Partida Rol por web

Alma Cubrae II: Semillas de Herejía

Acto III: Los Males de Novabella

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27/03/2025, 19:29
Leonid Ilich Brézhnev

Leonid llegó el último, tanto por el impedimento físico de su cojera como por el propio deseo de no estar a la "luz" de nada ni nadie. No se imaginó nada de lo que aconteció, su mente divagaba en una suerte de maremágnum donde sus emociones se encontraban unas con otras chocando con violencia, dejando anestesiado al psíquico. La ira de sentirse débil, la culpabilidad por no haber podido servir mejor, la decepción por no haber muerto. 

Arrastrando los pies llegó ante la puerta de madera, dándose cuenta de que había estado andando durante largo tiempo sin ser realmente consciente de que así estaba siendo. Tragó saliva con dificultad y afiló la mirada cuando las puertas se abrieron revelando lo que ocultaban. Aquella opulencia le dio náusea, notó la bilis ascender por su esófago recordando su mundo natal. Aquellos desgraciados de Vitania, con sus castillos y comodidades, mientras los de su clan, se afanaban a minar en el corazón de las montañas de Drovelia. 

Nuevamente, entró el último y se quedó en segundo plano, conteniendo el "turbante" que cubría por entero su rostro, dando el aspecto de un enfermo de lepra. Tragó sonoramente saliva en otra ocasión mientras la Inquisidora se presentaba y les hablaba. A él le había costado dos misiones conocerla, padecer a aquel elenco de inútiles en aquella subcolmena infecta, y todos estos privilegiados tenían este honor a la primera. La bilis ascendió con su marcada acidez hasta su garganta y contuvo un gemido de puro asco. Parecía estar ante tiicianos y vitanos de su mundo natal. Tres veces malditos, todos ellos, tres veces muertos. Leonid estaba perdiendo la cabeza por completo, las palabras de sus compañeros resonaban como un eco distante hasta que un hilo de cordura apareció al que pudo aferrarse tratando de dejar atrás todo el tremendo trauma que sufría por ser quien era y por lo vivido.

Juramentos. Pedía un juramento. Aquella mujer, que inevitablemente era una líder nata y se había ganado unos galones inalcanzables para él, le estaba aleccionando después de haber llevado una vida de pleno servicio hasta las últimas consecuencias, como atestiguaba su destruido cuerpo. Solo se mantenía en pie por pura fuerza de voluntad y uso aquel odio que sentía por todos ellos como la muleta del tullido que era.

El turbante cayó revelando lo que debiera ser un cadáver.

Sus resecos labios hicieron una clara mueca de disgusto y los separó emitiendo esa voz que los demás escucharon con claridad desde que había perdido el casco y el protector facial - El deber exige sacrificio - eso fue todo lo que pudo decir Leonid a modo de juramento, dejando claro hasta donde había llegado durante toda una vida dedicada por entero al servicio del Imperio, desde bien pequeño con un pico en la mano, hasta esos momentos que el Dios Emperador aún no lo consideraba digno del eterno descanso a su izquierda.

Con torpeza volvió a cubrirse el rostro y su espalda buscó una pared en la que apoyarse deseando que le dieran tiempo para descansar como necesitaba.

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28/03/2025, 12:03
Anubis Labrador

Anubis borró la sonrisa de su rostro para que una mueca de asco le invadiera. Lamentó no tener un saco a mano que echarle a la cabeza a aquel repugnante ser psionico, y pensó que había sido una pena que aquella turba que lo había alcanzado en Novabella no hubiesen hecho mejor trabajo con su linchamiento. Todo eso desde el compañerismo, claro. 

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06/04/2025, 20:56
Aurora DeRossa

Uno a uno, aceptaron el destino que DeRossa les presentaba. No habría vuelta atrás tras aquello, servir a la Inquisición era un deber hasta la muerte. Un deber en el que no tenían cabida el renombre, la gloria o la posteridad. Una tumba anónima y el recuerdo que guardaran los compañeros que siguieran con vida sería todo cuando quedara de ellos al final, única indulgencia que les permitiría tener la Guerra Secreta, tan eterna como el propio Imperio.

