Partida Rol por web

Lanzo un bufido, -y ya que estamos lo adoptamos-

Le tapé la boca y le dije:

-Un bebé ha de llorar, debería escucharse fácilmente.

Le mordí la mano para que dejara de taparme la boca. Es cierto, debería llorar... Y no debería haber ido muy lejos sin ayuda...

-Yami... Forma parte del nombre de los Yamirogamis, junto a la diosa Gami. Eso es extraño... -me quedé pensativo, recordando lo que había dicho el brujo.- Yami debe ser el enemigo de Gami... Y el brujo dijo que la diosa vencería a las Aguas... Así que Yami debe ser algún tipo de Dios Fluvial. Básicamente tenemos que evitar que muera ahogado... ¿Y devolverlo a dónde?

Medité un momento, pensativo.

-Lo tendrán los guerrilleros, no puede estar en otro sitio con su edad. -sentencié- igual lo venden por partes como órganos.

-¡No digas eso ni en broma! -era un bebé...- En todo caso, no debe estar lejos. Busquemos huellas por aquí.

Revisé la zona en busca de algún indicio que me indicase alguna pista.

- Yami es el hermano de la diosa Gami, es el dios del agia- explica Fonçinho- ¡Mirad!

Fonçinho os enseña un rastro de sangre, empezais a seguirlo durante media hora, llegais hasta una zona de vegetación donde la luz es de fosforescencia, similar a la de una luciernaga, en intencidad, pero de mayor tamaño.

A medida que os acercais, veis a un niño, su cuerpecillo es deforme y se arrastra por el suelo mediante sus diminutas piernas y sus pequeños brazos. Su cuerpo esta lleno de llagas, hernias y tumores, sus okos son enormes y completamente negros sin parte blanca y ocupa la mitad de su cara. La cabeza es tan grande como el resto de él. Su cráneo es de una consistencia completamente cartilaginosa y traslucida, a través de las paredes puede verse el cerebro, tiene una enorme masa encefalica un 20% mayor a la de un humano. Las paredes del cráneo tienen también un tono fosforescente que brilla palidamente en la oscuridad

Me quedé helado. Esa pobre criatura... Antes de que Jack pudiera hacer nada, lo tomé entre mis brazos. Jack era capaz de decir que lo sacrificásemos.

-Y ahora... ¿Qué hacemos?

Aquel bebé necesitaría un médico, una madre... Pero había que devolverlo... ¿Devolverlo a dónde?

Friamente amartillé la pistola y le dije:

-Nathan, déjalo en el suelo, no es un gatito ni nada así, como te muerda verás.

Lo acuné en mis brazos, dándole la espalda a Jack. Le acaricié la espalda para relajar al bebé, aunque yo mismo estaba bastante tenso... Era la primera vez en mi vida que cogía un bebé, pero... No parecía muy difícil.

-Ni se te ocurra. Es un bebé.

Me crucé de brazos y le dije muy serio:

-Bajo tu responsabilidad, pero si ataca el , ataco yo. Busca un saco y nos lo llevamos.
 

Le lanzo una mirada asesina.

-Vas a ir cojeando el resto del camino.

Me marcho con el bebé en brazos.

Me agarré a Fonçi para seguirle:

-Arreglemos le helicóptero y vayámonos ya de aquí. -Dije arrastrando la pierna.-

No podía dejar de gruñir. Por amor de los infiernos, ¡era un bebé! No era un perro, ni un monstruo. Era un bebé. Diferente, pero... Era un bebé. Y necesitaba que lo cuidaban. Le miro, intentando acostumbrarme a su aspecto tan... Peculiar.

-¿Qué nombre te podríamos poner, pequeño? -lo acuné un poco.- ¿Te gusta... Finn? -bueno, el bebé no iba a quejarse.- Finn será.

Me giro para ver a Jack y a Fonçi.

-¿Fonçi, tienes alguna idea de a dónde hay que devolverlo? -medité un momento.- ¿Será a la cabaña del brujo? Si los Yamirogami siguieran vivos... Alguien tuvo que atacar a los hombres de Rumeau... Si siguieran vivos... Quizá allí habría gente que lo cuidase.

- Es el hijo de la Diosa- dijo Fonçinho agarrando la mano de Jack, impidiendole que hiciera algo- Has escuchado al hechicero, hay que llevarlo a su cabaña

Emprendeis el camino, Nathan se da cuenta que el bebe odia el agua, pues cada vez que pisa un charco el niño se estremece entre sus brazos. A medida que os acercais al rio, alrededor de Nathan se forma una especie de circulo en el suelo de dos metros de diámetro: el agua que hay mezclada con la tierra dentro de ese circulo hierve, por lo que nubecillas de vapor brotan del fango ascendiendo lentamente por el aire.

Seguis avanzando, los charcos salpican solos, el fango vibra, el rocio de las hojas de los árboles se convierte en vapor y rebota sobre la superficie verde como una gota de agua cuando cae sobre una placa de cocina eléctrica caliente. El mismo aire parece vibrar. El calor es insoportable, es como si caminarais por una sauna.

El bebe esta atemorizado, se queda paralizado aferrandose a Nathan con sus manos, el sonido de las aguas bajando cauce abajo parece más bien el rugido de un dragón lleno de furia. Cuando llegais a la orilla todo vuelve a la calma.

De pronto, dos tentáculos, del grosor de un hombre y que recuerdan a las garras de un monstruo del tamaño de una montaña surgen del agua, como si el líquido pudiera volverse tan sólido como el más resistente de los metales. Esos dos brazos intentan rodear a Nathan

Sudaba a goterones, y el bebé parecía bastante asustado... Y el agua... Era horrible. Notaba una sensación asfixiante, como si algo fuer a saltar hacia nosotros en cualquier momento. Al ver al monstruo, eché hacia atrás y lo cubrí más, a pesar del calor.

-¡Cuidado!

Conseguí esquivarlo, aunque no sabía si Jack podría hacerlo bien con la pierna herida.

-¡Cuidado Nathan , un monstruo, y no es el bebe!

-¿Quieres dejar de meterte con la criatura? ¡Dispárale!

Gruñí molesto.

Los tentáculos intentan cogeros, pero conseguís esquivarlos, todos menos Fonçinho que se pone en medio para proteger al bebé y es arrastrado por los tentáculos al agua, donde muere de una forma horrible. El río no es una opción, la única forma de llevar al niño a la cabaña es usar el dirigible, pero tiene la hélice rota...

-¡Ostia puta! -exclamé al ver como Fonçi desaparecía- ¿Y ahora que hacemos con "Igor", yo de mecánica nada de nada?. Vayamos a ver is conseguimos algo, y munición no estaría mal -dije refunfuñando- Espera que ahora si que me tendrás que llevar.

Me quedé helado al ver la horrible muerte de Fonçi... Estuve varios minutos mirando el agua, hasta que volví en mí. Llegamos al dirigible, y lo revisé. Chasqueé la lengua.

-La hélice está rota, pero... Puedo arreglarla.

Miro un momento a Jack. 

-Ni bromees sobre Finn.

-Mas bien se parece a Jake, pero bueno. Espero que no nos encontremos mas cosas raras por esta jungla. Ves, una granadita y Fonçi estaría con nosotros, y tu hijo la podría utilizar de sonajero.

Me agarré a la espalda de Nathan y le di una bala la niño para que jugase.