Partida Rol por web

Separó a Kwanon del interrogado, fuera de la sala. No quería que aquel tipo supiera todo sobre ellos. Demonios, no dejaba de ser un maldito espía.

-¿Que percance ha sido ese, señor Kwanon? ¿Y el señor Claxton, estaba con usted?

-Si se refiere a ese hombre que se anda metiendo en todo agujero que encuentra...si he estado con él.-dice- descubrimos un sótano, quizás tu puedas echar una mano abajo...yo voy a inspeccionar si el espía tiene un daño grave, y me quedaré con Lady Wytham, puede que necesite ayuda.-"aunque en caso de peligro, casi me tendría que ayudar ella a mi." pensó.

Asintió, tocándose la barbilla. Agujero... descubierto algo en el sótano. Sonaba interesante, en verdad.

-Muy bien, señor Kwanon. Vaya.

Sin más, tomó el bastón en el aire, tras levantarlo de un tirón. Y, decididamente, bajó hacia el sótano.

-Bien veamos esa pierna-dijo Kwanon acercarsendose al herido con suma cautela. Inspeccionó la herida y comenzó a ayudar al hombre. Después de un pequeño rato se apartó y apartando un mecho de pelo con el ante brazo para no mancharse la cara de sangre.-No hay mucho mas que hacer para ser sinceros.

-¿a dicho algo el espía, Lady Witham?-dijo mientras se limpiaba las manos con un paño.
Se mantuvo a un lado esperando a que el hombre hablara, para ver si de una vez por todas terminaba entendiendo algo.

intuyo que llevo conmigo los polvos requeridos para el control mental. no?

Si, los llevas (no voy a ser así de picajoso el primer dia de aventura del personaje XD)

Después de dar vueltas por la casa, te das cuenta, que el inventor como la mayoria de personas en Londres, no tiene aun un aparato de teléfono.

MaCintosh desciende al recibidor y de allí a la puerta que da a la extraña escalera de mano fijada a la pared, el resplandor de una lampara unos metros más abajo facilíta su descenso, hasta que se encuentra en una pequeña plataforma de madera situada dentro de un gran espacio, que la pequeña lampara doméstica no es capa de iluminar.

Mientras continuo el largo descenso de la segunda escalera escucho como llega el coronel.

- Buenas querido coronel, me alegro de verle por aqui. Si desea puede unirseme aunque este tramo de escalera esta resultando infernalmente largo.

 luego de unos segundos de reflexión decide que en lugar de probar suerte con las casas contiguas, lo más sencillo sería... Edward sube las escaleras de nuevo donde están el espía y Christine.

Madame, mucho me temo que el inventor no posee un aparato telefónico y siendo honestos, creo que el mejor método sería que alguien llegase personalmente a dar la noticia de manera sucinta, si me entiende.

Sin la presencia de ese hombre amenazante parece que pueda hablar con más tranquilidad.

Entrre usted y yo señorrita, que me haya pegado un tirro en la pierrna le convierte en alguien peorr que el hombrre al mando.

¿que pasarra si no quierro hablar? ¿me matarran? Soy un espia señorrita, ya sabe cual es la pena por eso en su pais.

Edward ingresó a la habitación justo cuando el ladrón preguntaba qué pasaría si no quería hablar. Christine aún no le respondía nada respecto a lo anterior, apenas y había negado como toda respuesta a la pregunta que Kwanon le formulara.

-Le recuerdo que quien se giró con claras intenciones de disparar fue usted -alzó ambas cejas como queriendo decir "culpa mía no es"-... Yo nada más me defendí. ¿O me va a negar que sus intenciones eran disparar? No nos veamos la suerte entre gitanos, si yo no hubiera disparado primero posiblemente la que estuviera en esa silla sería yo y no usted.

Caminó rodeando al hombre, a quien se había asegurado de atar a la silla para que Kwanon le pudiera revisar la herida sin riesgo, sin embargo pese a estar atado de pies y manos prefería no pecar de confiada y no bajar la guardia por lo que su pistola se mantuvo apuntándole.

-Nadie lo va a matar, se lo aseguro, siempre y cuando usted no haga estupideces -en su rostro pareció dibujarse una sonrisa-. Y puede negarse a hablar si lo desea, pero eso de nada le va a servir -miró entonces a Nelton- ¿No es así señor Nelton? -estaba otra vez mirando de frente al ladrón y desde esa posición le habló- Y para que vea que mala no soy voy a dejar que el señor Nelton le haga las preguntas.

Christine se hizo a un lado, si las habilidades de Nelton eran como las había dado a entender en el carruaje, de seguro conseguiría hacerle hablar quisiera o no.

-Todo suyo, Edward.

En efecto, milady. Verá señor, la razón por la que estoy en esta casa es porque soy un experto leyendo caras, puedo formular una pregunta y viendo su expresión puedo deducir una respuesta. Además ya hemos traído un buen gesto de voluntad que es que nuestro médico del grupo le revise. Señorita, me puede por favor indicar qué progreso habían hecho hasta el momento con el caballero alemán? Hace un gesto tranquilo, como si estuviesen en una conversación casual, supervisando constantemente la mente del alemán por signos de monólogo interior.

Edward, que creo que sigues despistado en eso, tu no lees ni sondeas mentes, simplemente haces que hagan lo que tu quieres ;-)

-¿Leyendo caras? -se preguntó- En el carruaje dio a entender otra cosa, mencionó claramente que controlaba mentes. Mmm a este hombre no le asustan las armas y tampoco se trata de dispararle hasta dejarlo como un colador, creo que ya se qué es mejor.

Christine pensaba en su fiel Goliat que esperaba abajo, como el guardián que era. Dado que se había teleportado el can se había quedado junto al carruaje, custodiando la entrada de la casa, más que seguro, pero presto a acudir al llamado de su dueña.

-Aparte de que es un espía -respondió a Nelton-, ha dejado claro que su lealtad está con el Kaiser y que nada han tenido que ver en la desaparción del profesor. Según sus propias palabras estaba aquí para averigüar en qué estaba trabajando éste pero al llegar se encontró la casa vacía y al profesor desaparecido... Ahora, si me disculpa, saldré un momento, hay alguien que deseo presentar a nuestro amigo. No tardaré más que un par de minutos.

Y sin decir más Christine abandonó la habitación.

Nada más salir tiró de la cadena que llevaba al cuello y que mantenía oculta con sus ropas. Al tirar de ella asomó por entre su escote lo que pendía de ésta y no era otra cosa sino un silbato para perros. Se llevó el adminículo a los labios y sopló, el sonido, inaudible para cualquier persona provocó que Goliat se irguiera rápidamente. No ladró, pero poco le faltó para hacerlo, hasta que un nuevo silbido llegó a sus oídos dándole la orden de acudir junto a su dueña.

Olisqueando el aire, siguiendo el aroma de Christine, el can no tardaría en llegar junto a ella.

eso si estaria bien, puedes preguntarle, usar tu poder y además psicologia, no son cosas reñidas ;-)

 Muy bien. Comprendo que toda esta situación es circunstancial. Ud es un hombre inocente, viendo que no sabía donde estaba el inventor realmente. Por favor cuénteme quienes son sus superiores, queremos hablar con ellos para hacer un esfuerzo coordinado para resolver esto.