Partida Rol por web

La comitiva avanzaba lentamente, les llevó casi una jornada llegar hasta El Tridente, llamado así por la confluencia de los tres ríos, el Forca Verde, el río norte que bajaba desde los Gemelos, el Forca Azul, y el Forca Roja.

Lady Elisabeth corrió una de las cortinas y pudieron ver cómo los hombres empezaban a montar sus tiendas. Ser Ulric se aproximó a pie hacia el carruaje y llamó a la puerta. Lady Elisabeth la abrió e invitó al caballero a entrar en el carruaje, sentandose a su lado y teniendo a las dos jóvenes delante.

- Esta anocheciendo, los hombres estan montando el campamento, pero creo que hoy podríais dormir en una cama de verdad y bajo un techo sólido. Nos encontramos a poca distancia de la Posada de la Encrucijada, regentada por Masha Heddle, si deséais podéis pasar la noche allí con algunos soldados por si surgiera cualquier urgencia, aunque no debéis temer, nos encontramos aún muy cerca del Valle, y aquí aún podemos encontrar amigos entre la gente.- dijo Ser Ulric.- Yo por supuesto iría con vosotros, si no tenéis inconveniente.

Lady Elisabeth miró a las dos jóvenes:

- ¿Qué os parece?- preguntó sonriendo.

Había pasado lo que llevaban de trayecto silenciosa, pensando en todo lo que se les echaba encima y lo que aún faltaba por llegar. Y así seguiría si no hubiera aparecido Ulric y su tía les hubiera pedido opinión. Su tía, la hermana de su madre. Tan diferentes... Se preguntó con una punzada de dolor si su madre le habría pedido su opinión o hubiera decidido lo que creía mejor.

- Me apena dejar a nuestros hombres solos pero creo que no estaría bien visto que unas damas de la nobleza durmieran con los soldados teniendo otra oportunidad - le dirigió una mirada penetrante a su prima, deseando que no se opusiera -. Ya sabemos lo rápido que se forman habladurías absurdas.

Sobretodo si hay espías dispuestos a acabar contigo o tu reputación, pensó.

Aryan miró a su prima, estaba triste como era de esperar en las dos jóvenes, así que trató de animarla y así animarse también ella misma.

Pero cuando iba a abrir la boca, fue su prima quien contestó primero: Claro, habladurías pensó Aryan... bufff... ella ni siquiera había reparado en ello, solo pensó que sería mucho más divertido ir a la posada y que su prima se sentiría mejor allí, así como su madre.

Tengo que empezar a pensar como una dama, se dio golpecitos en la cabeza, a lo cual Nym despertó y le lamió la mano que tenía sobre ella.

Puso su mejor sonrisa mientras acariciaba a Nym y contestó: Me parece bien ir a la posada a descansar. Este no es un lugar para las damas, hasta que no haya otra opción mejor. dijo demasiado forzada. Y miró a su prima en señal de aprobación y compañerismo. Le sonrió: Además, será divertido y le guiñó un ojo.

Ser Ulric sonrió:

- Bien! Partiremos pronto, tal vez queráis tomaros un pequeño descanso y andar un poco, tantas horas en este carruaje no puede ser bueno para la salud. Además, el joven Jon Tilverton preguntaba por Darina...ah! y creo que también hay un muchacho que ha estado haciendo preguntas sobre Aryan!

Cogió la mano de su prima y le sonrió con cariño. De toda esa situación, lo que más le preocupaba era que ella se viera envuelta y que se preocupara. Su actitud de las anteriores horas no había sido demasiado considerada, pensó con un sentimiento de culpa. Pero estaba dispuesta a redimirse, así que con su mejor sonrisa, se levantó.

- Tenéis razón, ser Ulric; estirar las piernas nos vendrá bien. Y también podremos hablar con Jon. Por cierto, ¿quién pregunta por Aryan?

- No se si es un soldado o uno de los mozos que cuidan a los caballos...últimamente todos visten igual.- dicho esto Ser Ulric empezó a reir como si hubiese contado un chiste que tan sólo él entendiese.

Aryan miró enarcando una ceja a Sir Ulric, no entendía el chiste, ella conocía tanto a soldados como a mozos de cuadra pues en palacio se había hecho amiga de todos, sin importar condición, le era tan normal que preguntaran por ella como que Jon lo hiciera por Darina.

