Partida Rol por web

La cantina de Thedus. Un lugar donde comer ,descansar, jugar a alguna maquina recreativa o simplemente tomar un trago.

Thedus.

Un bello planeta del Velo Exterior cuyo único propósito parece el de ser explotado para la obtención de recursos mineros por parte de la humanidad, que se extiende en colonias por todo el universo como una inmensa plaga de termitas. Recuerdo haber pensado eso mientras, después de haber llevado a cabo mis oraciones matutinas en dirección hacia donde estaba Makkah al-Mukarramah, contemplé su esférica faz, teñida del violáceo color del atardecer terrestre por el abundante argón de su atmósfera. Una gran amatista sobre un telón de terciopelo negro salpicado de diamantes.

No debería ser creyente, o al menos, eso es lo que piensa la mayoría de personas que me conocen. Soy un hombre de ciencias, un doctor, así que debería ir más allá de las cuestiones espirituales y divinas. De hecho, no sé si puedo considerarme ciegamente creyente, o si puede decirse que mi interpretación de las escrituras de al-Qur'an sea demasiado estricta. Y sin embargo, he avanzado lo bastante en mi comprensión de las leyes por las que se rige el universo como para reconocer que no todas ellas se basan en parámetros que puedan ser codificados o transliterados de algún modo que los haga comprensibles para la ciencia, o incluso para la mente humana. Allah es simplemente el nombre que los padres de mis padres le dieron a esa serie de ecuaciones impredecibles, y arrodillarme para realizar mis oraciones, la manera que tengo de intentar entrever lo que no se puede entender. De rozar lo que no se puede atrapar. Porque, al fin y al cabo, ¿quiénes seríamos sin las tradiciones familiares y culturales que nos forman como individuos? No tendríamos historia, ni pasado, ni futuro. Y no habríamos logrado salir de nuestra diminuta bola de barro.

Tal vez habría sido lo mejor.

Ese es el pensamiento que cruza mi mente mientras me llevo a los labios la humeante taza de té recién hervido. Sorbo un poco de aire con cada pequeño trago para enfriarlo, pero aún así siento cómo escalda mi lengua y el alvéolo frontal de mi paladar. La mayoría no podría soportar beberlo tan caliente, pero yo estoy acostumbrado, pues así es como se toma tradicionalmente en mi hogar natal. Ayuda a despejar las vías respiratorias y a aclarar la mente para la entrevista que tengo dentro de un rato. Aunque técnicamente ya he sido seleccionado como oficial científico de la USCSS Nostromo, aún tengo que ver el contrato, y tratándose de la Compañía, haría bien en prestar especial atención a la letra pequeña.

Vuelvo a dejar la taza vacía sobre la mesa polimérica del comedor de la colonia de Thedus en la que estoy, y mi mirada se pierde en el desértico paisaje que se aprecia a través de una de las cristaleras reforzadas que permiten ver el exterior. Me quedo pensativo. Tampoco es que tenga otras muchas opciones. En la Tierra, mi querida amiga Valéry se está encargando de arrojar Capitol a la bancarrota con sus falaces acusaciones. Dice que yo me he apropiado fraudulentamente de sus desarrollos en tecnología médica, cuando es ella la que está destruyendo mi reputación y todo lo que he creado durante tantos años. Y aún falta por descubrir al individuo que ha estado pasándole la información necesaria para respaldar dichas acusaciones...

Me froto los ojos con mis dedos índice y pulgar, acabando de despojarlos de la nepente del sueño. No debo preocuparme por eso ahora. Estoy en Thedus, y si todo va bien, pronto estaré embarcado en la Nostromo, ganándome la participación en las acciones de Weyland-Yutani, lo que me dará el apoyo económico necesario para destrozar a Valéry y borrarla para siempre del panorama público. Este viaje espacial será refrescante. Me lo tomaré como una oportunidad de descansar y de compartir una experiencia laboral diferente con varios compañeros de distintas regiones de la galaxia. Cuando esto termine, ya me encargaré de la desparasitación.

