Las sospechas de Beatrice se confirmaron al ver a Quint. Dejando a un lado la discreción, se acercó a Faliar y le susurró algo al oído, ocultando su boca con una mano
Los cabellos de Beatrice le hacían cosquillas en el cuello, y su aliento olía a lima y jazmín. Sin embargo, sus palabras eran frías y afiladas
Escucha atentamente: Puede que estemos en peligro. El encapuchado que os ha traído aquí es el mismo que me ha traído a mí, y apostaría un dedo a que Aaron y Quint también le conocen. Puede que ahora mismo estén observándonos de cerca, así que tápate la boca si vas a decir algo importante
Faliar asintió a Xerine. Su expresión era grave. Quizás las sospechas de la mujer fuesen ciertas. Luego miró de nuevo a su hija, y volvió a asentir. No solo sus orejas y el pelo; el aura era inconfundible.
- Si, es él
Se dispuso a acercarse donde se encontraba Quint, y de paso comprobar que le había ocurrido al barón. Daba la impresión de que no se encontraba bien.
Cogió a Faliar de un hombro antes de que este se alejara
Faliar Esta vez, lo dijo en alto. Estaba bastante tensa Solo se me ocurre alguien que pudiera querer algo así. Ten los ojos abiertos
Faliar se giró y miro a Xerine. Al principio no la entendió, pero un súbito estremecimiento le hizo recordar
Solo faltaba un fantasma en aquella fiesta. En el sentido más literal.
- A mi también. Pero ahora ya estamos todos aquí, y nos toca mover.
Faliar se acercó hacia el lugar donde el noble había sido visto por última vez, pero su objetivo no era el noble. Él se dirigía hacia otra persona. Un joven rubio de ojos rojos, al que creía que no volvería a ver. Sin embargo, eso mismo había pensado de otras personas, que ahora también se encontraban en aquella fiesta.
Aunque su gesto era serio, por dentro era una mezcla contradictoria de sentimientos. Alegría, entusiasmo, curiosidad... pero también preocupación, inquietud... y para que negarlo, algo de miedo. Estaban ocurriendo demasiadas cosas, y demasiado deprisa.
El mayordomo de Andersen se colocó en el trayecto de Pierre para negarle el paso. Si su señor quería descansar, iba a descansar. A pesar de su edad, su cara era lo suficientemente severa para que el noble se lo pensara dos veces antes de insistir.
La joven se ruborizó cuando Quint se dirigió a ella. No en vano, el rubio era muy atractivo y con su nuevo cambio había conseguido dejar de repeler a las personas. Bajando un poco la cabeza, evitando el contacto visual con Quint, habló:
-No... no lo sé. Supongo que no le pasará nada. Ven... vendrá en unos minutos, a lo sumo.
Alice observó como Faliar se alejaba, pero no dijo nada. Cooperar juntos de nuevo contra un enemigo común... Sonaba bien. Sin embargo, la realidad era otra: Quién quiera que les hubiera citado allí ya había previsto todos sus movimientos. En esos momentos, la única manera de escapar del plan era saliéndose de los raíles. Si tiraban de los hilos adecuados, o hacían algo inesperado...
Pero, de nuevo, estaban dando palos de ciego. Necesitaba más información, y, sin embargo... ¿A quién acudir? Si Faliar había dicho la verdad, Aaron ahora estaba amnésico. Y ese tal Pierre... ¿Por qué le sonaba tanto? ¿Podrían conseguir el salvoconducto de Frederic? ¿O, más importante aún, debían conseguirlo? ¿Qué relación había entre toda esa trama y la Flecha Negra? Había tantas variables como posibles derroteros. Tenía que pensar que camino elegir
¿Así que una reunión familiar, eh? Murmuró Beatrice cuando Faliar ya se había alejado de su posición. Se giró hacia Nahia y Cath Deberíamos buscar algún lugar más apartado, aunque tengamos que salir del recinto. Pero antes...
Se giró hacia Aaron y, tras un suspiro de resignación, comenzó a andar en su dirección
Doy por supuesto que Nahia no me sigue, ya que Catherine no puede andar y supongo que querrá quedarse con ella. En caso contrario, modificad este post y los siguientes sin ningún tipo de reparo
La bella mujer que se hacía llamar Beatrice comenzó a andar hacia Aaron. El hombre que se había presentado como Faliar se había acercado ahora al noble, haciendo un camino entre la gente que ahora se dispersaba por haber visto a Frederic salir de escena.
Había mucho bullicio, pero quizá no el necesario para el convocador.
Quizás no era una buena idea. Puede que estuviera fingiendo, y en realidad sí se acordara de ellos. Además, en caso de que en realidad hubiera perdido la memoria... ¿Qué iba a decirle? Ni siquiera lo había pensado. Estaba lanzándose al abismo, por una persona a la que habría deseado no volver a ver jamás. Pero su presencia era necesaria. Pues había muchas piezas en ese puzzle... Pero algo le decía que todas eran igual de importantes
Por si el post anterior es correcto (y en caso de que pueda acercarme a Aaron sin que me disparen un virotazo o algo así)
- Oh, disculpe mi atrevimiento -se excusó Conrad al mayordomo- sólo quería asegurarme de que mi anfitrión se encontraba bien. Espero que vuelva con nosotros pronto. Desconocía que el señor Andersen tuviese por costumbre dejar a sus invitados con la palabra en la boca.
