Partida Rol por web

Ánima:Más allá del bien y del Mal II, Un reino de Pesadillas

1. La fiesta.

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25/04/2012, 12:03
Faliar

Aunque Quint y el hombre del estoque la tenían prácticamente sometida, Faliar estaba demasiado furioso como para controlarse adecuadamente. Su respiración era entrecortada y cada inspiración le enviaba oleadas de dolor por todo el pecho, pero apretó los dientes y trató de resistir como pudo la herida. Sin embargo, no era la herida lo que le había enfadado; no era inmune al dolor físico, pero estaba "acostumbrado". No; era el hecho de que aquella zorra había atacado dos veces a Nahia, y una a Cath. Y en su estado, Cath era especialmente vulnerable. Quizás no fuese necesario; de hecho, quizás en su estado ni siquiera fuese recomendable emplear un hechizo ofensivo, pero aquella rabia que llevaba tiempo sin sentir había tomado momentaneamente el control. Realizando una pasada a ras de suelo con la punta del estoque, se produjo un estallido y la tierra se quebró. Dos grandes cadenas de piedra, acabadas en afiladas puntas metálicas, surgieron del suelo y cobraron vida delante de Faliar, y haciendo una señal con su arma, las cadenas se lanzaron contra la mujer. Su intención no era apresar, sino empalarla con las afiladas cabezas de las cadenas. El esfuerzo volvió a provocar otro arranque de tos y escupió más sangre, pero no importaba; tenía claro su objetivo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Uso Espina de la Tierra; dos ataques de daño base 60. Te dejo las tiradas hechas :p (145 de proyección ofensiva - 71 = 74)

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25/04/2012, 23:21
Phoebe

Phoebe no pudo resistir más ataques. El temblor asesino que Faliar había propagado con su magia se acercaba hacia ella, y no tenía manera humana o sobrenatural de detenerlo. Intentó esquivar las espinas de tierra pero los ataques tanto de Quint como de Conrad no le dejaban tregua. Ya había defendido el embate de demasiadas personas. 

Aún así hizo lo que pudo para esquivar dicho ataque. Que fue... poco.

Al menos al principio.

La primera espina se clavó en su cuerpo, enviándole unos metros hacia atrás por el impacto. Phoebe había dejado su peso muerto, no ofreciendo resistencia al ataque, de esa manera evitó que la piedra penetrara en su carne y símplemente recibió un golpe. Doloroso, realmente doloroso eso sí.

El segundo fue otro cantar, la asesina se giró hacia uno de sus costados cuando la lengua de roca trataba de ensartarla, dejándola pasar, inofensiva.

Un reguero de sangre caía por la boca de la asesina, que empezaba a marearse. Sus piernas le flaqueaban y su cuerpo empezaba a rendirse ante la presión.

- Tiradas (6)

Notas de juego

30 PV la primera hostia, crítico sin efectos. 

Se sigue desangrando.

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25/04/2012, 23:53
Faliar

Faliar sonrió; lo cierto es que no quería matarla. Solo hacerla sangrar, para que desistiese de seguir combatiendo.

- Bien chica, si te estás quieta puede que salgas viva. Creeme que no me gustaría que murieses; sé apreciar la buena música.

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25/04/2012, 23:56
Aaron

Aaron chasqueó la lengua y se obligó a no mirar lo que acababa de pasar. Aquello era una locura. Llamas, tierra por los aires, oscuridad…muerte. Aquella gente era especial, podía verse a un kilómetro de distancia, y lo último que necesitaba eran contratiempos. En su lugar, siguió con la tarea que tenía entre manos, pronto se darían cuenta de que el peligro había pasado y querrían a Frederic. Según le había dicho aquella noble, Beatrice, él no era el único que quería asegurarse el pase a Ark. No le importaría que los demás también tratasen de conseguirlo si no fuera tan necesario, pero no podía permitirse ningún error.

Aaron había aprendido que sólo el más fuerte sobrevive, y Nathaniel le llevaba demasiada ventaja.

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26/04/2012, 00:42
Alice

Mmmmmmmmm...