Esas palabras son aceptadas —les respondió la Inquisidora, con aire solemne—. Un vínculo acaba de forjarse mediante ellas, un vínculo que es ahora vuestra vida. En vuestra misión, os enfrentaréis a desafíos y rivales que intentaran destruir vuestro cuerpo, desmenuzar vuestra mente, devorar vuestra alma. Ese vínculo os dará la firmeza necesaria para prevalecer, o perecer en el intento —los miró fijamente, deteniéndose un instante de más en Anubis—.  Y haré esta advertencia una única vez. Por toda la ira que podemos hacer caer sobre el Archienemigo, no es sino una parte de la que le espera a cualquiera que, a la hora de la verdad, sea encontrando falto de ella y quebrante sus votos. 

DeRossa volvió tras el escritorio, puso sobre este tres objetos, tres armas. Una pistola ligera con un cargador de tambor, un pesado pistolón, ambos con un aspecto sobrio y funcional, y un revólver de buena manufactura y con amplias decoraciones doradas por toda su talla. Los dos primeros tenía la palabra "HECUTER" grabada cerca del cañón, mientras que el revólver no necesitaba presentación, la fama de una Tronsvasse era bien conocida.

  Hecuter 116                                         Hecuter Pesada 9-5                                 Tronsvasse Parabellum

—Ahora, tengan a bien elegir uno de estos presentes. Su regalo de bienvenida oficial, digamos, y el único que recibirán de parte del Ordo sin que se les pida nada a cambio —acercó las tres armas al borde del escritorio para que pudieran examinarlas, aunque solo con la vista—.Hasta que se ganen una Roseta, considérenlo la insignia de su oficio. No me gusta mandar a mis agentes al campo sin algo de pegada, al fin y al cabo.

Notas de juego

Cada uno de vosotros puede elegir UNA de las armas presentadas.

No, no podéis saber sus stats xD

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08/04/2025, 15:04
John Addam

Tras hacer el juramento, la Inquisidora nos suelta una advertencia de no vacilar ante el enemigo o la misma ira que podemos descargar sobre él, caerá sobre nosotros si rompemos los votos. 

Acto seguido y como regalo de bienvenida a la orden, nos ofrece un arma nueva a cada uno de nosotros. Dos pistolas clase Hecuter, una ligera y una pesada y un revolver de la famosa manufactura de Tronsvasse, todas tres magníficas armas y mejores de las que llevábamos encima:-Cómo se nota que la Inquisición tiene acceso a lo mejor siempre.-pensé para mi mientras examinaba a aquellas armas. Era cierto que la pistola que portaba llevaba conmigo des de mis inicios en el Adeptus Arbites y había sido una fiel compañera pero era momento de jubilarla y dado que empezábamos una nueva etapa de la vida era tiempo de hacer lo propio y forjar un nuevo vínculo con una nueva arma. 

Sostuve aquella pistola de tambor y la verdad era que se notaba mucho la diferencia de peso pero había algo en ella que me iba a gustar:-Creo que me quedo con esta.-dije mientras hacia una leve reverencia a modo de agradecimiento a la inquisidora por aquél obsequio.  

Notas de juego

Escojo la Hecuter 116.

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11/04/2025, 15:47
Operativo E.

El aspecto de Leonid era... Repugnante, a falta de una palabra mejor con la que definirlo. En cierto modo le recordaba a la vieja de la cosecha que se había resistido tanto a morir, hasta el punto de que una parte de su mente no pudo evitar preguntarse si estaría corrupto ya. Si era el caso, habría que fusilarlo y quemar los restos. Sin embargo estaban ante una inquisidora hecha y derecha, y no parecía haberle causado gran impresión... Así que aquello debía ser normal. No la clase de normal que se había cruzado nunca (si se descontaban algunos veteranos del regimiento que eran más máquina que persona, claro) pero normal.

La amenaza de la Inquisición, en cierto modo, le hizo gracia. Él ya estaba condenado lo pintara como lo pintara, así que una muerte cumpliendo con su deber era lo único a lo que podía aferrarse. Toda la situación, para él, era como si Sanguinalia se hubiera adelantado ese año y le entregaran el regalo que más deseaba en el mundo... Bueno, al menos lo que más deseaba que era realmente factible. Una oportunidad de redención.

