Partida Rol por web

Al servicio secreto de su majestad

El Imperio os necesita

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07/03/2011, 10:44
Director

Todos habeis recibido la convocatoria, instandoos de urgencia a acudir al palacio de Saint James a estas intempestivas horas del siete de febrero de 1895.

A vuestra llegada os han hecho esperar en habitaciones separadas, pero ahora os encontrais esperando no sabeis a quien, en una de las lujosas estancias del lugar.

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07/03/2011, 10:44
Director

Notas de juego

Teneis un par de dias para hacer presentaciones y un poco de roleo entre personajes ;-)

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07/03/2011, 12:08
William Claxton

Observo la estancia y al resto de invitados con aire divertido mientras espero a que se acerque alguien del servicio para pedir una copa.

- Señores, señorita, temo que no hemos sido presentados. - digo mientras ejecuto un saludo doblando la cintura y retirando mi sombrero con la mano izquierda para hacer un pequeño circulo en el aire con el - Me llamo.... William, William Claxton, y estoy encantado de conocerles - paso la vista por todos los invitados hasta detenerlos en la señorita - En su caso estoy aun mas encantado

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07/03/2011, 15:38
Eli MacKintosh

Miraba los frescos de la sala donde le habían hecho esperar, apurando un cigarrillo. Cuando el criado le reclamó, apagó la colilla en el cenicero, y se levantó cogiendo la chaqueta negra. Los guardias coldstream del patio le habían quitado el bastón, pero él no dijo nada. Una simple medida de seguridad, bastante comprensible.

A pesar de todo, tenía curiosidad. Le habían llamado a palacio, y a aquellas horas. Tenía una idea de para qué, pero no quería lanzar las campanas al vuelo. En una pequeña cámara, se encontró con otras personas que examinó en silencio. Parecían estar algo nerviosas, expectantes. No le cupo duda de que estaban allí por lo mismo que él.

Los que allí se encontraban eran una colección de lo más pintoresca. Un caballero con un traje de color bastante vivo, que contrastaba con otro de pelo corto y enlutado. Además, estaba el hombre de la capa y la melena corta, de aspecto no poco pintoresco, y una señorita vestida de forma muy elegante, que por ahora parecía el centro de atención.

Sin embargo, el caballero del traje de color y el bigote se presentó, con no poca parola, lo cual daba una idea de como era su carácter. Él de momento calló, ya que se había dirigido explícitamente a la señorita, y esta debía responder. Se acercó a una de las ventanas, y miró de reojo al patio interior, antes de volver a mirar a los presentes, aguardando sus reacciones.

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07/03/2011, 16:22
Edward Nelton

-El placer es mio.Me llamo Edward Nelton,un placer conocerles y espero serles de ayuda en algún momento- le responde esbozando una leve sonrisa.A pesar de estar allí esperando, no se aburría, sino que estaba encantado y maravillado ante toda la rica vestimenta de aquel palacio y la de cada una de sus salas.Todo aquello era un mar de historia y cultura, con obras de arte en cada esquina, sin duda un buen lugar para aprender más de una cosa.Todos los allí presentes parecían tener cierta categoría social por la forma de vestir, y eso a penas sin conocerles ya le gustaba.Le gustaba codearse con gente de alta clase, pero sobre todo con gente de buen intelecto, Edward siempre ponía la sabiduaría e inteligencia por encima de todo, incluso por el prestigio de una persona.Aguantaba su bastón acercándose al hombre que llacía silencioso observando los cuadros de la sala y lanzando de vez en cuando alguna que otra mirada por las ventanas.

-Parece ser que tiene cierto interés por los frescos de esta sala.Algunos reflejan las victorias bélicas de este gran país, ¿no le parece fascinante que tal momento de victoria se pueda plasmar sobre un pedazo de piedra, y es más, que lo pueda plasmar la misma mano del hombre?- preguntaba claramente de forma retórica observando maravillado cada escenario allí pintado.

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07/03/2011, 16:41
Eli MacKintosh

El hombre de la melena corta se presentó, y luego se acercó a hacerle un comentario. Parecía simpático, y eso le relajaba un poco. Miró en la misma dirección que él, a cuadros, frescos y tapices, con aire distraído. Luego hizo un comentario extraño, aunque no sabía cuan extraño para los presentes.

-Se trata de una idealización de la realidad, señor Nelton.

Señaló a uno de los cuadros.

