Partida Rol por web

Al mal tiempo

...1 - Entre dos tierras

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25/06/2018, 00:29
Sandra Arango

Sin lugar a dudas aquel viaje se le iba a hacer eterno y Sandra no entendía cómo, una vez más, había olvidado en casa tanto su walkman como un libro, aunque se mareara al leer en el autobús, para entretenerse. Ni siqiuiera podía distraerse mirando por la ventanilla pues la niebla que se cernía sobre el puerto no dejaba ver nada. La niebla y la nieve que iba cubriendo poco a poco la carretera lo que consiguió que su estado de ánimo no mejorara lo más mínimo. Siempre le pasaba igual cuando volvía de estar con sus padres, siempre la misma sensación de derrota, de fracaso que veía dibujada en la mirada de su padre.

Pero pensar en su familia que poco a poco iba quedando atrás no era lo mejor en aquel momento para pasar el viaje así que, intentando amenizar de alguna forma el viaje, centró su atención en el resto de viajeros del autobús, especialmente los que tenía más cerca y a los que podía observar sin problemas. En momentos como aquel su sueño truncado de trabajar como periodista se acentuaba y su cabeza comenzaba a imaginarse la vida, las motivaciones o las circunstancias que podían rodear a aquellos que viajaban junto a ella.

Miró al hombre sentado en la misma fila que ella pero en la ventanilla opuesta. Se dio cuenta que él la estaba observando y que había apartado la mirada más que la suya se posó en él. Agarraba con fuerza su mochila y Sandra comenzó a imaginarse, por su aspecto, que era algún tipo de delincuente que llevaba en su bolsa el botín de algún robo o las armas que había usado en algún asesinato. Se estremeció pues aquel tipo le daba mala espina.

Delante de ella había un adolescente que viajaba solo. Algo extraño que le llamó poderosamente la atención pero, por más que intentó imaginarse los motivos para que viajara solo en esos momentos a Sandra no se le ocurrió ninguno. Estaba claro que su imaginación empezaba a oxidarse al igual que su vida. Prestó atención en la adorable pareja de ancianos, en el trato tan cariñoso que se dispensaban y que, incluso a riesgo de tener algún tipo de percance, se protegían y cuidaban el uno al otro cuando ella quiso ir al baño. Los envidiaba ya que a ella le gustaría, algún día, tener la oportunidad de envejecer junto a alguien que la mirara y la tratara como lo hacían aquellos dos ancianos. Sandra no supo reaccionar a tiempo para levantarse e ir en su ayuda, algo que por suerte sí fue capaz de hacer el sacerdote.

Fue precisamente poner la mirada en el cura que se dio cuenta que llevaba ya un tiempo dándole vueltas al único cigarro que le quedaba. También se había olvidado comprar tabaco y eso convertiría el viaje en un infierno. Sólo de pensar en que ni siquiera podría echar un par de pitos le empezaba a crear ansiedad.

Y de pronto la tormenta pareció salir de la nada para engullirlos y aquella mujer embarazada, por algún motivo que no alcanzaba a entender, se había levantado yendo directa hacia el conductor. Sandra se irguió en su asiento para poder observarla desde su posición atrás del todo y vio aterrada cómo la locura parecía haber hecho presa de la embarazada. ¿Pero qué coño estaba haciendo? ¿Cómo se le ocurría abalanzarse sobre el volante?

Como a cámara lenta Sandra vio cómo el conductor perdía el control del autobús, cómo éste se ladeaba peligrosamente del lado en el que iba ella y, sin saber cómo había conseguido reaccionar, se tiró hacia el asiento que ocupaba su bolso agarrándolo con fuerza e intentando protegerse la cabeza con sus brazos. A partir de ese momento todo fue demasiado rápido. Sintió punzadas en sus manos, el golpe en su costado, escuchó gritos de pánico y por fin, el autobús que había dejado de deslizarse. Cuando se atrevió a abrir los ojos para mirar a su alrededor vio al tipo con pinta de delincuente cómo agarraba su mochila, la miraba unos instantes y se largaba por la ventanilla trasera mientras ella, dolorida pero viva, se iba incorporando poco a poco.

