Partida Rol por web

Thessa era una mangosta blanco con la cola anillada de color castaño claro en verano y oscuro en invierno. El animal que Egan tiene delante en cambio no lo es, pero aún así espera a sentir a ver qué pasa por su cabeza.

El perezoso ha sido descuartizado y la mangosta gigante sigue haciéndolo trizas a la vez que lo come, sin disfrutar, sin jugar... parece que simplemente tiene el deber de hacerlo y no tiene ojos para nada más. Es salvaje incluso desde un punto de vista animal y no tarda en parecer que ha muerto más de un animal allí en lugar de solo uno, pues tanto la tierra como el aire quedan totalmente impregnados de sangre y carne.

La mangosta levanta las orejas y se detiene repentinamente, algo ha captado su atención y te resulta imposible detectar de que se trata, pero sabes que la situación podría cambiar de un momento a otro a partir de ahora.

"No es ella" 
No necesita más para cerciorarse de que el individuo que tiene en frente no es su madre. Además de no ser ella, ésta mangosta desprende un aura oscura y corrupta, como si su verdadera voluntad estuviera quebrada por otro instinto más poderoso, más maligno. Un sentimiento retorcido le sacude la espina al fijarse en el animal absorto en su festín de sangre. 
Egan aprovecha su situación de parapeto para preparar un ataque sorpresa, su objetivo es, desde la espalda, la nuca de la criatura. El druida pretende hacer un salto desde su posición hasta la presa, aterrizar con las garras, inmovilizándola, para seguidamente morder clavando los colmillos lo más profundo posible, sacudiéndola de lado a lado, pudiendo llegar a romper el cuello de la víctima. Para realizar tal brutal ataque, es necesaria, además de la sorpresa y una coordinación de movimientos precisa, una condición física prácticamente perfecta y hasta cierta suerte, pues es un ataque devastador que debe ser ejecutado casi a la perfección.

Egan se lanza sobre su presa dominándola con las patas delanteras para clavarle los colmillos y comenzando así una hemorragia fatal para la mangosta que apenas ha tenido tiempo de reaccionar. Aún apresada por los colmillos clava su ojo en ti desconcentrándote y se reabastece de fuerza para agarrarse al suelo y quedarse clavada en el impidiendo que la muevan de lado a lado.

El ojo de la mangosta transmite una sensación de pérdida de control, el horror de abandonar el cuerpo propio se va intensificando pero la mangosta se desmaya antes de que nada grave pueda ocurrir... 

Todo ha terminado bien y Egan tiene su presa, aunque no sabe que pasará si la come por lo menos se siente bien y no ha sido herido. Todo cambia cuando una sensación de desvanecimiento muy brusca sacude a Egan doblegándolo hacia la tierra y todo se ensombrece, la proxima vez que abre los ojos ve un haz de luz dorada e intensa que ilumina las paredes de su chabola. El sueño ha terminado.

Aunque hace rato que ha sido apagada una vengala aromática todavía hueles menta por todos lados. Mira yace a un lado durmiendo en la oscuridad, abrazándose a su mochila como si fuera un cojín o tal vez un peluche. A juzgar por la luz todavía estás a tiempo de llegar a la estación donde te deberías reunir con Edred.

Con la cabeza como un bombo, Egan se frota los ojos tratando de averiguar en qué dimensión está. Al ver a Mira siente alivio y, como todavía tiene el "sueño" reciente, decide despertarla sin brusquedad. 

 Mira... Mira, despierta... creo que deberíamos ir tirando ya. —Susurra el druida al oído de la muchacha, mientras le toca el brazo con el dedo. —Además... he tenido un sueño rarísimo...

Cuando Egan va a tocar el brazo izquierdo de Mira se percata del enorme tatuaje rúnico con formas curvas que podría recordar la parte superior de un perfil felino, es la primera vez que puede ver el tatuaje con claridad y percatarse de la similitud. Mira abre los ojos y suspira cargada, arruga la nariz donde lleva una anilla en el lado izquierdo y tose.

  ¡Schif! —aprieta los ojos fuerte antes de parpadear—. Buenos dias... ¿Rarisimo? Todos los sueños son medio raros~

Mira se incorpora y comprueba el movil para ver la hora, entonces mira alrededor buscando algo.

