Partida Rol por web

Había llegado el día, las noticias no dejaban de hacer eco de aquel multitudinario secuestro que había involucrado a más de una veintena de rehenes incluida la hija del presidente. Lo peor es el hecho de que se han atrevido a amenazar con hacer explotar una bomba química con el potencial de aniquilar a toda la población en un radio de dos kilómetros.

Las calles están evacuadas, los servicios especiales están preparados pero… ¿Cuál era realmente vuestro papel en aquella historia? para el gobierno estaba claro: Resolver la situación empleando la tecnología más avanzada.

¿Eráis unos conejillos de Indias? Sí.

¿Vuestro éxito repercutiría en el modo por el cual se entrenaría a las fuerzas especiales? Evidentemente.

Firmasteis un contrato de confidencialidad, ni siquiera vuestras familias podían saber en qué proyecto estabais embarcados y puede que el futuro de las fuerzas especiales tal y como se conocen hoy en día dependan del resultado del asalto perpetrado por “Caronte”, el grupo terrorista más temido en occidente.

Ahora os encontrabais en la sala neutra, un habitáculo blanco, inmaculado, esterilizado. Allí portabais los uniformes del proyecto, una ajustada malla de color gris y blanco con el logotipo de un águila imperial bordado en negro: IMPERUS.

Muchos creerían que formar parte del proyecto significaba que estabais en la élite de este cuerpo secreto, sin embargo la realidad era que el perfil que buscaban los científicos y directivos no era el del “súper soldado”, sino de la persona con la genética más adaptable, con la mentalidad más abierta y con todo un potencial por descubrir.

Una vez finalizada la fase de esterilización entrasteis en la “cámara oscura”. Allí es donde estaríais por primera vez en contacto con “La barca”. Así es como se conoce al dispositivo que saca a la luz todo el potencial.

“La barca” no es más que un casco hecho de una aleación impronunciable y que una vez adaptado al cráneo del sujeto saca a la luz ese potencial oculto del cerebro, aquella que va a permitir que una persona aparentemente ordinaria pueda hacer grandes cosas.

Isabel se ajustó el cuello del traje por quinta vez mientras aguardaba el momento, a pesar de la ligereza del traje parecía que tenía problemas con la parte superior del mismo, como si al subirse completamente la cremallera estuviera demasiado ajustado y si por el contrario decidía dejar una pequeña abertura, estuviera demasiado flojo. Finalmente decidió subirse la cremallera del todo mientras centraba su atención en las mangas y se dedicaba una mirada al estómago... estaba más plana, tenía que haber perdido un kilo, mejor. Aunque por otro lado, no le extraña, los días previos habían sido especialmente estresantes donde se habían juntado las ganas de probarse a sí misma, con los nervios por saber si sería capaz de hacerlo bien y la incertidumbre de no saber que iba a encontrarse.

Cuando se ajustó la mangas y se las alisó, pasó uno de sus dedos alrededor de su oreja, para apartarse un pequeño mechón que había quedado suelto de las trenzas, que se había hecho para tener el pelo recogido. Fue entonces cuando miró de soslayo a su compañero. No lo conocía apenas... tan sólo sabía que se llamaba Alexander y que tendría que trabajar con él, se preguntó si él sabría algo más que ella sobre "La barca"

- Ya casi estamos...- comentó, por decir algo

El día había llegado, el día en el que probarían el dispositivo por primera vez. Las preguntas no dejaron de atosigar la mente de Alexander mientras se ceñía el traje, aquello no era una simulación más no era otra rutinaria y teórica sesión de entrenamiento era el ahora...

¿Realmente eran los primeros agentes? o eran una nueva pareja experimental después de arreglar diversos fallos, ¿quien lo sabía? las versión oficial es que eran los primeros pero esas versiones solo son para quien se las quieran creer... ya todo daba igual, la posibilidad de morir había quedado en un segundo plano después de tanto entrenamiento y sacrificio que hacía aquel momento un momento irrenunciable a pesar de todos los peligros o posibilidades de que algo saliera mal.

Alexander podía notar los nervios de su compañera, pensando que a su vez ella notaría su propia impaciencia que iba creciendo a cada segundo que se acercaba el momento.

Hemos esperado mucho tiempo para esto... es la hora de la verdad

Una vez que “La barca” se acopló, una fugaz sensación de mareo os inundó. Era como si os hubiesen montado en una montaña rusa que daba vueltas y vueltas sin tener un final claro. Notabais incluso como si vuestras articulaciones se desplazasen de su posición original, todo ello en unos intensos 5 segundos que parecían no acabar.