Levantando los hombros quitando importancia al asunto asintió a su prima: Sí, demos un paseo, también Nym necesita hacer algo de ejercicio. Cuando se levantó, notó el entumecimiento de sus piernas, buf... parece que se me hayan dormido, y dando movimientos algo estrambóticos, de un salto final se bajó del carruaje, al igual que la pequeña Nym.

- ¡Vamos Nym! ¡Te echo una carrera! y salió disparada con su gatosombra a la cabeza.

Mientras corría Aryan pudo ver cómo las tiendas iban tomando forma en el descampado que habían elegido para pasar la noche. Este estaba en la parte sur del camino, cerca del río. Nym corría al lado de Aryan y movía la cola, hacia ya tiempo que no jugaban juntas y el animal parecía contento. Los hombres se apartaban, algunos de ellos sorprendidos de ver el gatosombra (el cual había crecido de forma visible, aunque evidentemente aún le quedaba bastante para llegar a su máxima altura).

- ¡¡Aryan!!- la voz era masculina y a Aryan le resultó familiar.

Por otra parte, Darina había quedado atrás sorprendida por la súbita carrera de su prima.

- No sé si cambiará algún día...- cuando Darina se giró vio a Jon sonriendo. El muchacho iba vestido con los colores de la casa Tilverton y el emblema del oso en el pecho. Llevaba consigo una espada en lugar del rompecabezas que solía utilizar.- ¿Te apetece dar un paseo por el río?

Durante unos instantes, se debatió entre su deber como dama de acompañar a Aryan y las ganas de dar un paseo tranquilo con Jon, al margen de sus obligaciones. Aunque viendo como se alejaba su prima con el gato sombra, dudó que realmente la necesitara. Sonrió. Mejor que corriera tranquila y feliz ahora que podía.

- Mejor, no creo que pudiera atraparla - bromeó.

La joven se volvió para mirar hacia donde había escuchado su nombre, se paró para recuperar el aliento y observar quién la llamaba directamente por su nombre. Nym corrió un poco más y volvió hasta ella dando saltos.

El campamento comenzaba a ser más real, ya había algunas tiendas montadas y el ajetreo de los hombres que conformaban el pequeño regimiento que las protegía era cada vez más tranquilo.

Aryan observó cómo su prima y Jon se marchaban dando un paseo, que sin duda sería muy agradable y beneficioso para la joven, Aryan odiaba verla tan triste.

Cuando Aryan se giró vio a Brian Piedra, el joven llevaba una armadura simple y una espada en su cinto, se había cortado el pelo y la barba, lo que le daba un aspecto elegante e incluso parecía que fuese algún caballero de la nobleza. Aryan no pudo sinó preguntarse quién sería el padre del muchacho.

- Aryan!- Brian saludó con la mano- Soy el escudero de Ser Tyllon Hiwen , banderizo de tu padre. La verdad es que fue una sorpresa que viniese a las caballerizas para proponerme tal honor! Siempre había soñado algo como esto. ¿Cómo estás tú?- preguntó el muchacho sonrojándose al ver que no paraba de hablar como un niño de diez años.

Darina y Jon estaban paseando por la extensión de terreno que conformaban los campos alrededor del camino que conducía hacia el Valle de Arryn. Más al Sur podían divisar el puerto de Salinas con su castillo y su torre cuadrada.

- ¿Sabías que cerca de aquí tuvo lugar una lucha durante la rebelión de Robert?- Jon miraba fijamente hacia el horizonte mientras hablaba.- Mi padre siempre me contaba la historia de cómo Robert Baratheon derrotó a Rhaegar Targaryen en el paso Rubí...¿Conoces la historia?

Darina recordaba bien las lecciones de historia de su septa mientras las dos cosían delante de la chimenea.

Todo se remontaba a la subida al trono de Aerys II, en el año 262 DA. Aerye era amable con sus amigos, ilustrado en su gobierno y ahorrador hasta el punto en que las arcas de los Siete Reinos rebosaban oro (todo lo contrario, según decían los rumores, al momento actual). A pesar de ello, sufría ataques de locura y era totalmente brutal con sus enemigos, inmolándolos a menudo con fuego valyrio. Estos ataques se fueron haciendo cada vez más frecuentes con la edad, hasta que todos se vieron forzados a reconocer que estaba al borde de la demencia.