Fénix llega al comedor con ganas de tomarse un chupito que le caliente y relaje. Ve que hay algunas personas, pero de momento no hace demasiado caso. Su principal objetivo, el Whisky. Se dirige a la barra y pide un chupito de Whisky. Mientras espera que se lo sirvan, se gira con los hombros apoyados en la barra a ver a quien tenemos por aquí... y de repente se queda parado no puede ser! Lo mira bien si es él, cuanto tiempo! Coge el vaso de chupito y se acerca hacía él por detrás. Cuando llega a su altura, le pone una mano en el hombro Que pasa doc? Añoraba estar con la clase trabajadora? Cuando se gira, le dedica una amplia sonrisa.

Absorto como estoy en mis pensamientos, no oigo que alguien se me acerca sigilosamente por la espalda, hasta que una mano toca mi hombro. Sorprendido, me doy la vuelta para ver el rostro de un hombre de color que me sonríe. Solo tardo un segundo en reconocerlo, a pesar de que han pasado muchos años. Dieciséis, nada menos. Una gran sonrisa se extiende por mi cara, llegando hasta los ojos. Es él, el joven y amable soldado con el que trabé amistad cuando estuve de servicio en la estación hospitalaria orbital. Un buen chico.

—¡Vaya, no puedo creerlo! Cuánto tiempo... Dragón. ¿O era Unicornio? —le tomo el pelo, sin dejar de sonreír—. Es broma. Recuerdo perfectamente tu nombre y la hazaña de la que proviene. ¿Cómo estás? —Me levanto de mi asiento y aparto otra de las sillas de la mesa frente a la que estaba sentado, al tiempo que lo miro de la cabeza a los pies—. Estás hecho todo un hombre... lo que me recuerda que yo me hago viejo. Tómate algo conmigo, te invito. —Espero a que Fénix se siente antes de hacerlo yo. Después de llamar al camarero con un gesto de la mano, continúo hablando amistosamente—. Desde luego, no puedo negar que me alegra enormemente encontrarme con un rostro amigo en esta colonia tan inhóspita, sobre todo después del largo viaje desde la Tierra. —Pongo los ojos en blanco en un gesto de abatimiento—. Bueno, cuéntame, ¿qué has hecho todo este tiempo? Es evidente que sigues de una pieza, así que muy mal no te habrá ido.

Jajaja suelto una carcajada cuando el doctor juega con mi nombre. Bien doctor bien, sobreviviendo como se puede. Le doy la vuelta a la silla que esta delante de él, y me siento con los brazos apoyados sobre el respaldo.

Hombre, nunca rechazo una invitación. Levanto el baso a modo de Brindis Salud Y me bebo el chupito. Todos nos hacemos viejos doc, Deja el vaso encima de la mesa Pero yo le veo bien. Sonríe.

Que recuerdos, cuando le conocí era un joven recluta de los marines... Pues si, de una pieza sigo. Como puede ver... ya no estoy en el cuerpo. Mi rostro se torna más serio. Tuve... desavenencias con una orden de un superior. Pero bueno, pase unos años de aquí para allí, y acabe trabajando para la compañía, como asistente de vuelo. Tengo un sueldo decente, un buen capitán y no he de empuñar una arma contra nadie. Me quedo un momento en silencio. Pero cuénteme doc, aquí la estrella es usted! Sonríe desde que nos conocimos, he seguido leyendo artículos científicos y poniéndome un poco al día. También he leído alguna de las cosas que usted a publicado, doc. Se que fundo una empresa...como se llamaba...Capitol no? Creía que las cosas le iban bien. Entonces que hace en este rincón perdido del espacio?

Lanzo un lento suspiro por la nariz.

