Partida Rol por web

Al mal tiempo

14204 - En el límite

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16/07/2019, 17:49
Alfonso

Siguiendo a Jose Antonio con parsimonio, Alfonso camina fuera del autobús, como si nada. Ya debería haber pocas cosas que os sorprendan, pero que es individuo avance así tan tranquilamente lo hace. 

No por su caminar, no. Por el hecho de que uno de sus ojos está triturado, convertido en un amasijo informe y ridículo, aplastado. El cristal de su gafa está hundido en él. Pero no le importa lo más mínimo. Se gira hacia vosotros y...

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16/07/2019, 17:51
Enmascarado

El hombre de la máscara llega cerca de donde os encontráis, y apunta sin pensar en nada más. El primero al que ve es a Alfonso y descarga sobre él los dos disparos de la escopeta. El primero le roza el hombro pero el segundo le da de lleno en el pecho y le hace caer de espaldas sobre la nieve, boqueando sangre.

Pero el enmascarado no duda. Abre con un gesto seguro el cañón, lanza los dos cartuchos fuerza y lo recarga de inmediato preparándose para volver a disparar.

- Tiradas (4)

Notas de juego

(las tres ultimas son la misma tirada xD, 1, 10, 5).

Vale. Está donde vosotros y podrá atacar todos los turnos salvo que os separéis, o que le matéis. Cosa complicada ahora mismo porque estáis desarmados :P. 

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17/07/2019, 19:03
Miguel “Michael” Argüelles

Miguel, desesperado, se lanza sobre el arma con la intención de arrebatársela. Sabe que es algo imposible, pero al menos conseguirá algo de tiempo para sus compañeros de viaje. Puede que con su impulso impida que Carlos introduzca los cartuchos en el arma o que esta se caiga.

No piensa, simplemente actúa.

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19/07/2019, 19:21
Sandra Arango

Ya había llegado, el asesino ya estaba junto a ellos y ya se había cargado al primero que se cruzó por su camino. Sandra, sin fijarse en el sacerdote medio desnudo que se acercaba hasta ellos, miró con los ojos abiertos el agujero que se abría en el pecho del padre de Carlos segundos antes de caer. Ahora les tocaba a ellos.

La joven seguía consolando al niño de rodillas, casi resignada al final que le esperaba y no fue hasta que vio la reacción de Miguel que no salió de su estupor. Si tenía que salvar a uno de los dos, Sandra tenía muy claro a quién salvaría y ese no era otro que Miguel, el chaval que la había acompañado tanto tiempo y al que le había cogido mucho cariño, como si de un hermano pequeño se tratara.

Soltó a Carlos y, a una velocidad salida del miedo, la frustración y, sobre todo, la rabia, se lanzó a ayudar a Miguel para intentar quitar el arma al Carlos adulto. Si lo conseguían, su intención era pegarle un tiro al niño ya que, al adulto ya lo habían intentado y no lo habían conseguido matar. Si el niño moría entonces no crecería y el adulto nunca se convertiría en asesino.

Ese era el hilo de pensamientos de Sandra en aquellos momentos. Un hilo que daría miedo sólo de pensarlo a cualquier persona decente y en su sano juicio.

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20/07/2019, 13:30
José Antonio Esteban

Me había quedado mirando a aquella muchacha embarazada. Tenía un cigarrillo y de repente, me entraron unas ganas atroces de fumar. De hecho, me debatía entre esconderme en alguna parte o ir hacia ella para pedirle uno. Tal vez quitarle ese, total, estaba muerto. Muerto en vida. Entonces, algo me distrajo. Un disparo que me asustó.

Y aquí estoy. Mirando boquiabierto al tipo de la máscara, el cual vuelve a disparar contra Alfonso, acabando con su vida. Menudo alivio, al menos éste lo hace de forma rápida e impersonal. Me detengo sin darme cuenta, aún sin cerrar la boca. Observo cómo recarga, va a disparar y seguramente será a mí...