-Por ejemplo, en ese cuadro de Waterloo, se presenta el avance de la brigada de Picton, y él aparece vistiendo su uniforme de general. Esto es incorrecto. Fue al campo de batalla vestido de civil, ya que estaba en el baile de oficiales en Bruselas y no quiso estropear su uniforme de gala. Mi regimiento estaba en esa brigada, y yo llevaba una de esas banderas amarillas.

Antes de que pensara en la fecha de la batalla, y que hacía 80 años que se había librado, se acercó a otro cuadro.

-En este lienzo de la carga de la brigada ligera, se la presenta como una gloriosa gesta, y eso no fue así. Más bien un error de cálculo de Lord Raglan al calcular la posición de los cañones. Le aseguro que los que estuvimos allí, tuvimos que recoger los restos de hombres y caballos con palas. Nada agradable.

Por último, se detuvo frente a un tapiz que representaba la toma de un fuerte costero manchú en la Guerra del Opio.

-Aquí parece que la batalla fuera un lance glorioso. Pero omite el hecho de que los royal marines tuvimos órdenes de pasar a cuchillo a toda la guarnición, y se incluyeron mujeres y niños. En esta guerra combatieron muchos soldados cipayos, que lucharon por nosotros, así como en Afganistán. Como ya sabe, les recompensamos insultando sus creencias unos años más tarde, obligándoles a usar cartuchos de fusil embadurnados en grasa de cerdo y vaca.

Se metió la mano izquierda en el bolsillo del pantalón, pensativo.

-Ninguno de estos cuadros refleja la verdadera heroicidad. Y esta es, simplemente, la de hombres luchando en una guerra en la que se ven atrapados, y que defienden su vida apoyándose los unos en los otros. Y eso convierte en héroes tanto a los amigos, como a los enemigos.

Parpadeó al cabo, girándose a mirarle. No se había presentado, así que lo hizo ofreciéndole la mano derecha para que se la estrechara.

-Coronel Eli MacKintosh, un placer.

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07/03/2011, 17:45
Edward Nelton

-Ya veo su punto de vista Coronel MacKintosh, parece tener buen conocimiento sobre el contenido de todos estos frescos, algo que me intriga y fascina a la vez.Veo que se conserva en unas excelentes condiciones a pesar del paso de los años.Yo creía que la guerra mataba tanto física como psicolígcamente, pero parece que esto no hace mella en su persona.Sin duda Coronel, unos y otros son heróes porque se supone que luchan por lo que ellos consideran lo correcto, pero, han habido tantas guerras...tantas muertes, muchas llevadas por el patriotismo, otras por los deseos de hombres podersos con grandes sueños.Pero lo que deja claro, es que vivan o mueran en el campo de batalla, sientan lo que sientan al matar a un hombre o luchar por lo que luchan, no deja de convertirlos en simples marionetas.¿Es usted una marioneta más Coronel...una marioneta que vive para combatir y muere combatiendo o quizás sea algo más...?- le explicaba mirándolo de forma analizante a la par que intrigado por el pasado de aquel hombre.

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07/03/2011, 17:56
William Claxton

Escuche al coronel divertido, mientras hablaba sobre batallas y guerras.

- El problema de la guerra, si quiere mi opinion, es que vista una, vistas todas. Muchos muertos, algunos héroes, y ningún ganador. No obstante debo decir que se conserva usted muy bien, para haber pasado por tantos conflictos. Uno esperaria ver a un anciano general, y en su lugar encuentra a un joven coronel. - hice una pausa para ponerme de nuevo el sombrero. - Parece que los años le esquivan tanto como los ascensos.

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07/03/2011, 19:53
Eli MacKintosh

Tras estrechar la mano con el señor Nelton*, escuchó sus consideraciones con un apunte de sonrisa. Para no tener un aspecto de combatiente, demostraba más juicio que el resto de los mortales sobre aquel tema, sin encarnar aquella cita de "Dulce bellum inexpertis". Parpadeó al final del discurso, por su pregunta.

-Todos somos marionetas, señor Nelton, de tales o cuales intereses. O lo hemos sido. El valor de la individualidad estriba en las elecciones, los principios y la integridad. Cuando luchamos nuestras propias batallas, el mundo suele volverse contra nosotros, como recordándonos que la colectividad se impone sobre los deseos del individuo. Y que el fin último debe ser el bienestar de la mayoría, de aquellos a los que, llegado el momento, debemos proteger.