—Sí, yo también me siento extraño aquí... Aunque si me haces esa pregunta es porque no has estado muy al tanto de las noticias últimamente. —Hago un gesto de desdén con la mano, como si intentara espantar una mosca, con el ceño fruncido—. Tanto mejor. A ver, ¿por dónde empiezo? Hace tiempo que una respetable señora, o señorita, porque seguro que sigue soltera, la doctora Valéry, empezó a aparecer en los medios de comunicación, diciendo nada más y nada menos que ella era la responsable de la creación y el descubrimiento de todos los avances que Capitol, ergo mi persona, había desarrollado. Un auténtico dolor de cabeza, como te podrás imaginar. —Cuando llega el camarero, le pido otro té de hibisco y aguardo a que mi acompañante solicite su consumición—. Le envié un comunicado a la doctora, haciéndole saber que si no desistía en sus difamaciones, emprendería medidas legales contra ella. La cosa no habría ido más allá si no fuera porque, para mi sorpresa, fue la propia Valéry la que nos demandó. Qué atrevimiento, pensarás. Sí, eso pensé yo también el día de la vista. Pero, ¿sabes qué fue lo más increíble? La muy zorra... —Hago una pausa, dejando mi última palabra en el aire unos segundos, antes de continuar—. Perdón. Tenía pruebas. Pruebas. Bueno, no en el sentido estricto, porque todo lo que afirmaba eran mentiras como puños, por supuesto... Pero disponía de documentos importantes de la empresa, registros de mis investigaciones, manipulados para que pareciera que ella era la autora. Esos documentos le dieron el crédito suficiente como para que se abriera una investigación contra mí. Pero esos registros eran privados. No existe ninguna forma material de que hubiera podido hacerse con ellos... a no ser que alguien dentro de la propia Capitol se los facilitase. —El camarero regresa con nuestros pedidos, y yo ingiero un sorbo de té sin esperar a que se enfríe. No parece afectarme el hecho de que esté casi hirviendo—. Sea como fuere, iniciamos una guerra legal con la señora Valéry. Una guerra de desprestigio mutuo que ya lleva más de dos años en curso y me está costando millones. Y las cuentas de Capitol no habrían resistido mucho más si no fuera porque Weyland-Yutani intervino. Deus ex machina. —Sonrío, pero es una sonrisa desprovista de humor—. Es una coincidencia que trabajes para la Compañía, ¿sabes? Resulta que a mí me ofrecieron una participación en sus acciones, lo que podría salvar mi empresa, si aceptaba la invitación que me hicieron: la de trabajar como oficial científico de la tripulación de remplazo de una de sus naves comerciales. La Nostromo, no sé si te sonará. —Hago una nueva pausa, y trato de sonreír, esta vez con mayor franqueza que la última—. Lo siento, estoy acaparando toda la conversación. Cuéntame algo más de ti. ¿Por qué estás tú aquí? ¿Es una parada de negocios, o de placer?

Me quedo escuchando al Doctor con atención. Apoyo los brazos en el respaldo y mi cabeza reposa encima de los brazos. Cuando viene el camarero, pido otro chupito de Whisky.

Mi cara se va tornando cada vez más de asombro mientras Amar relata su historia. Cuando vuelve el camarero, cojo el vaso de chupito y le meto un trago.

Cuando nombra a Weyland-Yutani tuerzo la cara en una mueca. Buf, saliste del infierno para pactar con el diablo... le meto otro tiento al chupito menuda historia Doc. Pues no sabía nada no, la verdad es que le había perdido la pista desde hacia un tiempo, no he parado de trabajar estos últimos meses.

Jajaja me rió cuando nombra la Nostromo. Pues en principio por placer Doc, pero a durado muy poco porqué me han reasignado a una nave que por lo visto la tripulación a cogido una infección... sabe cual? Dejo pasar unos segundos, para darle más misterio. La Nostromo! Me río. No me lo puedo creer, después de tantos años resulta que ahora compartiremos una nave. Le dedico una sonrisa franca.

Pero claro, ahora es usted toda una eminencia, le puedo seguir llamando Doc? O tendría que ser señor Amar? Jajaja mi risa es de alegría, la verdad es que me gustara compartir nave con el doctor con el cual tanto aprendí. Volver a compartir charlas con él, sera todo un placer.

Levanto el chupito, Un brindis, por el reencuentro! Y me lo acabo. Compartir nave con el capitán y ahora con el Doctor Amar, este viaje pinta interesante, que puede salir mal?

Mis cejas se arquean de la sorpresa.