Fue Rhaegar, el hijo de Aerys, quién desancadenó la caída de este. Hacía tiempo que Rhaegar, que era el príncipe heredero, estaba enamorado de la bella Lyanna Stark (la hermana de Eddard Stark) quién estaba prometida con lord Robert Baratheon, puesto que Robert y Eddard se habían críado casi como hermanos bajo la mirada de Lord Arryn. En el año 286 DA, Rhaegar se fugó con ella, dando pie a que muchos, Robert el primero, afirmaran que la había secuestrado. Brandon , hermano de Lyanna, y algunos otros compañeros, viajaron a Desembarco del Rey para exigir su regreso. El rey Aerys los acusó de traidores y los hizo apresar e hizo llamar a los padres de los prisioneros, incluyendo a Lord Rickard Stark, el padre de Brandon.

El Rey Aerys los ejecutó y envió emisarios al Nido de Águilas para que Lord Jon Arryn entregase las cabezas de Robert Baratheon y Eddard Stark. En lugar de obedecer, las tres casas convocaron a sus banderizos y se rebelaron. Estalló la guerra a los Sietes Reinos y esta vez terminó hasta que tan sólo quedaron las cenizas de la dinastía de los Señores de los Dragones.

Fue en ese vado que veían ahora Jon y Darina dónde Robert Baratheon, loco de rabia por el secuestro y violación de su prometida Lyanna, que aplastó con su martillo la coraza tachonada de rubíes del Príncipe de un sólo golpe, y poco después el ejército leal se batía en desordenada retirada. Es por ese motivo por el que el lugar se conoce como Vado Rubí, pues hay quien dice que aún se pueden encontrar las preciosas piedras de la armadura del príncipe...

- Claro - murmuró con una pequeña sonrisa nostálgica al recordar a su septa -. No hace tanto de eso. Realmente parece mentira que aquí hubiera un batalla - musitó pensativa. Darina guardó silencio durante unos minutos, inmersa en sus pensamientos -. No entiendo lo que puede llevar a la gente a segar vidas humanas, a hacer daño... Y menos cuando la historia nos recuerda constantemente el daño que causa una guerra a las personas - intentó alejar a sus padres de su mente, aunque parecía que su recuerdo se había instalado de forma permanente en su consciencia. Sacudió ligeramente la cabeza, intentando despejarse, antes de volverse hacia Jon con una leve sonrisa - ¿Por qué te ha venido esa historia a la cabeza? A parte de por el lugar.

- No sé porqué pero siempre la encontré una historia interesante... Es cierto que las guerras causan sufrimiento, pero algunas sirven para mejorar las cosas. No obstante, estoy de acuerdo en que la mayoría de las guerras responden a los bajos instintos de los hombres, al querer poseer aquello que creemos que nos pertenece por derecho. Me pregunto qué diría un campesino si le preguntasemos qué opina del Rey Robert. He llegado a escuchar que incluso hay familías que en los campos rezan para que las cosas vuelvan a ser como cuando vivían y reinaban los Targaryen.- Jon quedó en silencio durante unos segundos y miró a Darina.- ¿Cómo estás? Quiero decir...debe de ser duro estar viendo cómo planean tu vida sin que tan sólo puedas decir lo que opinas.

La chica se sentó en una piedra con pesadez, con la mirada perdida.

- Yo... no lo sé, Jon. Siempre he sabido que mi padre me iba a casar con quien fuera más conveniente. No es que me gustara pero era mi padre, el creía que lo hacía por mi bien. Y me quería. Y esto... no entiendo nada - por un momento su voz reflejó toda la desesperación y resignación que sentía, como si su vida no le perteneciera -. Se sienten con derecho de casarme sin conocerme, sin preguntar es tan... - se limitó a dejar escapar un gemido mientras cerraba los ojos con fuerza. Hizo una pausa de unos segundos antes de volver a hablar, con voz más serena -. Pero no puedo hacer nada, ¿no? No puedo... - se le escapó una lágrima que se apresuró a secar con impaciencia -. Por favor, no se lo digas a Aryan. No quiero que se preocupe y suficiente tiene ella con la que se le viene encima.

Jon abrazó a Darina.

-Tranquila, no le diré nada. ¿Te fugarías?

Darina se dejó abrazar, reconfortada por la calidez y seguridad de los brazos de Jon. Hubiera apoyado la cabeza en su hombro si sus posteriores palabras no la hubieran sorprendido tanto. con los ojos abierto de par en par, buscó su mirada.

- ¡¿Fugarme?¡ ¿Para ir dónde?

- No lo sé! ¿No has soñado nunca viajar al Norte o al Sur? ¿A algún lugar lejos de todo esto? - dijo Jon gesticulando con las manos.