Partida Rol por web

Malditas botas...Malditas Botas...Malditas botas

Llegáis por fin al campamento, bastante cansados aunque unos más que otros; véis como Joe Fox llega de los últimos con la lengua fuera, parece que no ha llevado muy bien la carrera de fondo.
Tras una breve arenga del teniente, os manda para los barracones...quedan muchos días y muchas carreras.

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Lleváis más de una semana de instrucción, bastante físico de momento, mucho correr, marchar con equipo, sin él, flexiones, salto y demás ejercicios. Parece que vayáis a ir a las olimpiadas en vez de a la guerra, pero Woodard os convence de que hay que estar en plena forma y tener la máxima resistencia posible.

Ahora estáis todos de nuevo en ropa de gimnasia, en uno de los ejercicios que más le gusta el instructor, una especie de gimkana, un circuito de obstáculos y pruebas a superar, mientras él os vigila sin perder detalle.

Mientras los primeros de la fila van enfilando los ejercicios, los demás chicos comentan y aprovechan el tiempo para hablar, un instante de relax antes de sufrir la ira de los obstáculos.

- Bueno chicos, aquí otra vez. Yo ya me estoy cansando de tanto ejercicio, ¡a ver cuando nos enseñan cosas más útiles!- Mira a los reclutas que están haciendo las pruebas.- ¿Sabéis qué? Me han comentado que dentro de poco nos enseñaran a disparar...yo nunca he disparado un arma...tengo unas ganas...

También estoy harto de esto - respondo a Camille en voz baja para evitar que me escuche el teniente - A este paso voy a morir antes de llegar al terrotorio enemigo - agrego en tono irónico mientras miro el desempeño de los primeros que han salido.

A este ritmo parece que esperen que matemos a los alemanes de cansancio o con golpes de sudor.Mientras, animo a los que están empezando las pruebas.

Necesitaremos todo este aguante para el gran salto compañeros, sera una larga y complicada caida... solo espero que lleguemos sanos y salvos al suelo... digo mientras continuo los ejercicios.

Voy corriendo en silencio, no quiero hablar pues asi perdere respiracion y me cansare de los superiores no se puede esperar que nos den poco esfuerzo, ya antes habia comido con temor a que en medio del almuerzo nos saquen a correr y ahora nos vemos en esa situacion, corriendo con la comida por digerirse puajjj un vomito sale de mi garganta y va a parar en las botas del soldado que va frente a mi maldita sea continuo corriendo con el gusto en la boca, de vez en cuando escupò para provar sacar el feo olor

-Whitaker: Sólo haz caso Frank...,sin quejas. El Abuelo tenía razón, el ejercito no es para llorones. Aguanta, solo aguanta, quizás el Sargento tenga razón estas prácticas me salven la vida, quien sabe.

Impulsandose más allá de sus fuerzas, continúa con los ejercicios. Quizás pensando, en que estos no serán nada comparado con los padecimientos que el abuelo narraba de las guerras.

-Whitaker: Abuelo..., este Whitaker, no será un llorón.

Los hombres van pasando las pruebas con mayor o menor destreza, pero la mayoría tiene cara de sufrir hasta que llega al final del circuito, donde todos resoplan aliviados por completar el recorrido.

Llegáis a la última zona de obstáculos, una pared de madera de más de dos metros, que tenéis que saltar con ímpetu y tras superarla, debéis subir por una cuerda hasta tocar el listón a una altura de casi siete metros (ver primera foto en el post anterior). Luego viene una especie de escalera que está sobre vuestras cabezas, hay que agarrarse e ir avanzando sin tocar el suelo, con la ayuda de vuestra fuerza (ver segunda foto en el post anterior).
Por último hay un tronco de madera que debéis cruzar sin perder el equilibrio o acabaréis en el barro; el tronco es bastante estrecho y el instructor os grita para que lo atraveséis a máxima velocidad.

- ¡Vamos chicos! No quiero ver a torpes en mi compañía. ¡Adelanteeee!

john practicamente hace todo mal salvo ls barrotes, los cuales pasa con facilidad, cuando tuvo que trepar cayo y se lastimo, cuando devia saltar cayo mal y se lastimo mas aun y cuando era necesario ser agil, sus movimientos torpes le hicieron fallar en la prueva del tronco maldita basura grita mientras la gente se rie y sus heridas sangran

Bien... aquí voy... - Pienso con algo de temor, recordando mi ridículo desempeño en la última práctica.

Tomo impulso y comienzo a trepar por la pared de madera y un par de segundos después me veo en la cima sin mayor problema.

Con una pequeña sonrisa me lanzo hacia las cuerdas y comienzo a avanzar, pero fallo al tratar de tomar una de las cuerdas y termino tirado sobre la tierra.
¡Mierda! - exclamo con furia mientras me reincorporo y avanzo hacia los barrotes.