En ese instante el niño interviene. Mis pantalones, que seguian sin abrochar, caen del todo. Siento frio.

-NO! -Grito asustado al ver al muchacho lanzarse contra el asesino. No sé si es gracias a un momento de lucidez o de locura, pero reacciono. Me subo los pantalones rápidamente y, al agacharme, cojo dos puñados de nieve. Me lanzo también hacia el hombre con la intención de estampar la nieve en su máscara y distraerlo. Pienso que puede ser un plan cojonudo y se me dibuja una sonrisa estúpida.

Notas de juego

Con el móvil.

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22/07/2019, 12:57
Gerardo "Gero" Escudero

Al ver el camión supo que los dos no podrían salir de allí. El destino no se lo permitiría. Uno tenía que pagar por la vida del otro, y no tuvo dudas de quien sería. El la amaba ¿no? La amaba desde que tenía uso de razón, desde que la memoria le alcanzaba. No podía dejarla morir. Ella tenía que llegar a Madrid, tenía que llegar a su prueba. Tenía que convertirse en una estrella. Sin pararse a meditarlo la sacó de la carretera, quedándose él en el camino del camión. Si así tenía que ser, así sería. Habían salido, y ella viviría.

Notas de juego

Bueno, vamos a ver cuanto daño cae xD

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22/07/2019, 16:52
Director

Apartas a Esperanza de un empujón, embistiéndola hacia un lado del camino con todas tus fuerzas. No hay tiempo para más. 

No hay más tiempo.

Levantas la vista hacia el vehículo, hacia la luz. Quieres pensar en algo, en si has hecho bien, si has hecho mal, si ha merecido la pena. Si el grito que oyes de Esperanza sirve de algo. No hay tiempo a meditar nada, cuando el vehículo te embiste. Cuando tus costillas se parten como añicos, cuando en el parpadeo que es ese instante distinto, moribundo tus piernas se destrozan en pedazos, tus pulmones se perforan, tu garganta se encharca y tu cuerpo vuela.

Y el parpadeo, y el camión, desaparecen y vuelas hacia la nieve, hacia atrás, hacia el autobús. Recorres veinte metros por el aire, como un harapo, cayendo sobre una nieve que si amortigua tu caída, pero que poco importa. 

Te detienes. Consciente. Tu cabeza apenas deja ver nada. Notas que no puedes moverte, apenas levantar el brazo izquierdo que es lo único que no está destrozado. El derecho, de hecho, no está.

Y sabes que estás muriéndote.

Saberlo te devuelve la cordura... Pero no ves nada más. Ni donde estás, ni quien te rodea, nada.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Sorry :P. Te lo dije, era casi muerte segura. Aunque si en vez de 3 sietes salen 3 treses, estarías vivo xDD.

Tienes dos turnos intervenciones más. En la segunda, estás muerto. No hay salvación, solo es un cierre para el personaje. Márcales a todos que están cerca. 

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22/07/2019, 17:08
Director

Toda la escena se sucede a toda velocidad. No dudáis. Perdidos en el caos, en la locura, los tres avanzáis hacia el encapuchado. Desarmados. Si el hombre recarga la escopeta antes de que llegue ante vosotros, tenéis una oportunidad. Sujetarle el arma, derribarle entre los tres. Aunque seáis una chica, que no ha peleado en su vida, un crío, que cree que todo es una película, y un anciano cura y fumador, con recientes tendencias necrofílicas. 

Así que corréis. Os abalanzáis y... El hombre, el Carlos adulto, carga su arma y apunta a bocajarro a Sandra. La escopeta se descarga sobre su pecho, la propulsa hacia atrás dos metros y salpica sangre y carne en todas las direcciones. Y acto seguido, se vuelve, más lenta, mas despacio, sobre Miguel.

El chico, que ni puede frenar, recibe un disparo en el brazo. Potente, fuerte, le deja el cuerpo entumecido... Pero aun así, la adrenalina, el odio, el miedo y la locura le dejan cargar contra su enemigo.