En cuanto a las armas, las ojeó durante unos segundos, valorando pros y contras según lo que podía recopilar sobre ellas, antes de señalar a la variante pesada de Hecuter.

Notas de juego

Hecuter pesada 9-5 por aquí.

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11/04/2025, 16:22
Leonid Ilich Brézhnev

Sintió sus reacciones, sabía la realidad de la imagen que daba y las sensaciones que despertaba. Se sentía más vulnerable que nunca sin el abrigo de su máscara facial. El turbante improvisado no era suficiente para él, se sentía desnudo y, aunque hubiera mostrado uno de sus secretos a todos ellos y a la Inquisidora, motivado únicamente por la rabia y la envidia, Leonid se desinfló a gran velocidad. Su espalda se volvió a encorvar, su paso era lento y su respiración un jadeo. 

Sin hablar, más bien, sin energías para vocalizar palabra alguna, el psíquico señaló la pistola de en medio como elección ante el regalo de bienvenida que les ofrecía su patrona. 

Notas de juego

Hecuter pesada tambien 

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15/04/2025, 10:41
"Capitán" Ares Elyssium

Leonid abrió su corazón y desveló su rostro...

- Gracias por eso, Leonid - logró articular Ares, quien ya había visto aquel rostro antes y no mostró tanta sorpresa o asco -; tú ya has sacrificado mucho pero ya no estás solo.

Le pasó los nudillos por el brazo en gesto afable y se dirigió hacia las armas.

No le cabía duda.

- Algo de pegada y mucho estilo, como me gusta a mí; de aquí a la Rosetta sólo es cuestión de apilar herejes - asintió, confiado en lo que sabía que estaba por venir.

Notas de juego

Tronsvasse Parabellum

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15/04/2025, 18:48
Isela Wagner

Intentó grabar en sus retinas aquella belleza natural a través de las ventanillas del transporte, volvería para ver el cielo azul, bosques, y disfrutaría de los sonidos de rios de agua limpia o pájaros cantores. La caída de la casa Katrinkas era un logro personal, por una vez, se haría justicia... pondrían en orden ese planeta.

¿Dónde les había dejado aquel transporte? Joder, más nobleza no favor... entonces, Vodric Lorr y una panda de soldados inquisitoriales ¿Tan rápido? Apenas habian pasado unos dias... Entonces lo supo, no volvería a pisar aquel precioso planeta.

Demasiadas superioras le premiaron sus opiniones con rondas interminables de ejercicio o castigos más creativos. Así que siguió las instrucciones de su famulata "Silencio hasta que te pregunten, directamente". Escuchó la socarronería de Anubis, el temple del buen John, el flemático odio de E, la neurosis sibilina de Leonid... Odiaba la espera, revolver lo ocurrido, los tiempos muertos de burocracia y etiqueta que tanto tiempo descontaban de su ejercicio diario, estaba cabreada, debía entrenar, había pasado la prueba del espejo, pero en su interior seguía doliendo... una debilidad que no podía permitírse, tenía que aspirar a la perfección, expiar su pasado... "Que esperen el informe coño ya"... "¿Quién demonios es un honor ver...? ¿En este estado? Ni el desviado se tiene en pie... ¿Que puñetero Comerciante nos llama sin un médico o una ducha antes? Si sólo destaca E por tener las manos impolutas..." 

Durante el largo trayecto pensó en servir de muleta al psíquico esperando que cayera en algún momento, pero decidió respetar su penitencia, las veces anteriores que lo había tocado parecieron contrariarle... su paso le emocionó un poco a medida que avanzaban, lo percibió cada vez más débil. Esa clase de cosas aumentaban su respeto por él, el día en que lo sacrificase intentaría ser cortés.

La inquisidora Aurora de Rossa ¿Quién era? ¿Porqué no había escuchado su nombre nunca? La expectación de todos era palpable, y el juramento como acólita le pilló de sorpresa, aún no se sentía digna de nada semejante... Pero confirmó la propuesta de la inquisidora, sobraron las palabras, Isela simplemente incó rodilla presentó su espada y su rosario. Servir al lado de Lady DeRossa le valdría para su aprendizaje más que cien años de servicio en el convento, gloriosas hermanas comenzaron su pasión sirviendo a inquisidores como novicias. Se sintió cien veces bendita, ahora pertenecía sin duda al plan del Emperador y su muerte cuando le alcanzase, tendría algún sentido.