Beatrice se retorcía en el suelo, con los ojos desenfocados y una postura antinatural que recordaba a la de una muñeca de trapo. No parecía estar disfrutando de la situación

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26/04/2012, 00:43
Alice
Sólo para el director

Dolor

Hazqueparehazqueparehazqueparehazqueparehazquepare

Perkins la golpea en la cabeza. Se agazapa junto a unos escombros en posición fetal

Hazqueparehazqueparehazqueparehazqueparehazquepare

¿Dónde está? ¿Qué es ese pitido? ¿Por qué sus músculos no responden?

¡HAZ QUE PARE!

Notas de juego

Pedrada mental para Xerine ;-P

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26/04/2012, 11:26
Director

Marianna abrió la puerta inmediatamente. Tenía que salir de allí, su objetivo era salvar a su padre de aquella vorágine de violencia, dolor y magia. Estaba desconcertada, muy desconcertada por lo que sólo podía seguir su objetivo prioritario, escapar con Fred.

Aaron la ayudaba en la tarea, cargando con el cuerpo mientras todos sus antiguos amigos, y un desconocido combatían a las dos asesinas. Xerine balbuceaba en el suelo, Quint calculaba cada movimiento de sus hojas para causar la mayor herida posbile a Phoebe, Conrad envuelto en tenebrosas nubes negras fintaba con su florete esquivando las peligrosas acometidas de la asesina. Nahia concentraba su poder, al igual que Cath y Faliar trataba de respirar mientras observaba como la puta que le había hecho eso comenzaba a caer rendida.

Y en ese momento, cuando la puerta comenzó a abrirse, ocurrió algo que no esperaban...

Una flecha surcó el cielo, penetrando a través del orificio hecho en el cristal del techo y volando por la habitación. Su silbido atrajo la atención de todos que vieron como el proyectíl casi caía a cámara lenta. Pero por suerte o por desgracia el ataque no iba dirigido hacia ninguno de ellos. La flecha pasó entre sus miradas atónitas, e incluso Chandra y Phoebe se quedaron mirando su trayectoria.

La única que no observó el disparo fue Beatrice, si bien quizá era a la que más le interesaba. Puede que lo viera, puede que detectara la presencia de la flecha negra pasando por el aire... pero lo que era seguro es que no tenía coordinación suficiente para seguirla con la mirada.

Recorrido casi todo el jardín, la flecha se insertó en uno de los cuerpos que dormían plácidamente. En las costillas, quizá en el corazón. Desde la posición que estaban cada uno, era casi imposible discernirlo.

El objetivo al parecer era una completa desconocida... al menos para el grupo de conocidos. Conrad conocía muy bien a la dama que había alcanzado la flecha.

Niobe.

En cuestión de milésimas de segundo la chica desapareció de allí, envuelta en una nube de polvo negro y rojo, dejando sólo en el lugar donde antes estaba su cuerpo la flecha clavada en el suelo.

Un pequeño pergamino enrollado estaba insertado en el proyectil. Había sido un mensaje, a la vez de...

¿brujería?

- Tiradas (11)

Notas de juego

Tuuurnos:

O.o

(Olvidóseme el malus de Faliar)

Phoebe > ... ... ... > Nahia > QUint > Cath > Faliar > Conrad > Aaron > ... ... ... > Beatrice

Phoebe tiene sorpresa contra todos menos contra Nahia...

Vaya cacho de tirada O.O

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26/04/2012, 16:57
Phoebe

Sólo necesitó un segundo.

La flecha negra había irrumpido en la habitación cortando la respiración de los allí presentes. Todos se desconcertaron, nadie sabía lo que había pasado. Y ese momento de duda, ese instante de vacilación que es inherente al ser humano cuando algo que escapa a su control sucede, fue la clave para que Phoebe lanzara el ataque más devastador que nunca había realizado. 