A Pierre le estaba empezando a sacar de quicio tanto secretismo y misterio. Ya había decidido ponerse manos a la obra, y ahora el anfitrión volvía a desaparecer, a saber por cuánto tiempo.
Se dio la vuelta, acompañando a Niobe y a François. Ella ya había recuperado su maletín y su néctar de frambuesas, y ahora el fiel criado le tendía a Pierre la bebida que había estado sosteniendo durante todo el baile. Conrad agarró la copa y dio un sorbo generoso. No tenía ganas de seguir perdiendo el tiempo con aquella absurda fiesta, pero no tenía muchas más opciones.
- Maldita sea, se me ha escapado, tendremos que ser más rápidos. No hay que posponer el viaje demasiado -susurró a Niobe.
Mientras sopesaba alguna alternativa, reparó en el joven que estaba hablando con la hija del anfitrión. Era extraño, con esas orejas tan agudas, y esos ojos rojos. Sus ropas no desentonaban con la fiesta, pero parecía obvio que no era un noble de Gabriel.
Aaron se encontró con unos ojos verdes que le sonreían desde una distancia prudencial
Vaya, hola. No sé si nos conocemos. Mi nombre es Beatrice. Beatrice Fontaine. Y usted es...
La parte de pensamientos no, bruto ¬¬
Descripción de Beatrice en la primera página ;)
Aaron tragó saliva, expectante. La próxima vez que viese al noble hablaría con él, le daba igual que estuviese nervioso, pálido o que comenzase a mutar en frente de él. Tenía que conseguir el pasaje a Ark costase lo que costase, y si para eso debía echar mano de alguna mentira...bueno, tendría excusa.
Dedicó una breve mirada sin mucho entusiasmo a Beatrice sin quitar la mano de la mandíbula. Aquella postura resultaba completamente indecorosa, casi insultante, pero Aaron no parecía ser consciente de ello. Sin embargo, la fue cambiando paulatinamente conforme ella se acercaba por algo un poco más formal. Entonces, ella habló.
-Yo...
La secretaria de Pierre se quedó mirando a Marianna extrañada.
-¿Soy yo... o nos parecemos?
Era cierto, esa mirada, la curvatura de la nariz, el pelo... realmente se parecían bastante esas dos chicas. Curiosa broma del destino. Los ojitos de Níobe estaban realmente extrañados, mirando a Marianna y luego a Pierre, como si no supiera qué decir, y esperando que su mentor tuviera alguna respuesta.
Aaron miró a Beatrice con prudencia. Si antes se había mostrado prácticamente tirado sobre la silla ahora había adoptado una postura un poco más digna. Con la espalda perfectamente alineada sobre el respaldo y las piernas cruzadas, se dirigió a la mujer sin advertir que las normas de etiqueta le instaban a levantarse.
-Mi nombre es Aaron Nigrem-Le dedicó una sonrisa de cortesía-Y no, me temo que no nos conocemos.
Aaron iba ataviado con unos sencillos pantalones negros y una camisa blanca a juego. Su pelo se deslizaba indomable hasta la nuca y tapaba parcialmente un parche colocado sobre su ojo izquierdo mientras que el derecho exhibía una profunda ojera, como si llevara semanas sin dormir. Estaba claro para cualquiera que le prestase un mínimo de atención que no tenía ni la más mínima idea de etiqueta, así como tampoco de vestimenta.
Guardó silencio, invitando a la mujer a que expresase lo que tenía que decir.
Faliar pasó junto al tal Pierre y su acompañante, sin hacer mucho caso de la conversación. Quint estaba hablando con una chica pelirroja, la hija del anfitrión si había entendido bien, y parecía dársele bien relacionarse con ella. Se acercó a ellos; no quería interrumpir la conversación, pero estaba demasiado impaciente.
- Cuanto tiempo... Quint
Habrá que remediarlo Beatrice esbozó una sonrisa alegre ¿Que tal si lo resolvemos mientras me sacas a bailar? Sería una pena desperdiciar esta maravillosa música aquí sentados, ¿no crees?
Aaron se quedó boquiabierto y con una sonrisa de incredulidad pintada en la cara.
-Yo no se bailar demasiado bien-Lanzó una rápida mirada hacia algún punto detrás de Beatrice-Pero si una mujer tan guapa me lo pide no puedo negarme.
Sin ninguna soltura y con las manos empapadas en sudor, condujo a Beatrice al interior de la sala donde suponía la música se oiría mejor y comenzó a danzar con ella.El muchacho no era muy diestro en el arte del baile, pero se notaba que se estaba esforzando por no causar una mala impresión.