La solemnidad de aquella escena se rompió por culpa del apasionado psiónico, durante unos tensos segundos sólo se escucharon los sonidos de pistones y engranajes de las mecadendritas de Azararch... "Gracias Ares, siempre sabes que decir, sin duda eres el más humano del grupo."

"Ninguna de estas armas pertenece a la Santa Trinidad, así que como distintivo donde quiera que vayamos, la pequeña ejercerá perfectamente su cometido sin molestarme" pensó, pero se autoengañaba con una pirueta mental, aquel modelo de revólver arcaico recordaba algo familiar y retorcido.

A partir de ahora tendría que esforzarse en conocer a sus compañeros, porque no sabía mucho de ellos a pesar de los acontecimientos de Novabella, habian demostrado ser todos bastante herméticos, ella misma incluida, parecía... lo adecuado, pero no lo correcto, tendría que cocinar una buena hornada de rosquillas... 

Aquel grupo no era el mejor, ni el que esperaba, era la criba que le había encomendado proteger la divina providencia, porque todos los caminos del Emperador, son inexcrutables.

Notas de juego

Tronsvasse Parabellum

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16/04/2025, 18:59
Anubis Labrador

Anubis se acercó a las armas y las observó con algo de desinteres. No iba a acertar ni un disparo con ninguna de ellas, pero el revolver desde luego ganaba un plus por estilo. La señaló dejando clara su elección y se retiró dos pasos, devolviendo su atención a la inquisidora, mordiendose la lengua para no soltar un chascarrillo sobre la innecesaria "advertencia" sobre repercusiones a quebrantar votos. Simplemente sonrió zalameramente, sin que el gesto llegase a sus ojos. 

Notas de juego

transvase paralelos

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17/04/2025, 07:38
Aurora DeRossa

Uno a uno, los acólitos fueron haciendo su elección, confirmando su nuevo estatus como miembros de pleno derecho del séquito de la Inquisidora. Cuando todos lo hubieron hecho, DeRossa volvió a guardar las armas tras el escritorio.

—Esto concluye nuestro encuentro, entonces. Vodric os guiará hasta vuestra celda, donde os alojaréis a partir de ahora... O a la enfermería, según lo necesitéis —aquello último iba especialmente por Leonid, que todavía no había recibido tratamiento y aguantaba en pie por fuerza de voluntad—. Os habéis ganado un buen descanso, y tendréis tiempo para ello mientras terminamos de monitorizar la situación en Novabella y viajamos hasta nuestro siguiente destino.

Con aquello, la Inquisidora los despidió, y el Interrogador los guió de nuevo fuera de sus dependencias, llevándolos al lugar de la nave que sería su nuevo hogar a partir de ese momento. Ahora eran miembros de pleno derecho de la Inquisición, acólitos que contaban con la confianza, y los recursos, de sus superiores. En tiempos venideros, deberían demostrar que merecían dicha confianza, a cualquier precio.

Aquellos acólitos necesitarían nombres en clave para sus operaciones, pero ya tendrían tiempo de discutirlo. Lo que sí necesitaba la nueva célula que acababa de constituir, era un nombre. Normalmente los otorgaba en base a los hechos que hubiera protagonizado el grupo durante su misión, y en aquella tan complicada, habían logrado salvar un planeta perdido de la condenación al destruir cuatro cultos distintos. Sobrevivir sin bajas frente a un enemigo tan superior era una hazaña en sí misma, habiendo arrebatado numerosas almas a los Poderes Ruinosos. Sin duda, habían contribuido en gran medida a equilibrar una balanza que, en demasiadas ocasiones, reflejaba un mayor número de fieles muertos.

Decidida, escribió el nombre en su placa de datos, en la primera página del informe que registraría las hazañas de aquél equipo.

Célula Alma Cubrae

Los Cobradores de Almas.

Notas de juego

ROLL CREDITS