Su cuerpo pareció trascender de la realidad, sus vestidos, su piel, el hilo rojo de sangre que corría por su bello cuerpo se convirtió en un borrón de color púrpura y carmesí con toques oscuros. La velocidad que había adquirido la pelimorada era tal que a pesar de los esfuerzos de los dos combatientes que a su lado permanecían de seguir sus movimientos, fue totalmente imposible. Ambos dos se veían asediados por una gran tormenta de ataques, de fintas de amagos. No podían hacer otra cosa que sudar tratando de detener los continuos ataques que la mujer realizaba con ambas manos. El estoque de Conrad y las dagas de Quint soltaban chispas cuando se encontraban con las afiladas agujas de Phoebe y no parecían detener a la asesina. Estaba luchando con el último aliento que le quedaba, la última acción antes de caer rendida.

Los tres guerreros se encontraban en un baile de terror y sangre, y la que daba los pasos dominantes era sin lugar a dudas la mujer. Una belleza realmente mortal, dirían algunos. Pocas veces logro la pareja siquiera acerarse al cuerpo de Phoebe, se movía demasiado rápido para ellos y eso ahora con sus aliados realmente heridos no era plato de buen gusto. Pero no se puede detener un río para siempre, las presas se rompen, el desgaste hace mella. Y Phoebe no era un río, era un torrente caudaloso... totalmente descontrolado.

Un extraño amago de la violinista, enfilando su aguja hacia el hígado en cada uno de los cuerpos de sus enemigos consiguió que la defensa de dichos hombres se comprometiera cuando cambió radicalmente la trayectoria. Casi a la vez, como si nunca hubieran estado allí sus brazos cambiaron de lugar y se dirigieron hacia una zona desprotegida. 

- Tiradas (11)

Notas de juego

A todos los efectos, Quint está muerto. ^^ La aguja le ha atravesado el corazón.

^^

En cuanto a Pierre, y gracias a los puntos de destino tiene "sólo" un malus de -84 que le inutiliza el brazo. Falta esa esa descripción, pero no me da tiempo a hacer el post. Tengo que irme.

^^

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27/04/2012, 00:59
Director

Pero el cuerpo de Quint tampoco fue el único en recibir una herida. La aguja que Phoebe había dirigido hacia Conrad tenía la misma trayectoria, enfocada hacia el punto más débil de un ser humano, el mecanismo de funcionamiento de su vida, el primer motor.

El corazón.

Sólo, que Pierre tuvo más suerte, o más reflejos que el rubio. El destino quiso que subrazo se situara justo en la trayectoria de la aguja, que antes de el pecho estuvieran los músculos de su brazo. Este hecho fortuito o premeditado había hecho que la aguja destrozara los músculos del brazo de Conrad de un modo que nunca había sentido, pero al menos su corazón y pecho permanecían muy lejos de la punta.

El dolor embargó a Pierre, pero al ver a su compañero caer con los ojos como platos al suelo agradeció su suerte. Él estaba vivo.

Herido, pero vivo.

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27/04/2012, 14:43
Aaron

Aaron se detuvo en el sitio con los ojos abiertos. Sólo Marianna podía verle, porque era la única que estaba con él y porque el muchacho estaba de cara a la puerta, dando la espalda al resto de los presentes. Sin embargo, el grito ahogado que sobrevino después fue perfectamente audible para todos.

Se tiró al suelo de rodillas y dejó caer a Frederic, quien dio de bruces contra el suelo. Llevándose las manos a la cabeza, el muchacho cerró fuertemente los ojos y se mordió la lengua para no gritar mientras un pequeño reguero de sangre manaba de sus fosas nasales. Jadeando y agotado, Aaron se levantó a trompicones y se apoyó en la puerta todavía cerrada con ambas manos, todavía de espaldas a los nobles. Tras un par de segundos, los gemidos cesaron y Aaron volvió a levantar a Frederic del suelo, cuidando de limpiarse antes las marcas de la hemorragia de su labio superior.

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27/04/2012, 14:44
Aaron

Nathaniel apoyó las manos en la puerta y respiró un par de veces. Odiaba la transición entre una psique y otra. Siendo sinceros, no se había lucido demasiado en ese aspecto, no le había dado importancia al dolor, pero los breves momentos de inutilidad que sucedían al cambio podrían llegar a ser peligrosos. Mentalmente, se prometió investigar alguna otra alternativa.

