Partida Rol por web

Al fin algo de ayuda. El teniente Hodges había llegado con un pelotón, pero los boches no parecían dispuestos a rendirse. El jeep seguía volcado, y el sargento Hahnen hacía tiempo que estaba muerto bajo el sol de Normandía.

-Es un placer verle, señor -dijo.

Luego, señaló al frente con el mentón.

-Cuando mi pelotón llego, el sargento Hahnen defendía el puesto. Nos echaron fuego de mortero y avanzaron sobre nosotros por todo el frente en grupos de cinco, lanzando granadas de humo. Repelimos el ataque, dios sabe como, a costa de las vidas de casi todo el pelotón.

Miró al jeep volcado.

-El sargento Hahnen está malherido, y solicitamos un jeep de rescate. Cuando llegaba, comenzó de nuevo el fuego de mortero y volcó el vehículo. Hace unos minutos que ha cesado el fuego, pero estamos pendientes del frente, por si intentan otro ataque.

Miró a los hombres del teniente.

-Podrían ayudar al chófer del jeep a volver a ponerlo en pie. El sargento necesita ser evacuado de inmediato.

Compruebas las pulsaciones del sargento Hahnen y pese a que son débiles, se palpan. Puede que le quede poco de vida, pero aún se aferra a este mundo.

¡¡Señor!! Soy... lo mas parecido a un sanitario en este escuadron. El Sargento se aferra a la vida... su pulso es debil... ¡pero ahi sigue! ¡debemos llevarle cuanto antes! ¡no debemos dejarle morir! dice Alzid mientras realiza aspavientos con las manos claramente alterado.

- Ajá, ya veo...- El teniente hace una indicación a un soldado, que situa una mg. Después se dirije a Sparks- Bien, que tu pelotón mire si el jeep funciona. Con un poco de suerte podréis salir de aqui con Hahnen...

El teniente estaba técnicamente relevándoles del frente, en el supuesto que el jeep funcionaba. Durante un momento, se resistió a esa idea, considerando que podía ser juzgada como cobarde. Luego, vió que él mismo tenía un vendaje, y que muchos cadáveres de buenos americanos yacían despanzurrados un poco por aquí y un poco por allá, testigos mudos de su numantina defensa durante el anterior ataque. Y pensó que quizá ya habían visto demasiada muerte por hoy, con lo que no discutió la orden dada.

-Si, señor.

Luego, se giró a sus propios hombres.

-Spears, ayude a los chóferes a poner el jeep en posición, y comprueben su estado. Yo me quedaré aquí con Alzid, preparado para transportar a Hahnen si es viable la evacuación.

No obstante, sintió una extraña sensación. Iba a hurtar nada menos que cinco soldados del frente, que todavía podían pelear. Algo le impulsó a quejarse, una fuerza oculta que ni él mismo podía comprender.

-Mi teniente, con el debido respeto... los chóferes pueden transportar perfectamente al herido ellos solos, si el jeep funciona.

Sparks se acerca con el teniente a ver a los pilotos, los cuales le informan de sus heridas y esguinces. No están de forma óptima para conducir nada.

- Ya veo...Que los conductores se queden aqui, y ese chaval de la primera sección ¿Gagne?- Duda.- El médico tiene que ir con Hahnen, asi que su pelotón también. Además veo que sólo sois tres, un buen número...¡Lárguese de aquí sargento Sparks!

Suena entre broma y orden.

Unos soldados me ayudan a poner bien el jeep, me monto como piloto y arranco.

- ¡Bien! Parece que esto funciona, señor.- Le informo al sargento.

Asintió al teniente. Aquello le eximía de ser considerado un cobarde cualquiera.

-A la órden.

Llegó hasta Alzid, pero antes pasó al lado de Gagne. Le apoyó una mano en el casco, para que se fijara en él.

-Pediré que te trasladen a nuestro pelotón en cuanto pueda. Tu solo estate atento y mantén la cabeza fría.

Le sonrió un poco, afable. Luego, ya que el tiempo apremiaba, ayudó a Alzid a cargar a Billy en el jeep, con la sana intención de que salieran cuanto antes del frente.

- Sí...Sí, señor...- Dice con voz temblorosa.

Alzid evito la mueca de felicidad ante la noticia.

¡Se iban de alli! Eso era un pase a la vida garantizado... a menos que les cayera otro proyectil de mortero claro.

Presto carga el malherido cuerpo de su compañero y espera la señal para largarse de ahi.

Yo también echo una mano para subir al sargento Hahnen al vehículo. Después me coloco de piloto.

- Cuando usted diga, sargento.

Cuando usted diga señor... dice el soldado asegurando al herido.

Subió al jeep, tras comprobar el estado de Billy y que este estaba correctamente tumbado. Luego, se subió de un salto en el asiento del copiloto.

-Vamos, al hospital de campaña más cercano.

Spears conduce por el camino hasta el puesto de mando. El jeep traquetea y se mueve mucho, pero intentáis mantener al herido lo más fijo posible. Tras un par o tres de kilómetros, llegáis al puesto de mando y directamente aparacáis en el hospital de campaña.

Bajáis a Hahnen del jeep y pronto os encontráis una mala señal. En la puerta ya hay varios heridos intentando comer algo, que os miran con ojos aterrorizados por lo que acaban de vivir. Suponéis que algo bastante parecido a lo que habéis visto vosotros mismos.

Dentro la situación no está mejor. El hedor a sangre inunda vuestro olfato y mientras colocáis al sargento en alguna camilla, miráis la gran cantidad de soldados heridos que hay en la tienda. Y para empeorarlo, sólo véis a un enfermero atendiendo a un paracaidista al otro extremo.

- ¡Enfermero! ¡Enfermero por favor!- Aviso al tipo.

En enfermero se acerca a vuestra posición.

- ¿Si? ¿Qué le pasa a este hombre?