Partida Rol por web

"Hum..."

"Necesitamos pues las cuatro armas, el hechizo, provocar al LichMáster, y destrozarlo. Y eso suponiendo que su Filacteria no exista todavía" (No tenemos por que saber de liches y de filacterias)

"Y no estaria de más saber que fue de Altdorf y sus increibles amigos. En fin... parece que la aventura nos llama, amigos mios. Pero nos queda saber... ¿Por DONDE empezamos? ¿Hay alguna pista del movimiento de las tropas del LichMáster?"

Atlan asintió ante las palabras del nuevo, no tenía nada que decir o añadir, sólo que le marcas en el camino en donde su espada tenía que brillar, pues su alma guerrera así como el resto de su ser ansiaba y estaba preparado tanto para la batalla como para gloria de después, unas sensación es que el bárbaro conocía bien

La historia que del viejo sabio contaba llamó mi atención. Sobretodo la parte del sortilegio de protección.

Según parece aquellas armas eran mágicas y entre ellas había un tipo de conexión y juntas formaban la clave para acabar con el Lich o por lo menos protegerse de él. Y si eso nosotros lo sabemos, el LichMaster seguramente también y seguro que quiere hacerse con ellas para que nadie pueda repetir lo ya ocurrido antaño. Pensé antes de romper el silencio.

- Esas armas de las que habla la leyenda... ¿se sabe algo más de ellas? ¿Quien las forjó? ¿Donde están?

Aunque la lección de historia de aquel anciano poco le importaba, si prestó atención a la parte de las armas, nunca estaba de más tener algún arma mágica en el grupo. 

Las preguntas de los elfos no podían ser más acertadas, y tampoco había mucho mas que decir, además Durgrin ya tenía ganas de aplastar unos cuantos cráneos y dejar tanta charla atrás.

"Muchas personas han descartado la historia como una mera superstición, sin embargo, no es así, el vidente ha tenido una visión de una agitación en la magia de la tumba del Lichemaster donde tuvo su oscura y arrugada alma con un hechizo de fuga.  Allí, el poder y el aumento de monstruo y comienza a estirar su creciente sombra en las tierras del este. El primero de  sus grupos de esqueletos asaltarons mataron a los habitantes de un pequeño pueblo minero solo hace tres días, Pero hay esperanza, si los héroes vienen en nuestra ayuda.

"En un calabozo solitario a un día de dura marcha de aquí se encuentra la tumba de un terrible guerrero del Caos, es un lugar evitado por cada persona buena en estos tierras, por razones obvias, pero dentro de esa tumba hay una de las armas de leyenda se encuentra oculto, la Espada del Corazón de fuego. La leyenda y las visiones del vidente dicen que esto es así. ¿Qué poder permanece en el arma no lo sabemos; gran parte de su magia debe haberse perdido en la batalla final. Sin embargo, si todavía tiene destellos con la fuerza de la magia, su destino es volver a reunirse con los otros objetos mágicos y confrontar la Lichemaster por última vez. El calabozo está infestado de orcos, y un Orco Señor de la guerra está levantando una fuerza  allí, por lo que tendrán que luchar por su premio. Sin embargo, esperamos que si se puede encontrar la espada, puede haber maneras que puedan encontrar las otras magias de leyenda y confrontar la Lichemaster en su guarida del temor: ¿Sois lo suficientemente heroes para esta misión? "

-Que si somos... se atraganta el bárbaro -No sabe usted con quien habla seguro que podemos con ese liche con o sin los objetos pero siempre va bien tenerlos, además me entra curiosidad con ese nombre.. sera una espada llameante? bha en cualquier caso da igual. venga tropa, en marcha la aventura nos espera! dice mientras se pone en pie tas lo que se dirige a la puerta poro para girarse justo antes de abrirla -Hacia donde dicen que queda esa tumba? pregunta al darse cuenta que no le han dicho la dirección

Para Durgrin aquella historia no era mas que un cuento para asustar a los niños, así que no le dio mayor importancia.

La cosa cambió cuando aquel anciano empezó a hablar de orcos y Durgrin dijo- Matar orcos siempre hace bien a este mundo, no perdamos mas tiempo, quiero presentar a mi amiga- señalando el hacha- a esos asquerosos pieles verdes.

"¿Que si somos lo bastante héroes?"

Atorellian no logra ahogar una risa

"Señoría. Que estamos en el siglo XII. No tiene que instarnos con estas frases tan anticuadas ¡Seguo que hasta su emperador inmortal Sigmar se reiría ante estas expresiones"
"Por lo que cuenta, puede considerar la espada en NUESTRAS manos"

El viejo seguía con su verborrea, sin terminar de añadir nada interesante. Bueno, el dato de los pieles verdes si parecía interesarle a Dugrim, pero los demás estaban ansiosos por emprender el viaje a la primera aventura. El viejo terminó su monólogo con un pregunta bastante estúpida, pues si nos habían llamado sería por algo. Así que Ladril contestó con otra pregunta.