Entonces lo recordó.

La criatura tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no caer fulminado al suelo de la risa. ¡Quint estaba muerto! Era una deliciosa ironía del destino, el cazador cazado. Si aquello era realmente cierto Nathaniel se había ahorrado una barbaridad de problemas. De todo el vomitivo grupito de amigos de Aaron él era, con diferencia, el más peligroso. Pero ya daba igual, ¡Estaba muerto! Y si no era así ya se encargaría Nathaniel de torcer la balanza un poquito hacia su lado.

Volviendo al papel de Aaron, La criatura se giró hacia Frederic, ignorando  lo que Aaron creía que eran simples nobles, y se lo cargó a los hombros. Bien, ahora le tenía en su poder. No dudaba de la labia de Aaron y de su capacidad para conseguir una entrada a Ark, pero ya se sabe. Si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo.

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27/04/2012, 15:01
Nahia

Notas de juego

1/2 del post

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27/04/2012, 15:31
Director

Nahia había enfocado todo su poder sobre Phoebe, que agonizante, sin aliento, y realmente herida sólo pudo ver como aquellas dos muestras de magia se precipitaban sobre ella. Una esfera de muerte, y otra de luz, qué ironía. Dos opuestos luchando juntos. Sonrió, y se levantó dejando caer por su boca un chorro de sangre, aquello no había acabado.

Haciendo una extraña genuflexión consiguió apartarse del verde ataque. Aunque no del todo, a pesar de que su moviemiento no había sido esperado, y había esquivado la mayor parte del ataque, esa esfera devoraba la existencia y el simple hecho de estar a su lado podía acabar con una vida. Su piel se quemó al pasar cerca y Phoebe soltó un alarido para paliar el dolor causado. Seguía en pie, a pesar de todo, vomitando sangre a cada segundo, sintiendo como su cuerpo se partía en dos por las secuelas de las heridas causadas por Faliar y Conrad.

Pero seguía viva, consciente y molestando.

Sin embargo, Nahia había enviado dos ataques, y el segundo no tardó en hacer aparición. Phoebe, esta vez sí, fue alcanzada de lleno por la luz asesina, destrozando su ropa y su alma y mandando su cuerpo a varios metros de allí. La sangre se derramaba por todo el lugar, y la hierba del suelo bebía la savia que soltaba la asesina. 

Ya no se levantó.

- Tiradas (9)
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27/04/2012, 16:21
Alice

Uuuuugh...

Notas de juego

Lo siento, no pude contenerme

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27/04/2012, 16:30
Chandra

...mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm...

Notas de juego

Yo tampoco

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27/04/2012, 16:39
Faliar

 

Fue tan solo un segundo

La oferta de Faliar había sido sincera; realmente no quería matar a aquellas mujeres. Hacía tiempo que no mataba a nadie, y no quería tener que volver a hacerlo. Vivir con Catherine y con Nahia le habían eseñado que era posible llevar una vida tranquila, sin violencia, y sin blandir armas como forma de vida. Esperaba que aquellas mujeres se rindiesen y explicasen el por que de ese ataque tan injustificado, y que la cosa se solucionase sin más derramamiento de sangre.

Y en tan solo un segundo, todo aquello se había ido a la mierda.

La mujer del pelo morado giró como un torbellino ante Quint y aquel tipo del estoque en el bastón. Faliar apenas tuvo tiempo de ver nada, y de repente...

De repente Quint cayó al suelo. Sin emitir ni un gemido, sin oponer ninguna resistencia, ni lanzar una maldición o amenaza. Simplemente cayó, y el suelo se llenó de sangre. Un único y preciso golpe en el corazón. Quizás ya estuviese muerto antes de tocar el suelo.

No era justo.

Tres años sin verse y ahora por fin se reencontraban. Tenía muchas ganas de hablar con él, preguntarle que había sido de su vida esos tres años, y compartir una cerveza, como se prometieron antes de salir de Corvinus.