—Vaya, vaya. ¿Tú también vas a la Nostromo? Eso sí que es toda una coincidencia... —Me acaricio la barba con gesto pensativo, escuchando a Fénix, y luego sonrío—. Puedes llamarme como mejor te parezca, Fénix, ya sabes que nunca me he quejado. Supongo que «Doc» me hace parecer alguien respetable... —Rio, sacudiendo la cabeza—. Es curioso, ¿no? Dicen que el mundo es un pañuelo, pero nunca pensé que pudiera decirse lo mismo del universo. Las posibilidades de que nos reencontrásemos en un lugar y unas circunstancias tan concretas eran, cuando menos, exiguas. Por eso mismo he acabado por llegar a la conclusión de que la ciencia no puede explicarlo todo... En fin, es bueno saber que ambos tendremos en quién apoyarnos. —Doy unas cuantas vueltas a la taza de té, mirando como el poso forma un remolino que gira en el líquido rojo, antes de beber otro sorbo, con cierta ceremonia—. Así que sigues siendo un hombre aplicado. Eso está bien. Sigue estudiando. De esa forma tendrás una mente crítica, y podrás pensar por ti mismo con cierta seguridad de que no vas a meter la pata, o de que nadie te toma el pelo. —Vuelvo a reír—. Y dime, ¿tienes familia? ¿Alguien que te eche de menos allá donde esté? ¿O aún no has sentado la cabeza?

Estáis hablando tranquilamente cuando en una de las pantallas que tiene sintonizado el canal Interespacial. Noticias ,series y películas desde la tierra para las Colonias de la humanidad.

Dos mujeres corren felices por una pista de atletismo.

Una es humana. La otra no. Sabría diferenciarlas? 

Nueva Serie Nexus Q10 . Más humanos que los propios humanos.

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- cualquier día nos remplazan por sintéticos de esos. Escuchasteis una voz . Al giraros visteis a un hombre delgado de unos treinta y tantos. Os vio y se acercó con una copa.Hola. Soy Kane. Primer oficial de la Nosotromo. Comento ofreciendo la mano a modo de saludo,

Cuanto razón tiene Doc. Me gusta escuchar de su voz eso de que la ciencia no puede explicarlo todo. Siempre he creído que es mejor ser abierto a todas las posibilidades, y no encerrarnos en unas creencias determinadas.

Doy vueltas al vaso vacío mientras sigo escuchando al doctor.

Si, y a parte de poder contar conmigo, seguro que podrá contar también con el capitán Price. Ya vera que es una persona en la que se puede confiar. Él...él es el que me dio una oportunidad y me ayuda a salir del pozo en el que estaba, le debo mucho... Me quedo con el rostro serio, pensativo, durante unos segundos, luego sacudo su cabeza y vuelvo a mostrar una sonrisa. Familia Doc? no, soy un alma solitaria. Jajaja no, la verdad es que con el trabajo que tenemos, ni me lo planteo... de momento.

Cuando escucha el anuncio que sale en una de las pantallas. Lo miro en silencio. Al acabar, me dirigo al doctor Buf! Pues yo no tengo ni idea de cual es la verdadera. Usted sabria diferenciarlas Doc?

La verdad, es que a mi me da un poco de repelús toda esta perfección, los nuevos nexus... no se, más humanos que los humanos...no suena tétrica esa frase? A mi me pone los pelos de gallina. Cualquiera podría ser un androide y no lo sabríamos. Incluso usted podría serlo...lo miro unos segundos, con el rostro serio, y luego suelto una carcajada jajajaja, no ahora en serio la ver... de repente una voz me interrumpe. cualquier día nos remplazan por sintéticos de esos

Cuanta razón tienes hermano...  Cuando se presenta me levanto un poco avergonzado de haberle llamado hermano y le alargo la mano, Asistente de vuelo Cooper señor, aunque casi todos me llaman Fénix, destinado a la Nostromo tambíen.

Levanto la vista hacia la pantalla que muestra el anuncio de la nueva serie de humanoides sintéticos Nexus Q10. Mi rostro se mantiene inexpresivo mientras lo miro, aunque lo cierto es que mi mente se ve surcada por muchos pensamientos, algunos de los cuales son tan solo imágenes que no sería capaz de describir adecuadamente. Fénix hace unos cuantos comentarios que no son sino un eco de esos pensamientos. Me arranca una sonrisa cuando sugiere la posibilidad de que yo mismo pudiera ser un sintético.