No era la persona más valiente del mundo, pero tampoco una cobarde y los gritos de dolor se oían de vez en cuando. Tenía que ayudar a la gente a salir del autobús que comenzaba a cubrirse de nieve intentando fundirse con el paisaje. Sandra respiró hondo, se colgó el bolso en bandolera e intentó incorporarse sintiendo que se mareaba. Respiró hondo antes de centrar su atención tanto en el niño delante de ella como en la pareja de ancianos. Apoyándose con esfuerzo tanto en su asiento como en el de delante se fue levantando poco a poco golpeándose la cabeza con algo blando que, cuando se fijó mejor, pudo comprobar que se trataba de su bufanda, los guantes ni siquiera se encontraban a la vista y no era cuestión de ponerse a buscarlos habiendo como había gente a la que ayudar.

Acercó la cabeza al asiento frente a ella para ver cómo se encontraba el muchacho.

Ey... oye.... ¿Estás bien? ¿Puedes moverte?

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25/06/2018, 12:27
Marina Llamedo

Marina había guardado el cuaderno de dibujo ante el bloqueo mental que sufría. No eran horas para hacer nada decente.

Joder, qué sueño... a ver si consigo dormir un rato... Mierda, qué tormenta, va a ser un viaje largo. Me cago en...

Recostada contra el cristal en un burdo intento por conciliar el sueño a pesar del traqueteo del autobús a través de la nevada, decide aumentar el sonido de la música y dejarse llevar por ella. Con los ojos entrecerrados, ve cómo una mujer que parece embarazada se pone en pie y se acerca a la parte delantera del bus.

Espero que no se ponga de parto aquí en medio. Vamos a acabar saliendo en las noticias... Preñada se pone de parto en un ALSA en medio de la tormenta. Maravill

Un golpe repentino interrumpe el hilo de sus pensamientos. Marina se agarra al asiento delantero en un acto reflejo tensando los músculos al máximo posible. De manera inconsciente cierra los ojos y se encoge un poco conteniendo la respiración. Miles de pensamientos inconexos atraviesan su mente en cuestión de segundos. La mayoría de ellos relacionados con la proximidad de la muerte.

Finalmente, el traqueteo termina y el autobús se detiene. Asustada y con el corazón latiéndole a toda velocidad, Marina reúne el valor suficiente para abrir lentamente los ojos. Le aterroriza la visión que pueda encontrarse a su alrededor. Sufría varias magulladuras y golpes en sus brazos y piernas, que le escocían un poco a causa de varios golpes producidos por los cristales. La música de los Maiden seguía sonando a todo volumen a través de los auriculares de su walkman.

La visión a su alrededor no hace sino aumentar el ritmo de los latidos de su corazón.

Mierda, mierda, mierda, mierda.

La joven vuelve a cerrar los ojos, que tenía encharcados en lágrimas tratando de mantener la compostura y decidir qué hacer. Seguía inmóvil agarrada al asiento delantero, pero sabía que no podía seguir así. Sacando fuerzas de no sabe dónde, inspira y expira un par de veces profundamente tratando de calmarse y vuelve a abrir los ojos.

Vamos, Marina, joder. Al menos estás viva.

Lentamente, trata de ordenar el hilo de sus pensamientos. Detiene la música del walkman, que comenzaba a sacarla de quicio. Toma su mochila como buenamente puede y, arrastrándose por el autobús trata de avanzar mirando lo menos posible a su alrededor temiendo la grotesca imagen que pueda encontrar.

-¡¿Hola?! -grita todo lo que le permiten sus pulmones - ¡¿Alguien?!

Pregunta tratando de contener un sollozo.

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25/06/2018, 12:53
Alejandro Navarro

Oscuridad, eso era todo lo que podía ver. Un profundo color negro, no era capaz de ver nada más... 

Todo estaba sumido en la oscuridad hasta que de pronto empezó a escuchar ruidos. Abrió los ojos y se encontró con la aterradora escena, una mujer embarazada agarrada al volante mientras la gente estaba gritando. Al chocar no pudo evitar darse un golpe contra la ventana capaz de dejarlo inconsciente de nuevo.

Cuando recobró la consciencia no se lo podía creer, habían tenido un accidente, de esos que solo pasan en las películas. ¿Cómo podía tener tan mala suerte? Aun no se creía lo que había pasado.

Echó una ojeada a su alrededor, todo era un caos. Personas heridas por todos lados, el autobús estrellado, los cristales rotos, sangre, sangre por todos lados... Cuando por fin se dio cuenta de la situación se percato de que estaba colgando del cinturón de seguridad. - Pero que coño ha pasado aquí. No aguantó un segundo más colgado del cinturón así que intento soltarse como pudo y bajar con cuidado al suelo.