- La cuestión no es si somos lo suficientemente héroes para la misión, sino ¿Tienen otra opción? Y aún más importante ¿Están dispuestos a pagar el precio de nuestros honorarios?

A pesar de que él Barón no puede prescindir  de ninguno de sus hombres, os desea suerte ya que un mensajero recién llegado de una granja de la periferia, ha sido atacado por Skavens, y el Barón debe mandar un nutrido grupo de esos hombres para poner a raya a los malignos hombres rata. Dice que si tenéis éxito y lo probáis en vuestra misión, se os proporcionaran tierras de alrededor y él os dará una recompensa, "Nosotros no somos gente rica en estas tierras, pero vamos a hacer lo que podamos para agradecéroslo.

El guía os proporciona claves para pasar a cierta distancia de las Montañas Grises a través de una niebla que desciende lentamente en un día frío y gris, a medida que os acercáis a la entrada de la mazmorra, hay un grito lastimero desde detrás de una acantilado que se eleva a vuestra izquierda, y luego un terrible grito frío que se hace eco en distancia en un sollozo estrangulado.

Ahora hay que preparar las armas y se deben preparar para entrar en la oscuridad profunda de la mazmorra!

El pago por el éxito de la misión no fue prometido y además era algo abstracto, pero a Ladril no le importó. Se notaba que aquellas gentes no eran demasiado ricas o por lo menos eso hicieron que pareciera. El elfo se movía más quizás por el aprendizaje y la sabiduría y aquellas armas mágicas de las que hablaba la historia del viejo pesado podrían darle mucho conocimiento. El ya llevaba una varita, pero la varita que describía la posible leyenda debía de ser de un poder sin igual.

Y luego estaba el reconocimiento de héroe. El hacerse un nombre en la historia del viejo mundo, pero para eso aún faltaba mucho.

El camino a la primera mazmorra, donde se suponía que encontrarían una espada mágica, fue largo y aburrido. Y frío. Como no. Siempre era frío. - ¡Brrr! Cuando vuelva, lo primero que voy a comprarme es una capa. ¡Siempre hace frío! - Dijo en voz alta quejándose. 

Cuando ya estaban cerca, unos gritos o lamentos le dieron la bienvenida. Un escalofrío recorrió la espalda del mago y su cuerpo se tensó. A la entrada de la mazmorra se paró y dejó pasar a sus compañeros primeros. - Esta vez no iré el primero, he cambiado mi espada por una sorpresita y no creo que deba entrar en combate cuerpo a cuerpo.

Por fin se ponían en marcha, y aunque la recompensa parecía ser poca o nada, lo que encontrarían en la mazmorra bien valdría la pena el jugarse el pellejo.

Para el enano aquel lugar era como estar en casa y al oír al elfo quejarse dijo- Esto es aire puro, nada mejor que estar en las montañas para dar un agradable paseo- con una sonrisa en la cara.

Pero al escuchar aquellos gritos se acabaron las bromas y demás, ahora era hora de empezar a trabajar y ganarse el pan, así que dijo con una sonrisa algo maníaca que dejaba ver alguno de los huecos donde antes había tenido los dientes- Es hora de acabar con unos cuantos pieles verdes.

https://app.roll20.net/join/183874/lAMvrQ

Entras por el agujero hediondo que desprende calor de humanidad aparte de el de las antorchas, que iluina debilmente y noos permite ver bien la dimension de un largo pasillo que parece que gira a la derecha, dando  otro pasillo con una puerta a la izquierda nada mas empezar, aunque el pasillo sigue no sabeis a donde por la poca luz

Ladrid entró el último y avanzaba detrás de sus compañeros, manteniéndose alerta y vigilando la retaguardia, aunque realmente poco había que vigilar. En su mano, dentro del bolsillo, aferraba con fuerza el nuevo arma que ansioso deseaba usar.

Poco a poco avanzó junto a sus compañeros dejando que estos decidiesen el camino a seguir.

DM >dice ya lo he arreglado, gracias

-Ya era hora que llegásemos, comentó el bárbaro cuando finalmente vieron la gruta, la incasable charla le había puesto algo impaciente por la accón, pero el viaje le había bajado los ánimos, más cuando olisqueó el lugar antes de entrar por la antigua esclusa -Será mejor que avancemos con cuidado, si este sitio es tan peligroso como huele esta vez será difícil Bromeó el bárbaro que tras bajar las escaleras desenfundó su arma y empiezó a avanzar poco a poco y mirando por donde pisar