No sabía si eso contestaba a su pregunta, pero en verdad había sido un poco desconsiderada. Preguntar a alguien si era una marioneta, no entraba demasiado en los cánones del savoir faire. No obstante, un detalle le llamó la atención: no estaban especialmente sorprendidos por su "don", si no más bien interesados. Aquello era interesante, mucho.

-Los puestos de mando son difíciles de ocultar, señor Claxton. Cuando miramos a un castillo, nos fijamos enseguida en sus altas torres, y es dificil justificar la ausencia de una, o su permanencia inalterada durante más tiempo del usual. Sin embargo, las piedras que sostienen esas torres, perduran más tiempo, son más discretas, y las miradas suelen evitarlas, por ser menos importantes o espectaculares.

Se acarició el mentón un momento.

-Debo suponer, por su interés, y sobretodo por creerme a la primera, que no soy el único de los presentes que posee "particularidades". ¿Me equivoco?

 

Notas de juego

*No lo has dicho, pero supongo que lo haces.

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07/03/2011, 20:53
William Claxton

- No puedo estar mas de acuerdo con su disgusto hacia cualquier cosa que llame la atención. Con respecto a particularidades - hice una pausa para pensar - Yo debo confesarle que tengo unas cuantas, me gustan los caballos rápidos, el vino fuerte, y las mujeres en general. Suelo preferir el cafe al te, pero me disgusta el azúcar y la leche, y me encantan estas gafas recientemente adquiridas, tanto es asi que las uso con sol o sin el.

Termine con una pronunciada sonrisa que cruzaba mi rostro de un lado a otro.

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07/03/2011, 21:57
Christine Wytham

La joven, que había ocupado uno de los sitiales cercanos a la ventana, permanecía ajena al hacer y decir de los que, suponía, habían sido citados por iguales razones que ella.

Ojeaba un libro a ratos concentrada, a ratos distraída, observando a los demás ocupantes de aquella habitación mientras que lo que parecía ser una negra sombra permanecía echada a sus pies. Alzó la vista cuando el silencio fue roto por algo más que carraspeos, dejando que el libro descansara todavía abierto sobre su regazo prestando atención a lo que se decía.

Su expresión seria no varió después del halago recibido, mas sí inclinó ligeramente la cabeza como toda muestra de gratitud. La sombra a sus pies se removió, alzándose y sentándose sobre sus cuartos traseros; observó a la joven mansamente al tiempo que ésta posaba su enguantada mano sobre la cabeza del can, acariciándosela. Goliat permaneció en la misma posición, atento, vigilante, celoso de su dueña.

Una presentación más, buscando romper el hielo, y de pronto se encontró siendo testigo de la que, de no ser por lo engreído que le pareció su expositor, bien podía considerar una interesante exposición o aclaración histórica. Permaneció silenciosa, escuchando atentamente el pequeño debate que acaba de surgir tras la intervención del Coronel, mas, al notar la ironía en las últimas palabras del señor Claxton consideró oportuno intervenir o, salvo se equivocara, la conversación adquiriría un cariz del que no le apetecía ser testigo, mas su intervención hubo de esperar tras la rápida réplica del aludido, misma que, para su agrado, no tuvo en absoluto la acidez que sospechaba.

-Siempre he sido de la idea que -comenzó a decir sin moverse aún del lugar en el que estaba, con voz suave pero al mismo tiempo segura y firme-, los verdaderos héroes de una guerra, sean éstos del bando que sean, no son otros sino los soldados, pero los soldados rasos, los mandos medios, porque son éstos quienes realmente se juegan la vida...

Cerró entonces el libro y se puso de pie, dejando éste sobre la mesita que tenía justo al lado. Goliat hizo amago de seguirla pero ella, con un gesto de su mano, le ordenó quedarse quieto y el perro obedeció.

-La comparación que ha hecho me agrada, coronel, y en cierto modo ha venido a reafirmar mi parecer.

Hizo una pausa, mirándoles antes de, por primera vez desde que hablara, esbozar una sonrisa.

-Christine Wytham... Encantada, caballeros.

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07/03/2011, 22:36
Edward Nelton

Escuchaba atentamente la respuesta de Eli, pues no era mucho más que una simple prueba la que le había hecho.

-Ahá.Debo suponer que tiene razón Coronel MacKintosh.Perdone por la pregunta claramente osada, solo deseaba escuchar una respuesta...diferente a las del resto.Al fin y al cabo todos somos marionetas de nuestros deseos como bien dijo, pero ahí ya entrariamos en otra cuestión, pues si realmente somos libres cumpliendo nuestros deseos, ¿como podemos ser marionetas de estos mismos? ahaha, esto es realmente entretenido- de pronto, la integrante femenina de ese peculiar grupo se anima a entrar en la conversación, sin duda era toda una dama.