- Tiradas (8)

Notas de juego

Miguel, 3 de daño. Si los quitas de sacrificio, te queda Cuerpo a tope (estás herido pero no te afecta por ahora).

Sandra, 9. Aun quitando los 7 de Sacrificio que tienes, sigues herida (malherida), pero al menos, viva. La herida, sin tratamiento, es mortal, pero puedes actuar :).

He tirado por vosotros la reacción, para ahorrar tiempo. Miguel casi pifia la reacción... En todo caso, vais último, y al ser el disparo a bocajarro tiene bono. 

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22/07/2019, 17:21
Enmascarado

"Esta vez quieren luchar". Normal. La desesperación es lo que tiene. Es infalible. El tiempo puede ser una constante, la eternidad otra, pero no hay nada tan inamovible como la desesperación.

"No hay tiempo para recargar" piensa Carlos, soltando la escopeta y llevando la mano al machete, pero tanto el cura como el crío se le echan encima rápidamente. "Recuerda. Paco tenía una pistola" piensa.

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22/07/2019, 17:25
Carlos

"Lo recuerdo" piensa Carlos, secándose las lágrimas y entrando en el autobús mientras todos los demás se enzarzan en su pelea. 

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22/07/2019, 17:27
Director

Entre todo el horror, los gritos, los disparos, la sangre...

Entre el dolor de Sandra que la derriba, que hace que su pecho mane sangre sin parar, entumecido, cubierto de adrenalina, pánico y rabia...

Entre la carga desesperada de Miguel y Jose Antonio... 

Entre la respiración entrecortada del encapuchado, a través de la máscara...

Un cuerpo vuela, como un trapo roto. Rueda por la nieve y aterriza, boca arriba. Y escupe sangre. Y todos, heridos, enemigos y amigos, veis a Gero caer como un muñeco destrozado en el suelo en frente del autobús. 

Vivo.

Aún. 

Por los próximos segundos, al menos. 

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22/07/2019, 17:29
Esperanza

- ¡¡NO!! - grita Esperanza.

Ve al asesino de la escopeta, peleando con Jose Antonio, Sandra y Miguel. Ve como derriban a la muchacha. Todo eso lo ve, desde la nieve, derrumbada, destruida por dentro, sin ánimo, sabedora de que eso que está viviendo es lo que sabía que iba a ocurrir.

Su final.

Pero no esperaba un acto de puro altruísmo, que alguien la apartase de la muerte en ese momento. Y eso, quizás, hace que corra hacia el caos. Hacia el monstruo de la escopeta, hacia el autobús. Corre como puede entre la nieve, vadeándola, entre los parpadeos de luz, y llega hasta el cuerpo de Gero, y le agarra la mano. Observándole.

Sabe que va a morir.

- ¿Por... por qué? - pregunta. Es una pregunta estúpida. Apenas se conocen, pero sabe la respuesta...

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24/07/2019, 18:09
Miguel “Michael” Argüelles

Esto no tenia que pasar. En las películas el bueno siempre gana. El arma debía de haberse encasquillado o la aparición oportuna de otro personaje la hubiera desviado. Piensa Miguel paralizado por el miedo al ver como Sandra sale disparada hacia atrás como en las películas. A diferencia de las películas, la sangre salpica su rostro y el olor picante del azufre de la pólvora llena sus fosas nasales. El miedo se apodera de su cuerpo atenazando coda uno de sus músculos, no puede moverse, no puede gritar. Las postas le da en el brazo de refilón y el estruendo del disparo le deja sordo del oído izquierdo. Un largo pitido agudo sustituye todo los sonidos.

El estallido del disparo y el dolor del brazo también sacan a Miguel del shock. Hay que hacer algo. Rápido. Se lanza por la escopeta, no tiene cartuchos pero puede servir de garrote. Agarra el arma por el cañón, aun caliente por el disparo, y trata de golpear la rodilla (o el machete) de Carlos mientras trata de buscar su espalda. Tiene que colocarse detrás de él para que no le pueda alcanzar con el machete.