—¿Quién sabe? Tal vez sí sea un sintético, pero esté programado para creer que no lo soy... Aunque, que yo recuerde, la última vez que me corté, mi sangre era roja. —Mi cara se pone seria de repente—. ¿Tú que opinas, Fénix? Esos... seres... —susurro, como temiendo que algún sintético pudiera oírme y sentirse ofendido—. ¿Crees que tienen verdadera consciencia de sí mismos? ¿O son solo ordenadores con una extraordinaria capacidad de adaptación? Lo que quiero decir es, ¿ha avanzado tanto la ciencia que efectivamente somos capaces de engendrar verdadera vida artificial?

Me doy cuenta de que ni yo mismo podría responder esa respuesta. No sé por qué, siento una especie de frío recorriendo mi interior. ¿Podemos decir nosotros que somos realmente autoconscientes? Entonces, una voz interrumpe nuestro pequeño debate. Cuando me giro para mirar al recién llegado, reconozco su rostro de fotografías de informes acerca de la Nostromo que leí antes de venir. Es Gilbert Kane, el oficial ejecutivo de la tripulación original.

—Un placer, señor Kane —lo saludo, levantándome de mi silla y estrechando su mano—. Soy el doctor Amar Haddad, el oficial científico suplente de la Nostromo. Me alegra tener la oportunidad de hablar con usted antes del embarque. ¿Cómo se encuentran sus compañeros de tripulación? —pregunto—. ¿Ha trascendido algo acerca de su condición, o qué la ha provocado?

Sonrió cuando Cooper me llama Señor.

-Llamadme Kane . Iremos en una nave comercial y vamos a estar en calzoncillos en la misma sala los próximos dieciséis meses por lo que creo que habrá confianza. comente bromeando.

Un placer conoceros. Mi cara se oscureció un poco cuando me pregunto por mis antiguos compañeros. Están bien tiene gripe Artura. Que como sabrá Doc , no es grave pero las normas de la compañía les impiden viajar por riesgo biológico. Fue en una fiesta. Estuvieron expuestos y así hemos terminados. Por ahora no han desarrollado los síntomas pero la gripe tiene un periodo de incubación de dos semanas. Por lo que hay tiempo y la Nostromo tiene que estar en ruta en una semana máximo. De hecho ya vamos con retraso.

Escucho atentamente las explicaciones del primer oficial Kane. A pesar de que la afección de los tripulantes originales de la Nostromo no es grave, me desconcierta un poco la seriedad de su rostro cuando me comenta lo sucedido. Diría que algo le preocupa, pero no digo nada. En vez de eso, decido mostrarme firme y reconfortante:

—Bien. Dentro de lo malo, me alegro de que solo sea un brote de gripe Artura... aunque lo lamento por sus compañeros, Kane. A pesar de que es un síndrome relativamente inocuo, sus síntomas pueden llegar a ser muy molestos. Les espera una recuperación incómoda. Ha tenido usted suerte. —Emito un ligero suspiro—. Han hecho bien en impedir el embarque de los afectados, puesto que en las circunstancias propicias, la enfermedad puede extenderse rápidamente. —Esbozo una sonrisa, al tiempo que examino mi reloj de pulsera—. Bien, caballeros, ha sido un verdadero placer tener esta pequeña conversación, pero me temo que tengo una cita con el administrador Itan Trace y por nada del mundo querría llegar tarde. Nos veremos pronto. —Estrecho efusivamente la mano de mis dos interlocutores—. Hasta la vista.

Ok, Kane. le sonrío, mis años en los marines y esas cosas... Me relajo un poco. Cuando el Doctor dice de marchar, me levanto para darle la mano. Si yo también tendría que pasar por el despacho digo con un tono de desagrado en la voz, pero estaba esperando al capitán, luego iré.

Un placer volver a verle Doc, ha sido muy agradable volver a conversar con usted, ya tendremos tiempo en el largo viaje de compartir interesantes charlas científicas, le sonrío. Hasta pronto.

Si supongo que he tenido suerte...comente intentando sonreír.si claro. El administrador es una persona muy amigable.sin duda le gustara.

Mire a cooper

Pues ahora no estamos en los marines dije con una sonrisa. Bueno doctor nos veremos en breve. Adiós

​bueno . Esperamos tomando algo al capitán? Pregunte mientras levantaba mi copa en dirección al camarero para que me sirviera