas aquí... va a ser difícil decantarme. Keyleth... clavé una rodilla en el suelo mientras seguía mirándola. Es perfecta para mí. me presentaré de nuevo para que puedas recordar mi nombre en momentos de soledad. Me llamo Marcus Kromen, estoy a su entera disposición día y noche. Me levanté del suelo mientras mantenía la sonrisa. Soy guapo, solo espero ser lo suficiente hombre para ella. Tiene pinta de no ser una mujer que se fije mucho en el físico.

Ehm... verá... me acerqué a su oreja con delicadeza creo que el profesor Zoidberg oculta algo... no me fio de él. Ayer por la noche vi lo que hacía con esos orcos... hice una pausa para tragar saliva se comió su cerebro...

Me alejé de su cara y la miré fijamente a los ojos. Asentí, convencido de que estaba haciendo lo correcto. No me gustaría encontrarmelo cara a cara, y como creo que esconde algo he venido aquí a buscar. Solo estoy custodiando la academia, estoy seguro de que estamos en peligro con él. ¿Debo decirle que entré ayer? Mejor que no...

Estoy abierto a un trato, yo no registro su "enfermería" dije con algo de asco pero viene conmigo a tomar algo al comedor. ¿Qué le parece?  No soy un mal tipo, bella damisela. Mi mirada era cautivadora y era difícil decirme que no. Posiblemente fuese el chico más apuesto de toda la academia.

Keyleth, tras escuchar atentamente a Markus, suelta una risotada.

- ¡Jajajaja! No me extraña que os asuste, por lo que me ha cotado mi amiga drow, es un poderoso clérigo ilícido procedente de la Infraoscuridad, pero es un buen tipo pese a sus ocasionales instintos oscuros. Además, si tramase algo malvado ya lo habría hecho, los ilícidos tienen unos poderes mentales impresionantes, y si quisieran podrían dejarte catatónico, incluso destruir tu mente para convertirte en su esclavo. Son una raza esclavista muy poderosa y peligrosa. Pero por lo que sé, Zoidberg lleva ya un tiempo en la academia con Any, si confía en él tiene que ser porque le conocerá bien y no resultará ser una amenaza.

Después se pone seria, haciendo caso omiso a la mirada cautivadora del joven hechicero (fracaso total xD).

- Por otro lado, muy mal, vuestra obligación no es custodiar la academia, sino estar en clase aprendiendo... creo que ahora están con los primeros auxilios, algo que todo aventurero debería conocer. Además, si os asusta el profesor, creo que Kara está por allí, si tramase algo malo ella os defenderá. Ya la visteis antes fuera de sí.

Dicho esto, la elfa invita a Markus a acompañarla. Piensa llevarle de vuelta a la clase y asegurarse de que no se escaquea.

Asiento a las palabras de Keyleth con poca convicción. Claro, una criatura del inframundo es de fiar. ¿Qué mundo es este? Bah, en cuanto se vayan volveré a husmear por aquí. Ninguna paladina estrecha me dirá lo que tengo que hacer. Si es igual que sus compañeras será mejor que no intente ligar con Kara, además, podría partirme la cara si se le va la cabeza.

Vale, vale... Levanto las manos en señal pacifista y voy andando hacia la sala de la clase de Zodiberg. Tsk... puñetas. No podré salirme con la mía si está la defensora del bien y la confianza por aquí. ¿Entonces lo de las cervezas no, no?

Cita:

La elfa niega con la cabeza esbozando una sonrisa.

- Soy más de hidromiel, aunque con la responsabilidad que tengo no puedo permitírmelo. Mi deber está por encima de cualquier cosa.

Acompaña a Markus hasta la entrada a la clase, y antes de invitarle a entrar al aula le dedica unas últimas palabras.

- Si os tranquiliza, ahora echaré un vistazo a la enfermería por si ocultase algo turbio. Unos ojos élficos ven mejor que unos humanos. No obstante, confío en la palabra de mi compañera drow y en el criterio de AnyKiller

Tras esas palabras, Keyleth se gira con la itnención de vovler a su rutina cuando ve de refilón a Maya, la maga drow, en la clase.

- ¡Por Lathander! Maya, deberías estar colaborando con la vigilancia de la academia - inquiere Keyleth, algo molesta.

- Arg... ya apareció la santurrona aguafiestas... - lamentó la drow, sacándole la lengua, antes de incorporarse - Lástima... profesor Zoidberg, espero verle cercenar algo algún día, como aquel día en la Infraoscuridad... ya sabéis, cuando le hicisteis aquella autopsia a aquel duégar que resultaba estar vivo

Maya sale del aula con cierta desgana, cuando todos veis a Markus Kromen en la entrada.

- Ah, Markus ha estado ayudándome en una cosilla, por eso llega tarde - aclara Keyleth, antes de dedicarle un guiño de complicidad y retirarse con la drow

¿Me impide a mí entrar para que lo haga ella? ¿Que unos ojos élficos ven más que los humanos? No estoy yo muy seguro de eso... de lo que sí estoy seguro es de que si fuese tan buena no entrará y me lo habrá dicho para tranquilizarme. Pero a mí no me engaña... Un día que tengas algo libre avísame, a mí también me gusta el hidromiel. Le guiñé un ojo y entré en clase.

Entro en la clase rascándome la cabeza pero a la vez con una sonrisa satisfactoria. Seguramente los demás creerán que he tenido algo con ella, jojojo... Dejaré que se imaginen lo que quieran mientras llueven las preguntas. Lo siento profesor, ¿me he perdido algo importante? Yo responderé a tus preguntas Marcus: NO. Me dije a mí mismo, que cada vez estaba más claro que se tío tenía algo extraño. No fui capaz de mirar a la cara a Zoidberg y me senté en el lugar más lejano de él de todo el aula.