Notas de juego

-3 a Sacrificio

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30/07/2019, 22:31
Gerardo "Gero" Escudero

Desde el suelo, sin apenas fuerzas, sin apenas aliento, trató de arrastrarse hacia ella. Le dolía todo, o quizá no le doliese nada. Tampoco estaba seguro de que era peor. Había muerto, su cuerpo aun no se había dado cuenta pero ya estaba muerto. Daba igual, ella estaba viva. Levantó la cabeza y esbozó una torpe sonrisa cuando ella le cogió la mano. 

-Porque te quiero... - la había querido desde que tenía uso de razón, o desde que la había perdido, no sabría decir cual era la diferencia, ni siquiera si importaba - ...y quiero que vivas... corre... - tosió, escupiendo sangre sobre la nieve - corre y no mires atrás... ¡vive! Corre hacia el parador y sube, hasta lo más alto... 

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31/07/2019, 13:00
Sandra Arango

Los siguientes minutos una vez se lanzó a por el arma del asesino transcurrieron a ojos de Sandra a cámara lenta. Fue tal la sorpresa que sintió cuando se vio, en lugar de avanzando hacia el autor de todo ese horror, retrocediendo en el aire, como si hubiera aprendido a volar. Sus ojos exageradamente abiertos al igual que abierto tenía el pecho tras un disparo del cual ni se enteró. No sintió dolor, sólo la sangre caliente resbalando por su cuerpo.

Sandra miró un segundo hacia abajo, hacia su pecho abierto antes de caer al suelo con los ojos aún abiertos vueltos hacia el cielo. Todo parecía estar terminando por fin, pronto podría descansar.

Con gran esfuerzo dejó de mirar hacia arriba para volver sus ojos hacia Miguel, el chico que se había mantenido a su lado durante aquel terrible viaje y, cuando lo vio que se lanzaba como loco a coger el machete del asesino, intentó gritarle para que se detuviera, para que no sufriera el mismo destino que estaba sufriendo ella, pero sólo consiguió que un acceso de tos manchara aún más la nieve con su sangre.

Pero no podía permitir que Miguel sufriera más, tenía que vivir para hacer realidad todas sus fantasías. Haciendo caso omiso al nuevo ataque de tos, Sandra gritó con las pocas fuerzas que aún le quedaban para que el chico y el sacerdote la escucharan.

Hay que... cof, cof... matar a... cof, cof... a Carlos... al niño —exclamó quizás presa ya de la locura más absoluta. Ella había tenido la oportunidad en sus manos y su piedad había impedido que cometiera tan horrendo crimen, pero Sandra estaba convencida que aquella era la única posibilidad de que los supervivientes salieran de aquella pesadilla.

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31/07/2019, 20:56
José Antonio Esteban

Ojalá esta situación me hubiera pillado con veinte años menos. O treinta. Mis esfuerzos no sirven de nada y no consigo evitar que el asesino dispare. Todo sucede muy rápido: las posibles muertes de mis compañeros de "fatigas". Muy posibles, de hecho. En Guatemala había visto algunos disparos y eran pocos los que sobrevivían, con más razón para no hacerlo en estas condiciones y con semejantes heridas. 

Me encuentro incapaz de hacer algo. Sorprendido, oigo mi respiración y niego con la cabeza. -Todo está perdido. Entonces veo las intenciones del muchacho y a Sandra gritando que hay que matar al niño Carlos ¿Por qué? ¿De verdad? ¿Ellos tienen información que yo no, o es simplemente una locura suya? 