 

- Tiradas (1)
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25/06/2018, 13:24
Carlos Balboa Loia

Un estrepitoso ruido se escuchó dentro de su sueño. Estaba negro, todo negro. Oía gritos de dolor, llantos de desesperación... Para cuando abrió los ojos, deseó volver a cerrarlos. El panorama era violento. Un hombre se encontraba en la luna del autobús, cristales por el suelo, algunas personas con rasguños graves e, incluso, fallecidas.

-¿Ed-du... estás... bien?

Debido al shock, Carlos tardó en reaccionar. Él se encontraba bien, le dolía un poco el cuello, debido al impacto, y tenía pequeños cortes sin importancia, pero nada más allá de la realidad. Se quitó el cinturón y obedeció a Edu, quien le había ordenado ayudar, junto a él, a los demás pasajeros. Así pues, el gallego se quitó el cinturón y pisó el suelo cristalino. Estos crujían al pasar sobre ellos. Se aproximó hacia el asiento 27, donde, al lado, se hallaba una chica , la que iba a ser actriz, y un hombre que intentaba ayudarle.

-¿Necesitáis mi ayuda? -les preguntó en su peculiar acento gallego-.

No obstante, por el rabillo del ojo observó a los ancianos.

-Voy a ir a por los ancianos, soy Carlos -comentó serio y preocupado-, si necesitáis mi ayuda, chilladme, voy a ir, para saber cómo se encuentran. Ahora.

- Tiradas (2)
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25/06/2018, 15:21
José Antonio Esteban

Después de guardarme el bloc de notas, me quedo mirando. Observando como siempre. A la gente del autobús, a la gente del exterior... En ese momento se oyen gritos delante, miro hacia allí y veo a la mujer embarazada abalanzarse hacia el volante y dar un volantazo. Me quedo observándola durante esos instantes, intentando averiguar qué le pasa por la cabeza para hacer eso.

-¿Poner en riesgo la vida de todos, incluida la de su futuro bebé con tal de evitar que el bus continúe? ¿Sería una de esas personas tan sensitivas que ven cosas que los demás no ven? 

El golpe con el quitamiedos y siguiente desaparición del cuerpo de la mujer, me saca de mis pensamientos. Reacciono a tiempo para agarrar el cinturón e intentar anclarlo antes de que sea peor, ya que nunca me pongo el cinturón en bus. Mala costumbre. 

-Jesús, a tí me encomiendo, santificado seas. Rápido, rápido...  -Rezo susurrando mientras intento atinar con el broche del cinturón. 

El autobús vuelca y justo en ese instante consigo abrocharlo evitando la caída sobre los asientos del chico de mi derecha, o algo peor. ¿Algo peor? Quién sabe, porque a raíz de estar ocupado abrochando el maldito cinturón, no me ha dado tiempo a agarrarme a nada, y cuando el autobús se detiene con todo el lateral derecho hecho ciscos, me quedo colgado. Mis débiles pulmones aguantan mi peso sobre el cinto. De mi boca brota sangre. No puedo respirar, arden como si el demonio se abriera camino a través de mis alveolos. 

-Coff, Coff... Coff, Coff, Coff... -Toso sangre. Oigo las voces de la demás gente a mi alrededor. Siento la necesidad de ayudar a la anciana, pero no puedo moverme ni a penas respirar. Luego veo al tipo musculoso inmóvil. Busco el cinturón de nuevo, ya ha hecho su función. Tengo que soltarme si quiero volver a respirar con normalidad y, si es posible, ayudar a alguien. Lo desabrocho, con las piernas por delante para caer de pie. Ésto va a doler. Lo suelto y caigo sobre el suelo intentando no pisar a nadie. 

- Tiradas (2)
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28/06/2018, 18:49
Director

El frío inunda el autobús. Dentro todavía estáis resguardados, pero notáis el viento helado sacudiendo el exterior. desde las ventanas no podéis ver demasiado, pero tanto por la luna delantera como la trasera solo veis nieve por todas partes.

