Partida Rol por web

 Escupiendo una bocanada de sangre. Jonás deja este mundo. El plan estaba en el aire, había fallado la eliminación de los burgueses, pero por otro lado, el dirigible había cambiado de rumbo.

Eso es bueno.

Es lo último que pensó.

 Albert no es capaz de creer lo que está viendo.

¿Ese hombre ha sacado un bufón de debajo de la mesa? Pensé que no me había fijado bien en un principio... pero ahora lo he visto claramente. Ha "llamado" a un anciano a través de una carta. ¿Qué cojones es eso? ¿Y qué es lo que ha hecho? No puede ser que tuviera un águila amaestrada, y menos un águila roja. Además está el hecho de que el águila ha desaparecido. Y esas sombras negras...

¿Qué... qué... que está pasando aquí... quienes sois? ¿Por que nos ayudáis? ¿Sois "Herejes"?

Las palabras del soldado novato destilan miedo, no sabe que hacer, no sabe si es bueno o malo que esté ocurriendo eso, y más habiendo visto como ese animal esotérico se inmolaba contra su "compañero". En realidad le están ayudando, pero sus creencias, todo lo que siempre le han enseñado es que ese tipo de personas están endemoniadas y no se puede confiar en ellas.

Aaron, mientras el hierfante vuelve a ser una carta, le empieza a hablar en alto para tranquilizar a todo el mundo.

-Señores, no se preocupen, por sus caras parecen que han visto un demonio, pero no se preocupen, no es real lo que han visto, habia droga en la comida y todos estan bajos sus efectos, intenten tranquilizarse, nosotros somos soldados encubiertos que estamos aqui para su protección, relajense, está todo bajo control.

Espero que cuele.

 Los nobles, asustados por las palabras del soldado, entran de nuevo en pánico al escuchar las palabras del jóven.

¿Qué la comida estaba envenenada?

Dios mio, VAMOS A MORIR ENVENENADOS

Si salimos de esta voy a mover a mis contactos para que Chaville caiga en desgracia.

Pero, ¿en serio que hemos visto todos lo mismo?

¡No puede ser! Las alucinaciones no matan gente.

Son gritos comunes entre los pasajeros, pero en general, han creído lo que Aaron les dice.

 Volteo sorprendido y (aparentemente) levemente atemorizado. Susurro al guardia: Mejor un hereje e nuestro lado que de el de ellos. Seguro que si es peligros la inquisición se encargare de el, pero igual podría ser un de sus agentes...

 En cuanto el guardia regresa un poco a la realidad me pongo frente a el.

Faliar no prestaba mucha atención a todo lo que sucedía a su alrededor, pero si que comprendía una cosa: lo que Aaron estaba haciendo era una más que imprudente exhibición de magia. Por fortuna parecía que la excusa de las drogas había colado, pero empezaba a pensar que quizás no hubiese sido una buena idea el aceptar la ayuda del joven...

Bueno, ya se preocuparía por ello más tarde; ahora tenía problemas más inmediatos. Apuntó al guardia que quedaba con la espada, en un claro gesto de que abandonase la lucha.

Aaron le mira al soldado que queda y le dice:

-!Rindete y te perdonaremos la vida!

Espero que se rinda, he llamado a el loco y al mago, llamar mas veces al mago me cansaria demasido.

 En cuanto estoy frente a Albert paso mi mano por mi pecho para mostrar una pequeña cruz. Rogando mentalmente que me crea.

-Tenemos que seguir para salvar a los demás. Después me encargare de él...

 Los dos soldados... heridos de gravedad tiran sus armas al suelo, y se arrodillan. No les pagan suficiente para arriesgar sus vidas de esa manera. 

FF que está siendo amenazado por dos personas es el primero en deponer las armas.

¡NO! ¡No me matéis! ¡Me han obligado a hacerlo!

El segundo, situado en la entrada sur a la sala, también se arrodilla mirando a la multitud, buscando el origen del cuchillo que por poco le impacta.

¡Yo tampoco quiero seguir con esto! ¡Parad por favor!

-¡Pues si os rendis, ayudadnos, lo priemero es ayudar a estos buenos hombres que hay en esta habitación, todos han sido drogados al igual que vosotros, supongo que vuestro jefe pensaba abandonaros a la primera de cambio, a si que lo primero es eliminar las drogas de vuestro organismo, a si que todo el mundo a hacer ejercicio, teneis que sudar para eliminar las drogas de vuestros cuerpos!

Aaron comienza a dar ordenes a los soldados de la habitación, le ha parecido divertido hacerse pasar por algien importante, a si que segirá con su mentira para que la gente le crea.

 Los nobles quedan aún más sorprendidos por las palabras del joven. ¿Hacer ejercicio? ¿Sudar para expulsar el veneno? Todo suena extaño y muy pocas personas creen en lo que acaba de decir.

Uno de los nobles, se pone en pie y, alzando la voz por encima del bullicio se dirige a Aaron.