-Un placer señorita Wytham.Me alegra ver presencia femenina en este grupo de varones, siempre es gustoso poder conocer la opinión de una dama- saluadaba con una leve reverencia.

-Así es, como dijo el Coronel, estamos aquí por alguna que otra peculiaridad que resalta nuestra persona sobre la resto del resto.A parte de las interesantes peculiaridades del señor Claxton, ¿usted puede ofrecernos alguna más?- le preguntaba ahora a la joven interesado por conocer algo más sobre ella.

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07/03/2011, 23:00
William Claxton

- Entonces estamos todos encantados. - respondi a la señorita con un tono ligeramente socarrón - Me admira que sean ustedes capaces de encontrar el valor en los humanos por el mero hecho de participar en batallas. En mi corta experiencia los soldados luchan por un jornal, o porque no tienen otro remedio, pero ¿por valor? no, solo aquellos que no tienen nada que perder son valientes. Los soldados, en todo caso, son estúpidos, y pueden llegar a creer que no les va a tocar a ellos, pero a la hora de la verdad, todos buscan algún dios.

Viendo que nadie venia a atendernos, comencé a rebuscar en los muebles de la habitacion buscando el que sin duda debía esconder el alcohol.

- Imagino que como yo estarán preguntandose porque nos han llamado - dije al cabo de un instante cambiando de tema - Si alguno sabe porque estamos aquí me encantara que nos ilustre con su sabiduría. En caso contrario les propongo que busquemos una forma de hacer la espera mas grata, ¿quiza alguno de ustedes sepa hacer trucos? ¿el perro quiza? - dije mientras me acercaba a aquel enorme animal de pelo negro y mirada fiera.

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07/03/2011, 23:09
Christine Wytham

Iba a responder a Nelton cuando el comentario y actitud de Claxton distrajo su atención. Alzó una ceja y clavó sus marrones ojos en el rostro de éste, preguntándose quién era ese hombre para venir a hablarle en ese tono.

-¿Entonces qué hace aquí señor Claxton? ¿No es para servir a su país del mismo modo que lo hace un soldado que ha acudido a esta cita? Porque... ¿Para qué otra cosa sino habríamos de ser congregados?

Observó a Goliat que se removía inquieto gruñendo por lo bajo ante la proximidad de Claxton. Se palmoteó suavemente a un costado de la pierna y el animal se acercó, quedándose parado justo al lado de ella.

-Le recomiendo que no se le acerque -dijo con un dejo de sarcasmo-, para él usted es un desconocido y por tanto una posible amenaza para mí... Mientras yo no le considere a usted como amigo -torció el gesto en una media sonrisa pero sin llegar a mostrar su blanca dentadura-... él tampoco lo hará. Por lo demás, si lo que desea es ver algún truco, le recomiendo visitar un circo. 

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07/03/2011, 23:57
John Kwanon

Al ver que más personas entraban en la sala, no paró de mirarlas de reojo mientras se desenredaba los restos de una venda de la mano, para a continuación meterla en uno de sus bolsillos dejando accidentalmente que una tira quedase asomando de él. Mientras se acercaba a ellos, nervioso, puso empeño en pasarse una y otra vez la mano por su pelo, con el fin de aplacarlo un poco, aunque este demostró llevarle la contraria a sus manos con bastante habilidad.

Cuando estuvo más cerca, escuchaba con atención la conversación que los demás tenían. No estaba muy seguro de querer participar en ella, pues últimamente no había tenido mucho contacto en sociedad y sabía que no se sentiría muy cómodo. Aunque pronto entendió que se iba a tener que acostumbrar, al leer entre líneas  las palabras de uno de los caballeros... particularidades...

-Si me permiten- Se atrevió al fín a hablar, aunque lo hizo con una voz quebrada y un tanto aguda. -No sé que hacemos aquí ni que tenemos en común, aunque pueda imaginármelo- dijo mientras se acercaba a William -Pero si sé que necesitaré un par de éstas-

Su mano se introdujo en el otro bolsillo de su pantalón, para sacar un par de pildoras envueltas en papel de estraza. Se las llevó a la boca, y con una mirada en la que sus ojos parecían salirse de las órbitas, arrebató la bebida al caballero para rápidamente dar un generoso sorbo y tragar con avidez. -Muchas gracias. Me llamo John Kwanon, para servirles y ... Me encanta el circo- acabó mientras desvió su mirada a señorita.