El Destino no les había concedido ni cinco minutos. Y en su mente solo había lugar para maldiciones.

Se maldijo a si mismo; si no se hubiese confiado, habría visto las intenciones de la violinista, y quizás neutralizarla antes de que fuera demasiado tarde.

Maldijo a Seline, que les prometió que harían grandes cosas, y ahí estaba Quint, muriendo en una lucha que no era la suya

Maldijo al Destino, que parecía que se divertía de forma cruel con ellos, porque Quint estaba muerto, él había perdido a un amigo... y lo que era peor: su hija había perdido a la persona que amaba.

Pero sobre todo, maldijo a aquellas dos mujeres que habían surgido de la nada y se habían lanzado al ataque sin motivo ni explicaciones. Él no quería provocar derramamiento de sangre; si lo hubiese querido, habría destrozado a la mujer del pelo verde en cuanto tuvo ocasión, pero parece ser que su compañera quería llevar aquello más allá.

Y de todo aquello a lo que había maldito, solo aquellas dos mujeres podían recibir su merecido, porque él ya tenía suficente castigo.

Empezó a cargar energía mágica para desatar su hechizo más potente contra la asesina que había asestado el golpe letal a Quint, pero apenas comenzó a concentrarse, Nahia se convirtió en un angel luminoso y envió un devastador ataque de luz contra aquella mujer.

Un angel vengador de luz pura, buscando la muerte de aquella que había acabado con la persona a la que quería.

La visión fue sobrecogedora. La asesina salió despedida, su belleza completamente destruída por el estallido mágico. Rápido, contundente... y definitivo.

Pero no fue suficiente para Faliar. Su hija necesitaría de él, pero las lágrimas y los abrazos vendrían después. Él tenía una rabia inusitada atascada en la garganta, que ladraba y rugia por salir. No tenía sentido ensañarse con el cadáver de aquella mujer; eso sería totalmente innecesario e impropio.

Sus ojos verdes se desviaron de la escena, y se fijaron con dureza en otra persona.

La asesina del pelo verde seguía allí, atada por los lazos de magia de Nahia, y con sus poderes completamente sellados por su magia. Indefensa e inmóvil. Normalmente Faliar no haría tal cosa... Pero habían matado a su amigo, y habían hecho llorar a su hija. Y eso si que no lo iba a perdonar.

El pecho le seguía doliendo y su respiración seguía siendo dificultosa, pero la rabia le embargaba y apenas notaba las molestias. Sin desviar su mirada de los ojos dorados de la asesina, se acercó a ella, con el estoque en la mano derecha. No iba a usar su magia. No merecía la pena hacer una demostración así. Quería sentir la sangre de aquella mujer en sus manos, y sellar así el castigo que merecían.

Se colocó frente a ella, y le agarró el cuello con la mano izquierda. Apretó, pero no lo suficiente como para comenzar a asfixiarla, y la levantó del suelo. Levantó su mano derecha, y le puso el filo de la hoja en el cuello. La miró con odio, y dejó que fuese consciente de su desprecio.

- Cuando os encontréis en el Infierno, dile a tu amiga que debería estar agradecida por la piedad que ha demostrado mi hija. Yo no habría sido tan rápido.

¡Mmmmmm! -fue la única respuesta de la mujer amordazada; si había arrogancia o miedo en sus ojos, no le importaba

Escupió al suelo como muestra de desprecio (más saliva sanguinolenta) y con un movimiento preciso y sobrio, le rebanó el cuello de izquierda a derecha. La sangre salió a borbotones, y su mano se empapó. Cayeron gotas sobre su frac y su impecable camisa, pero no le importaba; el juicio estaba sellado. Abrió su mano izquierda y soltó el cuerpo de la mujer, que cayó al cesped inerte, llenándolo todo del líquido carmesí. Miró el cuerpo unos instantes, y luego soltó el estoque. Luego dirigió su mirada hacia donde estaba Catherine, y, con gesto sombrío y grave, se dirigió a ella.