-Perdoneme, buen hombre, pero creo que se está equivocando. Soy médico y no he podido notar el sabor, ni el olor de ninguna clase de veneno en la comida. De hecho tendría que hacerle notar que no todos los que estamos aquí hemos comido. Algunos todavía esperábamos nuestros platos cuando todo esto estalló. Además su idea de la eliminación del veneno me parece un tanto disparatada. Por favor deje a los profesionales, y si tiene datos sobre el veneno inoculado, al fin y al cabo puede ser que se traspase por el aire, no se lo voy a negar, me gustaría que me los comentara para poder iniciar un tratamiento lo más rápido posible.

A propósito. ¿Cómo es que ustedes no están infectados? ¿Tienen el antídoto o es que conocían de la existencia del veneno? Si es lo primero les ruego que nos permitan tomar parte del antídoto, y si es lo segundo, me gustaría saber por qué no fuimos avisados antes. Las cosas no me cuadran señor... ¿puedo saber su nombre? El mío es Nicolaes Tulk, por si le incomoda presentarse sin conocer a su interlocutor.

-No es ni lo uno ni lo otro, nosotros también estamos bajo el efecto de esas drogas alucinojenas, solo que al ser unos soldados pertenecientes a una organización secreta creada por el imperio para vuestra seguridad y hemos sido entrenados para poder luchar en cualquier ciscustancia.

Pienselo, noestra organización no puede ser conocida por nadie, a si podemos estar de incognitos en momentos como estos para salvar las vidas de la gente, a si que guardenos el secreto usted, señor Nicolae Tulk y el resto de viajeros, nuestros nombres, bueno, en cada misión se nos asigna un nombre, a si que, puede llamarme Jack.

Lo de hacer ejercicio también tiene explicación, tienen que generar adrenalina, a si, vuestros cuerpos eliminaran antes las toxinas, mientras, nosotros, unos guardianes en las sombras de gente importante como vosotros, salvaremos este viaje para que llegen todos sanos y en perfectas condiciones a Arcangel.

Respondió Aaron tan convencido que hasta se creyó el mismo su historia.

 -¿Pero que tontería está diciendo? ¿Sabe que aquí estamos muchas de las personas más influyentes de Gabriel? ¿Qué con nuestro dinero podría pagarse este artefacto? ¿Qué conoceríamos la existencia de tu "organización"? Tenemos contactos, muchos contactos mi señor. Deje de intentar mentirnos. Acabamos de ser asaltados y casi somos asesinados... ¿y se pone a mentirnos de una manera tan descarada? De acuerdo que nos han salvado usted y sus... "compañeros" pero ni siquiera eso le da derecho a jugar con nosotros. Hemos visto lo que hemos visto y creo que todos hemos sacado las mismas conclusiones.

¡HEREJIA!

La voz de Nicolaes aumenta su tono según avanza en su discurso. Cual agitador de masas las personas a su alrededor empiezan a corearle y a miraros mal. Al terminar el discurso todo el tropel de burgueses está de acuerdo. Sus palabras parecen mucho más razonables que las vuestras y lo que han visto no se puede borrar de sus mentes.

¡BRUJERÍA!¡HEREJIA!

Retumba en todo el ala oeste del dirigible.

- ¿Como?... ¿Organización secreta?.... ¿Soldados?... ¿Que es todo esto?... ¡Oigan, que yo solo encontré un ticket para este viaje en mi mesilla, y de repente me encuentro con unos tipos que nos disparan con ballestas!... ¡Yo no tengo la menor idea de que va todo esto!..¡Y a esta gente acabo de conocerla!

Faliar estaba realmente confuso. ¿Lo que decía Aaron era una mentira, o era verdad? ¿Formaba parte de una organización secreta? ¿Como iba a saberlo? 

- Pero... señor, no creo que usted sea de... bueno. Como vea, pero aquí se está montando un buen jaleo. Será mejor que el joven de cabellos negros deje de hablar.

La incredulidad brilla en la cara de Albert. No puede creer lo que le dice D, pero también tiene dificultades en creer en lo que dice y hace Aaron. Todo es muy extraño.

Quint le quitó las espada al hombre que se rendía ante él y se la colgó del cinturón.

-Ahora esto es mío, FF. Dame las gracias por perdonarte la vida. Ahora, vas a obedecerme. ¡Sígueme!

Pasando entre los nobles que ahora gritan algo al hombre que hacía cobrar vida a las cartas, Quint se didrige con FF hasta Albert.

Magia... Otra vez... No es tan rara como dicen. Pero claro, estoso tipos tienen dinero y pueden pagar a alguien para que les salve... Estos burgueses no saben lo que es crecer en Moth...

-Muy bien, Albert. Ya han estado a punto de matarme otra vez. Ahora tú y este desgraciado -señala a FF- me debéis una explicación. ¿Qué puñetas está pasando aquí? ¿Por qué matais pasajeros? ¿Por qué los guardias pelean entre sí? ¿Por qué ellos tenían comida y yo no? ¿Por qué me arrestasteis?