Los gritos aún os sacuden. El hombre que está tumbado sobre el capó parece chillar sumido en un dolor insoportable. Otros piden ayuda, pero la gente empieza a moverse por el autobús. La pareja que se estaba dando arrumacos, por ejemplo, intenta ayudar a los heridos. La chica, Paloma, se encuentra con la madre del niño regordete que no ha dejado de jugar con su consola: está inconsciente o malherida es difícil de saber. El chico en cambio pasea hacia la parte delantera, y va a toda prisa hacia el tipo que no deja de chillar junto a la entrada.

Desde las ventanas que ahora se encuentran sobre vosotros, rotas en añicos por el impacto, cae la nieve. Sin cesar. De una forma que nunca habíais visto.

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28/06/2018, 18:55
Director

Los que os encontráis en la parte de atrás, podéis notar los gritos desesperados del anciano pidiendo ayuda por su mujer. El sacerdote se descuelga sin muchos problemas de su cinturón, agarrándose a los asientos delanteros, y cayendo al lado de Sandra, que está junto al chico. Este parece un poco aturdido por el impacto, pero nada más, y asiente cuando Sandra le pregunta si está bien.

Os fijáis que el tipo que se sentaba junto a Sandra ha salido por la luna trasera al exterior y camina entre la ventisca, apenas visible ya en medio del temporal. Delante vuestra, el gigante tatuado permanece inmóvil.

Entonces, un chico que se sentaba en las filas delanteras aparece trepando con agilidad entre los asientos, y se acerca a vosotros, junto a los ancianos.

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28/06/2018, 19:02
Rufino

- ¡Ayuda! - repite Rufino, y al ver a Carlos junto a él le coge de la mano. Aún cuelgan de sus cinturones tanto él como su mujer, que ya solo jadea, incapaz de hablar.

Rufino respira un segundo, mirando al chico.

- Mi mujer cuestai respirar, ayúdeme a sacarla de aquí, por favor.

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28/06/2018, 19:03
Esperanza

Sola, rodeada de cascotes, con el pie torcido, Esperanza ve como caes junto a ella para ayudarla. No parece malherida, pero si terriblemente asustada, así que te abraza con fuerza, apretándose contra ti.

- Gracias, gracias - dice. Y toma aire.

Detrás vuestra, la chica que viajaba delante tuya parece ayudar a la madre del niño con ayuda del tipo mayor que viajaba con el más joven. Esperanza mira alrededor, viendo que ahí no puede ayudar (y que atrás el chaval está ayudando a los ancianos) te mira y mira al techo.

- Hay que ayudar. Yo estoy bien. Vamos - asiente, con una mezcla de decisión y fortaleza impostada.

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28/06/2018, 19:07
Director

Observas toda la escena. Y entonces reflexionas.

Reflexionas como te has parado a pensar en sensitividad paranormal mientras una pobre mujer y su chiquillo volaban a través de una luna. No tienes ni la menor idea de porque puede haberlo hecho, porque apenas has visto lo que hacía ni oído lo que decía, y el mero hecho de que hayas comenzado a pensar en algo así es psicótico.

Es una locura. La pobre mujer. Es más... Cruzó el cristal, pero entonces te das cuenta... ¡Quizás está viva!

Notas de juego

1) No puedes sacar conclusiones con tiradas de eventos aislados que no tienen explicación en base a un análisis de un milisegundo :). Ni con un triple critico.

2) Apuntate un punto de Incoherencia en la ficha. Un solo punto no influye demasiado, pero es a consecuencia del razonamiento frío y terrible en un momento así :P. Es algo que voy a hacer a menudo (repartir estos puntos, son diver :P) así que congratulate de ser el primero en volverse algo más locuelo XD.

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28/06/2018, 19:11
Director

Marina chilla, pidiendo ayuda, mientras el pánico sacude el interior del vehículo y la nieve lo inunda. Delante, Francisco todavía está sacudiéndose su aturdimiento cuando la chica de gafas que viajaba al otro lado, se descuelga junto a él, tras tomar aire con calma. Tiene un ligero corte, pero ya está.

Detrás de vosotros, el tipo de gafas de sol resuella angustiado, parece sufrir un ataque de pánico. El chico que viajaba con su pareja le observa un segundo, pero al oir gritos en la parte delantera cruza hacia allí.

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28/06/2018, 19:17
Ana

Se acerca a Marina tras comprobar que Francisco está bien. Con calma. Se la nota nerviosa pero parece más capaz de reaccionar bajo presión que otras personas allí dentro.