  Es tarde, sí, ya voy —dice con sentimiento de culpabilidad por haberse quedado dormida y va a por los zapatos que al fin ha localizado.

A pesar de un aspecto asalvajado Mira mantiene un contraste intenso con la inocencia y el cuidado de la estética. Lo primero que hace al levantarse es acicalar sus cabellos. 

Tal cual abandonáis el lugar la tripa de Mira ruge pidiendo desayuno, aunque lo ignora y continúa hacia la estación.

Oye, por qué no vamos a comprar algo para comer por el camino, que nos rugen las tripas, y así de paso me cuentas el por qué de ese tatuaje? Es tu espíritu animal?

El paso de los días y el roce con la muchacha despiertan en Egan cierto interés en ella. Aunque por algún motivo que desconoce sus palabras suenan imperativas y un pelín pretenciosas.

 ¿Eh? ¿Cual? —responde cuando preguntas por el tatuaje—. Es de codificación — se limita a decir algo reservada. Parece que alguna de las preguntas de Egan ha sido mal interpretada —. No, paso lo siento. Iré a un V-Streicheln* de kendra cuando llegue... —ella también se da cuenta que está siendo algo tosca de más y además también desconfia de su interpretación de lo que ha pasado—. Hay que mantener la línea —sonríe un poco para bajar la tensión.

  Oye, gracias por todo Mira. No tienes porqué ayudarme, pero aun así te lo agradezco. Todavía me cuesta adaptarme a la vida social y las normas, y me has ayudado mucho hasta aquí. Y no tenías por qué hacerlo...

  Esta vez las palabras de Egan si suenan honestas y para nada pretenciosas. 

 Que sepas que te debo una. Cuando necesites "lo que sea", házmelo saber y te ayudaré. 

  Esta último resuena con intensidad, y más teniendo en cuenta la seriedad y firmeza con la que mira a Mira a los ojos.

Mira se tranquiliza con el tono honesto de Egan y presta atención. Se ve pensativa, pero parece entender la situación de egan, probablemente le resultaba un recordatorio de algo que ya sabía.

 A veces eres realmente como un animal del bosque—contesta también con más confianza de lo habitual—. Vas a tener que aprender a vivir entre compañeros y profesian, o te llevarás todos los marrones, pero asegurate de mantener tu lado salvaje ¿vale? —se colorea un poco, no está acostumbrada a hacer esos halagos—. Eres buen chico y creo que serás un gran druida también. Además —se ríe—, se puede aprender mucho de un buen compañero de caza —dice haciendo alusión a su coincidencia felina que ya ambos conocen.

Mirabelle levanta el puño hacia Egan.

 Hazlo así~ —le explica como funciona el gesto y chocan sus puños—. Significa que vamos a apoyarnos el uno al otro.

Por un momento Egan parece aturdido, como si el significado de las palabras de Mira fuera un hechizo mágico que tuviera que descifrar, aunque lo más curioso de todo es que le parecía de lo más normal y coherente. Sobre todo esa última frase resuena en la mente del muchacho

 A veces eres realmente como un animal del bosque. Vas a tener que aprender a vivir entre compañeros y profesian, o te llevarás todos los marrones, pero asegurate de mantener tu lado salvaje ¿vale?. Eres buen chico y creo que serás un gran druida también. Además —se ríe—, se puede aprender mucho de un buen compañero de caza

Con la mirada todavía un poco perdida, calibrando el mensaje de su compañera, Egan hace un esfuerzo por reconocer que debe chocar su puño con el de Mira.  

Mirabelle levanta el puño hacia Egan.

 Hazlo así~ —le explica como funciona el gesto y chocan sus puños—. Significa que vamos a apoyarnos el uno al otro.

Egan le choca el puño todavía asombrado de la sinceridad y transparencia con la que se acaban de dirigir a él. Al fin y al cabo, en sus 21 años de "adiestramiento", nunca antes le habían hablado con tanta compasión y solidaridad, ni si quiera su madre. Y, pese a que seguramente el amor que siente por su hijo es inconmensurable (en su interior), Thessa nunca se permitió filtrar esa clase de sentimientos hacia el exterior.

Tras esa breve interacción, el Agneru se promete a si mismo nunca abandonar a Mirabelle.