De repente, todo volvió a su lugar. No había fatiga, ni náuseas, ni confusión. Tan solo estabais ustedes en una habitación blanca, impoluta y estéril.

Había dos elementos muy característicos:

Por un lado existía justo al final de la casa una puerta la cual a diferencia del entorno estaba hecha de metal. Encima de ella a modo de letrero había un discreto cartel con la palabra “Caronte”.

El otro elemento característico era una mesa larga, como si fuese de comedor. En ella había varios elementos fácilmente reconocibles:

Un sombrero de vaquero. Era de color marrón y parecía de buena calidad.
Una katana japonesa, perfectamente adornada con motivos orientales.
Una bandera pirata, se podía comprobar como la calavera estaba bordada de manera basta.
Un escudo griego, fácilmente reconocible por la simbología típica de la cultura clásica.

La pregunta ahora era… ¿qué debíais hacer? Si buscabais respuesta de vuestros superiores alzando la voz la única respuesta era el silencio. Algo os hacía pensar que lo que había sobre la mesa eran objetos importantes y que la puerta de metal era lo más parecido a una salida ¿pero cuál era la decisión correcta sobre cómo interactuar?

Al principio todo parecía confuso, Alexander tuvo unas irremediables ganas de quitarse el casco pero tras unos agobiantes segundos llegó la calma. Una calma demasiado tranquila, pero ineludiblemente agradable, la habitación era totalmente blanca haciendo destacar claramente los pocos elementos que no eran del color de la pureza.

Cuatro elementos claramente dispuestos, Alexander levantó la mirada hacía Isabel intentando ver su reacción ya que a él ninguno de los cuatro elementos le pareció familiar. ¿Te dice algo alguno de estos objetos?

El agente revisó el resto de la estancia cerciorándose de que no había pasado nada por alto, acaso ¿aquello se trataba de algún tipo de prueba? Supongo que esperarán que escojamos uno de ellos

Isabel estaba preparada para muchas cosas, además uno de los requisitos para formar parte de aquel proyecto era ser capaz de adaptarse a las circunstancias y por tanto las espectativas de lo que podían encontrarse eran muy altas, sin embargo después de todo el entrenamiento, cuando accedieron a la sala y se encontraron con los objetos, Isabel hizo una pequeña mueca con el labio, ¿Qué se suponía que había que hacer con todo eso?

 ¿Te dice algo alguno de estos objetos?

La voz de su compañero fue quien al sacó de su desconcierto.

- Pues... decir, sólo me dicen que pertenecen a épocas y culturas distintas. El sombrero de baquero se parece al que usaba Clin Eastwood, la katana es la un samurai, la vela pirata es como la de Jack Sparrow... y el escudo diría que es hoplita.

Supongo que esperarán que escojamos uno de ellos

- Supongo que sí- dijo pensativa mirando los cuatro objetos de uno a otro pues no sabía cual escoger- hay dos armas y dos prendas... estoy segura que lo importante en este caso es la época y la cultura que representan- Miró a su compañero con una sonrisa- ¿Eres más de pistoleros o de piratas? yo me decantaría por el escudo- dijo cogiéndolo y colocándoselo en el brazo derecho- si se trata de hacer algo en equipo esta sería la mejor manera, me explico... en la antigua Grecia los guerreros hoplitas basaban su técnica apoyándose en sus compañeros- con el escudo sujeto al hombro se situó al lado de Alexander haciendo que el escudo le cubriese medio cuerpo- ¿ves? con mi escudo no sólo me cubro yo, sino también te cubro a tí, si tu tuvieras otro escudo nuestra protección serían más completa... aunque reconozco que también tiene sus defectos, a mi mano derecha le faltaría la espada- volvió a sonreir- pero la katana no pega

Tras su disertación apoyó en escudo en el suelo, el condenado pesaba.

- Aunque si quieres elegir otro objeto, no tengo problema- apoyó una mano sobre su cadera, confiada. 

La adrenalina todavía mantenía la tensión en el cuerpo del agente, cuando derepente se vio nuevamente en la blanca habitación sin un solo rasguño. Su corazón poco a poco bajo el ritmo de bombeo mientras Alexander asimilaba lo que acababa de pasar.

uff, era tan real...

El resto de objetos en la mesa permanecían intactos, sin duda Alexander ya podía imaginar lo que le esperaba detrás de cada uno... el agente se tomo un respiro en aquella ocasión, sabía que Isabel podía aparecer en cualquier momento... examinó la puerta, era lo único aparte de aquellos objetos... no podía dejarlo pasar preguntandose que habría tras aquella puerta y que sentido tendría atravesarla.