- ¿Estás bien? - pregunta, apoyando sus manos sobre los hombros de la chica y esbozando una sonrisa-. No pareces herida. ¿Todo bien?

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28/06/2018, 19:21
Carlos Balboa Loia

Carlos observó la situación aterrado. Todo era un contínuo efecto mariposa erróneo. Nada estaba en su lugar.  Sentía el agobio y el estrés acumulado en la sien. Ayudó a Rufino y, con esfuerzo, intentó desabrocharle el cinturón a la mujer, la cual no paraba de jadear. 

-Necesito ayuda -murmuró-.

Se colocó el brazo de la anciana alrededor de su cuello, con el objetivo de peoporcionarle un agarre y , así,  ser mas fácil sacarla del asiento. Una vez que se impulsó hacia arriba, gruñó por el esfuerzo. La sostuvo entre los brazos. 

-QUE ALGUIEN DESPEJE UNA ZONA DEL SUELO PARA DEPOSITARLA.

Imploró, como si el frío que sentía en su nuca y  por todo el cuerpo, le pudiesen ayudar...

- Tiradas (2)
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29/06/2018, 11:53
Marina Llamedo

El frío comienza a calar el interior del autobús congelándoles hasta los huesos. Sin embargo, la adrenalina les  permite mantener un mínimo del calor corporal y no sentir el helor que verdaderamente había. Marina se seca los ojos con el dorso de la mano tratando de recobrar la compostura. Conforme los minutos se sucedían comenzaba a verlo más claramente y a hacerse una idea de lo ocurrido.

Marina comienza a ser consciente de que han tenido un accidente horrible. Parece que hay muchas personas gravemente heridas a su alrededor, otros, entre los que se incluye, han tenido más suerte. Podía estar agradecida.

La joven ve cómo se acerca una mujer hacia ella tratando de insuflarle ánimos y calmarle los nervios. Se obliga a forzar una especia de sonrisa y afirmar con la cabeza.

-Sí, estoy bien. Realmente ha sido solo el susto.

Marina se acerca como puede al chico que viajaba en el asiento de alante.

-¿Te encuentras bien también? ¿Puedo ayudar en algo? -pregunta.

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30/06/2018, 11:29
José Antonio Esteban

-¿En qué estoy pensando? Que dios me perdone por éstos pensamientos en un momento así. ¡Debo centrarme!. Esto es un caos. Éste ardor en los pulmones aún no se ha ido. Y el frío no ayuda. Nunca he visto un frío así. Esto es de locos.

Miro la escena. Carlos ayuda a la señora de Rufino, La chica del pelo rizado habla con el chico. El gigantón tatuado inmóvil en el suelo. Busco al tipo que se sentaba detrás de mí y ya no lo veo. 

-Según la atención básica de primeros auxilios, ésto es una catástrofe. Debemos hacer un triaje. Los primeros, los que más callados y quietos están. Los demás respiran y tienen pulso porque están gritando. 

-Chica, -Digo a Sandra mientras apoyo suavemente mi mano sobre su brazo. -Ayudad a al muchacho con la señora, deprisa. Voy a ver las constantes de éste hombre. 

Me santiguo rápidamente como lo he hecho millones de veces, mirando al hombretón de los tatuajes. Me agacho sobre él y compruebo si tiene pulso con dos dedos en la yugular, también pego la cabeza cerca de su nariz y boca en la medida de lo posbible por si noto el aire salir o veo si se mueven los pulmones. Ésto no me llevará mucho tiempo. 

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30/06/2018, 11:47
José Antonio Esteban
Sólo para el director

Notas de juego

Ok, jefe. Entiendo que aún no son puntos suficientes como para interpretar algo de locura, ¿no? xD

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30/06/2018, 22:04
Director

Notas de juego

Correcto :). Quizás una cierta inquietud o desazón, na más.

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30/06/2018, 23:12
Gerardo "Gero" Escudero

Ayudó a Esperanza a sentarse, con la pierna estirada y una chaqueta que encontró tirada bajo el pie. Estaba en cuclillas a su lado. La chica parecía muerta de miedo, pero aun así estaba dispuesta a poner la seguridad de otros por encima de la suya. Tienes huevos, pava. 

-No te preocupes, voy a ver como están los demás, y en seguida te saco de aquí - trató de tranquilizarla con una sonrisa - En nada nos vendrán a buscar, y estarás en una cama cómoda en Madrid.  