- Lo siento; no quería que vieses eso, pero... -suspiró- ¿Puedes encargarte de Xerine? Yo... Nahia necesita que esté a su lado ahora...

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27/04/2012, 16:52
Aaron

Aaron se giró justo a tiempo para ver la magia desatada de la niña y la rabia contenida de Faliar. Chilló cuando vio a aquel ángel de luz desatando toda su furia, y aún más cuando el guerrero rebanó el cuello de la mujer verde. Soltando a Frederic una vez más, retrocedió aterrado hacia la puerta y trató de abrirla, desesperado. ¿Quién era aquella gente? ¿Qué estaba pasando? Aaron tenía el miedo dibujado en la cara y apenas fue consciente de la muerte del rubio. Al fin y al cabo, no era más que la persona que le había ayudado a transportar al noble durante unos segundos.

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27/04/2012, 16:52
Aaron

Una vez más, Nathaniel contuvo un gemido orgásmico. Destrucción, le encantaba. La sangre brotando, la rabia desatada, el dolor, el miedo, la angustia…Todo aquel era su mundo, y él lo estaba disfrutando. Pero claro, no podía sacarlo a relucir.
Se preguntó durante un segundo si debía dar alguna muestra de conocer a Quint pero rápidamente descartó la idea. Para Aaron sería más fácil si seguía sin relacionar al rubio con un amigo. Era tan débil…seguro que se pasaría el resto del día llorando y eso no haría sino entorpecer la marcha.

Allí, fingiendo miedo, Nathaniel arañó la puerta intentando abrirla. Por supuesto no iba a dejar a Frederic tan fácilmente, pero las exigencias del guion eral las exigencias del guion.

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27/04/2012, 16:54
Pierre Conrad

Cuando Conrad vio una flecha caer hacia Niobe, se le paró el corazón. La joven durmiente se desvaneció, y quedó en su lugar algo, pero Conrad no llegó a a ver lo que era, ya que los segundos, para él eternos, en que se quedó paralizado, con el brazo a medio camino en una finta, hicieron que no viese el ataque que realizaba la violinista hasta que fue demasiado tarde.

El ataque de Phoebe le dejó el brazo inutilizado y dolorido. Era extraño todo el daño que una simple agujita podía llegar a causar, pensaba Conrad, y entonces, como si el destino se burlase de su pensamiento, vio que el joven que luchaba junto a él con unas dagas, caía al suelo, sin vida. Él no había tenido tanta suerte como Pierre. Y antes de que el cartógrafo pudiese reaccionar, aquella joven que estaba junto a la embarazada hizo otro despliegue más de sucesos sorenaturales. Convirtiéndose en un ángel luminoso, lanzó una bola verde, que la asesina esquivó por los pelos, y un destello, que cegó temporalmente a Conrad. Lo siguiente que vió, fue el cadáver destrozado de la asesina del pelo violeta, cayendo al suelo a varios metros de distancia. Ese era el castigo que había recibido por matar a aquel valiente muchacho. Conrad, sin saber  quién era, no podía sino lamentarse por él, ya que había demostrado su valor y nobleza de espíritu, al dejar de tratar de huir con el anfitrión, para ayudarle a combatir a la asesina, pagando por ello el precio más alto de todos.

Tantas cosas extrañas, muertes, apariciones, aquello parecía un relato fantástico. Conrad se recuperó levemente de su ensimismamiento, y vio cómo aquel hombretón degollaba a la otra asesina a sangre fría. Le pareció un acto a la par cobarde, por estar ella atada y amordazada, y a la vez estúpido, por acabar con una prisionera que podría decirles de qué iba todo aquello. Pero la cara del  bruto le recordaba a Conrad que la rabia es una pasión, que no atiende a razones, ni a lógica, ni a la ética.

Detrás suyo, oyó un gemido. La chica a la que habían intentado atacar las asesinas en primer lugar. Con el brazo herido, que aún aferraba el estoque con fuerza, colgando, Conrad se acercó y se arrodilló junto a ella, intentando ayudarla. Sostuvo su cabeza con el brazo izquierdo.

- Te...¿te encuntras bien?