Aún con tierra sobre el rostro comienzo a avanzar uno a uno los barrotes y con algo de esfuerzo logro llegar al final.

Al llegar al tronco me quedo parado recuperando energías por un par de segundos, pero al escuchar al instructor gritándome todo tip ode cosas para que me dé prisa, comienzo a correr a toda velocidad sobre el estrecho tronco y en un par de segundos me encuentro al otro lado de éste.

Al completar el ejercicio, sacudo la tierra de mi cuerpo y mi ropa mientras observo a los compañerso que me siguen.

Creo que no me encuentro muy bien... pienso antes de comenzar la prueba. Según avanza la prueba, no solo voy quedando rezagado y altamente desmoralizado, además tengo grandes problemas para continuar.

Maldición, creo que me he roto un diente y una pierna.

A duras pensadas, lleno de barro y muy magullado, consigo arrastrarme hasta el final.

-Whitaker: ¡¡Rayos...,Rayos. No puedo hacerlo!!

-Whitaker: ¡¡Soy un maldito alfeñique!!

Frustrado por sus constantes fracazos, el espíritu de Frank comienza a disminuir. Sólo la idea de ver aquel aserradero en pie y a el a la cabeza le alienta. La imagen de su abuelo avergonzado por las bromas de sus vecinos, le carcome y la rabia de no poder realizar sus ejercicios en buena forma aumenta.

Salgo corriendo brioso y salto superando con relativa facilidad el muro de dos metros; pero trepar nunca fue lo mio, encontrandolo complicado y cayendo un par de veces hasta que lo consigo.
Llego a la zona de las agarraderas y la supero rapidamente. He de recuperar el tiempo perdido antes.
Finalmente, agotado, llego al Tronco de madera. Salgo corriendo a la velocidad que me permiten mis piernas y cual gato lo atravieso velozmente.
Al terminar, no puedo evitar sonreir y dar la mano a los compañeros cercanos.

Según va viendo los ejercicios de los chicos, su gesto se torna pesimista. Mueve de un lado a otro la cabeza como desaprobación y se echa la mano a la cara para no ver el espectáculo tan torpe; pero avanza rápido hacia Herbert al ver como hunde su cara en el barro en el obstáculo del tronco.

- ¡Señor Russell! ¡¿Qué mierda es está?!...Mi madre tiene más equilibrio que usted...¡Y tiene más de cien años!- Dicho esto se vuelve a los que siguen haciendo las pruebas.- ¡Vamos joder! ¡Quiero más ganas!

La compañía termina la gimkana con no muy buenos resultados, por lo que el teniente no está contento.

- Este grupo me está decepcionando, habrá que seguir trabajando duro. Estáis en el Ejército de los Estados Unidos, no es cualquier tontería...Mirad a vuestra derecha y a vuestra izquierda...Vuestra propia vida depende de que esos hombres a los que véis sean los mejores, espero que seáis conscientes de lo que os jugáis.

Se toma unos segundos de respiro.

- Repetiréis las pruebas hasta que todos lo superéis. Caballeros, o este grupo se aplica o no os ganaréis las alas de paracaidista. Volved a los barracones

Se aleja con paso firme, al igual que vosotros, que os dirigís a descansar de este esfuerzo.

- ¡Vaya bronca nos ha echado! Si tampoco ha salido tan mal...¿no? Además, yo ya me siento más fuerte que antes...¡Se van a enterar estos japoneses de lo que es bueno! jajaja.- Camille parece optimista de cara al futuro, parece que se lo toma como un juego...aunque curiosamente coincide con su cara de juvenil y despreocupado.

valla mierda, que me den un rifle y me envien en uno de esos avioncitos a matar, probablemente muera a los 2 segundo de aterrizar y este hombre espera que nos preparemos en fin, acabo de descubrir que no soy muy optimista reapro a mis compañeros una vez dentro de las barracas, me acuesto vestido en mi cama y exalo aire fuertemente ffuuuf estoy agotado

Sin decir ninguna palabra, se dirige a ducharse y luego a su barracón. Piensa en las palabras del Teniente, y el sentimiento de pesadumbres que le abruma se acrecienta. Hoy como nunca se siente un fracasado, la imagen de su propio cadáver enterrado en el lodo se torna ya una pesadilla.

Whitaker aprisiona con fuerza su camiseta, se envuelve con ella el cuello y se sienta a los pies de su cama. Aprentando sus dientes para no llorar de vergüenza, hunde el rostro entre sus manos no queriendo ya escuchar las palabras de brabuconería de sus compañeros de barracón. Su mente está a mucha distancia, lejos en una pobre cabaña.