Está pasando demasiado tiempo, no me da tiempo a hacer nada y tampoco sé qué puede hacer un viejo enfermo como yo. Miro de reojo a Miguel y luego fijamente al asesino. Me sorprendo a mí mismo sonriéndole con los ojos muy abiertos. Echo a andar hacia atrás y luego a correr hacia la negrura para que me persiga, para alejarlo del muchacho, supongo. Ya da igual.

-¡Ja, ja, ja, tendrá que cogerme, ja, ja, ja! -Río y corro y me vienen a la cabeza aquellos juegos infantiles. Me siento bien. 

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07/08/2019, 18:31
Director

El caos no tiene dueño.

En un abrir y cerrar de ojos la nieve se cubre de rojo. Rojo alrededor del cuerpo muerto de Alfonso, el padre de los dos Carlos. El hombre que creía que todas las mujeres eran perras estúpidas a las que tomar cuando lo desease. El monstruo. El verdadero monstruo.

Rojo alrededor de Gero. Sus palabras exhalan de sus labios mientras Esperanza le abraza y le acuna. Apenas le queda ya aliento, ni voz. La muerte ha decidido darle esa prórroga, esa despedida. Pero es inevitable.

Rojo junto a Sandra, en el suelo, rogando por asesinar a un niño, un niño que llora, agitando su consola. Sandra grita, pidiendo que acaben con él.

Rojo cerca de Miguel, de las salpicaduras de la escopeta. Rojo mientras el chico se abalanza como puede sobre aquel enorme enmascarado que, cansado o perdido, es incapaz de sacudirse al muchacho, que se enreda sobre él como puede para que no desenvaine el machete. Es una escena extraña, incomoda. Tiempo ganado cuando el tiempo es lo de menos, porque tarde o temprano todo ocurre.

Y en esa desesperación, en ese griterío, Jose Antonio corre. Hacia la luz, hacia el parpadeo, hacia el parador, alejándose con la esperanza de que le sigan. 

Nadie lo hace.

- Tiradas (3)
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07/08/2019, 18:51
Paco

En ese momento alguien sale del autobús. Veis a Francisco, el hombre de las gafas de sol. El terrorista. Tira las gafas al suelo, las pisa, y mira a Sandra.

Lleva una pistola en la mano. Observa la escena. Al gigante. Al niño. A Alfonso, muerto en el suelo. Y recuerda.

Hay que... cof, cof... matar a... cof, cof... a Carlos... al niño

Paco se encoge de hombros.

Nunca ha matado a nadie, la verdad. Le recordarán como un asesino, pero el solo conducía el coche. Solo. Le habían convencido con cantos de liberación, de salvación, de un futuro libre de los opresores... Y allí estaba, en el infierno, sujetando un arma y apuntándola a un niño que ni se mueve ni se entera. Solo llora.

- Este es mi infierno - dice. 

Y dispara.

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07/08/2019, 18:53
Carlos

Carlos no dice nada. No hay tiempo esta vez. La cabeza explota y salpica más sangre, sobre la carrocería del autobús. Sobre Sandra, dejando unos sesos repartidos. Su rostro se derrumba destruido sobre la nieve.

Le cuesta construir un último pensamiento.

Si es que es el último. 

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07/08/2019, 18:55
Paco

Allí está. La prueba, la prueba de que tenían razón. Su padre, cuando le dio de hostias y le echó a patadas de casa. "No eres mi hijo", le había dicho. Aitana. Aitana tenía razón. "Tanta mierda, tanta historia y al final eres la misma basura que el resto". O si. Lo era.

Esa era la prueba.

Paco se mete la pistola en la boca, y no dice nada. Quizás ese lugar no fuera el infierno. 

Quizás el infierno estuviese esperando.

El disparo le destroza la boca, la cara y le hace caer en el suelo. Pero...

Paco no muere. Paco sigue en el suelo, inmóvil. Ha atravesado su médula, sesgado cualquier nervio con sus piernas y sus brazos. La sangre se acumula en su boca, y comienza a sacudirse en estertores.

Pero allí, delante vuestra, Paco no se muere. Paco sobrevive.