Se irguió y observó el autobús. Hasta entonces apenas se había parado a pensar en lo que acababa de pasar. Había actuado por instinto, y casi ni había pensado en la suerte que había tenido al no tener ni magulladuras. 

-Su puta madre... - musitó al ver al resto de pasajeros, a los heridos, y el estado en que estaba todo. 

Pese al viento, podía oír los gritos del infeliz que estaba empotrado contra la luna del autobús. Joder, ese tío la va a palmar... 

-¡¿Hay algún médico?! ¿Alguno de vosotros es médico? - preguntaba mientras trataba de avanzar hacia allí. No sabía si había algo que pudiesen hacer por él, pero de todos modos iban a necesitar un médico. 

Notas de juego

Avanzo hacia delante, hacia donde está Julian. 

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01/07/2018, 02:30
Sandra Arango

Respiró un poco más aliviada al comprobar que el adolescente que iba sentado delante de ella aparentemente se encontraba bien. Seguramente, y al igual que todos, estaría conmocionado y quizás algo contusionado pero no parecía que tuviera nada grave o importante, así que la atención de Sandra se centró en las palabras de auxilio del anciano preocupado sobre todo por su mujer y, cuando el sacerdote a su lado le dijo que fuera junto al chico que ayudaba al matrimonio de ancianos, Sandra no se lo pensó dos veces, se acercó a él echando un rápido vistazo al resto del autocar. La imagen que se presentó ante ella era terrible y los gritos de sufrimiento del chico estampado contra la parte delantera eran como un taladro difícil de soportar.

Intentando no hacer caso de aquellas voces de auténtica agonía, Sandra se acercó con cuidado al joven que sujetaba en esos momentos a la anciana buscando cuál podría ser el mejor sitio para colocar a la mujer, pero debido a la forma en la que había volcado el autobús poco parecía poder hacerse para acomodar a la buena señora. Como pudo, Sandra despejó como pudo de cristales y otros objetos que habían caído debido al impacto sintiendo, sentía un frío cada vez más intenso en todo su cuerpo y los dedos de sus manos no parecían querer reaccionar. Aquel frío no parecía normal.

No es gran cosa pero por lo menos he quitado los cristales y podemos intentar acomodarla lo mejor que podamos —le dijo al joven mientras miraba a su alrededor buscando ropa de abrigo para cubrir a la anciana—. Lo que deberíamos hacer es cubrirla bien, está haciendo un frío espantoso —se quedó unos instantes viendo cómo el joven seguía sujetando a la mujer—. Espera, le voy a quitar el cinturón mientras tú la sujetas.

Busco un punto de apoyo para poder elevarse y alcanzar mejor de esa forma el asiento de la anciana y así poder quitarle el cinturón que la seguía sujetando. Notaba los dedos torpes y entumecidos pero aún así estuvo peleando con el enganche intentando por todos los medios soltarlo.

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01/07/2018, 22:36
Miguel “Michael” Argüelles

Iba leyendo la última grapa de Batman que había comprado en el kiosco de la estación. Aunque el verbo leer no fuera el más indicado para su situación, más bien iba ojeando las páginas. Había tenido que releer hasta cinco veces la primera página para entender medianamente el argumento, y aun así no terminaba de arrancar a leer el comic. Comic como ese no le duraban más de unas horas y hoy llevaba una hora entera para pasar de la primera página. Estaba intranquilo, le dolía la cabeza y hasta sentía pinchazos en el estómago. Puede que solo fueran nervios, nervios por la discusión de hace una horas con sus padres.

Entonces todo se movió como una montaña rusa. El estómago le subió hasta casi la garganta y los pulmones se vaciaron por completo. Pero a diferencia de las montañas rusas donde nunca te haces daño, la cara de Miguel impacto con fuerza contra el asiento delantero, luego contra el cristal y finamente con el respaldo de su propio asiento quedando totalmente aturdido.

Una voz lejana le hablaba, parecía la voz de un ángel. Miguel solo pudo asentir con la cabeza. Luego vinieron los gritos y la nieve. Todo estaba cubierto de nieve y alguien estaba gritando igual que un cerdo durante la matanza.

Miguel solo pudo incorporarse y mirar a su alrededor tratando de buscar una explicación a lo sucedido. ¿Doc, dónde estamos? En aquel momento lo único que le vino a la cabeza fue esa estúpida frase de Marty McFly en Regreso al Futuro.