Las nausas y el mareo de Isabel hicieron que esta se tambalease, teniendo que enfocar la vista y bracear ligeramente para no dar con sus nalgas en el suelo. Tras los segundos de desconcierto la joven Turner consiguió orientarse, fijando su vista en su compañero.

- ¡ALEXANDER!- exclamó lanzándose hacia él para abrazarlo- joder que susto... creí que la roca te había matado- suspiró con una sonrisa de alivio, para separarse de él y añadir con gran emoción- ¡Gané! después de la montaña tuvimos que ir al Laberinto del Minotauro, al principio me perdí pero conseguí llegar al centro siguiendo a uno de los participantes, del centro había que coger un pañuelo rojo y salir con él... pero estaba custodiado por el mismísimo Minotauro... Yo creía que iba a hacer pincho de Isabel, pero me acordé de Bruce Lee y apliqué mis técnicas ninjas- hizo una pose estilo ninja- y conseguí deshacerme de la bestia utilizando su propio peso- dijo todo orgullosa sacando pecho- al salir se pusieron todos a vitorearme y hasta me dieron una corona dorada de laurel- sonrió abiertamente para después tras el aluvión de información preguntarle- ¿Y tu que has estado haciendo?

Alexander giró el pomo de la puerta viendo que esta parecía no estar cerrada, pudo abrirla pero no lo hizo no sabía a donde llevaba aquella puerta pero una sensación de abandono le hizo pensar que era mejor no atravesar aquella puerta...

El escudo había desaparecido por lo que parecía obvio que si tomaba alguno de los otros objetos Isabel no podría seguirle, espero un poco mirando los objetos con la esperanda de que la joven apareciera en la habitación, pues sus opciones de éxito se duplicaban si los dos iban al mismo lugar.

Al tiempo de esperar Isabel apareció con una gran sonrisa, lo había logrado!. Bien hecho! dijo Alexander mientras se acercaba a ella Tenía la esperanza de que volverías a aparecer, después de todo es mejor que sigamos juntos. Vaya la visión de aquel minotauro tuvo que ser increible, mee alegro de que lo consiguieras sabía que podías.

Tras aquello los objetos volvieron a centrar la atención de los agentes, esta vez sería Alexander quien tomaría uno... la bandera pirata.

Isabel despertó con un sobresalto, teniendo que exhalar e inhalar varias veces con el corazón acelerado, hasta que se dio cuenta de donde estaba y pudo recuperar la compostura.

- Joder... joder... no voy a volver a probar la sopa...- dijo aún alterada poniéndose de pie para después buscar a Alexander- ¿Estás bien?- le dijo ayudándolo a ponerse de pie- Parece que vuelta a empezar- reprimió un escalofrío, la última aventura había sido un fiasco, lo de terminar siendo comida de indígenas la había dejado mustia, pero debían volver a elegir y los ojos de Turner se posaron en el sombrero pero sin llegar a tocarlo.

Nuevamente volvieron a la sede principal, en el fondo de su ser era precisamente lo que esperaba que sucediera después de haberlo sentido la primera vez pero sin duda siempre había una sensación de inseguridad detrás.

Para Alexander aquella ya era la segunda muerte por lo que la vuelta a su ser fue más natural.

Si fuera un gato me quedarían solo 5 vidas.

Tras incorporarse las miradas volvieron a fijarse en lo único que había en la habitación, lo dos últimos objetos... un sombrero de vaquero y lo que parecía ser una katana.

¿Preparada? Dijo Alexander mientras acompañaba sus palabras con un gesto como para que Isabel eligiera el objeto.

Allí estaban nuevamente, Alexander aun tenía los ojos cerrados como reacción a la explosión que les había sacado del viejo oeste, el blanco puro de la habitación se colo entre sus parpados haciéndole reconocer el lugar.

¡Maldita sea! Estuvimos muy cerca

se lamento el agente al ver que se había equivocado de cable si es que realmente el otro hubiera tenido un efecto distinto.

Bueno supongo que nos toca coger la katana... ¿Preparada? dijo mientras se acerco al último objeto.

Isabel se encontró con los ojos cerrados y como conteniendo el aliento, al escuchar la voz de Alexander, abrió primero un ojo, luego el otro y después se palpó el cuerpo para comprobar que estaba entera...

-Era el otro cable... - se encogió de hombros- Estamos triunfando como los Chichos... En fin a ver que tal se nos dan los samurais. ¡Claro que estoy lista! -Dijo con decisión mientras de una mano cogía la de su compañero y con la otra agarraba la katana