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08/03/2011, 07:13
William Claxton

El ultimo de los presentes se habia decidido a hablar, incluso a tomarse familiaridades con un desconocido. Un ser interesante por su aspecto desgreñado tanto como por sus maneras que me izo desatender al perro.

- A mi tambien me gusta el Circo querido amigo. Una pena que ninguno de los presentes quiera animar la velada con una función. dije negando con la cabeza apesadumbrado, despues levante la vista hacia la señorita y añadí - Aunque al menos nos agasajan con humor. Servir ha su país, por supuesto, supongo que estan aquí para servir a su país señorita, aunque a mi me traen motivos algo mas... mundanos. Solo pretendo pasar un buen rato. En cualquier caso temo que hayamos empezado con mal pie, quiza mis modales no sean los mas apropiados para tratar con humanos "particulares" y por ello me disculpo, solo pretendía divertirme un rato, y lamento que haya tenido que ser a su costa, pero pocas diversiones mas hay en esta sala.

Privado de mi bebida, decidí servirme otra, y me ofrecí a llenar la que me habia arrebatado el desaliñado hombre llamado John, con un gesto.

- Es en verdad un hermoso animal, y bien entrenado. Hacia mucho que no veía un ejemplar tan bello. Guillermo solía decir "vale mas un buen perro que una bella esposa, el perro será fiel" - termine con una sonora carcajada.

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08/03/2011, 16:14
Director

Mediada vuestra conversación, una de las puertas laterales se abre y dos miembros del servicio salen de ella. sin intercambiar la mirada ni articular palabra, se situan uno a cada lado de una de las grandes puertas que dan a otra habitación y la abren al unisono con un gesto derivado de años de práctica.

La otra habitación es un lugar en penumbra, en el que apenas podeis adivinar unas formas humanas. Una de ellas da unos pasos al frente, se situa en un lateral y os habla.

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08/03/2011, 16:22
General Cardigan

Entro con paso firme, aclarandome la voz al llegar a la posicón deseada.

Bienvenidos sean todos, espero que sepan apreciar el secreto que rodea esta reunión tan... inusual. Pero el Imperio necesita de sus servicios...

Creo que han tenido tiempo de conocerse un poco, así que ahorraremos las formalidades por el momento. Yo soy Lord Cardigan, general del ejercito de su majestad imperial la Reina Victoria, y estoy aquí en calidad de consejero del estado mayor.

Hago una pausa para que la idea tenga tiempo de fijarse en sus cerebros.

Y estamos aquí hoy porque el imperio está en el más grave peligro desde las guerras contra Napoleón.

Pero antes de informarles de nada, quiero saber si están dispuestos a seguir adelante, esta misión podría costarles algo más que la vida.

Termino dejando implicito que espero una respuesta ahora.

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08/03/2011, 16:29
William Claxton

Escucho con atencion al general mientras apuro el contenido de mi copa, y al ver que espera una respuesta.

- Estare encantado de arriesgar algo mas que mi vida, General. Solo espero que sea una mision tan interesante como usted la hace parecer. - Por una vez no hay sarcasmo en mi voz, sino el vivo deseo de que realmente nos planteen un verdadero desafio, algo que valga la pena recordar.

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08/03/2011, 16:37
Eli MacKintosh

La puerta se abrió, y él miró hacia el interior, a las siluetas que se dibujaban dentro. Una de ellas salió, y debió admitir que era la viva imagen de su controvertido padre. Al fin algo más concreto. Al parecer, el Imperio les necesitaba, pero les estaban dando opción a escoger. El riesgo, al parecer, era muy elevado. Pero para él estaba claro.

-Mi general -dijo, despacio- Al igual que su padre, al que conocí bien, tuvo que luchar en una batalla que no deseaba, por convicción y principios, yo no puedo rechazar luchar por una causa más noble que todas las cargas de caballería del mundo. Si esta tierra está en peligro, en peligro verdadero, pueden contar conmigo. Luché contra el corso el día en que fue derrotado, y si Dios quiere, lucharé también el día en que esta nueva amenaza sea sofocada.

Miró al resto de sus acompañantes, esperando sus respuestas. Tenía ganas de cosas concretas, pero aquello de "costarles algo más que la vida", le había intrigado sobremanera.