Si ha de matar a alguien, que coja a los de delante. Yo seré el primero en correr.

 El profesor se gira hacia Elmore

- ¿El fuego tambien? Que bárbaro. Iba a decir el ácido, pero supongo que el fuego es más fácil de crear de la nada. 

El profesor se acercó a una jaula donde un pequeño gnomo asustadizo no paraba de gimotear. Abriendo la jaula y tomando al gnomo del pescuezo lo puso en la camilla donde estaba Elmore, haciendole un gesto a este para que tomase una de las antorchas.

- Debes estar atento Elmore, si se me muere Peposo lo reemplazas tu. A mi señal, cauteriza la herida. 

Con un severo golpe, Zoidberg sacude la cabeza del gnomo haciendo que este quede inconsciente. Después, saca un filo de un metro de largo y de un limpio tajo amputa la pierna del gnomo. 

- Ahora pequeño, tapa la herida. 

De la pierna amputada cruelmente salió un chorro de sangre bastante sorprendente. La escena era bastante sobrecogedora y podia hacer vomitar al más pintado.

Sin duda la imagen de Zoidberg y Elmore operando en “plan montaraz” al pobre Peposo perturbaría los sueños de muchos esa noche. Y desgraciadamente no parece que la cosa fuese a mejorar porque el obeso mediano no destacaba especialmente por su valentía.

En mitad de la clase entra Harold con algunas cartas: una para Zoidberg, y las demás para Leonel, Raion y Serëg.

- Ha llegado un mensajero con cartas urgentes para vosotros dos, y yo no soy vuestro recadero... tsk

Tras leer su carta, Zoidberg se acerca a Kara, le comenta un par de cosas y se marcha. Al parecer le necesitan los drows de Eilistraee en la Infraoscuridad y tiene que regresar urgentemente, mientras que a Leonel, Raion y Serëg les llaman a las filas para una campaña contra un extraño ejército de muertos vivientes surgidos en las tierras al norte de Neverwinter, y su presencia es importante.

Kara, tímidamente tras marcharse Zoidberg y Leonel, se dirige hacia la clase.

- Eh... el profesor Zoidberg ha tenido que irse por una urgencia, y es posible que no volváis a verle en lo que queda de curso. Así que yo... daré las clases hasta que Didian os encuentre a algún sustituto. ¿Alguna pregunta?

¿CÓMO? ¿ZOIDBERG SE VA? OLIDAMMARA GRACIAS, ¡¡¡GRACIAS!!!

En mi rostro comenzó a dibujar una clara y amplia sonrisa, no ocultaba mi alegría al ver como Zoidberg se iba y no iba a tener que verle más durante todo el curso. Adiós profesor del mal, jamás volveremos a vernos las caras. Bueno... ya no hace falta que le caiga bien a Kronnal, ahora puedo dedicarme totalmente a lo que me gusta de verdad: las mujeres y el juego. En ese orden pensé.

Y... empecé a hacer círculos con la mano mientras pensaba la siguiente palabra que iba a decir ¿no deberíamos dar por finalizada la clase para que usted, señorita Kara, se prepare la siguiente? Creo que todos estamos ampliamente disgustados con la marcha de Zoidberg, pero bueno... ¿qué se le va a hacer? Yo lo siento y todas esas cosas, pero... a decir verdad prefiero que usted sea mi maestra. Prometo ser un alumno ejemplar. Sonreí con amplitud, jamás me había dado tanta alegría ver a una mujer con armadura. Además creo que con ella tendré más oportunidades que con Keyleth... sí, creo que sí... miré hacia el techo mientras me reía por lo bajo imaginando posibles escenas entre la nueva profesora de primeros auxilios y yo.

Kara se sonroja un poco ante los cumplidos de Marcus Kromen.

- Vaya... no creo que sea la indicada para ello... tengo unos prontos muy malos, ya sabéis...

Kara se fija en el gnomo al que Elmore iba a cauterizar la herida para apartarle educadamente. Acercó la pierna del gnomo a la herida y lanzó un conjuro de sanar, restaurándole completamente la pierna.

- No comparto los métodos de Zoidberg, prefiero llevaros a enfermerías para que ayudéis a curar a los enfermos y heridos - tras soltar a Peposo (quien no dudó en huir de allí por si regresaba Zoidberg) la clériga se giró hacia vosotros - Eeeh... se acabó la clase por hoy... sí, eso... podéis regresar a vuestras habitaciones

Me marché de clase, con calma. Hasta luego. Me fui a mi cuarto a prepararme mis cosas para la clase mas importante, la que tanto había estado esperando.

Agradecí enormemente la ayuda de Zoidberg, cuando pensé que Elmore iba a amputarme algún miembro- ¡Gracias, gracias, gracias!- pensé, con el rostro aún blanco.

aparté la mirada hacia la puerta cuando estos hablaron de amputar al pequeñajo, así que me quedé mirando esa zona hasta que vi aparecer al chico al que usaban para todo, que entregó una carta. Al parecer Zoidberg tenía que desaparecer, cosa que prefería si sus clasen iban a ser tan difíciles desde el primer día y nuestra nueva instructora sería una de las que habían llegado ahora. Menos mal... parece que empiezo a tener algo de suerte. Tenía la sensación de que saldría de aquí sin vida.

-¡Pues...puees... bien por ti, Kara! Seguro que haces de profesora perfectamente, sí, sí- afirmé un par de veces, más tranquila- Yo...¡Me voy a prepararme para la clase de magia! Porque hay clase de magia...¿no?- me rasqué la cabeza, sonriendo. ¡Hasta ahooooora!- dije despidiéndome de mis compañeros, para salir de allí.